Antonia Álvarez Álvarez
Nació en Pinos (Babia, León) y pasó su infancia en Rabanal de Luna, pueblo próximo al anterior.
Nació en Pinos (Babia, León) y pasó su infancia en Rabanal de Luna, pueblo próximo al anterior.
Es licenciada en Filología Románica por Salamanca y Oviedo. Reside en Gijón. Poeta. Es también jurado en otros premios como el Premio Internacional de Poesía "Ateneo Jovellanos".
-En el año 2001 obtiene el segundo premio en el certamen poético Bellido Dolfos y colabora en el libro "Cuentos y poemas desde internet" de Ediciones Marré.
-En el año 2004 publica algunos de sus poemas en la antología "Gotas de poesía" junto con once autores hispanoamericanos y ocho españoles (Ediciones Malberte).
-En el año 2005 le ha sido seleccionado un poema en "Las VII Justas Literarias de Gijón" y ha obtenido el "XI Premio de Poesía Julián Cañas Hernández". Primer Premio del "I Certamen Poemas sin rostro". Poemario seleccionado en el "XXI Premio Gerardo Diego de Poesía para noveles" de Soria. Primer Premio del XII Concurso de Poesía "Háblame de amor y amistad".
-En el año 2006, Primer Premio del "XV Certamen de Poesía del Centro de la Mujer de Urbanización Mediterráneo" de Cartagena. Premio "Voces Nuevas" (XIX Selección) de Ediciones Torremozas. Mención de Honor del "XIII Premio Nacional de Poesía de Peñaranda de Bracamonte". Accésit del "XXII Certamen Internacional Jara Carrillo" de Poesía. VII Premio de Poesía "Pedro Marcelino Quintana". Primer Accésit del "XIV Certamen de Poesía Ciudad de Jerez". XIV Premio Internacional de Poesía "Antonio Alcalá Venceslada" del Ayuntamiento de Andújar. XXXVI Premio de Poesía "Pastora Marcela". Finalista del XXXII Premio de Poesía "Rafael Morales".
-En el 2007, finalista del XII Premio de Poesía "Tardor". Accésit del X Certamen de Poesía "Centro Cultural Blas de Otero". III Premio de Poesía "Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña" del Ateneo de Valladolid. X Premio de Poesía "Flor de Jara" de la Diputación de Cáceres - Institución Cultural El Brocense. VII Premio de Poesía Iberoamericana Víctor Jara. Mención Especial de los IX Premios de la Crítica de Asturias. XVIII Premio de Poesía “Rafael Fernández Pombo”.
-En el 2009, X Premio Internacional "Artífice" de Loja y Accésit del VIII Certamen de Poesía "Ramón de Campoamor".
XI PREMIO PAUL BECKETT DE POESÍA ex aequo con Marta Policinska.
Miembro de la AEA (Asociación de Escritores de Asturias) y de la Asociación Canal Literatura.
Publicaciones
- Bellido Dolfos ¿traidor o héroe? Colectivo, 2001.
- Cuentos y poemas desde Internet. Colectivo. Ediciones Marré, 2001.
- Gotas de poesía. Colectivo. Ediciones Malberte, 2004.
- Voces Nuevas (XIX Selección). Colectivo. Ediciones Torremozas, 2006.
- La mirada del aire. Tepemarquia Ediciones, 2006.
- El color de las horas. Colección Pastora Marcela. Ayuntamiento de Campo de Criptana, 2006.
- Otoño. Excmo. Ayuntamiento de Andújar, 2007.
- Certamen Jara Carrillo. Premios 2006-2007. Colectivo. Ayuntamiento de Alcantarilla (Murcia), 2007.
- El que en buena hora ciñó espada. Gaceta Cultural del Ateneo de Valladolid, nº 45, 2007.
- La raíz de la luz. Colección Abezetario. Institución Cultural El Brocense, Excma. Diputación de Cáceres, 2007.
- Centro Cultural Blas de Otero, X Premio de poesía. Colección Nos queda la palabra. Colectivo. Madrid, 2008.
- A pesar de las sombras. Amarú Ediciones, Colección Mar Adentro. Salamanca, 2008.
- Palabras con Ángel. Asociación de Escritores de Asturias. Colectivo. Oviedo, 2008.
