Antonio Guerrero Rodríguez
(16 de octubre de 1958, Miami, Florida, Estados Unidos, es un cubano preso en Estados Unidos por espionaje.)
Sus padres son Antonio Guerrero Cancio, fallecido, y Mirta Rodríguez Pérez. En 1959, a pocos días del triunfo de la Revolución, los padres deciden regresar a Cuba e incorporarse a las tareas del proceso revolucionario. Su historia estudiantil comienza en 1962, al matricular en la escuela "Lazo de la Vega", donde cursa toda la primaria hasta 1970.
Posteriormente ingresa en la secundaria básica "José María Heredia", donde cursa el séptimo y octavo grados. Cursa el noveno grado en la Escuela Vocacional de Vento.
En 1973 comienza sus estudios preuniversitarios en la escuela vocacional IPVCE Vladimir Ilich Lenin. Fue presidente de la FEEM del regional de Boyeros.
En 1974 ingresa en la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, ocupando el cargo de secretario organizador del comité de base.
Al concluir sus estudios preuniversitarios, se gana una beca para estudiar en la antigua Unión Soviética, ingeniería en construcción de aeródromos, y en 1983 se gradúa. Aquí llamaría la atención de la KGB por sus cualidades y sería entrenado en espionaje y contraespionaje, con la aquiescencia del gobierno cubano.
Llegó a ocupar cargos en el secretariado del comité de base, como secretario de deportes del comité de la juventud, y durante dos años, como presidente de los estudiantes de la ciudad donde estudiaba. Luego trabajaría en la Dirección de Inteligencia (DGI), donde la misma aprovecharía su capital humano y su formación para enviarlo luego a misiones fuera del territorio cubano.
Historia
A su regreso a Cuba es asignado a Cubana de Aviación, y comienza a trabajar como especialista en arquitectura de aeródromos, ocupando rápidamente el cargo de jefe de sección de aeródromos en el aeropuerto. Fue secretario general del comité de base y secretario e ideológico del comité de la juventud. Todo esto lo alterna con su secreta membrecía en la inteligencia cubana.
En 1989 le es otorgada la militancia en el Partido Comunista de Cuba. En este período contrae matrimonio con Delgis Cabrera Puentes, y de esta unión nace su hijo mayor, Antonio Guerrero Cabrera, Tonito, quien hoy cuenta con 16 años de edad y reside junto a su madre en Santiago de Cuba. Tonito estudia el décimo grado en un pre urbano de esa ciudad.
Se mantuvo trabajando en las tareas del aeropuerto "Antonio Maceo", donde recibió evaluación de excepcionalmente positivo, en la principal obra que le fue asignada: la ampliación de la pista de dicho aeropuerto, tomada como ejemplo de modelo constructivo, y en cuya inauguración participó el Comandante en Jefe, a quien le explicó, personalmente, los pormenores de la obra.
En 1991 se casa con la ciudadana de origen panameño Niccia Pérez Barreto; de esta unión nace su segundo hijo, Gabriel Eduardo Guerrero. En ese momento recibe la misión de irse a los Estados Unidos y recopilar información sobre las bases militares de este país. Pero primero se va a Panamá con su familia, para no levantar sospechas en las autoridades americanas.
En los Estados Unidos, desempeña varios trabajos eventuales, hasta que a través de una amistad le ofrecen un empleo temporal, mejor remunerado, en el departamento de obras públicas de la estación Aeronaval de Cayo Hueso. Allí conoció a la norteamericana Margaret Bécquer, con quien convivió varios años y contrajo matrimonio en 1998. Solía recibir ayuda económica del DGI.
La condena
Fue sentenciado por la jueza Joan Lenard a cadena perpetua y dos penas adicionales de 5 años de cárcel que luego fue rebajado por la Corte del Distrito Sur de la Florida el 13 de octubre de 2009 a 21 años y 10 meses de prisión y 5 años de libertad condicional en Florence, prisión que se encuentra en el Estado de Colorado, Estados Unidos, separado de los otros 4 compañeros de los cuales ya René Gonzáles fue liberado el 7 de octubre del 2011 a las 4:30 Am.
