Rossana Arellano. Nacida en Santiago – Chile , vivió sus primeros años en el Sur del país, Puerto Montt, Osorno, Puerto Varas, Valdivia, luego se trasladó al extremo Norte, donde realiza estudios universitarios que abandona, para dedicarse a trabajar en una empresa de la familia.
Año 2009 gana un cupo en Poesía, para la Antología “Bajo Río” de la Editorial Mago Editores, también participa en la Antología
“Versos Encadenados” de la Editorial LOM.
Viaja a un Encuentro de Poetas en Ciudad de Panamá
Viaja a Argentina a un Encuentro de escritores de Cuentos y Poesía Infantil
El año 2010 asiste al Encuentro de Poesía en México, Ciudad de México, Puebla y Cuernavaca “Aires de Libertad”
Antología “Sin Fronteras” Editorial La Cartonera, Cuernavaca, México.
Año 2011, asiste al III Encuentro de Poesía Aires de Libertad, realizado en Ciudad de Lima, Perú, Antología edición Artesanal, “Nuestro Horizonte, un poema”, editado por el Poeta José Antonio Carmona Daza, España.
También asiste a las II Jornadas Mistralianas en Chile, Vicuña, Cuna de Gabriela Mistral, invitada por el poeta chileno, residente en España, Benjamín León.
Ha participado en diversos encuentros de poesía en Chile, organizados por el Poeta José Miguel Torres, en Reñaca, V Región, Tras la huella de Neruda, organizados por el Poeta Luis Arias Manzo, perteneciente a Poetas del Mundo.
Ha asistido a diversos talleres literarios de los poetas Raúl Zurita, Floridor Pérez, Héctor Hernández Montecinos.
En la actualidad se encuentra armando un último poemario “Del alma en el exilio”
PARAISO DEL SILENCIO
Ya tengo mi jardín,
allá donde el cuerpo dejó de soñar la jaula pequeña,
allá donde se agarran los ojos
a la chispa de luz de mil océanos estelares,
allá al sur de la arrogancia
donde se borran los muertos,
aquellos que no dejamos recojan
nuestra letra escrita a sangre.
¿Y que es la flor sin su tallo ni hoja?
¿Qué es la flor sin su corola y pistilo?
Ya nada en absoluto
sostiene el invisible de esta tierra oscura
así, caminamos el tiempo de lo mismo.
Yo, existo,
trepando hojas oscuras
en la tierra de nadie,
luego pulverizo la estrella
que escribió hace tantos siglos un nombre
¿A que fin la llama ahogada de mi letra?
Sumo al infinito mi cicatriz profunda, la dejo ser.
Fugitiva, como corola al aire
que no sabe cantar sus lamentos,
porque le preñaron hastío al rocío,
cuando la línea pura, arde
el trozo de tiempo, arde
el hombre oprimido, arde
y la boca que espera unos labios en flor
no halla su nocturno en este infierno.
Un desgarro entre los huesos al matutino
se ciñe y aguarda a la cintura del viento.
La ceremonia del día
en su rutina de diminuto reloj,
allá, en el paraíso del silencio.
Yo, flor y semilla de holocaustos
Yo, esqueleto solitario
Yo, ave migratoria.
Me declaro canto salvaje,
raíz desnuda procreando en infinitos.
LEJEM
Lejem
De mi pan más antiguo te convido.
Yo, cereal, vid y olivo sustentándome
en mi ser y calendario.
Soy Shabat y Matzot
soy seder de Pesaj
soy vino y Talmud Torá
soy kasher en la liturgia de mi pueblo.
Que prospere tu casa,
como vino nuevo en abundancia
y bendición del cielo.
Que esa boca se sirva
de la lluvia temprana
y recoja tu nombre el libro
en tierra prometida,
porque mi pan de Pesaj
te cedo en aleluyas.
Yo recito mi canto en el maror
y al haroset, continuo mi hagadá,
así el cordero y el vino
de mi última cena.
De mi mesa, te ofrezco las primicias
de mi alma, la tierra y su cosecha.
Ven y come de mi pan y bebe de mi agua.
VENTANAS O ESCOTILLAS
Es inútil que corran...
no tienen mucho tiempo.
RA
:::
VENTANAS o escotillas
Dejó en mi velador de niña gris
aquel luminoso mapa extendido
y hoy mi fiel capitán
¿Porqué hacia mí tus párpados cerrados?
