martes, 11 de octubre de 2011
4900.- MARÍA DEL CARMEN MAQUEO
María del Carmen Maqueo, (MÉXICO). Médico pediatra y periodista desde hace 35 años. Desde hace diez ha incursionado en la narrativa y en los últimos tres en poesía, género hacia el cual ha desarrollado singular pasión. A través de la poesía busca reflejar el sentir de su país frente a la problemática social que le está tocando vivir en los últimos años.
Mexicana. Originaria de Torreón, Coahuila. Reside en Piedras Negras, Coahuila, desde 1984. Mamá de Eréndira y Amaury.
Se recibe como Médico cirujano por parte de la UAdeC, en Torreón, Coahuila, en 1977. Titulación como Médico Pediatra por parte de la UANL, en la ciudad de Monterrey, N.L. en 1984. . Desarrolló su labor médica institucional en el H.G.Z. No. 11 del IMSS en Piedras Negras, de 1984 al 2008 cuando recibe su jubilación. En dicho hospital, además de la Pediatría ocupó cargos como coordinadora de Enseñanza Médica y como directora del hospital.
Desde sus primeros años de vida ha mostrado especial inclinación por las Letras.
OBRA PUBLICADA:
Una flor en el camino (1980, 1981, 1986).
Antologada en: Co-incidencias: Relatos desde la frontera (2005)
Quiero dar pecho: ¿Cómo puedo lograrlo? (2007)
Mariposas en las manos (2010)
Amamantar: El mejor regalo para tu hijo (2011)
En preparación trilogía poética: Todos mis cenizos en flor.
Colaboradora de los periódicos: El Siglo de Torreón, Periódico La Opinión; Periódico Zócalo Saltillo, Periódico Zócalo Piedras Negras; El Diario de Coahuila; El Porvenir (Monterrey, N.L.)
Revista para padres; Revista La buena palabra; Revista Desierto modo; Revista de entretén y miento. Revista Digital Letras Negras. CONAPEME, Sección Pediatras y el Arte: http://www.conapeme.org
Blog: http://contraluzcoah.blogspot.com
CANCIÓN DE CUNA
Aprende, mi niño, aprende
a echar a volar
tus sueños
entre ráfagas de plomo.
VERSOS ROJOS
De rojo se pinta mi país, de rojo.
Ya nada es sólo blanco, ya nada es sólo verde.
El rojo salpica las vidas, las conciencias,
los selectos círculos sociales.
Tiñe bolsillos, carteras,
el traje nuevo del incorruptible
que se postra de hinojos en el templo.
Rojos son los cuentos infantiles, las canciones de cuna;
rojas las calles, rojos los parques.
Rojo cada estruendo, cada sobresalto,
a partir de la hora cuando nos volvimos
rehenes de nuestro propio miedo.
Rojo el color del dinero fácil
que todo compra, el que mancha
las manos más pulcras.
De la cámara que atrapa verdades
se torna el lente rojo
antes de estrellarse en mil pedazos.
Rojo el color de la tinta del poeta
que se niega a apagar su voz
mientras augura: “larga vida a la esperanza”.
Quiero dormir, el rojo penetra hasta mis sueños
más íntimos. En una noche de verano
lo transpiran mis poros, mancha la almohada.
El rojo se halla suspendido en el aire
que todos respiramos. Nace el niño, llora,
lo primero que entra a su ser, una gran bocanada
de rojo absoluto, ineluctable
para la vida que le toque vivir, sea larga o corta,
un albur, ya nadie puede predecirlo.
Neruda, tú escribes versos tristes, yo escribo versos rojos,
para afirmar: “Puedo escribir los versos más rojos esta noche”,
y cada mañana, y todas las tardes. Puedo también llorar
lágrimas rojas, y terminar diciendo:
“…Aunque sea éste el único color que mi país me causa,
y estos los últimos versos que le escribo.”
AVISO OFICIAL
Ayer avisaron con gesto severo:
Oficialmente los pobres no existen,
a partir de ahora son una mentira
los cinturones de miseria,
los niños panzones, el hambre
y los mendigos.
Oficialmente no hay muertes
debidas al narcotráfico
aunque el hedor de los cuerpos descompuestos
se filtre por las ventanas de los carros de lujo
con asientos de piel
donde viaja el funcionario
después de su discurso.