Su objetivo era recopilar información sobre los planes de ataques contra las instalaciones turísticas y los principales dirigentes de Cuba. En el juicio que se le efectuó en Miami, se le imputaron cargos de espionaje y de amenazar la seguridad nacional de los Estados Unidos.
El estado Cubano, su familia y defensores que apoyan su causa no están de acuerdo con que sufra prisión y plantean que fue víctima de un proceso judicial amañado y al servicio de los exiliados residentes en los Estados Unidos. Si bien, ni el gobierno cubano ni sus defensores han conseguido demostrar de forma clara que Antonio Guerrero no se dedicaba a tareas explícitas de espionaje al servicio de una nación extranjera.
“Mi estancia en el Centro de Transito Federal de Oklahoma fue larga. Dieciocho días, aislado, en una celda del llamado “hueco”, días que parecieron una eternidad.
Con algo de papel y diminutos lapicitos, fui escribiendo el diario de estas jornadas, así como un grupo de cartas personales y muy especiales, nacidas en esa soledad, donde, parafraseando versos de Juan Ramón Jiménez, diría: “Tú eres dios de tu pecho, tú eres solo Universo, tú eres uno en tu centro”.
Sólo una parte de ese diario y una de las nueve cartas escritas llegaron a su destino. Me dolió muchísimo que esto pasara, y recurrí a la poesía para revivir las vivencias de aquel aislamiento y, de alguna forma, reponer la irreparable pérdida. Del 3 al 16 de marzo, ya en Florence, nacieron estos poemas, a modo de diario, los que sugiero se lean como un solo poema (como se dice han de leerse los famosos Sonetos de Shakespeare, claro que salvando la gran diferencia entre esa obra clásica y esta modesta creación). Para este poemario decidí escribir versos decasílabos con una rima libre, en la cantidad de versos del soneto. No es mi objetivo la búsqueda de belleza rítmica o de perfección de estrofa, mucho menos crear algo novedoso.
Sólo pretendo llevar al lector hasta los rincones de mi alma por aquellos días de injusto y total aislamiento, aunque también, como dijera Darío: “mi protesta queda escrita” contra el trato y contra la inusual perdida”.
Antonio Guerrero Rodríguez
Martes, 26 de enero de 2010
Sucede que la injusticia sigue.
Sucede que llevo caja negra.
Sucede que soy yo quien lo dice.
Sucede que quisiera que me creas.
Sucede que vuelo sin temores.
Sucede que sacudo mis venas.
Sucede que dos soles se cruzan.
Sucede que oscurecen las piedras.
Sucede que el olor no es de campos.
Sucede que mi hora tiene dueño.
Sucede que se unen las paredes.
Sucede que un hermano sonríe.
Sucede que me nace en el pecho
una serenidad y sucede.
Miércoles, 27 de enero de 2010
Cuando cierran la puerta de hierro
silbadores vientos de huracán
encima se me echan y me apagan
el candil, parpadeando en mis manos.
La celda se vuelve una laguna
en la que yacen palomas muertas
y por mi trepa su olor a espanto
como si las sombras me embistieran.
Con mi inofensivo corazón
desgarro el silencio congelado,
adelgazo ausencias prolongadas
hasta que la larga noche pasa
y todas las tinieblas se esfuman
envueltas en la luz matutina.
Jueves, 28 de enero de 2010
Este origen de día sin rumbo
que sujeto al viento de la vida
sobre mi esparce luz de aurora
nunca es perdida, sino ganancia.
Esta sucesión de atardeceres
sin fragancias ni ecos ni colores
que fija mi sustancia imperfecta
nunca es perdida, sino ganancia.
Este tiempo cargado de pausas
que no deja mi amor madure,
crepúsculo en un paraje oscuro
como una vereda interminable
entre sombras que crecen y tiemblan,
nunca es perdida, sino ganancia.
