Joxe Azurmendi
Joxe Azurmendi Otaegi (Cegama, Guipúzcoa, España 19 de marzo de 1941) es un escritor español en vasco, filósofo, ensayista y poeta. Ha publicado numerosos artículos y libros sobre Ética, Política, Filosofía del lenguaje, Técnica, Literatura vasca y Filosofía en general.
Fue director de Jakin irakurgaiak, editorial que bajo su dirección ha publicado más de 40 libros hasta la fecha. Asimismo, ha colaborado en la traducción al euskera de obras filosóficas en la editorial Klasikoak. Fue uno de los fundadores de Udako Euskal Unibertsitatea. Actualmente es catedrático de Filosofía Moderna y profesor en la Universidad del País Vasco. En 2010 fue nombrado académico de honor por Real Academia de la Lengua Vasca. En definitiva, en opinión de muchos, Joxe Azurmendi es uno de los pensadores más prolíficos y eruditos del País Vasco.
Joxe Azurmendi comenzó sus estudios con los frailes en Zarauz (Guipúzcoa) y estudió filosofía con los franciscanos en Olite (Navarra). Es allí donde tomó contacto con la literatura clásica vasca. Los años 1959 y 1960 los pasó en Aránzazu (Guipúzcoa) donde estudió teología. Más tarde, en 1964, enseñó literatura vasca y latina en Forua (Vizcaya). En 1965 fue al exilio y recorrió Francia, Alemania, Finlandia, Hungría e Italia. Recaló en Roma donde estudió teología durante un año. Prosiguió sus estudios en Münster.
A comienzos de la década de los 60 ingresó en el movimiento cultural entorno a la revista Jakin. Era director de dicha revista cuando fue prohibida por vez primera por el régimen de Franco. Después que se reanudara la publicación ha colaborado en ella sin interrupción.
Los primeros años de los 70 los dedicó a la divulgación de una literatura básica en vasco sobre temas que se debatían en el País Vasco como la nación, el socialismo, el internacionalismo etc.
En los 80 abandona la orden de los Franciscanos y comienza a impartir clase en la Universidad del País Vasco. En 1984 presenta su tesis sobre Jose Maria Arizmendiarrieta, fundador del movimiento cooperativo de Mondragón. En la tesis defendió que el proyecto de Arizmendiarrieta pretendía conjugar al individuo y a la sociedad bajo una organización que uniera el socialismo y el personalismo francés.
En 1992 publicó Espainolak eta euskaldunak (Elkar), su obra más conocida. Lo escribió como reacción a un texto de Sánchez-Albornoz que reza así: “Los vascos son los últimos que se han civilizado en España; tienen mil años menos de civilización que cualquier otro pueblo... Son gentes rudas, sencillas, que además se creen hijos de Dios y herederos de su gloria. Y no son mas que unos españoles sin romanizar”. En esa obra Joxe Azurmendi desmonta los tópicos sobre los vascos de ciertos intelectuales españoles.
Es en los albores del siglo XXI cuando su obra alcanza el máximo nivel. Publica la trilogía formada por Espainiaren arimaz (2006, Elkar), Humboldt. Hizkuntza eta pentsamendua (2007, UEU) y Volkgeist. Herri gogoa (2008, Elkar). En dicha trilogía Joxe Azurmendi nos muestra lo más significativo de su pensamiento.
Pensamiento
Su obra surge y se desarrolla en una época de crisis, sea esta cultural, política o de valores. Crisis que entiende como posibilidad para nuevas oportunidades y no como algo negativo. Es por ello que todo su pensamiento gira en torno a la defensa de la libertad en todos los ámbitos, pero sobre todo en la conciencia y en el pensamiento. Consecuentemente, lejos de querer huir de dicha crisis, trata de meditar en su obra el modo de vivir en tal situación. Para ello adopta una perspectiva relativista y, una vez que la modernidad nos haya dejado sin una base sólida, lucha contra los últimos vestigios del dogmatismo al que tiende una sociedad en crisis. En ese sentido, por ejemplo, se muestra crítico con el estado moderno al que acusa de ser la nueva iglesia que controla las conciencias. Critica la instrumentalización de la moral o, dicho de otro modo, cómo los políticos, en vez de solucionar los problemas en su ámbito, huyen al terreno de la moral para ocultar sus responsabilidades bajo el manto de unos supuestos principios absolutos.
Es importante su aportación en el cuestionamiento de las lecturas canónicas que se han construido sobre distintos temas. Especialmente destacable, gracias a su erudición y formación alemana, es la interpretación que hace sobre la ilustración alemana. En ese contexto desmonta la aparente oposición entre la ilustración francesa y el romanticismo alemán, y crea una nueva perspectiva para pensar los distintos aspectos que se derivan de dicha oposición. De ese modo, en contra de algunos intelectuales españoles y franceses, defiende que el nacionalismo surge en Francia (Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Ernest Renan) y que posteriormente será reinterpretado por los ilustrados y románticos alemanes. De ese modo cuestiona el modo en que se les atribuye un nacionalismo metafísico a autores como Goethe, Schiller, Herder o Humboldt.
Del mismo modo ha dedicado una parte importante de su obra en la recuperación y reinterpretación de pensadores vascos, despojándolos de distintos tópicos. Destacable es su investigación sobre Jon Mirande, Orixe, Unamuno y otros.
