sábado, 27 de septiembre de 2014

GARY KLANG [13.482]

                                                     Gary KLANG Foto © Paul Labelle 


Gary Klang 

Nació el 28 de diciembre 1941 en Port-au-Prince (Haití). Después de las clases de primaria y secundaria, se fue a París, donde estudió en la Sorbona, el PhD propedéutico. 

Klang emigró a Montreal en 1973. Fue contratado por Éditions La Presse como editor corrector de pruebas; enseña en la Universidad de Montreal y se convirtió en traductor de una empresa de ingeniería. Ahora trabaja en SNC-Lavalin, la mayor firma de Ingenieros Consultores de Canadá, con oficinas en todo el mundo.

Su obra es muy variada: novelas, ensayos, poesía, teatro, por no hablar de numerosos artículos sobre literatura o el idioma y temas culturales. Sus libros fueron publicados en Quebec, con la excepción de su primera colección de poesía, Ex-isla, que fue publicado en Francia en 1988.

Es miembro de pleno derecho de la Unión de escritores de Quebec (UNEQ) y miembro del PEN Club. Fue presidente de la Sociedad de los escritores canadienses, sección de Montreal, 1990-1993.

El 14 de julio de 2000, Gary Klang fue elegido por la Unión Francesa en Montreal patrocinador de la Fiesta Nacional. Esa misma noche, Francia organizó el lanzamiento de su libro de poemas, La Tierra está vacía como una estrella.

Fue invitado en octubre de 2002 en el Festival de Poesía de Trois-Rivieres Internacional (Quebec). En 2005, fue nombrado presidente de la rama de Montreal (por dos años) al Consejo de la Francofonía de Escritores de América.

Poesía:

Ex-île . Grenoble: Éditions de la Vague à l'âme, 1988, 55 pp.; Longueuil: Humanitas, 2003; Montréal: Mémoire d'encrier, 2012. 
Un des poèmes de ce recueil a donné lieu à une trilogie de musique classique de la compositrice Carmen Brouard, inspirée également par Whitman et Tagore. Le morceau a été joué par l'orchestre international I Musici de Montréal et chanté par un baryton, le 27 juin 1998.
Je veux chanter la mer , suivi de Les Fleurs ont la saveur de l'aube . Montréal: Humanitas, 1993, 83 pp.
Moi natif natal , suivi de Le Temps du vide . Montréal: Humanitas, 1995, 112 pp.
La terre est vide comme une étoile . Brossard (Canada): Humanitas, 2000, 100 pp.
La vraie vie est absente . Brossard (Canada): Humanitas, 2002, 79 pp.
Il est grand temps de rallumer les étoiles . Montréal: Mémoire d'encrier, 2007.
Toute terre est prison . Montréal: Mémoire d'encrier, 2010.

Novela:

Haïti! Haïti! écrit en collaboration avec Anthony Phelps. Montréal: Libre Expression, 1985, 160 pp. 
C'est l'histoire de la vengeance de Philippe Rivière, un jeune Français qui rentre en Haïti pour tuer les assassins de sa famille à Jérémie, petite ville du sud où eut lieu un massacre perpétré par les tontons macoutes de Duvalier.
L'île aux deux visages . Brossard (Canada): Humanitas, 1997, 171 pp. 
Il s'agit d'un complot fomenté par le plus grand psychopathe du XXe siècle. On y voit d'anciens nazis réfugiés en République Dominicaine, des tontons macoutes, des démocrates, etc., et l'on assiste aux luttes et à l'avènement de la République Dominicaine à la démocratie en 1978.
L'adolescent qui regardait passer la vie . Brossard (Canada): Humanitas, 1998, 150 pp. 
Ce livre traite d'une double dictature, politique et maternelle, et met en scène un jeune «juif sans calotte», Julien Freud, vivant à Port-au-Prince. Ces trois romans forment une sorte de cycle, sur le mode tragique et satirique, concernant le régime sanguinaire des Duvalier.
Un homme seul est toujours en mauvaise compagnie . Montréal: Mémoire d'encrier, 2005, 112 pp.
Monologue pour une scène vide . Montréal: Éditions Dialogue Nord-Sud, 2013, 112 pp.
Kafka 'a dit . Longueuil: Humanitas, 2004. 
Il s'agit de 9 nouvelles qui se déroulent dans plusieurs pays et traitent de différents thèmes: Mai 68, l'exil, la dictature (Duvalier et Trujillo), la fraternité, la solitude, etc.
« Elle n'avait peur de rien ». Nul n'est une île: Solidarité Haïti . Sous la direction de Stanley Péan et Rodney Saint-Éloi. Montréal: Mémoire d'encrier, 2004: 107-115.
Les chiens noirs . Montréal: Plume & Encre, 2006.

