Henri de Régnier
Henri François-Joseph de Régnier (28 de diciembre de 1864 - 23 de mayo de 1936) fue un novelista y poeta francés nacido en Honfleur (Calvados) y fallecido en París que formó parte del movimiento denominado Simbolismo. Fue miembro de la Academia Francesa a la que fue electo en 1911 para el asiento número 39.
Vino de una familia aristócrata de Normandía. Estudió en el colegio Stanislas. Se consagró a las letras y a partir 1885 empezó a publicar versos tanto en Francia como en Bélgica en revistas afiliadas al simbolismo, principalmente en Lutèce.
Fue admirador de Stéphane Mallarmé, habiendo sido también influenciado por Leconte de Lisle y principalmente por José-Maria de Heredia con cuya hija Marie se casó en 1895. Ella siendo también poetisa usó el seudónimo de Gérard d'Houville. El matrimonio que no fue feliz tuvo un hijo cuya paternidad fue atribuida al escritor Pierre Louÿs amigo de la pareja. El niño nacido el 8 de septiembre de 1898 fue bautizado Pierre de Régnier (quien sería periodista y apodado más tarde el Tigre) pero según el biógrafo de Louÿs, Jean-Paul Goujon, fue hijo de este último, quien además fue su padrino oficial.
Desde la primera publicación formal de su poesía, Poèmes anciens et romanesques (1889), Henri de Régnier adquirió notoriedad. Siguieron Tel qu’en songe (1892), Aréthuse (1895), Les Jeux rustiques et divins (1897), Les Médailles d’argile (1900), La Cité des eaux (1902), La Sandale ailée (1905), Le Miroir des heures (1910) que mostraron influencia de Verlaine y de Valéry, de Jean Moréas, Gustave Kahn y de Stéphane Mallarmé, pero sobre todo de su suegro, José-Maria de Heredia.
También escribió cuentos (Contes à soi même (1893) y novelas : su obra más conocida, La Double maîtresse (1900), es una novela freudiana precoz; Le Bon plaisir (1902), Le Mariage de minuit (1903), Les Vacances d’un jeune homme sage (1903), Les Rencontres de M. de Bréot (1904), Le Passé vivant (1905), La Peur de l’amour (1907), La Flambée (1909), La Pécheresse (1920), L’Escapade (1925), etc. Henri de Régnier tuvo una cierta predilección por el siglo XVIII, época en la que ubicó a muchos de sus personajes.
Hizo igualmente crítica literaria asistiendo a los salones de la alta sociedad parisina como a los de la condesa de Fitz-James o a los de Madeleine Lemaire.
En marzo de 1908, Henri de Régnier se presentó por primera vea como candidato a ser electo a la Academia Francesa, para el asiento que fue de André Theuriet, pero fue Jean Richepin quien salió triunfante en la elección. El 9 de febrero de 1911, fue finalmente electo al asiento número 39 que había sido de Eugène-Melchior de Vogüé.
Obra
Placa conmemorativa en la que fue la casa de Henri de Régnier y de Marie de Heredia en el número 24 de la Calle Boissière, en París.
Les Lendemains. Apaisement (poesía) (1886)
Sites (poemas, 1887)
Épisodes (poemas, 1886-1888)
poemas anciens et romanesques, 2 vol. (1890-1895)
Tel qu'en songe (1892)
Contes à soi-même (1893)
Le Bosquet de Psyché (1894)
Aréthuse (poesía) 1895)
poemas, 1887-1892 (1895)
Jeux rustiques et divins (poesía) (1897)
La Canne de jaspe (1897)
Premiers poemas (1899)
Le Trèfle blanc (1899)
La Double Maîtresse (roman) (1900). Réédité aux Éditions Arc-en-Ciel en 1945, illustré par Raoul Serres.