Es un autor que ha meditado desde y para la cultura vasca. Se considera influenciado por los autores vascos de la posguerra, por ejemplo, en cuestiones como el del lenguaje. En ese ámbito ha investigado, también, a autores como Heidegger, Wittgenstein, George Steiner o Humboldt. Por todo ello, que su vasta obra la haya producido en euskera guarda plena coherencia con su pensamiento.
Obra
En la base de datos Inguma de la comunidad científica vasca aparecen más de 160 escritos suyos.
Ensayo
Hizkuntza, etnia eta marxismoa (1971, Euskal Elkargoa)
Kolakowski (1972, EFA): co-autor Joseba Arregi
Kultura proletarioaz (1973, Jakin EFA)
Iraultza sobietarra eta literatura (1975, Gero Mensajero)
Gizona Abere hutsa da (1975, EFA)
Zer dugu Orixeren kontra? (1976, EFA Jakin)
Zer dugu Orixeren alde? (1977, EFA Jakin)
Artea eta gizartea (1978, Haranburu)
Errealismo sozialistaz (1978, Haranburu)
Mirande eta kristautasuna (1978, GAK)
Arana Goiriren pentsamendu politikoa (1979, Hordago Lur)
Nazionalismo Internazionalismo Euskadin (1979, Hordago Lur)
PSOE eta euskal abertzaletasuna (1979, Hordago Lur)
Schopenhauer, Nietzsche, Spengler, Miranderen pentsamenduan (1989, Susa)
Miranderen pentsamendua (1989, Susa)
Gizaberearen bakeak eta gerrak (1991, Elkar)
Espainolak eta euskaldunak (1992, Elkar)
Karlos Santamaria. Ideiak eta ekintzak (1994, Gipuzkoako diputazioa (Argitaratu gabe))
Demokratak eta biolentoak (1997, Elkar)
Teknikaren meditazioa (1998, Kutxa Fundazioa)
Oraingo gazte eroak (1998, Enbolike)
Euskal Herria krisian (1999, Elkar)
Etienne Salaberry. Bere pentsamenduaz (1903-2003) (2003, Egan)
Espainiaren arimaz (2006, Elkar)
Volksgeist. Herri gogoa (2008, Elkar)
Humboldt. Hizkuntza eta pentsamendua (2007, UEU)
Azken egunak Gandiagarekin (2009, Elkar)
Bakea gudan (2012, Txalaparta)
Barkamena, kondena, tortura (2012, Elkar)
Poesía
Hitz berdeak (1971, EFA)
XX. mendeko poesia kaierak - Joxe Azurmendi (2000, Susa), edición de Koldo Izagirre.
Premios
1978: Premio Irun Hiria por la obra Mirande eta kristautasuna.
1998: Premio Irun Hiria por la obra Teknikaren meditazioa.
2005: Premio Juan San Martín por la obra Humboldt: Hizkuntza eta pentsamendua.
2010: Premio Euskadi Literatura Saria, en la modalidad de ensayo, por la obra Azken egunak Gandiagarekin.
2012: Premio Eusko Ikaskuntza.
2012: Premio Dabilen Elea
Manifiesto tardío.
Es en el espíritu libre y a la vez comprometido de este poema-manifiesto que surgirá, años más tarde, la actual poesía vasca, con sus diversas tendencias y matices.
Joxé Azurmendi: Manifestu atzeratua / manifiesto con retraso I
Escribí un panfleto.
Para que, si me quieren condenar,
no cometas injusticias.
I
Nuestro pueblo no tiene historia.
Es pobre. No tiene más que
un par de pequeños piratas,
unos cuantos sufridos obreros,
muchas fronteras sin sentido,
y mil infortunios,
nada más. No es poco.
Una cortina de lluvia cierra
nuestro calendario.
Ningún imperio nuestro aparece inscrito
en los voluminosos libros de la historia universal.
El cerro de Agina (*) fue
todo nuestro imperio.
Y el vasco estaba conforme así.
Y quería ser libre.
Pero el ser libre
es una cosa tremendamente difícil
para un pueblo desafortunado que no ha tenido
ni un Marx
ni un 1789.
¿Con qué podrá pagar esa libertad?
Es tremendamente difícil, si
porque nosotros no tenemos
más que un par de piratas, unos cuantos buenos obreros,
muchas malass fronteras y alguna que otra cosa
por el estilo. Pura calderilla.
Pero queremos ser libres,
qué culpa tengo yo.
Y, aunque a modo de un cheque falso en blanco
nos hayan inventado un árbol de Gernika,
como si querer ser libres fuera un pecado,
como si necesitáramos alguna excusa para desearlo,
nosotros, simplemente, queremos ser libres.
Queremos serlo, nada más.
Porque esta es la última trampa que nos han tendido:
nos han obligado a pensar
que tenemos que justificar de alguna forma
nuestro deseo de libertad,
antes desde fuera y ahora desde dentro.
Y los abogados de nuestra causa
se han empeñado una y otra vez
en recopilar y expender recomendaciones
y argumentos, mentando a San Ignacio, Javier, Churruca,
y Elcano y el hábeas corpus
y qué sé yo. Como si para ser libres
fuese preciso obtener el permiso de nadie.
Como si precisásemos recomendaciones ajenas
para ser un Pueblo.
Como si ellas fuesen
las que nos va a traer la libertad.
Y no es por ellas, sino
precisamente contra ellas,
por lo que queremos ser libres,
en contra de toda la historia.