Ensayos:

La méditation transcendantale . Montréal: Stanké, 1976, 168 pp. 
Best-seller pendant plusieurs semaines et premier livre écrit en français dans le monde sur le sujet.
Je ne veux pas mourir chauve à Montréal . Brossard (Canada): Humanitas, 1999, 140 pp. 
Tableau du milieu littéraire de Montréal.

Trabajos universitarios:

Le personnage de Bergotte dans l'œuvre de Proust . Mémoire de maîtrise présenté à la Sorbonne, Paris, 1968, 130 pp.
Proust d'après les préfaces et les notes des traductions de Ruskin . Thèse de doctorat présentée à la Sorbonne (mention très bien et félicitations du jury), 1973, 226 pp. (des extraits ont paru dans Les Saisons littéraires , aux éditions Guérin, à Montréal, en 1996).

Teatro:

L'immigrant , pièce télévisée jouée à la télévision de Radio-Québec à Montréal en 1979. 
Il s'agit d'un jeune Français qui vient d'arriver à Montréal.



Exilio

Echo de menos
Los ruidos de la tarde y las fragancias
El gallo que canta a la media noche
Los perros en celo bajo la ventana

Me hostiga
El rumor sordo
Del tambor
En la hondura de la tarde

Y este hombre
Que hace reír a los pequeños
Con un montón de botellas sobre su cabeza

Había también
Todos esos ruidos de trópicos
Los cocuyos o qué se yo
Acentuando la noche a gritos
Como en un concierto de sombras

Había
Pero tendría que enumerarte
Todo lo que había

Era
Para no creerlo
Era
El alma de la isla
Que vive y se mueve
Con
El olor para mí único
De la flor de la cananga

Había tardes y mañanas de ensueño
Había había había

Pero ya no hay más
Que el recuerdo

Fte: Revista Unión Libre No. 74, Venezuela - 2012



Ha llegado el momento de volver a encender las estrellas
                                                       
                          A Guillaume Apollinaire

Tomo este verso de aquel
Que sin rima
Y sin pose
Cantó al puente del Sena
Y a lo nuevo
Para decir
Lo que en las profundidades
Yace por estos tiempos
De muerte
Y de derrota

En estas horas de odio
Y de amargura
Uno no sabe a qué santo acudir
A qué Dios rogar
Pues parece que todo está vacío
Y que los seres
Han perdido los sentidos
Y el equilibrio

Los hombres apagan las antorchas
Y  traen la sombra sobre la tierra

Ha llegado el momento
El gran momento
Les digo
De volver a encender las estrellas




Los fantasmas de Goya

No le gustaba la escuela
Soñaba con las estrellas

Y leía
Lo que el viento se llevó

Faulkner y el viejo Sur
Esas casas de columnatas que le gustaban tanto
A pesar de las sombras de infortunio
Como las que tenía bajo sus ojos
Esclavos libres de su tiempo
No muy distintos de aquellos que eran colgados
Bajo una gran cruz en llamas

Todos los caminos conducen a la cruz

Él se perdía en el Sur que ardía
Después de jugar al enfermo imaginario
Para huir de la escuela que odiaba
Como a esas cruces que eran incendiadas
Por el odio al color
El eterno odio del hombre por el hombre

Pero cuando el esclavo se libera
Se vuelve opresor
Hace como los del Sur profundo
Y quema todas las cruces que encuentra

Amor del hombre por el fuego
Goya la Inquisición
Los fantasmas de Goya
Torquemada y Bernardo Gui
Siempre presentes
Ya que el hombre desea el mal
Y cuando olvida el color

Todo pretexto le es bueno para repetir la Inquisición

El odio nunca está muerto en un corazón de hombre

Amor del hombre por la hoguera
Su corazón es una llama que quema
Y que el odio alimenta

No me vayan a decir que la Historia tiene un fin
La Historia es una búsqueda interminable del Mal
Y de la humillación

