Arnau Pons
Nació en Felanitx, Mallorca, en 1965, y vive en Barcelona desde 1989. Compagina la escritura de creación y el ensayo sobre poesía con la traducción literaria.
Para él, la poesía es una actividad reflexiva y crítica, no exenta de un cierto contenido ético y político debido a su carácter disidente, insumiso y emancipador, por lo que se hace siempre lejos de toda convención y tribuna. Normalmente traduce al catalán, aunque a veces también traduce al castellano, básicamente ensayo.
Las lenguas que domina son, aparte del catalán y el castellano, el francés, el portugués, el alemán y el italiano. Tiene conocimientos de ruso, hebreo e ídish. De este último idioma ha traducido al judeoespañol la obra más conocida de Yitsjok Katzenelson, El kante del puevlo djidyó atemado (El canto del pueblo judío asesinado). Escribe su poesía en catalán, pero también compuso un breve ciclo de poemas en judeoespañol, Solombra menazada, una lengua que ha aprendido tardíamente.
Como poeta, empezó con un libro de juventud que recibió el Premio Ciutat de Palma de Poesía en 1990, Intromissió. Años después, decidió tomar distancia con el ambiente literario y se decidió a publicar sus poemas él mismo, en tirajes reducidos y en colaboración con amigos pintores. Hay que destacar Liquen saur (con serigrafías del pintor Rafel Joan, sobre quien ha escrito recientemente en la revista Matador de Madrid), A desclòs (título que alude al trobar clus y que además puede designar la franqueza en el francés antiguo, con un dibujo de Zush) y Desertar (un poema largo que ha sido traducido al francés, y que ha recibido el elogio de autores como Hélène Cixous y Jean Bollack, con imágenes de Joan Trujillo).
Si bien publica poco y participa poco en recitales, no deja de estar presente en revistas de poesía con nuevos poemas inéditos. Se puede decir que practica una poesía de la discreción, de la voz que se tiene que buscar y solicitar, aunque está muy lejos de las poéticas del silencio, puesto que expresa sobre todo su diálogo problemático y a veces intransigente con el mundo y con el arte. Ha escrito sobre autores tan variados como Maurice Blanchot, Salvador Espriu, Miquel Bauçà, Maria-Mercè Marçal, Hélène Cixous, Jacques Derrida, Àngel Guimerà y Joan Maragall.
Ha traducido, entre otros, a Luiza Neto Jorge, Herberto Helder, Jacques Dupin, Henri Meschonnic, Dino Campana, Paul Celan, Ingeborg Bachmann, Peter Szondi, así como algunos poemas (comentados por él mismo) de Velimir Jlébnikov y Ósip Mandelstam. Durante el centenario de Mercè Rodoreda llevó a cabo una exposición en Barcelona sobre un proyecto cinematográfico no realizado de Agustí Villaronga, basado en la obra póstuma de Mercè Rodoreda, La muerte y la primavera (La mort i la primavera), que tuvo una gran acogida por parte del público. A nivel internacional, destaca especialmente por su trabajo hermenéutico sobre la poesía de Paul Celan e Ingeborg Bachmann. Desde el año 2001, colabora estrechamente con el filólogo francés Jean Bollack, de quien ha sido el introductor y traductor en el ámbito hispano con Piedra de corazón y Poesía contra poesía. Esta labor exegética le ha permitido participar en congresos y charlas en Francia, Italia, Alemania y Argentina. Actualmente dirige una colección de ensayo en catalán, en la que han aparecido autores como Idith Zertal, Sarah Kofman, Hannah Arendt, Joan Miró, Roland Barthes, Ingeborg Bachmann y Àngel Carmona, además de una colección de traducción de poesía, con autores como Max Jacob y Thomas Bernhard.
En el año 2007 compiló y editó, junto con Simona Škrabec, los dos volúmenes de Carrers de frontera. Passatges de la cultura alemanya a la cultura catalana (Institut Ramon Llull), en motivo de la Feria del Libro de Fráncfort, en la que la cultura catalana fue la invitada de honor. Se trata de una obra que rastrea y analiza las relaciones y conexiones entre la cultura catalana y la alemana en el ámbito de la literatura, el ensayo, la filología, el periodismo, el arte, la filosofía, la política y la arquitectura.
tu manual de geomancia y polvo,
te dice cómo en toda linde aguzó el oído:
le interesaban todos los sonidos por igual.
Aún lo vives. Su muerte
diferida,
un prodigio mistérico,
en ti perdura
con hojas de salmuera. Juegas
a cansar,
de santidad calado, el velo que aún danza,
encima de un muñón
ileso
de memoria.
Traducciones de Nicole d’Amonville
Tocada la miseria, así el ayuno;
rota con tiento
la ciega
cáscara de almendra. Y tú, como la mesa,
ahora cubierta con la vela, y el libro, y el plato,
acabarás
siendo esa leña, rey
alzada,
con deudas de
dolencia y de mal vaho,
como si æindivisa en míæ pudieras tú
serme esa mesa, y tú servirme
de cielo raso vertiendo
tu lluvia en mí, con lágrimas
de corteza.