Ay, pobres aquellos de entre nosotros que
han confundido el ser libres con el ser grandes!
Pobres, los que han defendido la libertad
en nombre de la grandeza
o de la historia
o quizá, algunos (doblemente pobres),
en nombre de la moral!
En un mal poema
debo hablar a nuestra noche
y decirle que no.
En contra de la mañana,
en contra del árbol de Gernika
y a favor del pueblo.
He de decirle a la calle
que nuestros señoritos jamás han sido
ni serán nuestro pueblo.
Nuestra gente es pobre, es triste.
Nuestra gente no cabe en una poesía.
Nuestra gente es buena. Muere
sin culpa, vive
sin grandeza, ama en secreto
(respeta los tabúes),
reza (es tradicionalista),
ha sido engañada muchas veces,
y no se fía gran cosa. Nuestra gente
es pura vulgaridad.
Sólo la han pintado los impresionistas.
La han encontrado en cualquier armario
de cualquier etnólogo, y descrita
en cualquier manual.
Esta gente es mi único árbol de Gernika.)
II
Yo no quiero la paz
porque la paz no es libertad
(casi había olvidado esta palabra,
de puro vieja que es)
Pero el morir
me parece algo tremendamente prosaico.
No quisiera morir
como un héroe de la Termópilas.
Ni tampoco como un viejo reloj
al que no se le ha dado cuerda,
por supuesto.
De una u otra forma me parece absolutamente prosaico.
Pero a mi pueblo
se le hace violencia. A mi no.
Yo soy un cura privilegiado,
he de confesarle esto al lector,
porque yo no soy un hombre corriente,
como suele decirse, ni mucho menos.
Yo soy sagrado
y no estoy seguro pero
me parece que eso tiene que ser
algo fantástico.
Aprendí a que no debía mancharme con la política
y todo eso. Una larga historia.
Y a mi pueblo se le hace violencia.
Aprendí a predicar el sexto mandamiento
al que necesita pan,
justicia al que está oprimido,
esperanza al que oprime,
el hombre a los ángeles y a los hombres el infierno.
Una larga historia.
Y a mi pueblo se le hace violencia.
Aprendí a ser
el ángel consolador de Getsemaní.
Pero en Getsemaní no he encontrado a nadie,
todos en el calvario.
Se le hace violencia.
Aprendí a predicar la paz,
todos en el calvario,
se le hace violencia,
éste es el árbol de Gernika.
¿Y quién salvará nuestro pueblo?
Los viejos son los viejos,
los jóvenes demasiado jóvenes.
Los intelectuales prefieren la izquierda
antes que la libertad.
Convocan a los obreros no a la escuela
sino a la clase.
Los artistas dicen que lo suyo es crear lo bello.
Pero la libertad no es bella,
no puede sindicarse,
ni está a la izquierda.
Está en el futuro.
En nuestra distribución de tareas no ha quedado nadie
para la libertad.
Allí lejos, Aitor, Amaia, Lelo
y Lirelo
y el árbol de Gernika
y las alienaciones de todos los mitos.
Pero ¿quién va librar nuestro pueblo?
si no es el mismo pueblo! Y todos
somos pueblo.
Todos somos pueblo.
Una vez despellejados todos los mitos,
solo nos queda
Magdalena Larralde
(un verso es toda nuestra historia)
Se le hace violencia,
¿quién va a hacerle la libertad?
Mientras tanto, lo que yo no hice
queda sin hacérsele
al pueblo. A fin de cuentas, a mi
(y a ti, querida/o)
El pueblo se queda
sin el sol que nadie sembró,
sin el horizonte que nadie alzó,
sin la tarde que nadie quiso consolar.
Con todas las playas sin mar,
con las estrellas sin cielo,
con esta cansada, débil, abatida esperanza
que no tiene fin.
Con esta ciega, denegada, mortecina, estéril falta de valor
de quien no puede ser libre
ni tampoco se resigna a ello.
Sólo con eso,
a pesar de todos los cuentos sin cuento
que ya nadie puede creer.)
y III
Queremos ser libres.
Nosotros, esta carne, esta esperanza
quiere ser libre.
En vano se pasean nuestros filosofos
intentando sublimar esta simple simpleza
en busca de una abracadabra,
envueltos en misterio, por los jardines de las ideologías.
Esta carne es la quiere ser libre,
no una filosofía, no un concepto de clase,
no una teología. Como si al pino
lo definiese el pinar,
a la lluvia el paraguas,
o al sol una morena.
'Yo soy la esperanza' es lo que
murió en la cruz.
El hombre no es una idea.
Los hombres no son una colección de derechos.
Los derechos no son
un argumento o un par de declaraciones.
Son hombres.
Por qué no confesarlo:
andamos miserablemente desunidos,
como una pandilla de lobos por el monte.
Nosotros, hormigas bajo el cielo,
creyéndonos argonautas.
Pensando que cada cual es una costelación,
y que la libertad, como si fuera un cigarrillo,
se encendiera con una cerilla.
Así dice el rabino Rajanan
en el Talmud de Jerusalén:
Israel no fue al destierro
hasta que se desgajó en veinticuatro sectas distintas.
Nos merecemos dos y hasta tres destierros.
¿Acaso Prometeo no tuvo que
arrancar, apoderarse, del fuego?
No se trata de merecer. Ni con filosofías,
ni con la historia, ni con ruegos.
¿Merecer? ¿Delante de quién a de qué?
