Máximo Alberto Rangel (San Sebastián de Los Reyes, Venezuela, 1947).
Graduado en Teología y Licenciado en Comunicación Social. Después de ocupar la Jefatura de Prensa en el Secretariado Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana, ingresa a la industria petrolera estatal venezolana (PDVSA),en la cual se acoge a la jubilación luego de 24 años de labor en Comunicaciones Corporativas y Relaciones Institucionales. Colabora en algunas publicaciones electrónicas de su país y el exterior. Autor de los poemarios Verso y Canto (2007), Andares de mientras tanto (2009), Rumbo y huellas y Pasos nuevos para un mismo andar (inéditos). Mención de Honor en el concurso “El país de los sueños” (Instituto Cultural Brasil-Colombia, 2006) y en el Congreso Universal de Poesía Hispana –CUPHI (Tijuana, México 2010). Asesor del Consejo Consultivo Mundial de la UHE. Miembro de la Red Mundial de escritores en Español y de la Sociedad Venezolana de Arte Internacional.
PASOS-HUELLA
“ En el reloj de arena, mi obituario
alzará la bandera de mis días.
Me habré marchado con los pies descalzos
sin un claro recuerdo que me siga”.
Carmen Rojas Larrazábal
Nunca podrás fugarte
entre las nubes,
dejándonos como herencia
el cristal roto
de un reloj de arena ya cansado,
sin un claro recuerdo que lo escuche,
sin indicios de tu voz y de tus huellas.
Otros podrán olvidarte. No habrán sabido
que en cada grano luminoso
de tus días-luceros
entregabas tu voz
a manos llenas,
aunque en tardes grises
tú pensaras que ofrendabas
tu presencia-ser,
tu ser-poema
en los sacos rotos del olvido,
sin indicios de tu voz y de tus huellas.
Como el trompo bailador
de las infancias,
giraré sobre mi mismo una y mil veces.
Buscaré incansable aquella instancia
—aunque el tiempo simule tiempos idos—
en la que tu palabra-voz,
tu voz-mirada,
tu mirada-ser,
tu ser-fragancia,
toda tú, pues, en horas bellas,
dijeron a mi alma, sin decirlo
que tú podrías ser en el futuro
cofre de recuerdos,
y nunca jamás, cajón de los olvidos.
Aunque el tiempo se disuelva en tiempos idos,
nunca podrás irte
sin indicios de tu voz y de tus huellas.
Cuando tus versos al azar
—si es que es posible—
no quieran deletrear más nunca
los silencios,
cuando la arena-reloj de miles de horas
decida revelarnos el tamaño
de la ausencia,
más que nunca, tú serás presencia,
porque ¿sabes?
cuando hayas emprendido
otros andares
con la belleza núbil de tus pies descalzos,
¡nunca jamás!, —que no halla mella—
será sin un claro recuerdo que te siga
sin indicios de tu voz y de tu huella.
ELOCUENCIAS
A Don Miguel Ramón Utrera (* )
en el centenario de su nacimiento.
¡Por el silencio-dolor
que ampara a los poetas!
Me preguntas, amigo, por qué callo.
Trataré de responderte si es que puedo:
Este silencio cruel que nos acosa,
de palabras huecas disfrazado,
de elocuencia falsa revestido,
de temores ocultos traspasado…
este silencio letal que nos rebosa,
entre el ruido de las voces escondido,
entre viento y nubes dispersado,
entre tarde y noche compungido…
Este silencio fatal que nos engaña
con su oferta de solaz nunca cumplida,
con su oropel de trasnochos adornado,
con su carga de soledad arrepentida…
Este silencio de monje penitente,
o tal vez de bohemio empedernido,
es silencio, en fin, siempre presente…
Este silencio, amigo, es otra cosa…
Me preguntas, hermano, por qué guardo
mi sentir en coraza de dureza.
Trataré de exponerte mis razones
esperando hacerlo con certeza:
Este duro corazón, que yo aparento,
tan ajeno a caricias y abrazos,
tan proclive a fatídicos rechazos,
sabedor del falso amor de paso errante…
Este duro caminar sin la solvencia
que otorgan las altas sociedades.
Este cruel dejar a las edades
el surcar de arrugas mi apariencia…
Esta severa actitud que a mi conciencia
le permite evitar iniquidades,
aunque me cubra de espina y no de rosa
con armadura exterior de gran dureza
—yelmo, peto y espaldar que ocultan
la ternura de un sentir con entereza —
Este oculto corazón, siempre latiente…
Este duro corazón, hermano, es otra cosa…
Me preguntas, compañero, por qué río.