Les Médailles d'argile (poesía) (1900)
Les Amants singuliers (1901)
Figures et caractères (1901)
Le Bon Plaisir (1902)
La Cité des eaux (poesía) (1902)
Les Vacances d'un jeune homme sage (roman) (1903)
Le Mariage de minuit (1903)
Les Rencontres de M. de Bréot (1904)
Le Passé vivant (roman) (1905)
La Sandale ailée, 1903-1905 (poesía) (1906)
L'Amour et le Plaisir (1906)
Esquisses vénitiennes (1906)
Sujets et paysages (1906)
La Peur de l'amour (1907)
Couleur du temps (1909)
La Flambée (1909)
Le Miroir des heures (poesía) (1910)
Contes de France et d'Italie (1912)
L'Amphisbène (roman) (1912)
Portraits et souvenirs (1913)
Le Plateau de laque (1913)
Romaine Mirmault (roman) (1914)
L'Illusion héroïque de Tito Bassi (roman) (1916)
1914-1916, poésies (1918)
Histoires incertaines (1919)
La Pécheresse, histoire d'amour (1920)
Vestigia flammae (poesía) (1921)
Les Bonheurs perdus (1924)
Le Divertissement provincial. L'entrevue. Proses datées. Baudelaire et les Fleurs du mal (1925)
Contes pour chacun de nous (1926)
L'Escapade (1926)
Monsieur d'Armercœur (1927)
Le Miracle du fil (sonnets) (1927)
Le Pavillon fermé (1927)
Contes vénitiens (1927)
L'Altana ou la vie vénitienne (1899-1924), 2 vol. (1928)
Flamma tenax, 1922-1928, poemas (1928)
Lui, ou les Femmes et l'Amour (1928)
Le Vrai Bonheur ou les amants de Stresa (1929)
Le Voyage d'amour ou l'initiation vénitienne (1930)
Nos Rencontres. Escales en Méditerranée (1930)
Choix de poèmes (1931)
Airs pour l'écho (poesía) (1933)
Lettres diverses et curieuses, écrites par plusieurs à l'un d'entre eux (1933)
De mon temps (1933)
Histoire des Décorations Françaises (1933) publicada bajo la supervisión y con un prefacio de Henri de Régnier, por A. Anchel et P.-F. Caillé; Paris, Javal et Bourdeaux, 1933 ; fontispicio de Auguste Leroux ;
Le Paradis retrouvé, contes choisis (póstuma) (1937)
Images vénitiennes
EL REPOSO
Apaga, visitante, esa antorcha importuna
y no al suelo la flama inclines. ¿Has creído
que sus gotas de fuego que caen una a una
reanimarán el polvo en que ayer he vivido?
No. Si la misma losa, ante la chispa vana
cediera un solo instante en su dureza fría,
y sí en mi noche triste, insensible y lejana
surgiera nuevamente la claridad del día,
¡oh, caminante! ¿piensas que iba mi polvo yerto
que libertó la parca y en la quietud reposa
a renunciar al goce divino de haber muerto
y a dar por nueva vida su noche tenebrosa?
No obstante, fui dichoso. Amor dejó sellada
mí boca con su boca en más de un beso ardiente,
y entretejió la gloria con mano delicada
lauros para mi nombre, antes para mi frente.
Mas dejan en el alma como un resabio triste
cada feliz instante, cada divina hora,
y aquí ya nada espero, y para mí no existe
la vuelta de la noche ni el paso de la aurora.
Que el generoso día o la inquietud nocturna
den a los vivos lloro o goce apetecido:
¿qué importa al que en cenizas aduérmese en la urna
bajo pesado mármol e inquebrantable olvido?
Por eso ni tus pasos, tu vista, ni la ardiente
antorcha, ni tu labio que en alta voz me nombra
darán un sobresalto a mi paz impaciente
¡oh, tú que aquí has venido para evocar mi sombra!
Aunque tu propia mano, piadosa, en su rudeza,
quebrara el fuerte gozne, rompiera el bronce duro,
¡Amor! y aunque tu tierno semblante y tu belleza
viera asomar de nuevo sobre mi asilo obscuro.