¿De que peligros no me previniste?
¿Que son los años sin familia, padre?
Fabricaste con amor para mí
pequeñas banderitas del país sin fronteras,
yo era estepa en tu cielo, Capitán.
Examino en ceremonial respeto
longas rutas del sentimiento humano.
Señalabas mi pequeña bahía
en aquella Itaca hecha a tu medida,
marchábamos sin brújula
sin gloria ni jactancia.
Son viajes intelectuales, pequeña,
evitaras las costas de la envidia.
Veo sombras a estribor, Capitán,
hoy el tiempo llama a guerra interior
sospecho que zozobra
el nao y mi razón sin concesiones.
Te observo, lanzar sonrisas perdidas,
¿Que teatro de vida montó, padre?
No hay miradas en círculo cerrado
ya no esperas noticias de la tarde
tampoco dictas cifras al mañana
ni abres los brazos por mi, Capitán.
¿Dónde es que tu salud perdió su Norte?
¿ Y aquel tiempo por mí, en ojos de mar?
Hoy no puedo saltar al abordaje,
me acerco a dolorosas escotillas,
de un dolor azul que desgarra mi alma.
Murmuro nuestra ruta del rocío,
me acurruco a tus pies, amado , Padre.
Nada personal
Oye, deja mi alma en paz…
El mundo esta lleno
de individuos egoístas
centrados en si mismos.
Yo, invoque al amor
y llegaste a mi
como un ángel.
Oye, te amé profundamente…
Se combinaba
tu emoción y la mía
éramos uno.
Hoy desperté
y vi la vida dando vueltas
en mi memoria.
Oye, nada personal…
Es imposible controlar
los sentimientos
como a los rayos de sol.
Bebo en la copa
de la indiferencia,
resulta fácil.
Oye, ya no soy parte de tu vida…
Cuántas veces
se emocionó mi cuerpo
al sentir tus dedos en la piel.
Yo, te amaba
y dibuje el día a día
de los sueños.
Oye, deja mi alma en paz…
No ciñas dolor
en lo profundo de mi corazón,
no te enredes en mis relaciones.
Cuando fui tuya
todas las hojas se volvían hacia ti
en cada estación.
Oye, ya nada me hará regresar.
Tatuándome palabras
Así, ocuparme
de cada curva o desalojo de ella,
son las palabras, tatuando
la historia de mi nombre
escrito sobre la piel materna.
Su cuerpo, templo defensor de
mil demonios.
Las pienso e incorporo
al lenguaje de mi piel
y voy por la vida
con amor,
abrazándolas en mantras.
Yo, siento las palabras,
las invito,
ellas emanan de mí, vibrantes,
rotundas, firmes, pacíficas,
ondulantes,
reconfortan como canto universal.
Si alguna vez bajan furiosas
por mi espina dorsal,
las separo y vuelco
hasta purificarlas
y en paz
volver a unirlas en el rezo
Así, ocuparme
de cada curva o desalojo de ella,
son las palabras, tatuando
la historia de mi nombre
escrito sobre la piel materna.
Su cuerpo, templo defensor de
mil demonios.
Las pienso e incorporo
al lenguaje de mi piel
y voy por la vida
con amor,
abrazándolas en mantras.
Yo, siento las palabras,
las invito,
ellas emanan de mí, vibrantes,
rotundas, firmes, pacíficas,
ondulantes,
reconfortan como canto universal.
Si alguna vez bajan furiosas
por mi espina dorsal,
las separo y vuelco
hasta purificarlas
y en paz
volver a unirlas en el rezo
FIEL A LA LIBERTAD
Dime Van Gogh,
porqué nacimos con un nombre de muerto
y recogimos la vida
en pequeñas manos.
De la profunda marca
en esta mi herida
me van naciendo hermanos
al mismo tiempo
que mi infancia transcurre.
Me marcho
aprendiz con mil obstáculos
existiendo entre consejos,
sustentada en lo que fue
la familia.
Dime Vincent
si todos los Theo
son dignos de confianza
y puedo escribirles
de lo auténtico que me habita
yo, veo pájaros
saliendo de mi boca
y mi pecho se abre también
al azul celeste del cielo
entonces me uno
a las bandadas
consiguiendo el lenguaje
de las aves.