El Sur profundo con sus cruces que arden
Símbolo de lo que el hombre ha hecho con la cruz del Crucificado
Convertida en cruz de odio

Los hombres apagan las antorchas
Y traen la sombra sobre la tierra

Siempre el esclavo de ayer
Se volverá el opresor de mañana



Mi tierra

La cantera de arena

Parece

Un viejo cuerpo sin alma

Así como esta tierra que se hunde en el mar
Y el mar que toma color de sangre seca

La ciudad asedia al puerto
Nada le queda de los muros de mi recuerdo

Toda tierra es prisión

La mía ha tomado el color de la sangre fresca
Los niños se mueren sobre las losas de la indiferencia
Y hasta el sol nos pone la cara mustia

Las frutas no tienen olor
Están todas podridas antes de brotar

Cuál es entonces el sufrimiento que se encarna en mi tierra

Toda esperanza se coaguló como una vela apagada
Mi tierra-prisión de muros de miedo
El mar color de sangre

Cuál es entonces este dolor que ataca mi isla

Mi tierra es un viejo recuerdo que se diluye en la arena


Las palabras

Las palabras están cansadas hermanos
Esas grandes palabras que nos lanzan a la cara
Saben a vómito

Como esas vertientes fétidas
Cerca del mar Caribe
Donde de niño me sumergía alegremente
A pesar del olor a azufre

Las palabras están cansadas hermanos
Las palabras ya tuvieron suficiente
Y ya nadie las cree

Las palabras dividen
Las palabras separan

Mientras más se explica
Más se embrollan
Parecieran
Hojas sueltas olvidadas
Que un viento violento agita

Las palabras hacen daño
Las palabras nos hieren con sus aristas vivas
Rara vez nos consuelan
Y tan rara es su fluidez
Que cuando se la encuentra
Pareciera que un gran sueño
Se ha caído del cielo

Las palabras no expresan nada
Las palabras son farsantes

Toda sonrisa es una búsqueda de poder


Se abre una puerta

Se abre una puerta
Y es la infancia que renace
Este olor tan tenaz
A cuartos de vacaciones
Con el lienzo de la muchacha inglesa
Los ojos vueltos hacia otro lugar
O el árbol cansado que miraba por la ventana

Los lagartos poblaban el jardín

Teníamos la colina para nosotros solos

A pesar del miedo de la araña
Escondida bajo la piedra sobre la que nos sentamos
Que siempre venía en pareja
Sin apresurarse
Y un buen día
El padre encontró una sobre su pecho

Las palabras son todo lo que nos queda
Como si esa gente
Esos árboles
Esos juegos de niño
Nunca hubieran existido




Infancia

De qué sirve decirlo
Las cosas no tienen mucho sentido
Cuando uno se topa con el tiempo
Infancia amor mío
Tú nos retienes como una red tendida
Como labios levantados hacia el corazón de aguas tranquilas

De qué sirve decirles lo que no tiene un fin
Sino este largo río a retener
Que dejo que los vientos lleven como una vela a voluntad de la ola

Nos preguntamos qué hacemos aquí y no en otro lugar
Y es así que nace este alto sentido de peregrinaje a no poder más
Pues los que estaban presentes se fueron
Por razones que ellos solos oh sí ellos solos sabrán decirnos

Como una lluvia de Bretaña que nunca vimos
A pesar de todos aquellos que nos decían lo contrario
Yo no puedo pero les digo
Todo lo que fue ya no es
El tiempo pasado no se retiene



Tengo recuerdos

Tengo  recuerdos
De la mano que se borra ante el espejo
Del paseo
De la tarde
En que no había lugar para el silencio

Tengo recuerdos
Del amor
Suave como lo que dura
Duro como un río en tiempo de tormenta

Tengo recuerdos



El poeta

Nos legaste el Verbo de la estrella desmedida
Tomando los caminos de la ilusión
Cuestión de aprender el manejo del fuego
Tan lejos de los juegos mortales

Pero era la era de los sueños
Donde lo bajo volaba hacia las alturas

Viniste sin ilusiones
Decepcionado de un intercambio que ya nada aportaba

Y un día
En la palidez de la ciudad triste
Tuve que forzar para que cedieras

Luego fue cuando el gran país de las nieves
Y tú
Encerrado en un sueño que nadie puede comprender
Leyendo la noche
Peinando al día
Proyectando tus fantasmas
En un sol oscuro