- Poemas en el Canal . Editorial: Tres Fronteras- Asociación Canal Literatura. Colectivo. Murcia, 2008.
VIII Certamen Poético Ramón de Campoamor. Colectivo. Ayuntamiento de Navia. KRK Ediciones. Oviedo, 2009
Almas - Fundación Valparaíso. Almería, 2010.
Poemas traducidos al francés y recogidos en revistas y antologías.
MÁS ALLÁ
Iamque rubescebat stellis Aurora fugatis,
VIRGILIO. Libro III, ENEIDA
Y después de las sombras, que han mordido
—como un perro rabioso— cuerpo y alma,
todo empieza de nuevo.
Y es milagro.
Ancho milagro el mar, que se desnuda
en la sal de las olas, condenado
a su deseo azul de ser amante.
Largo milagro el cielo,
que se cimbra
igual que una pupila despertada.
Largo milagro, y ancho, este sendero
que acaba de nacer al nuevo día.
De “El color de las horas”
LA TIERRA
No amanece…
(Es la tierra que mece su corazón de cobre
en la cuna del tiempo, su corazón marchito,
y deja en lo profundo del alma del otoño
algo así como un llanto parecido al olvido).
Al olvido…
De “El color de las horas”
FLORECERÁ
Vienen las sombras arrastrando nubes
de ingrávida tristeza,
y son las horas áridos parajes,
secos como las manos de la tierra.
Se mueren los relojes, desgajados
del sueño estéril de su voz de arena.
Llega el ocaso. Y al cerrar la herida
en que los días sangran y se inventan,
tu inmóvil rostro soñará ternuras
de renovadas, claras primaveras.
Ay... qué palor de luna
arropará los fríos de las hojas secas:
el aire de la noche silenciosa
las cubrirá de besos, y en las sendas
abiertas por tus pies, habrá zorzales,
y brezos, y ginestas.
Florecerá un silencio de tus labios
y habrá retoños en las ramas viejas.
De “El color de las horas”
RISA
¡alegría en el nombre de la vida!
Somos alegres porque estamos vivos.
JOSÉ HIERRO
Estrépito de luces cuando ríes,
cuando te asomas ancho a la alegría
y rompes la moldura del silencio.
Tranquilidad quebrada cuando ríes
y dejas en el aire, al descubierto,
los cóncavos desvanes en que guardas
el íntimo alboroto de tus horas.
Desafías al tiempo cuando ríes,
a los fieros mastines de la noche,
al ácido sabor de la tristeza.
Alhajas la mirada, cuando ríes,
con resplandores hondos.
Y amanece.
De “El color de las horas”
SÚPLICA
Has llenado mis labios de deseo
(amapolado pulso de la vida),
y con el alma vienes
—pura llama—
a incinerar el frío de mi boca.
No llegues nunca, amor.
No toques nunca
la paramera ardida de mi beso.
De “La raíz de la luz”
Y TÚ
Todo tiene su luz:
la lluvia que desanda los senderos
del aire, las alondras
que navegan la tarde,
el lento amanecer del horizonte
sobre el breñal, la arena
dormida en las entrañas
del mar, la tierra encinta,
el débil tiemblo triste de los árboles
desnudos de noviembre,
el frío de la noche…
Y tus ojos también.
También tus ojos
alumbran los desvanes del olvido.
De “La raíz de la luz
DESEO
Buceas en el beso.
Vas buscando
el vértigo del mundo, la esperanza
¿de qué?, ¿por quién lloran las luces
que se apagan a orillas de la tarde?
Buscando vas el alba.
Son tus manos
abiertos manantiales de alegría
que cesan de brotar, cuando las sombras.
Buscas, tientas
oscuros laberintos porque entiendes
que nunca morirá la primavera.
De “La raíz de la luz”
GOZO SALADO
A veces, es que a veces,
¡ay!, palpitas, correteas, tiemblas, lloras
de alborozo, contenta y asomada
a la feliz ventana de un instante.
No sé quién pudo darte esa alegría,
esa luna de dulce a medio hacerse,
ese fugaz elogio sonreído,
tan cerca de los límites del llanto.
Será porque lo triste es algo alegre,
y lo alegre, tristeza sumergida.