A este paso seremos capaces de enloquecer a los locos de Chaillot.
Esta carne no es la historia.
Este hombre no es Churruka,
se aburría en una plaza de Londres
testificando del honor de España.
Quisiera ser libre,
nada de monumentos.
No es Elcano: bastante mundo
tiene con sus vallas y montañas.
¿Zumalacarregui? Al final aquel también
se nos murió como un tonto.
Ahora lo tenemos preso en la iglesia de Zegama
para que no resucite,
para que no se nos diga que una bala
asesinó la libertad.
Este hombre no quiere morir.
Esta carne no es el árbol de Gernika.
No es una raza, no es socialista,
no es sagrada, no es nada,
es una carne que muere
y no quiero morir.
Y tampoco quiero vivir como muerta.
Quiero ser libre.
Si, hace tiempo uno creía de todo:
en el árbol de Gernika
(e incluso lo consideraba santo
aunque lo de la fe no haya nunca
sido la especialidad de uno),
en el jefe de Iraineta, en la boina
de Abando, en el romanticismo de Campión,
en la clase trabajadora y en el humanismo
y en el unamunismo
(y en sus paradojas
hacia nosotros los vascos)
(pero ya Iparraguirre no volverá
a tomarnos el pelo)
y en las lecciones de todas las filosofías
y en todos los floreros de ética
y en Europa etcétera.
Si, también creía en el etcétera,
por creer en algo.
Pero el hombre siempre era diferente.
Por creer que no quede, muchachos:
hasta en la cigüeña que traía a los niños
y en los tres Reyes y también en el de Estella,
aquel que se engulló nuestros Fueros en una cena,
creer, creer en cualquier cosa
con una esperanza infinita,
este pueblo siempre ha creido,
y el hombre siempre quedaba
como algo diferente.
Uno se tumbaba en una playa
tripa arriba
y cerraba los ojos
para que el cielo bajara.
Pero a su vera
no había siempre más que un pobre pueblo,
un triste pueblo,
como un manso animalote, tan pobre como triste,
que siempre ha sido bondadoso con los críos.
Un pueblo que piensa centimo a centimo,
y que arrastra a duras penas en su corazón
un ansia parda y cansina de libertad.
Pero la libertad no se merece
hay que ganarla,
no ante la historia, sino
ante el hombre y el futuro.
Y nuestro pueblo no puede ganarla.
Y tampoco podrá ganarla,
si nuestros filósofos no sprenden
que no es el reloj quien hace al día.
Si los teólogos no aprenden
que el hombre no es un asiento en la iglesia
o un serafín o una oveja de parábola.
O si piensan que el camino del cielo esgótico,
porque el evangelio dice que es abrupto.
Si nuestros radicales son unos radikalinskis.
(La bruma es toda la radicalidad de la lluvia,
no en trueno)
O si creemos que nuestros valles son una Arcadia,
o si nuestros realistas no descubren a tiempo
que el príncipe era más realista que Machiavelo,
y Judas más que Jesucristo,
y que la realidad es Marx y no sus libros,
e Iparraguirre y no su guitarra.
Si nuestro pueblo no aprende
que el árbol de Gernika era un roble normal y corriente
(¿o acaso son robles lo que necesitamos?)
y que el pueblo vasco era un pueblo cualquiera.
Y si nuestros obreros no aprenden
son hombres y no una casta ni sagrada
ni maldita,
y si los labradores vascos no se enteran
de que Virgilio murió hace muchísimo tiempo
(o, más bien, los que se preocupan por los labradores,
porque qué culpa tienen aquellos
si ni siquiera saben que nació)
y si nuestros poetas y escritores no aprenden
que la lengua no es la flauta de Orfeo.
Y si los navarros no se enteran
que hay dos Navarras,
si es que para ahora no hay ya tres o cuatro
y y y (*)
(quiero decir etcétera, por supuesto)
si no nos reunimos todos
viejos y nuevos
en el mismo arco iris multicolor.
Entonces sí, el viejo sol
dará nueva luz.
Los astrónomos no se enterarán,
ni tampoco el mismo sol,
Pero nosotros sí.
Y eso nos basta.
Una vez dicho todo esto,
no faltará aun quien diga
que no amamos a la patria. Como si el amor a la patria
(estoy escribiéndote a las dos de la madrugada)
se llevase en el bolsillo.
(*) En vasco la conjunción copulativa 'y' es 'eta'.
Panfleto bat idatzi nizun
kondenatu nahi banauzu
injustiziarik kometa ez dezazun.
I
Gure herriak ez dauka kondairarik.
Pobrea da. Ez dauka
pirata koxkor pare bat
langile sofritu batzuk,
muga zentzugabe asko,
mila zorigaizto
besterik. Ez da gutxi.
Euri gortina batek ixten du
gure kalendarioa.
Ez, ba, bilatu kondaira unibertsalen
liburu handietan gure inperiorik.
Agina-ko zero bat zen
gure inperio guztia.
Ta euskalduna konforme zegoen.
Ta libre izan nahi zuen.
Baina libre izatea
gauza ikaragarri zaila da
Marx bat
edo 1789 bat izan ez duen
herri zorigaiztokoarentzat.
Zerekin pagatu behar du?
Ikaragarri zaila da.
Ze guk ez daukagu
pirata pare bat, langile on batzuk,
muga txar gehiago eta holako zerbait
besterik. Kalderilla hutsa.
Baina libre izan nahi dugu,
zer kulpa daukat nik.