Te saludo oh Poeta abandonado a tu propia suerte
Nadie ha comprendido el gran drama que se juega
Pero tus palabras habrán de morar en la desmesura de la estrella



Ex-île

(extraits)

Me manquent
Les bruits du soir et les senteurs
Le coq qui chante à la mi-nuit
Les chiens en rut sous la fenêtre

Me hantent
Le bruit sourd
Du tambour
Au creux du soir

Et cet homme
Qui fait rire les petits
En portant sur la tête un amas de bouteilles

Il y avait aussi
Tous ces bruits de tropiques
Les lucioles ou que sais-je
Aux cris ponctuant la nuit
Comme en un concert d'ombres

Il y avait
Mais faudra-t-il que j'énumère
Tout ce qu'il y avait
C'était
À n'y pas croire
C'était

L'âme de l'île
Qui vit et bouge
Avec
L'odeur pour moi unique
D'ilang-ilang

Il y avait des soirs et des matins de rêve
Il y avait il y avait il y avait

Mais il n'y a plus
Que le souvenir

          * * *

Je chante
Comme d'autres respirent
Je n'ai de cesse
Que je n'aurai défait le fil
Grâce au ciel
J'ai puissance
De dénouer toutes les mailles
Qui firent fou plus d'un
Dans les sables d'exil
Comme ce frère poète
Bien parti pour la gloire
Et que le fou d'Elsa recommandait de lire
Son chant
Comme un tapis volant
L'avait porté de l'île
À l'autre bout du monde
Tout allait bien
Tout prenait sens
Lorsque les rouages bloquèrent
Ô pérégrin
Puis ce furent
Les échecs en cascade
Et tous ceux qui moururent
Et tous ceux qui perdirent
Pied
Sans compter ceux qui vivent
À la croisée des chemins

Il m'est grand peine de m'en souvenir
Ô terre des hommes errants

Est-ce que tout rentrera dans l'ordre
Un jour

          * * *

Ni d'ici
Ni d'ailleurs
J'essaie tant mal que bien
De faire l'accord

Ni d'ici
Ni d'ailleurs
Je vis en marge
Du songe
Et de l'espoir

Ni d'ailleurs
Ni d'ici
Je suis le clair-obscur
Fait homme

          * * *

Natif natal
Je suis
Le tropical
Et le sous-développé
Je n'ai pas
L'œil bleu-blanc
Des ancêtres de Gaule
Et je ne comprends guère
Les hommes des hautes villes
Je suis né sous le signe du massacre
Et n'ai point goût de meurtre
Je prends mes rêves
Pour le réel
Et ne fais pas la différence
Je referai le monde à ma semblance
Et j'inventerai le concerto en sol majeur
Comme le sol de ma terre de poussière
Coin d'île de rire et de misère

Homme de la terre unique
Je suis le tropical
Natif natal
Et ne suis que cela


Extraits choisis de l'œuvre de Gary Klang

La terre est vide comme une étoile

Pris dans les mailles des mots
Le poème est la bouée


Je t'allongerai dans un rayon d'eau vive
Les pieds ouverts sur la toile brune
Et je perdrai le fil du rêve 
Et la notion du temps

Je m'enfoncerai les mains déliées dans le creux vert
Sans regret
Sans amarres
D'avoir pris les chemins de traverse

Emporté comme un songe
Par la houle
Et par ta lumière


Le vieux paysan s'est assis sur la pierre
Et voit passer les heures
Ses doigts ressemblent au cordage des navires
Ses vêtements sont des puits de lumière


 
L'adolescent qui regardait passer la vie

     Assis à ma table de travail, je m'accrochais tant bien que mal à Crime et Châtiment. J'adorais Dostoïevski, mais ne pouvais pas fixer mon attention. Une sensation de vide m'enlevait toute envie de lire. Je voyais des lettres sans en comprendre le sens. C'était comme des chiures de mouche.

     À mon âge, les jeunes sont enthousiastes. Moi je n'allais nulle part. J'étais en manque d'avenir et ne m'intéressais qu'à mes rêveries. Ma vie me semblait nulle même si j'étais un gosse de riches."