EXPERIENCIA
Voy siguiendo sus pasos y escuchando sus besos:
sus gallardas siluetas destacándose van
sobre el blanco de ala de gaviota, sobre esos
horizontes gris-perla del paisaje otoñal.
Mientras siguen su viaje de amorosa ternura
en la costa azotada por los tumbos del mar,
yo no siento ni celos, ni dolor, ni amargura
ni tristezas ocultas, ni febril malestar.
Ellos siguen absortos en su sueño enlazado
dando sér a lo efímero de su anhelo ideal;
ellos son el presente y yo soy el pasado,
y sé de la quimera la palabra final.
SOBRE LA PLAYA
Acuéstate en la playa y recoge en la mano
para dejar que escurra después, grano por grano,
la hermosa arena rubia que el sol hace de oro;
cierra luego los ojos, mas antes ve el sonoro
mar que la orilla besa, y el cielo transparente,
y cuando, poco a poco, sientas que dulcemente
no queda peso alguno, en tu mano ligera,
abre otra vez los párpados; pero antes considera
que nuestra propia vida toma y devuelve activa
a las eternas playas su arena fugitiva.
LA VOZ
Yo no quiero que nadie se acerque a mi tristeza,
ni tus pasos amigos, ni tu rostro adorado.
ni tu mano que toca con lánguida nobleza
la perezosa cinta y el volumen cerrado.
Déjame; que mi puerta a nadie se abra ahora,
ni al viento matutino dé paso mi ventana;
está cansado y triste mi corazón, y llora
sobre un mundo sombrío y una existencia vana.
Mi tristeza me viene de una región distante,
más allá de mi mismo; es una cosa ajena,
y todo hombre que ame, que sonría, o que cante,
en voz baja la escucha cuando la hora suena.
Y algo se agita y mueve en la conciencia obscura,
se despierta y espande en el alma dormida,
a esa voz apagada que al oído murmura
que es ceniza en su fruto la rosa de la vida.
LA ESPERANZA SUPREMA
Qué importa que en la tumba de rincones desiertos
donde eres ya tan sólo un muerto entre los muertos,
no detenga sus pasos la turba presurosa
por enhiesta pirámide o por urna, pomposa,
y ni macizo bronce ni mármol deslumbrante
atraigan las miradas de incierto caminante
ni la de aquellos hombres que al destino eminente
ofrendan homenajes y doblegan la frente?
Que los que amen el fausto eleven hasta el cíelo
sobre su muerto polvo monumentos de duelo.
Responde: ¿No te basta el saber que reposas
bajo el ciprés agudo que entretejen las rosas?
Si nunca a tu sepulcro se llega, un visitante,
¿no es mucho que en las frondas un pájaro te cante?
Y ¿qué importa que un día, de la sencilla piedra
corroída de musgo y ataviada de hiedra,
borre tu nombra el tiempo, si en el paraje mudo,
Amor—-divina sombra—posa su pie desnudo?
Invocation
Ombres de mes sept Sœurs et de mes sept Pensées !
Toi, par la flèche, et toi, par la pierre lancée
Au travers de la haie et par-dessus le mur ;
Toi, par la fleur tendue, et toi, par le fruit mûr
Offerts l’un à ma bouche et l’autre à mon sourire ;
Toi que la nuit endort, toi que l’aurore étire,
Toi qui ruisselles d’eau, toi qui coules de sang,
Vous toutes qui parlez, passantes, au passant,
Assises dans le soir ou debout dans l’aurore,
Le long du fleuve calme ou de la mer sonore,
Le pied sur l’herbe haute ou sur le rocher nu,
Sur la lande déserte où danse un bouc cornu
Ou dans le verger clair où chante une colombe
Tandis que l’heure, hélas ! marque d’un fruit qui tombe
Son invisible fuite et son muet retour ;
Vous qui êtes la Mort, vous qui êtes l’Amour
O flamboyantes, ô légères, ô glacées,
En vous voyant marcher dans mon âme, Pensées
Qui descendez en moi les pentes de l’oubli,
Pour que vous les miriez en son lac d’or pâli
J’ai fait à vos sept fronts à jamais sept couronnes
Avec des fleurs d’été, avec des fleurs d’automne,
Avec l’algue du fleuve et l’algue de la mer
Et des feuillages durs immortellement verts
Et des feuilles de lierre et des feuilles d’orties,
Avec des cailloux noirs et des gemmes polies ;
Et, pour qu’en ma mémoire il se revive encor,
J’ai couronné en vous mon Rêve sept fois mort.