Eta txeke zuri faltsu baten antzean
Gernikako arbola bat asmatu diguten arren
libre nahia bekatu balitz bezala,
aitzakiaren bat beharko bagenu bezala,
guk, guztiz xinple, libre izan nahi dugu.
Nahi dugu, besterik ez.
Hauxe baita gure engainu azkenekoa:
libre izan nahia justifikatu behar dugula
pentsarazi digute
lehen kanpotik eta barrutik orain.
Eta San Inazioren, Xabierren, Txurrukaren
eta Elkanoren eta Habeas Corpus-en
eta nik dakit noren
gomendio guztiak biltzen
eta banatzen
saiatu zaizkigu gure kausaren
abokatuok. Libre izateko
inoren baimenik beharko balitz bezala.
Herri izateko inoren gomendiorik
beharko bagenu bezala.
Horiek libertaterik
ekarriko baligute bezala.
Ta ez horiengatik, ezpada
guzti horien kontra
nahi dugu libre izan
kondaira guztiaren kontra.
Oi, libre izatea eta handi izatea
nahasi diguten gureak!
Libertatea handitasunarekin
edo kondairarekin
edo ta agian norbaitek (oi, bi aldiz gaixo!)
moralarekin
defendatzen digutenak!
Poema txar batean
deklaratu behar diot
gure gauari ezetz.
Goizaren kontra,
Gernikako arbolaren kontra
eta herriaren alde.
Deklaratu behar diot kaleari
gure jauntxoak ez direla
sekula gure herria izan ta izango.
Gure jendea pobrea da, trixtea da.
Gure jendea ez da poesia batean kabitzen.
Gure jendea ona da. Kulpa gabe
hiltzen da, handitasunik gabe
bizi da, sekretuan maite du
(tabuak errespetatzen ditu),
errezatzen du (tradizionalista da)
engainatu egin dute,
ez da asko fiatzen. Gure jendea
bulgaritate hutsa da.
Inpresionistek bakarrik pintatu dute.
Edozein etnologoren armario batean
dago, eskuliburu batean
deskribatzen da.
Hau zen nire Gernikako arbola guztia.
II
Nik ez dut pakerik nahi
ze pakea ez da libertadea
(kasi ahantzita neukan
zaharraren zaharrez)
Bainan prosaiko aurkitzen dut
hitzea.
Ez nuke hil nahi
Termopila-ko heroe bat bezala.
ezta korda eman bat gabeko
erloju zahar bat bezala ere,
zer esanik ez.
Prosaiko aurkitzen dut nola edo hala.
Bainan nire herriari
indarra egiten zaio. Niri ez.
Ni apaiz pribilejiatu bat naiz,
aitortu behar diot hauxe irakurleari,
ze ni ez naiz gizon korriente bat,
ezan ohi dan bezala, inola ere.
Ni sakratua naiz
ta ez nagu seguru bainan
zerbati zoragarria
izan behar du horrek.
Politikatan eta ez zikintzeko
ikasi nuen. Ixturio luze bat.
Eta nire herriari indar egiten zaio.
Ogia behar duenari seigarren manamendua
predikatzen ikasi nuen.
Zanpatua dagonari esperantza,
aingerueri gizona ta gizoneri infernua.
Ixturio luze bat.
Ta nire herriari indar egiten zaio.
Getsemanina-ko aingeru kontsolatzaillea
izaten ikasi nuen.
Bainan Getsemani-n ez dut inor kausitu,
danak kalbarioan.
Indar egiten zaio.
Pakea predikatzen ikasi nuen,
danak kalbarioan,
indar egiten zaio,
hau zan Gernika-ko arbola.
Ta nork askatuko digu herria?
Zaharrak zahar dira,
gazteak gaz teeegi.
Libertadea baino nahiago dute
ezkerra intelektualek.
Langilleak eskolara ez baino
klasera otsegiten dituzte.
Artistak ederra sortzeko daude.
Bainan libertadea ez da eder,
ez dago ezkerrean.
Etorkizunean dago.
Gure partiketan ez da inor gelditu
libertadearendako.
Handik Aitor, Amaia, Lelo
eta Lirelo
eta Gernika-ko arbola
eta mito guztien alienazioak.
Bainan nork askatu behar digu herria?
herriak berak ez bada! Eta denok
gera herria.
Denok gera herria.
Mito guztiak narruturik,
ez zaigu gelditzen
Magdalena Larralde
(bertso bat gure kondaira guztia)
besterik.
Indar egiten zaio,
zeinek egin behar dio libertadea?
Bitarten, nik egin ez nuena
egin gabe gelditzen zaio
herriari. Azkenea neuri
(eta zeuri, maitea)
Inork erein ez zuen eguzkia,
inork altxatu gabeko horizontea,
inork kontsolatu nahi ez zuen arratsaldea
gabe gelditzen da.
Itsaso gabeko plaia guztiekin,
zerurik gabeko izarrekin,
azkenik ez duen
esperantzea nekatu ahul abaildu batekin.
Libre ezinda
ta etsitzeko adore falta itsu
denegatu xinel agortu batekin.
Horrekintxe bakarrik
inork sinistu ezin dituen
ipuin amaika gorabehera.
y III
Libre izan nahi dugu.
Guk, aragi honek, esperantza honek
nahi du libre.
Alferrik pasiatzen dira gure filosofoak
xinpletasun xinple hau sublimatu nahirik
abrakadabra baten billa,
misterio tsu asko, ideologien jardinetan.