Aunque al contar, contaremos lo que es verde
y ya no leñará, desataremos juntos
gavillas de valor, o de inquietud,
nos seguirá
lo que leímos
separadamente en el libro, a æ a æ a,
bebiendo a sorbos el anublante poso
de horas añejas
que a nadie pertenecen,
mortales de infinito, y tan vacíos
de esos tus puntos, que son,
todos ellos, iguales
fémeas. Para que me descorteces,
y así me estigmes, me llames.
TRADUCCIÓN DE ANA NUÑO Y EL AUTOR.
El vacío y su ruido. 13 poemas de Arnau Pons
Selección de poemas: Iván Méndez y Mario Pera
Traducción de poemas: Alejandra Vallejo
Rayas las aguas*,
bajo un ombligo, oculto,
y a un cielo que llora una mano te alza,
y sales
entre dedos ávidos de tu negrura,
como légamo hediondo,
de fiesta loco y harto ya de vida;
junto a los árboles pasas, invocas
el húmedo sebo, la bestia sucia
que nació contigo;
tiemblas el agua, grávido, y dentro
de la corteza que te oprimió te doblas,
muerte en el ojo que te ha creado.
Desde una pesadilla, desde una sombra,
ahora escupes fuego y sombra, y sombra;
te entibias, buscas
como serpiente aquel pezón de roca:
lo secas.
Tu hiel en la amargura de tu boca.
Tu olor, el olor de tu padre.
*poema traducido por José Carlos Cataño.
9
El vacío y su ruido, por encima de nosotros, y nosotros
plenos, plácidos,
en la ósea sobriedad;
un Uno, fabricado con desastres, busca,
como un meteorito, nuestra gravedad;
tú, te elevas de gracia,
y de mí te desprendes,
plegada en ti como un opaco pensamiento,
hasta que te atas, sin balbucir,
a los finos cabellos del sol.
11
Habrá, más tarde, una excrecencia
de cielo, nosotros
ya no estaremos aquí para recogerla.
Algo profundo: un ojo,
la boca desdentada de la noche.
Sin fin, al igual que un ángel
(quizá el más lento)
descuartizado a las puertas del día,
como surgida de un pozo, se nos cae,
de ambas manos,
una descarga de luz.
7
Apretar los bordes de la noche,
puesto que se va virtiendo.
Nada-cantado y nada-urdido,
el paso lejos en la grava
de una vía estelar, y tú:
destruida por el instante, y pese a todo
mía.
12
Una quemadura tuya,
una de tantas, encendida de vida,
ahora va resbalando hacia abajo
por la pared:
me da la sensación
de que la ensucia bien,
pero los que pasan por delante de ella
dicen que deja
un feo rastro —
es pequeño o inmenso, según como se mire,
lo llamamos
literatura —
2
Toma al muerto del muerto y repártelo entre los vivos —
pon el ataúd dentro del ataúd y quítaselo a los vivos.
10
Te llevo en las costillas
acostumbrada a perder —
los cien
o doscientos años que no
podré
compartir contigo
te los dejo en el estante de los libros que se apagan,
los asediados,
los que tantas veces
se han arrodillado por nosotros.
17
Desde el rincón de tu nicho, también
tú me mirabas,
cosida y acabada
de lavar, estrictísima virtud,
y yo
estaba ahí,
de pie, inexplicablemente bello,
sin la hoja impúdica
de tu vergüenza
tapándome la ensangrentada desnudez:
con un pie
descalzo sobre los cristales,
con el duelo prohibido,
yo era a pesar de todo
la única
constelación
que la lluvia no había apagado.
8
Cuerpos
de horca
señorean
a puerta cerrada —
caen
a la hora prevista
después de muchas
cortinas de humo.
19
Te he marcado con los dientes del día
una escritura nocturna, probablemente
desordenada:
al estilo de
la pura prosa dura —
el juego del mundo nos lleva
a los lugares de atrás de ese mismo mundo:
en esas ausencias de día
y de noche
el sonido que allí vive nos acompaña
hacia los desgarrados pañuelos
de seda de tus versos
en los que ríen las torturas —
de la rotura
de esas tuyas-mías
líneas de vida
sale
calmada
la eterna gota de oro.
20
Un relámpago se sesga desde tu llanto sensato
y me toca el revés:
todo lo que no veo de mí, todo
el lodo que no remuevo
se iriza,
celoso por ser
el calambre
con el que me castigas la víscera insolente
(hormigueo de linfa
que cacarea dentro de mí),
podríamos decir
que toda la ciudad
lo ha visto: resplandecías de insolencia,
un gloria de óxido te aureolaba por completo, y llevabas
algo de la muerte enviscada
de sylvia plath
pegada al tobillo,
pero eso
sólo lo vi yo.
5
Si yo te regalo un arte del buen morir
tú me envías el lugar
abierto y húmedo
en el que calzaría
un primer aliento —
A los que han nacido después
¡Qué tiempos son esos en los que
Hablar de árboles es casi un crimen
Porque implica no decir nada de tantos delitos!
Bertolt Brecht, Poemas de Svedenborg (1939)
*
Una hoja, sin árbol,
para Bertolt Brecht:
¿Qué tiempos son esos
en los que hablar
es casi un crimen,
porque implica
tantas cosas dichas?