Nunca me has preguntado por qué lloro:
Esta risa casi siempre contenida.
Esta risa de niño alborozado
o bien de payaso entristecido…
Esta risa que también ha sido
del dolor no confesado espita
y nunca, nunca, estridente risa…
Esta risa que tal vez ha aliviado
a algún alma hermana adolorida.
Esta risa de disfrazar silencios
o de borrar dolorosas huellas
en calles de soledad y de amargura…
Esta risa que siempre ha querido
mantenerse comedida y primorosa
sin pedir permiso ni perdones…
Esta risa, en fin, siempre pendiente
Esta risa, compañero, es otra cosa…
(*) Eximio poeta, educador y polifacético autor venezolano (San Sebastián de Los Reyes, Venezuela.1908-2008), Premio Nacional de Literatura 1981. Formador de muchas generaciones de discípulos, entre cuyos miembros se encuentran la poeta Carmen Rojas Larrazábal, de quien fue mentor inolvidable, y el autor de este poema. A Rojas y Rangel les damos la bienvenida a nuestra publicación.
SALMODIA DEL SILENCIO
“El grito de la noche
es el silencio”
Delia Rengifo
El silencio grita con un grito
que se une siempre a otros silencios:
El silencio puro que nos grita a voces
quiénes somos…
El silencio profundo de la vida
cuando aún no habían nacido las palabras…
El silencio-espejo
que refleja nuestras almas
en las mustias soledades de la alcoba…
El silencio alegre que llevamos dentro
desde niños…
El silencio santo de criaturas que acompaña
las plegarias al autor divino de lo creado…
El silencio del alma enamorada,
que lo dice todo con miradas…
El silencio nupcial del aposento
testigo del amor y mutua entrega…
El silencio amargo de quien ama
sin atreverse a confesar sus sentimientos…
El silencio recio de la madre
con que suple la ausencia de los hijos…
El silencio sagrado de quien sabe perdonar
los agravios y las penas…
El silencio sabio de quien puede percibir
la voz interior de los silencios…
El silencio que impone el corazón
cuando no le bastan argumentos ni razones….
El silencio-dolor de inocencias
que claman por justicia y por verdades…
El silencio obstinado que no quiere
escuchar la invitación de otras voces…
El silencio letal que nos rebasa
entre el ruido de las voces escondido…
El silencio fatal que nos engaña
con su oferta de solaz, si no es cumplida…
El silencio inmortal de un abrazo
cuando sella un pacto de por vida…
El silencio-alquimia de un beso,
que trasmuta en todo cualquier nada…
El silencio sanador de los olvidos
cuando dan paso a los recuerdos buenos…
El silencio cariñoso de las aves
luego de entonar su canto
en la enramada…
El silencio puro de la fe
a la que no derrumban ni mil dudas…
El silencio de los consagrados
en el diario renovar sus votos…
El silencio-sudor de cada frente
cuando genera creación con su trabajo…
El silencio limpio de un niño cuando duerme
cubierto con un manto de ilusiones…
El silencio paciente de la espera
cuando vale la pena lo esperado…
El silencio de los muros que han guardado
historias, confidencias, confesiones…
El silencio prudente de senderos
que conocen los secretos de pasos y pisadas…
El silencio balsámico del mar
que se deja sentir entre ola y ola…
El silencio de las piedras mismas
cuando el extinto río ya no les canta…
El silencio del papel en blanco
en espera de los versos del poeta…
El silencio interior de quien dice adiós
sin haber querido nunca despedirse…
El silencio de quien oculta culpas
con el temor de algún día ser descubierto…
El silencio paciente de la espera
cuando vale la pena lo esperado…
El silencio que impone el corazón
cuando no le bastan argumentos ni razones…
El silencio feliz del firmamento
cuando el arcoiris le brinda sus colores…
El silencio infinito de la noche
con su carga de lamento,
de queja,
de alborozo,
de ensueños,
de alegrías…
El silencio, en fin, tan compañero
que en su grito llama a otros silencios…
¿Qué será de mí cuando mueran los silencios?
¡No apaguen, por favor, sus voces todavía!
Lee, mi Facebook Máximo.El Dr. Luis Gonzaga Álvarez León desde Roma hizo un excelente y lacónico comentario, pero muy sustancioso.
ResponderEliminarLo he hecho conocer a muchos de mis amigos. Tanto Nacional como Internacionalmente. A ese hermoso poema:En este Pentecostés 2012. Si lees el Facebook de Luis Álvarez, lo podrás ver, también el mío Tulio Durán. Está en Metáfora Internacional.
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