Aragi honek nahi du libre,
ez filosofia batek, ez klasetasunak,
ez teologiak. Pinua pinudiak
definituko balu bezala,
goardosolak euria,
morena batek eguzkia.
Edo gurutzean ebanjelioa
hil balitz bezala.
'Ni naiz esperantza' bat
hil zan gurutzean.
Gizona ez idea bat.
Gozonak ez dira eskubide sorta bat.
Eskubideak ez dira
argumentu bat edo deklarazio bi.
Zergatik ez aitortu:
mixerable banaturik gabiltz,
mendian otsoak bezala.
Gu, txindurriok zeruaren azpian,
argonauta ustetan.
Konstelazio bat dalakoan bakoitza,
zigarroa bezala mixto batekin
pizten dalakoan libertadea.
Hola dio Jerusalem-go Talmudean
Rajanan rabinoak:
ez zan Israel desterruira joan
ogeitalau sektatan ezpaldu zan arte.
Merezi ditugu desterru bi ta iru.
Ez ote zuen ba Prometeo-k
arrapatu egin behar izan sua?
Ez merezi. Ez filosofiekin,
kondairarekin, erregekin merezi.
Noren zeren aurrean gero?
Erotuko ditugu guk Chaillot-eko eroak.
Aragi hau ez da kondaira.
Gizon hau ez da Txurruka,
aspertu egingo litzaake
London-eko plza batean
Espainia-ren ohorea lekukotzen.
Libre izan nahi luke,
ez monumenturik.
Ez da Elkano: nahiko mundu
zaio gure mendiartea.
Zumalakarregui? Tonto batean moduan
hil zitzaigun azkenean hura ere.
Preso daukagu orain Zegama-ko elizan
berpitzt ez dakigun,
ezan ez dakigun bala batek
asesinatu zuela libertadea.
Gizon onek ez du hil nahi.
Aragi hau es da Gernika-ko arbola.
Ez da arraza bat, ez da zozialixta,
ez da sakratu, ez da ezer,
kitzen dan aragi da
ta ez du hil nahi.
Eta ez du hilda bizi nahi ere.
Libre nahi du.
Bazi, behinola batek danetik sinistu zuen:
Gernika-ko arbola
(eta santutzat ere ba zeukan euki
nahiz ez da fedea sekula izan
baten ezpezialidadea),
Iraineta-ko nagusia, Abando-ko
txapela, Campion-en romantizismoa,
lagilleri klasea ta humanismoa
ta unamunismoa
(ta haren auskaldunondako
paradojak)
(bainan honezkero ez digu Iparragirre-k
arparik gehiago joko)
eta filosofía guztietako lezioak
eta etika lorero guztiak
ta Europa etabar.
Abar ere sinistu zuen,
zerbait sinisteagatik,
bainan gizona diferentea zan beti.
Sinistu, mutillak,
umeak zekazkin zikonia
ta iru Erregeak ta Estella-koa era,
Foruak afaldu zizkigun hura,
ta edozer gauza sinistu du
esperantza mugagabe batekin
herri honek
eta gozona beste zerbait diferente
gelditzen zan.
Bat plaian etzaten zan
tripaz gora
eta begiak ixten zituen
zerua bajatzeko.
Bainan bere erriberan
ez zedukan herri pobre bat besterik,
herri triste bat,
umeekin beti ona izan dan
animali handi maltso bat gaixo bezain triste.
Xentimoka pentsatzen duen herria,
ta libre nahi illunabar bat bihotzean
dakar nekez ekartzen.
Bainan libertadea ez merezi,
irabazi egin behar da,
ez kondairaren, ezpada
gozinaren eta
etorkizunaren aurrean.
Ta gure herriak ezin du irabazi.
Ta ezin irabaziko du ere, baldin eta
gure filosofoek ikasten ez badute
ez duela eguna erlojuak egiten.
Baldin eta teologoek gizonz ez dala
elizako alkia edo serafin bat
edo parabola bateko ardia ez badute ikasten.
Edo zeruko bidea gotikoa dala pentsatzen badute,
ebanjelioak aldapatsu dama diolako.
Baldin gure radikalak radikalinski badira.
(Lainoa da euriaren radikaltasun guztia,
ez trumoia).
Edo ta gure ibarrak Arkadia dirala uste badugu,
ta gure errealistak garaiz aurkitzen ez badute
errealistago zala Printzipea Machiaveli baino,
eta Jesukrixto bainoago Judas,
ta erralidadea Marx dala ta ez aren liburuak,
eta Iparragirre ta ez kitara.
Baldin gure herriak ikasten ez badu
Gernika-ko arbola aritz normal bat zala
(aritzak ote dira ba behar dituguna)
ta euskal herria edozein herri bat.
Ta gure langilleak ikasten ez badute
gizon dirala ta ez casta zakraturik
ez ta madarikaturik ere,
ta euskal nekazariak enteratzen ez badira
aspaldian hil zala Virgilio
(edo nekazarien ardura dutenak,
zeren eta zer kulpa dute beste hoiek
jaio zanik ere ez badakite)
ta gure poetek ta idazleek ikasten ez badute
izkuntza ez dala Orfeo-ren flauta.
Ta nafarrak enteratzen ez badira
bi Nafarroa daudela,
onezkero hiru ta lau ez badaude
eta eta eta
(etceteraesan nahi dut noski)
zahar eta berri ta denok bat
Erroma-ko zubi koloretsu batean.