Será porque sabemos que existimos
cuando un agua de mar llega a los ojos
y estalla un risoteo en la mirada.
De “Agua”
LAS HOJAS ENVEJECEN
Las hojas envejecen. Las flores que llenaban
de rojo y alegría el tiesto se han helado
bajo los vientos fríos que anuncian el invierno,
y aquel gorrión, apenas posado sobre el árbol
para enterrar su trino, se pierde en el otoño
donde se pierde el verde y la canción; los anchos
cielos claros esconden esquirlas aguzadas
que hieren en lo vivo el alma de los pájaros,
y clavan tras las horas tediosas de la tarde
alfilerazos hondos de hielo en los geranios.
Y por la frente abierta del aire decembrino
se abre una brecha (noche sin velo entre los campos
que sueñan primaveras de amor y nuevas hojas
en las entrañas blancas del alma de los álamos).
Desde este gris crepúsculo de brotes adormidos
se va a la luz incierta del alba; por las manos
exánimes de otoño se extiende una caricia
total y venturosa. Vivimos en los altos
vértigos del prodigio, en el instante breve
del corazón del mundo, eterno; resbalando
por la raíz profunda del tiempo y la distancia,
contra la muerte muertos, hacia la muerte salvos.
Un tiesto en la ventana con flores que agonizan
entre la tierra viva:
puro latir del barro.
De “A pesar de las sombras”
SONETO DESACORDADO A UNOS LABIOS
Dos gajos rojos
de deseo opreso.
Fresas de luna donde el alma aflora.
Amor... grana de mar.
Anclada espora.
Tersura de sedal, piel de camueso.
Ágape de coral, locura, exceso.
Inundación carmín, calma a deshora.
Prisa por arribar.
Dulce de
mora.
Canción de cuna y sed mecida beso.
en
Porque me has de tener desnuda
y presa
entre tu corazón de sa zo na do, voy a zurcir con cielo tu camisa.
Y
por besarte el ansia que me besa,
me vestiré de viento e n a m o r a d o
para morder
el bies
de tu sonrisa.
De “La mirada del aire”
INSTANTE
El tragaluz del tiempo:
los colores
de aquella tarde dulce que moría
detrás de la montaña herida y oro.
La eternidad del tiempo:
la mirada donde naufraga azul el infinito.
(Hay mares que jamás tendrán un puerto
donde espere un amor).
El tiempo esquivo
virando por las órbitas inmensas
de un mundo sin esquinas.
Dame un beso.
De “Almas”
DESCANSAN SILENCIOSAS
Descansan silenciosas las cosas, y ateridas,
sobre la tumba abierta del frío del espejo.
Apátridas y oscuras, las sombras entretejen
los húmedos desvanes del tamo y de los sueños,
y tú bajas de octubre como una mustia mano
en busca de la lluvia perdida de mi centro.
Calmos tus ojos bajan, se posan en los míos
con la caricia inmensa del sol de los secretos.
Tus ojos deshojados. Del mar y las tormentas
saben tus hondos ojos,
saben tus ojos lentos.
De “Otoño”
CONTRAORDEN
No, mi corazón no duerme.
Está despierto, despierto.
ANTONIO MACHADO
Es mejor que dormido
sueñes nubes y alondras,
fuentes claras, paisajes al final del verano,
dulces días de otoño donde dejan las hojas
su tristeza fecunda.
Corazón,
hazme caso, no despiertes, que al alba
se despojan las sombras de sus hábitos negros,
y aparece, de pronto, tu color pena-viva.
De “Recuerda, corazón”
ALDEA
Debajo de la sierra,
se arremolina el pueblo diminuto.
Hay una lumbre que derrite el hielo,
atemperando el frío de la piel.
Una radio encendida, el horizonte.
Unas manos que esperan, generosas.
si la noche estrechaba la garganta
con la asfixiante soga de los sueños,
y llegaba la hora
de las brujas del miedo y los barrancos,
subía la escalera,
me acogía a sagrado.
Pero ahora,
cuando la piedra tapa las rendijas
y el ojo ya no ve, porque se han ido
los días y las manos,
me alcanzan esos miedos, y en la casa
se instala la friura de la nieve.
“Donde la nieve”, Diputación Provincial, Colección Leonor, Soria 2012
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