Viernes, 29 de enero de 2010
Anocheció mientras leía un libro
(el que pudo llegar a mis manos)
cuyo argumento vacuo y siniestro
apenas para mí tuvo sentido.
Pensé en los grandes escritores
capaces de recoger la luz
y toda la belleza del mundo
en paginas imperecederas.
Cerré el libro y cerré mis ojos,
en ese instante me vi rodeado
de un resplandor de sol y de luna,
de amor y de paz, y comprendí:
lo que buscamos en muchos libros
lo atesoramos dentro del alma.
Sábado, 30 de enero de 2010
Soy dichoso por este aislamiento
donde a mis anchas holgazaneo
mientras contemplo mi alma vagar
por la lejanía hasta perderla.
Soy dichoso por este silencio
cuando puedo escucharme a mi mismo
sin que nada me turbe de afuera,
sin que el tiempo me busque y me encuentre.
Soy dichoso así, ni más ni menos,
sin pensar en ello, respirando
los átomos que nos entremezclan,
metido en el corazón de un ser
dueño de un aliento incalculable,
esparciéndose por el espacio.
Domingo, 31 de enero de 2010
Que no me dejen mirar la luna
ni el árbol seco del lento invierno,
que me prohíban prender el fuego,
jugar al sueño con la ceniza,
no significa que esta perdido
ese amor puro que con mis ojos
y con mis manos forjo y forje
para otros ojos, para otras manos.
El amor que expira no es amor.
El verdadero amor pertenece
a todo el tiempo, a la tierra toda,
sin temor enfrenta tempestades,
resiste hasta el filo de la muerte
y, como la natura, es eterno.
Lunes, 1 de febrero de 2010
Dije no a la quietud mohosa.
Me paré sobre el suelo desnudo,
di el primer paso, luego el segundo,
poco a poco me volvía lluvia.
Al inicio, fue el escepticismo
y después vino la dependencia.
Más adelante apareció la antítesis
y con ella el desenvolvimiento.
Comencé a girar por las horas
con espíritu y ritmo que impelen
y a través del éter se deslizan.
Cercado por un tedio sin tregua,
en la plaza de mi corazón
me vi feliz, cantando y bailando.
Martes, 2 de febrero de 2010
Noche seductora que me llamas
desde los abismos del silencio.
!Ah, noche magnánima y magnética,
novia del ocio aun inviolada!.
Noche errante, hechicera de ojos
que tienen el color del alcoiris.
Noche loca, llena de blancura
para al afán añadir insomnio.
Noche desnuda sobre la tierra,
antes de ir a otra orilla sin nombre
abrázame, mírame y permíteme
tocar tu cuerpo para sentir
el oleaje de queridas playas
tan ocultas en la oscuridad.
Miércoles, 3 de febrero de 2010
La muchacha que da las pastillas
a los adictos a los calmantes
tiene cara de ángel, me recuerda
a una novia de tiempos pasados.
Ella cada noche hace una ronda,
con su voz va rompiendo el silencio
y yo abandono lo que hago entonces
para verla pasar, un instante.
Ella nunca me mira a los ojos
en los que muy escondidos guardo
tantos rostros de edades y mundos,
tantas noches de estrellas sin nombre,
tantas rachas de idas y venidas...,
la muchacha que da las pastillas.
Jueves, 4 de febrero de 2010
Vivencias y vocablos buscando
respuestas a la nada y al suceso,
vienen al recinto del presente
como las abejas al panal.
El batir de sus alas inunda
el aire de trepidantes llamas
y una cristalina miel envuelve
el eco de la palabra amor.
Con apasionada sed de luz,
de aromas, de voces y de formas,
tras lo invisible se me va el alma
y sólo ve la faz de un ayer
girando hasta que desaparece
en lentas espirales de humo.
Viernes, 5 de febrero de 2010
El silencio es verde, de improviso,
mi corazón fértil, lentamente
habituado a cosas naturales,
viste de hojas verdes del deseo.
Recuerdos del bosque y de la lluvia
emergen con su aliento escondido
y siento otra vez en mi garganta
un ardor de jazmines y sangre.