Orduan bai, eguzki zaharrak
argi berria emanen du.
Astronomoak ez dira enteratuko,
ezta eguzkia bera ere,
bainan gu bai.
Eta nahikoa dugu hori.
Hau guztia esan ta gero
ez da faltako oraindik
ez dugula maite aberria
botako digunik. Aberriaren maitasuna
(goizeko ordu bietan ari natzaizu idazten)
poltxikoan eramango balitz bezala.
Hitz berdeak
Joxe Azurmendi
Editorial Franciscana Aranzazu, 1971
Azala eta irudiak: Xabier Egaña.
Hitzak, hitzak, hitzak...
hitz begi beltzekoak,
hitz begi gorrizkoak,
ta hitz begi berdeak.
Begiak begiotan
kolore berri bat.
Begiak begiotan
hitz asma ezin bat.
Maitasun aidezko
zure begion soinu
zoroarentzat.
Zure begi horiek,
hitz gabe,
zein tristeki Liszt-en
«au lac de Vallenstadt».
1
Pagoa geldi dago
bidearen ertzean,
ezin du konprenitu
nire presa bidean.
Bide gora noala
—izerdi bizkarrean—
zergatik hain urduri
zerbaiten ehizean?
Kantsazio pozoia
baidarama zainean,
izanaren miztoak
sartuta egonean,
bizitza neke ahulen
pentsaketa luzean,
ezin du konprenitu
nire presa bidean.
Bihotza igartu zaio
gogoeta luzean,
gogoa zaio igartu
pentsamentu lanean.
Nire anaia delarik
ezaren ilunean,
ezin du konprenitu
nire presa bidean.
Udazken bustiaren
arratsalde morean,
fedea erantzi dio
Lanbrok, oharkabean,
sentimen busti tristez
alkar besarkatzean.
Ezin du konprenitu
nire presa bidean.
2
Goroldioz jantziriko
zauritutako bizkarrean
asperkunde giroa
hosto berden aidean.
Betiko loaldia
nola gura lukean!...
Ezin du konprenitu
nire presa bidean.
Plazeretan igeri
bizitza bizitzean,
pago gazte jentilak
pozaren moskorrean
untza besarkatuz
maitasun lizunean,
konprenitzen didate
nire presa bidean.
Nire pago kristauak
ostera, bide ertzean,
ez-baiko itxaropenez
ukazio beltzean,
heriotz ondorengo
zerbaiten irritsean,
ezin du konprenitu
nire presa bidean.
Pago zaharraren hondarra
aspaldian da logale.
(Aizkolariek, neguak
guztiz bilois utzi dute).
Azal goroldioarekin
ederra ostu diote.
Pago zaharraren hondarrak
goroldiorikan gabe,
ez du nahi izan eguzki
ta ez du nahi izan lore.
Egun lez nahi du jarraitu
ez bizitza t'ez kolore.
Pago zaharraren hondarrak
eguzki beltza nahi luke.
Ez txoririk, ez kabirik,
txingorririk ere gabe.
(Bizitza ihesi doa
beheko iturrian triste).
Pago zaharraren hondarrak
eguzki beltza nahi luke,
eguzki beltza nahi luke ta
lehenbaitlehen usteldu ere.
Ta orain gau da,
gau heriozkoa.
Nun zaudete zuek,
euskaldun hilak.
Baso ertzeko bidez
—hilobi baten peitu—
eusko izan hobena
garbitzen,
urtezko gabetan
erromes,
lurpe baten
pakea galdurik?
Atzoko gudariak.
Zein mezu astun dakarte
hodeiek, baldarki
zeruan nahasturik datozenean,
zein mezu beltz
euskal herriari?
Ta eusko adarra
bidean erorita,
jaso dezan gudari
bulartsu berriaren
zain dago,
urtez baino penaz
hiltzenago.
Umetan ba nuen nik
iraunaren ustez
betikotasun grina-edo bat.
(Gaurko hondakin triste).
Inoiz etsi behar izan nuen,
ames amesegi baitzen.
Anbizio gogor hura
desegin zidaten
gizonegi zelakoz,
ta ez didate
jainkozturik eman.
Esperantza bakarrik.
Eta nire arima
hutsik gelditu da.
Nik ez dut gaur kulparik
ez badut sinisten.
Zer nahiago nuke nik
sinistea baizen?
Ilusio izpi bat
barrunbe hau argitzen?
Jaiotza Solferinon
itsu jaio nintzen.
Binbitartean ba nabil
bihotz bideetan
mora irten ezinetan.
Noiz etorriko da
kai hil honetara
galdu nuen batela?
Ahaztu dut nola zen
izatearen beste ertza.
Otoitza
Gurutze apala,
bi egur alkartuk egina,
gizonon bi zorteen
zurezko imajina,
oren triste hilen
lekuko bakar ta jakina,
ezagun didazuna
nire ilusio birjina,
dakizuna nire pekatu-bide
antsikabe nahiz grina,
nire ames gaizto biren
deitura desberdina,
mila, mila desesperoen
gorroto irakina...