Paul Celan, Particela de nieve (1971)
*18
(ahora y aquí, ante el auditorio que nos escucha,
después de paul celan y bertolt brecht)
¿qué tiempos son esos
en los que el crimen
vuelve a tener forma de árbol
y en los que la hoja que expresa sombra
es apuñalada con un poema
por tanta verdad que ha dicho?
(versión original en catalán)
13 poemas de Arnau Pons
Ratlles les aigües,
jus l’òmfal, clos,
i una mà t’estira cap a un cel que plora,
i surt, enmig de dits sedecs de ta negror,
com llot pudent, amb festa boja i fart de viure;
passes a frec dels arbres, crides
l’amàs de vesc, la lletja bèstia
que amb tu ha nascut,
tremoles l’aigua, carc,
i dins l’escorça que et va ofegar
et recargoles
com una mort dins l’ull que et va crear.
Des d’un malson, des d’una fosca,
ara escups focs i fosca, i fosca.
T’entebiones, cerques
com una serp aquell mugró de roca:
l’eixugues.
Fas amargor dins l’amargor de boca.
Fas l’olor de ton pare.
El soroll del buit ens sobrevola, plens, plàcids,
dins l’ossuda sobrietat;
un u, fet de desastres, cerca,
com un meteorit, la nostra gravetat;
tu, t’eleves de gràcia,
i te’m desprens,
plegada en tu com opac pensament,
t’encordes, desbalbucient,
als prims cabells del sol.
Vindrà més tard una escreixença
de cel, nosaltres
ja no serem aquí per recollir-la.
Una cosa profunda: un ull,
la boca desdentada de la nit.
Sense final, talment un àngel
(potser el més lent)
esquarterat a les portes del dia,
vinguda del pouar, ens cau,
de cada mà,
una descàrrega de llum.
Prémer les vores de la nit,
perquè ressurt.
No-res-cantat, no-res-ordit,
la passa llunya en l’engravada
via d’astres i tu:
destruïda per l’instant, tanmateix
meva.
Una cremada teva,
una de tantes, encesa de vida,
ara ens llenega
paret avall:
per mi
l’embruta bé,
però els qui hi passen pel davant
diuen que fa
un rastre lleig —
és petit o immens, segons com es miri,
l’anomenem
literatura —
Rep el mort del mort i reparteix-lo entre els vius —
posa el taüt dins el taüt i treu-lo als vius.
Et duc a les costelles,
avesada a perdre —
els cent
o dos-cents anys que no
podré
compartir amb tu
te’ls deixo a la lleixa dels llibres que s’apaguen,
els cerclejats,
els que tantes vegades
s’han agenollat per nosaltres.
Des del racó del teu nínxol, tu
també em miraves,
cosida i acabada
de rentar, estrictíssima virtut,
i jo
m’estava allà
dret, inexplicablement bell,
sense la fulla impúdica
de la teva vergonya
tapant-me l’ensangonada nuesa:
un peu
descalç damunt dels vidres,
amb el dol prohibit,
jo era malgrat tot
l’única
constel·lació
que la pluja no havia apagat.
Cossos
de forca
senyoregen
a porta tancada —
cauen
a l’hora prevista
després de moltes
cortines de fum.
t’he marcat amb les dents del dia
una escriptura nocturna, segurament
desordenada:
a l’estil de
la pura prosa dura —
el joc del món ens porta
a les enreres del món:
en aquestes absències de dia
i de nit
el so que hi viu ens acompanya
cap als esqueixats mocadors
de seda dels teus versos
on riuen les tortures —
del trencament
d’aquestes teves-meves
línies de vida
en surt
apaivagada,
l’eterna gota d’or.
Un llamp s’esbiaixa des del teu plor assenyat
i em toca el revés:
tot el que no veig de mi, tot
el llot que no remoc
s’irisa,
gelós de ser
la rampa
amb què em castigues
la víscera insolent
(formigueig d’una limfa
que m’escaina per dins),
podríem dir
que tota la ciutat
ho ha vist: fulgies d’insolència,
una glòria de rovell t’aureolava tota, i duies
una mica de la mort envescada
de sylvia plath
enganxada al turmell,
però això només
ho he vist jo.
Si jo et regalo un art del ben morir
tu m’envies el lloc
badat i moll
on calçaria
un primer alè —
Als qui han nascut després
Quins temps són aquests en què
Parlar d’arbres és gairebé un crim
Perquè implica no dir res de tants delictes!
Bertolt Brecht, Poemes de Svendborg (1939)
*
Una fulla, sense arbre,
per a Bertolt Brecht:
Quins temps són aquests
en què parlar
és gairebé un crim,
perquè implica
tantes coses dites?
Paul Celan, La part de la neu (llibre pòstum, 1971)
*
(ara i aquí, amb l’auditori que ens escolta,
després de paul celan i bertolt brecht
quins temps són aquests
en què el crim
torna a tenir forma d’arbre
i en què la fulla que diu l’ombra
és apunyalada amb un poema
per tanta veritat que ha dit?
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