Wish
I'd like to show your eyes the plains
And a forest green and ruddy,
Far off and soft
Under clear skies on the horizon,
Or some hills
With lovely slopes
So changing and supple and misty,
Seeming to melt in the sweetness of the air,
Either hills
Or forest.
I'd like
For you to hear
Strong, vast, deep, and tender,
The great dull voice of the sea
That moans
Like Love;
And once in a while
Right next to you,
In the interval,
I'd like you to hear
Right next to you
A dove
In the silence
Both soft and weak
Like Love a trifle in the shadows,
I'd like you to hear
The gushing of a spring
For your hands I'd like some flowers,
And for your steps
I'd like a little path, grassy and sandy
Going up a bit and coming down,
Turning and seeming
To approach the limits of silence.
A very little sandy path
Where your steps would leave faint marks,
Our steps
Together.
La Lune Jaune
Ce long jour a fini par une lune jaune
Qui monte mollement entre les peupliers,
Tandis que se répand parmi l’air qu’elle embaume
L’odeur de l’eau qui dort entre les joncs mouillés.
Savions-nous, quand, tous deux, sous le soleil torride
Foulions la terre rouge et le chaume blessant,
Savions-nous, quand nos pieds sur les sables arides
Laissaient leurs pas empreints comme des pas de sang,
Savions-nous, quand l’amour brûlait sa haute flamme
En nos cœurs déchirés d’un tourment sans espoir,
Savions-nous, quand mourait le feu dont nous brûlâmes
Que sa cendre serait si douce à notre soir,
Et que cet âpre jour qui s’achève et qu’embaume
Une odeur d’eau qui songe entre les joncs mouillés
Finirait mollement par cette lune jaune
Qui monte et s’arrondit entre les peupliers ?
Le Cyprès
Ce haut cyprès ! c’est là qu’un soir est mort l’Amour,
Dans l’ombre chaude encor de sa rouge journée,
C’est là que, contre lui sa pointe retournée,
Il est tombé, percé de sa flèche à son tour.
O lieu cher et cruel et triste, où, de ce jour,
Mystérieuse et qui ne s’est jamais fanée,
De son sang a fleuri une rose obstinée
Dont semble encor la pourpre attendre son retour.
Et quelquefois, la main dans la main, ma Tristesse
Et moi, qui ne veux plus, hélas! qu’elle me laisse,
Nous montons jusqu’ici, son pas auprès du mien.
Elle aime cette rose et moi le cyprès sombre :
Elle espère peut-être encor, mais je sais bien
Qu’où l’Amour est tombé ne revient pas son Ombre!
Le Bonheur
Sois heureuse! qu’importe à tes yeux l’horizon
Et l’aurore et la nuit et l’heure et la saison,
Que ta fenêtre tremble aux souffles de l’hiver
Ou que, l’été, le vent du val ou de la mer
Semble quelqu’un qui veut entrer et qu’on accueille.
Sois heureuse. La source murmure. Une feuille
Déjà jaunie un peu tombe sur le sentier;
Une abeille s’est prise aux fils de ton métier,
Car le lin qu’il emploie est roux comme du miel;
Un nuage charmant est seul dans tout le ciel;
La pluie est douce ; l’ombre est moite. Sois heureuse.
Le chemin est boueux et l’ornière se creuse,
Que t’importe la terre où mènent les chemins!
Sois heureuse d’hier et sûre de demain;
N’as-tu pas, par ta chair divine et parfumée,
L’ineffable pouvoir de pouvoir être aimée?
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