Gurutze apala,
gogo sarraski honen lekuko bakarra,
dakizuna neronek bezain ongi
nire saminen mina,
bi egur alkartuk egindako
gurutze apala,
gurutze zitala,
barneraino adoratua ta
zeruraino madarikatua,
sentitzen didazuna borondate biren
nahasmendu zikina,
ezin saiestuzko borrokaren
borrokatu ezina,
obligatzen nauen ez dakit
nungo eragina
errendatzen nire kemenak gaitzera
ta nire arima,
nire arima,
gurutze apala
ezagutzen duzuna errukiz
nire arima,
onhart zaidazu Aita Gure zail hau.
Aita Gurea...
Beti joan naiz bidetik
—ez lagunik,
ez argirik—
Beti joan naiz neuretik,
ez nadukan atsedenik.
Joan nintzan aurrerago
—ihesi guztiengandik,
neuregandik,
neure gabe, gabeago—
beti norako gaberik.
Beti,
ta gaur urrunegi nago
itzultzeko.
Eduki ez daukat nik
aita bat maiterik
maitatzeko
Aita Gurea...
Aldendu nintzan bidetik
aita hil zitzaidanetik.
(Aita Gurea!)
Geroz eta galtzenago
hamalaudun nintzanetik
ez dut eduki Jainkorik,
Jaungoiko on maitaturik,
urte haiek ezkeroztik.
Madarikazioaren
erlijio sekta baizik.
Seme pekatuetatik
—gorrototik,
destainutik—
seme pekatuetatik
dena dakizu segurik
neuk baino zehazkiago.
Gurutze apal hortatik.
—bi egurretan zintzilik—
nauzulako maiteago.
Aita Gurea...
Hemen belaunikaturik,
hemen damuz damuturik,
hemen negarrez jarririk,
eskatzen dizut luzaro
zure Amaren medio,
Amaren amoregatik,
hilobi bat Zegamako,
nun nire aita baitago,
bedeinka zazula gaurtik
bedeinka beti gehiago
betiraundi betiraino.
Bedeinkazio hortatik
irtengo dira santurik
nire arima ta gogo
ustelduak, berpizturik.
Gurutze apala,
bi egur alkartuk egina,
bizitzaren zuhaitz egur gordina,
Jainkoaren adina
ermo zagozala.
Aita gurea
zeruetan zaudena,
bedeinkatua bedi
hildakoen izena...
Antipoesia
Nekazari:
nire hitza
zure haitzur kolpea da.
Ama lurra hil da.
Ez da jo kanpairik.
Hiltzen utzi dute
Lurra.
Penaz hil da.
Ez da jo kanpairik.
Bainan denok dakigu
nola dan urkatu
ama lurra.
Gazte nintzanean oraindik,
sinisten bainuen,
erantzuten nuen baietz.
Gaur, ordea, ezetz esango dut.
Maite nituen gauzak eta gizonak,
hoek egindako gauzak,
eta erantzuten nuen baietz.
Egun zorioneko batean
baietza loratzen ikusteko esperantzaz.
Gaur, ordea, ezetz.
Hainbeste, hainbeste itxaron dut,
hainbeste ta hainbeste madarikatu alfer,
ez baitut sekula gehiago baietzik esango, sekula.
Nire bihotzean enbor-gerri moztu ta puskatua
jeiki zait, asaldu zital eta amorratua,
izugarri ta erlijioso,
bildurra hozkatzen duena, pakea destainatu,
ta zin-egin ezetz eta ezetz erantzutea.
Arima hautsi ta odolustu,
etsi ta indartsu, gogor ta bihurri,
zintzo,
beltz eta laido,
libre zuztar eta oldarrez,
mendi-lerroko basagerlari,
langile ta matxino.
Gogo malkartsuaren leize ta trokartean
otsoaren gisa dabil izu.
Hazkar, arima!, etsaiek
inguratzen dizute pakea.
Arima... Sugar gorrotozko,
behargin ta liskarti.
Zuzenezko gose hortzetan min egiteraino.
«Bihotza jaso, gizona salba
norberagandik, ta norberaren glanduletatik» (1)
nahi nuke.
Biguna baita uztarria ogi-ustean dagoenarentzat,
baina gizonaren zama ta mixeria...
Amaren sabela hilobi denean
haur pisu-pisu batena, hilda,
ta ez duena jakingo zer den goserik,
gosez hil zen-eta.
Meatzari, hezurrak bilatu, hezurrak,
gure gurasoenak.
Hezurrak,
arima oraindik eransteke dutenak.
Zulatu lurra,
sartu eskuak lurperaino,
zeruaren ametsik ez deneraino,
infernu-kiratsa deneraino,
ta sartu, meatzari, beherago.
Lurperatu zituzten-eta
behe oso behean.
Ez dedila loretu
gure aitaren bat-edo...
Ta esan ez dezaigun, isil-isil,
belarrira, inork, mundura
libre ginela etorri.
Sekula ez. Haiek eta gu ez gaitu
sekula lotuko zorte bat bederaren loturak.
Ez ditu pobre ta aberatsak berdinduko
ezerk, ez heriotzak berak.
Ta itzuliko gera lurraren altzora.
Gu beluzi.
Ta haiek,
usteltzekoan ere,
jauregietan
kargatuko dituzte harrak.
Haiek. Eta gu.
Eta aterperikan gabe,
gure alarguntsak nora nahi.
Nekazariak
galtzen doaz bizitza,
galtzen ardiek ile-
-matazak bezala, arantzetan,
andu, hesi, bideetan,
eguzki, antzigarretan.
Esperantzazko zarpazar
mantartu,
pusketaka
doaz galtzen bizitza.
(1) William Faulkner.
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