Dime Van Gogh
si una parte de mí
pintará paralelos eternos
hacia el limbo
de las alucinaciones
donde habitan
los cuadros del afecto
y se prende sinceridad
al lienzo del alma
y volverme del interior
al exterior
en la pureza
del ser individual.
Dime Vincent
¿Cuál es el origen
del grito, acá adentro?
Si amar la flor
me provoca
profunda tristeza
por la no pertenencia
a que fin
la devoción
que penetra la voluntad.
Dime si esta auténtica locura
me hace
fiel a la libertad
Dime Van Gogh,
porqué nacimos con un nombre de muerto
y recogimos la vida
en pequeñas manos.
De la profunda marca
en esta mi herida
me van naciendo hermanos
al mismo tiempo
que mi infancia transcurre.
Me marcho
aprendiz con mil obstáculos
existiendo entre consejos,
sustentada en lo que fue
la familia.
Dime Vincent
si todos los Theo
son dignos de confianza
y puedo escribirles
de lo auténtico que me habita
yo, veo pájaros
saliendo de mi boca
y mi pecho se abre también
al azul celeste del cielo
entonces me uno
a las bandadas
consiguiendo el lenguaje
de las aves.
Dime Van Gogh
si una parte de mí
pintará paralelos eternos
hacia el limbo
de las alucinaciones
donde habitan
los cuadros del afecto
y se prende sinceridad
al lienzo del alma
y volverme del interior
al exterior
en la pureza
del ser individual.
Dime Vincent
¿Cuál es el origen
del grito, acá adentro?
Si amar la flor
me provoca
profunda tristeza
por la no pertenencia
a que fin
la devoción
que penetra la voluntad.
Dime si esta auténtica locura
me hace
fiel a la libertad
Metro cuadrado
Cubierto está mi metro cuadrado,
el suelo es sólo arcilla
y mi cuerpo tirado, allí,
como improvisando
un ritual,
que ocupa y punza.
Una luna azafrán
no provoca ni genera misterios
cuando nos golpean las manos.
¿Y la boca, que será de la boca?
Unas diez calaveras van recitando lento
la oración de los muertos
y yo,
por qué lance un grito de triunfo
si me asfixió el amor
robándome la dignidad.
Dibujo en púrpura,
pájaro, sólo pájaro
enloquecido, aleteo.
Se hizo un nuevo silencio…
COMO LA EDAD
Sin habla,
como la edad del abandono
que no puede ocultar una sonrisa.
Al contrario,
se despierta la emoción intensa
que penetra el espíritu, palabra,
como una nube, al inconsciente
de la melancolía.
El corazón no pinta diálogos
sin líneas de amor,
en los paisajes internos.
Así, la lengua inaugura
celebrando vocablos
al desnudo del mensaje esperanza,
testimoniando los siglos
al encuentro de última morada.
Pregunto al dolor más longevo que me habita
si acaso ese retrato del revés es mío,
no obstante, esta locura en capilla, se pronuncia.
Sobria, sin ocasión de crisis,
el ojo del recuerdo hace apartar la vista.
También la vida,
recurre con sus sonidos y se expresa
cubriendo todo de manchas.
Como hijo pródigo
una oración se graba en retrospectiva
por duelo del viaje, una profunda lágrima.
Me vuelvo a la existencia
raíz y árbol
para extraer el lenguaje de alegrías,
ganando a plenitud después de todo
un verso que moldea el sueño mío.
Y existo no en sentido figurado,
sin retoques de edad sobre la carne,
en el andamio sublime que construyes.
Cubierto está mi metro cuadrado,
el suelo es sólo arcilla
y mi cuerpo tirado, allí,
como improvisando
un ritual,
que ocupa y punza.
Una luna azafrán
no provoca ni genera misterios
cuando nos golpean las manos.
¿Y la boca, que será de la boca?
Unas diez calaveras van recitando lento
la oración de los muertos
y yo,
por qué lance un grito de triunfo
si me asfixió el amor
robándome la dignidad.
Dibujo en púrpura,
pájaro, sólo pájaro
enloquecido, aleteo.
Se hizo un nuevo silencio…
COMO LA EDAD
Sin habla,
como la edad del abandono
que no puede ocultar una sonrisa.
Al contrario,
se despierta la emoción intensa
que penetra el espíritu, palabra,
como una nube, al inconsciente
de la melancolía.