Oficialmente no hay hambre
dicen complacidos los políticos
mientras hacen circular las viandas
variadas y apetitosas
en los desayunos de trabajo.
Ellos no tienen que comerse sus palabras,
en tanto los pobres
que no tienen permiso para sentir hambre
comen polvo de manera cotidiana
mientras tratan de aprender
el arte de no comer, como dijera mi padre
cuando hablaba del caballo del español,
que justo el día cuando aprendió por fin
a no comer, ese día murió.
NO PASA NADA
Allá afuera no pasa nada,
borran la sangre,
retiran los cuerpos a toda prisa.
No pasa nada,
perdura en el ambiente
el tufo de la pólvora.
No pasa nada
los vehículos huyen,
nadie los persigue.
No pasa nada,
llegan las patrullas,
a recolectar casquillos.
El gemir de la ambulancia
se funde a lo lejos
con algún mal sueño de la niña.
Ella no sabe,
que a partir de ahora
ha quedado huérfana
de ese padre quimérico
al que nunca vio.
Huérfana de promesas claras,
de un “Ya pronto hijita”
que engullen las sombras
de la noche.
17 DE MAYO
Tú no tenías permiso de morirte,
Mario, no tú el poeta
explorador de rutas interiores,
el que sabe de cierto
que Dios habita en el amor más frágil.
No puedes morir tú, el inconforme
el que grita justicia
en la tribuna libre de las Letras.
No dejes huérfanos tus versos
de amor y desamor, los que despojan
de sus falsos pudores las excusas
para mostrar la vida.
Dicen que Mario Benedetti ha muerto,
yo sé que no es verdad,
los poetas no mueren.
Tuya es la poesía reveladora,
itinerario de letras que me lleva
al trabajo de parto de mí misma,
voz que siembra sílabas fecundas
en el surco pulsátil de la entraña.
Líneas
que habrán de cosechar los amorosos,
el taciturno aspirante a suicida,
las almas solas, todos los alzados,
que como tú se fueron al exilio
por un valiente exceso de amor propio
para vivir su patria en la distancia …
…Dicen que Mario Benedetti ha muerto
yo sé que no es verdad,
los poetas no mueren.
Tiempo atrás nos dijiste
ya pronto me voy, no te creímos,
porque tus letras inmortales salvan
de morir a cualquiera,
y no podías largarte –supusimos-
así nomás, porque te dio la gana.
En “chao tres” mencionaste:
“Estaré donde menos esperes, por ejemplo
en un árbol añoso de oscuros cabeceos”…
Ahora mismo que anuncian tu partida
me apresuro a buscarte,
entre las hojas de tus libros míos.
…Dicen que Mario Benedetti ha muerto
yo sé que no es verdad,
los poetas no mueren.
He de encontrarte allí, donde contaste,
justo allí, donde menos se piensa,
en el oscuro cabeceo de un árbol
añoso, he de invocarte
como invoco a mis amores claros
que se fueron al cielo.
Yo, una pobre aprendiz de poeta
comienzo a sentir que te descubro
en el mágico instante en que una línea
se vuele epifanía.
A partir de mayo diecisiete
tengo permiso, Mario, para hallarte
cuando me venga en gana, sin siquiera
pedirle permiso a tu memoria.
Dicen que Mario Benedetti ha muerto,
yo sé que no es verdad,
los poetas no mueren.
OBITUARIO
Hoy ha muerto
la libertad de expresión,
con rostro severo
los señores diputados
guardan
un minuto de silencio
por su eterno descanso.
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He leido varios escritos de la Dra. Maqueo, y me encantan porque en ella encuentro siempre verdad y justicia, sabe decir con elegancia lo que muchos de nosotros no sabemos expresar. Felicidades
ResponderEliminarLa Dra. Carmen Maqueo, además de excelente médico y magnífica escritora, tiene una personalidad que te atrae, por su alegría de ver la vida, su interés hacia todas las personas que conoce y la amistad que te brinda, la cual le brota como manantial inagotable.
ResponderEliminarLeo con frecuencia los escritos y el blog de la Dra Carmen Maqueo, y siempre veo honestidad en éllos y en su persona.
ResponderEliminarDavid Camarena Enríquez