   Le petit Proust attendait le baiser de sa mère et mouillait son oreiller de larmes lorsqu'elle tardait à venir l'embrasser. Je détestais le baiser de ma mère et ne voulais pas imiter Proust. Chacun son monde. Il faut entendre le son de sa voix parmi tous les accords qui se présentent. Et la littérature, c'était de distinguer ce qui nous appartient en propre et non de singer les autres. J'avais l'impression d'avoir quelque chose à exprimer et de pouvoir trouver ce qui ferait qu'une phrase était de moi, juif tropical, et non de Proust, juif parisien. Il fallait viser au plus haut sans crainte d'être immodeste. Moi aussi, je deviendrais célèbre.

La vraie vie est absente

Nous écrivons avec nos hontes 
Et nos suppurations
Nous écrivons dans la douleur
L'estomac noué

Nous écrivons la main tendue
Vers ceux qui nous ignorent

Là est notre manière
Poètes
De guérir nos blessures


Malgré le sable et la tempête
N'oublie jamais la mer

L'arbre s'est assis auprès de la rivière
Écartant ses grands bras dans l'azur
L'air du matin frissonne dans les broussailles
Et la rosée fredonne

 
Ex-île

Je me revois 
Près des arbres de lune
Avec pour tout vêtement
La mer

Temps d'insouciance et d'innocence

De hauts vaisseaux s'étiraient près du port
Et les femmes noires et fières
Descendaient des montagnes
Avec des paniers d'ambre
Et de couleurs


Me manquent 
Les bruits du soir et les senteurs
Le coq qui chante à la mi-nuit
Les chiens en rut sous la fenêtre

Me hantent 
Le bruit sourd
Du tambour
Au creux du soir

Et cet homme 
Qui fait rire les petits 
En portant sur la tête un amas de bouteilles


 
Je veux chanter la mer

Au sommet de la plus haute tour
Il y a la mer et le poème
Et puis le songe qui naît de rien
Comme un souffle épuisé par l'absence



Où es-tu où es-tu ô mon âme
Je voudrais te parler
Te dire ces phrases cent fois redites

Où es-tu où es-tu
Je veux te voir te dire un dernier mot
Toucher ta main ton bras
Je te veux près de moi
Où es-tu
Parle
Dis-moi
Je n'entends point

Beckett attend Godot
Mallarmé n'écrit plus
Le monde se ferme comme un main"


  L'île aux deux visages

     Malgré la chaleur, l'homme frissonna. La lune, enveloppée de nuages noirs, ressemblait à une divinité maléfique. Depuis son plus jeune âge, il avait peur de l'obscurité, mais ce soir c'était pire. Chaque ombre lui semblait une menace et les histoires d'horreur de son enfance lui revenaient à l'esprit. Les troncs d'arbre et les feuilles devenaient zombis et loups-garous.





     Jean X eut la conviction que l'homme allait mourir. Et lui ne pourrait rien faire. Il ressentit une frayeur jamais éprouvée, pas même à Port-au-Prince en présence des macoutes. Les masques lui firent penser à des démons. Il enfonça ses doigts dans le sol pour ne pas hurler et sentit quelque chose de froid lui glisser entre les jambes. Était-ce une de ces couleuvres qu'il craignait tant? Ses dents coupèrent ses lèvres et le sang coula. Il comprit alors que la couleuvre n'était que du liquide : il avait uriné sous lui sans s'en rendre compte.


 
Moi natif natal

Ô ce goût d'île et d'oisiveté
Ce goût de sel marin
Arôme d'ilang-ilang

Tous ces mois 
Ces années
À bavarder de tout
De rien

Ô mon amour unique
Fraîcheur du grand jour tropical

Redis-moi je t'en prie
Les syllabes qui me hantent
Comme un rêve d'ex-île

J'aimai la fille fleur au seuil d'adolescence
L'être de nuit qui semblait une enfant

J'aimai la fille fleur
L'amande au buisson frais

Faut-il faut-il que je m'en ressouvienne

Les fleurs ont la saveur de l'aube

Je ne dis pas ce que je voulais dire
Les mots me viennent 
Et ce n'est point la houle que je porte au tréfonds de moi-même
Je cherche je cherche une phrase qui 
Peut-être
N'existe qu'en songe
Peut-être n'était-ce qu'un leurre
Une image qu'après l'on court
Et qui se cache
L'ombre d'une phrase



La sélection ci-dessus de l'œuvre de Gary Klang a été spécialement conçue pour «île en île» et renvoie aux pages de première publication de chaque texte.



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