El corazón no pinta diálogos
sin líneas de amor,
en los paisajes internos.
Así, la lengua inaugura
celebrando vocablos
al desnudo del mensaje esperanza,
testimoniando los siglos
al encuentro de última morada.
Pregunto al dolor más longevo que me habita
si acaso ese retrato del revés es mío,
no obstante, esta locura en capilla, se pronuncia.
Sobria, sin ocasión de crisis,
el ojo del recuerdo hace apartar la vista.
También la vida,
recurre con sus sonidos y se expresa
cubriendo todo de manchas.
Como hijo pródigo
una oración se graba en retrospectiva
por duelo del viaje, una profunda lágrima.
Me vuelvo a la existencia
raíz y árbol
para extraer el lenguaje de alegrías,
ganando a plenitud después de todo
un verso que moldea el sueño mío.
Y existo no en sentido figurado,
sin retoques de edad sobre la carne,
en el andamio sublime que construyes.
Vuelo final
Al mundo y su grito de soledad
despuntan horizontes,
donde el beso jamás dado
se prende en sueños
a inexistente boca.
En el vuelo final de lo terrestre,
cuando se desploman
como sílabas yertas
las edades
y penetra a la memoria
el recuerdo balbuceante
de otras épocas,
un pequeño dulzor
nos unge el pecho
y la arruga en la mano no retiene.
De este esqueleto
donde nada es misterio
y a la tierra la flor de la sangre
deshojando va sus primaveras
son los días que humildes, ya se acuestan.
Al mundo y su grito de soledad
despuntan horizontes,
donde el beso jamás dado
se prende en sueños
a inexistente boca.
En el vuelo final de lo terrestre,
cuando se desploman
como sílabas yertas
las edades
y penetra a la memoria
el recuerdo balbuceante
de otras épocas,
un pequeño dulzor
nos unge el pecho
y la arruga en la mano no retiene.
De este esqueleto
donde nada es misterio
y a la tierra la flor de la sangre
deshojando va sus primaveras
son los días que humildes, ya se acuestan.
NUNQUAM LUMEN
A ras de suelo, nos llenábamos los bolsillos de piedras
nada más al alcance de los dedos.
La frase del día era:
Vetare vitam
Nosotros, éramos niños
y sentíamos el golpe del hambre entre los huesos.
Saciar la sed de las edades enjauladas: Una piedra
Contemplar la desnudez famélica de Ruth: Una lágrima
Sospechar la procedencia de algún resto de pan que trajo Rajel : Un horror
La frase del día era:
Spes vitae
Nosotros, éramos niños
y contemplábamos embobados la rosa azul detrás de la alambrada.
Dentro de mí, la voz, de aquel que quiere subirse a los árboles
Dentro de mí, la identidad, de aquel que escribía ruegos desatendidos
Dentro de mí, el recuerdo, de unos ojos indiscretos tras la nuca
Dentro de mí, cada palabra, de los que nunca figuraron en retratos.
Hoy me permito hablar con Dios
algunas veces creo que él sospecha,
que una brisa de mundo va dictándome poemas,
pero yo, no soy poeta, no, jamás lo he sido.
A ras de suelo, nos llenábamos los bolsillos de piedras
nada más al alcance de los dedos.
La frase del día era:
Vetare vitam
Nosotros, éramos niños
y sentíamos el golpe del hambre entre los huesos.
Saciar la sed de las edades enjauladas: Una piedra
Contemplar la desnudez famélica de Ruth: Una lágrima
Sospechar la procedencia de algún resto de pan que trajo Rajel : Un horror
La frase del día era:
Spes vitae
Nosotros, éramos niños
y contemplábamos embobados la rosa azul detrás de la alambrada.
Dentro de mí, la voz, de aquel que quiere subirse a los árboles
Dentro de mí, la identidad, de aquel que escribía ruegos desatendidos
Dentro de mí, el recuerdo, de unos ojos indiscretos tras la nuca
Dentro de mí, cada palabra, de los que nunca figuraron en retratos.
Hoy me permito hablar con Dios
algunas veces creo que él sospecha,
que una brisa de mundo va dictándome poemas,
pero yo, no soy poeta, no, jamás lo he sido.
GRACIAS, sólo eso y un abrazo grande, querido Fernando.
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