Sin parar, mi corazón evoca
miradas fieles al amor puro,
besos al abrazo de la noche,
caricias que dieron paz al alma.
Pero, por dónde andarán sus ojos,
sus labios, sus suaves manos puras?
Sábado, 6 de febrero de 2010
Mujer, rompes en mi pensamiento
como los oleajes en las playas;
entras de repente en mis arenas,
luego al mar regresas otra vez.
Así eres tu, marejada indócil,
vaivén incesante de las aguas
donde se ahoga mi corazón
contando tu cuerpo ola a ola.
Ya conoces que regresare,
sin embargo, no sabes tu nombre
ni sabes que recuerdo tus besos.
Tal vez, un día cuando tu piel
destruya este castillo de ausencias
te abriré la trama de mis versos.
Domingo, 7 de febrero de 2010
Hoy he escrito a varias amistades,
a ninguna le narro el rosario
de vicisitudes que he pasado
(más que las que todos imaginan).
En mis líneas les hago saber
que esta celda, sin nada y sin nadie,
para mí es un lugar de retiro
donde me libro de mis cadenas.
Como otros de mi vida, este hueco,
sin prisa lo relleno de luz
para que de su oquedad aflore
el resplandor que a mi corazón
convierte en surtidor del amor,
de este amor con que a todos escribo.
Lunes, 8 de febrero de 2010
Anoche, cuando un hosco silencio
como el manto de la oscuridad
me cubría, y la incertidumbre
de crudas nevascas me embriagaba,
el amor provoco un ramalazo
en las fibras de mi corazón,
punzadas de perpetuas ausencias.
Por un buen tiempo estuve despierto.
Anoche, frente a la soledad
resonante de ayeres me dije:
Todos los desvelos de mi vida
han desbrozado esta larga senda
por donde los peligros de muerte
no han podido malograr la luz.
Martes, 9 de febrero de 2010
En mi soledad digo tu nombre
y sus letras son un sol naciente
entre las nubes de la alborada
donde con lumbre se abren las flores.
Al andar lo digo en las esquinas
que forja y deshace el pensamiento
y en mi soliloquio con tu nombre
ni luces ni sombras distingo.
Lo digo sin que nadie me escuche
en una voz de intima emoción
que apenas hiere el aire y el silencio.
A las preguntas del firmamento
respondo, levantando la vista
hasta la eternidad de tu nombre.
Miércoles, 10 de febrero de 2010
Seguro, en medio del temporal,
me imagino andando por el mundo
como si caminaran conmigo
hombro a hombro brazos invencibles.
Pasaran con sus alas oscuras
otras tantas gélidas noches
sin poder aniquilar la aurora
del día final de la injusticia.
Hermanos y hermanas de la lucha
solidaria que se multiplica
cual las hojas en la primavera:
¡Ustedes nos darán la victoria,
ustedes estarán con nosotros
en la gran jornada del regreso!
Jueves, 11 de febrero de 2010
Desde mi niñez de hogar y escuela,
en mi juventud de sitio en sitio,
toda mi vida, y hasta en mis sueños,
tú has habitado en mi corazón.
Isla de soles que a todos brindas
palmas y playas, aves y frutos,
aquel verano abrasador que amo,
aquel árbol libre en la campiña,
dispuesta a diario a cuidar la flor
indispensable de la esperanza
en mí tu alientas siempre la paz.
Tu amor me impulsa, tu amor me colma
de luz, ¡oh, patria!, vendrá el regreso
y el beso tuyo que nos espera.
Viernes, 12 de febrero de 2010
Cruzando el corazón del azul
insondable, confuso de rutas,
mas, acompañado de esperanzas
insignificantes pero ciertas,
miro la callada geografía
sumergida en un fulgor de nieve,
territorio de lo indefinido,
espejismos de la libertad.
Hay cansancio, pero no me rindo.
Hay cortaduras, pero no sangro.
Tanta fatiga, tantos dolores
calmo con el amor de mis sueños
hecho de una materia invencible
que no reconocen los guardianes.
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