viernes, 26 de septiembre de 2014

GUISELLE CAROLINA ALVARADO LÓPEZ [13.474]


Guiselle Carolina Alvarado López

(Ciudad de México, 1986)
De nacionalidad mexicana y guatemalteca. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rafael Rodríguez Padilla, de Ciudad Guatemala. Estudió la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Entre sus publicaciones se encuentran el poemario Amando un cielo libre (2006) y las antologías: Poesía, cuentos y vos 2012, (2012) Ediciones Pasión de Escritores, Argentina; Antología de poesía XVI Encuentro Internacional de Poetas, (2012) Compilación de Roberto Resendiz, Zamora Michoacán, México; Antología de cuento “Cenzontle de papel” (2011), Compilación de Teresa Dey, Colección Editorial Zócalo, Ciudad de México; Antología Cada chango a su mecate (2010) Compilación Hugo Hiriart, Colección Editorial el Zócalo, Ciudad de México. Antología Cuentum, viaje a través de la fantasía (2010), Compilación Teresa Dey, Colección Editorial el Zócalo, Ciudad de México; Antología Mujeres  Poetas en el País de las Nubes, (2009), Compilación de Emilio Fuego, Centro de Estudios de la Cultura Mixteca, Ciudad de México;  Antología XIII Encuentro Internacional de Poetas (2009), Compilación de Roberto Reséndiz Carmona, Editorial Cat-968-9180 Zamora, Michoacán, México; Antología Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamérica (2009), Compilación de Leo Zelada, Editorial Visión Libros y Lord Byron Ediciones, Madrid, España; Antología Cupido Internauta, Poesía Amorosa de la Era Nuclear (2009), Compilación de Arturo Sodoma. Ediciones Generación Espontánea,Ciudad de México; Antología de Poetas Guatemaltecas Transitando entre la subjetividad poética y la comunicación (2008), Compilación de Rossana Estrada Búcaro, Editorial Universitaria, USAC;  Antología Mujeres Poetas en el País de las Nubes, (2008), Compilación de Emilio Fuego, Centro de Estudios de la Cultura Mixteca, Ciudad de México. En el 2007 obtuvo el Primer lugar categoría poesía y el Segundo lugar categoría poesía en el Instituto de Estudios de la Literatura Nacional- INESLIN. Ciudad de Guatemala. En el 2004 obtuvo el Segundo lugar en el Certamen “Poetizando”.  Museo Miraflores, Ciudad de Guatemala.
http://www.poesiaguatemalteca.com/index.php?cat=93



Del otro lado del muro

Mi abuelo era un hombre simple,
un mortal en toda la extensión de la palabra:
disfrutaba del caldo de res como cualquiera
 y compartía el oficio del crucificado,
no el de pregonar la palabra de Dios,
sino aquel, que resucita la madera de un árbol muerto.

Lo cierto, es que mi abuelo
escribía, y en su mano
la pluma se volvía combatiente:
comandante de las letras 
general de las sílabas
jefe de las palabras.

José aprendió a mudar de piel como las cobras,
a llamarse Ernesto, Antonio, Rodrigo.
Fue dejando los vestigios de sus nombres
en cada calle de la ciudad
en cada casa clandestina.

Mi abuelo, el hombre que 
cuando conversaba con los hijos de Baco,
convertía a su mujer
en su más grande enemiga.

Y todo el rencor, la frustración y la ira
salían de él como un hollín añejo, pestilente.
No había: militar, genocida o esbirro de la patria
al cual odiar,
cuando se sentía herido, frágil
y vulnerable ante la silueta de mi abuela.

Invocaba al dios de los celos,
a la imagen del cerdo en el lodo,
para caer junto a él
humano, animal.
Mi abuelo dejaba caer su puño
moreno y fuerte.
Su mano delicada y hábil,
su puño revolucionario
su mano solidaria.
Mi abuelo dejaba caer su puño
de hombre simple y enfermo,
y en cada golpe sus pasos erraban el camino.

Porque la revolución que no se puede hacer en casa,
está lejos de triunfar afuera. 
Él, el revolucionario, el salvador del mundo.




Devenires

Soy hija de la que no pudo ser:
del anuncio de primavera
que mi abuela vio asomarse
 en las plazas de su país.
De la ilusión que hace
de sus piernas quejumbrosas, un trotamundos.

Soy la sombra que nació del crimen:
Retoño de la tristeza.
Nieta de un hombre
que dejo la palabra y el fusil
bajo el ingenio de la tortura.

Soy sobrina del suicidio:
de la niña que soñaba con la muerte
y apresuraba su paso para darle alcance.

Espejo del miedo.
Fruto de una mujer
perseguida por la inquisición militar.
Soy hija de la bruja de los sueños.
De la que cada mañana conjura a la libertad
llamándola por su nombre. 

Hija de la ausencia:
de un niño al que su madre
abandonó en casa de su abuela,
con la promesa del retorno.
Soy hija del hombre que sonríe y espera.

Nieta de los secretos:
del entramado de historias
que mi bisabuela conserva en sus cenizas.

Hermana de las mil vidas:
del guardián de los astros.
Del gato que persigue
la cola de la noche,
y no deja de jugar con ella.

Amo al poeta,
al contemplador de estrellas.
Al hombre que se deja el alma
en las palabras, y éstas
se vuelven marea.

Soy madre, hermana e hija
de esta poeta. Desde aquí
nazco y muero en cada verso,
Vive en mí, otra,
la domadora de tigres,
esa que azota el látigo sobre mi corazón
cada vez que le viene en gana.

Soy, la que triunfará en éste mano a mano.





La claraboya

- Mira, ahí está la ventana,
son cuatro pisos,
nada tan fácil como saltar,
así dejas de jodernos la vida.

Miré por la ventana,
mi padre tenía razón.
Ahí estaban: el río de Virginia Woolf,
el horno de Sylvia Plath,
el puente fallido de Mary Wollstonecraft,
las 50 pastillas de Alejandra Pizarnik.

Podía tomar el camino que llevaba a la Estigia,
el boleto a les Champs Elysees.

Un agujero negro
para salir del mundo,
sin conejo blanco,
sin píldoras mágicas.

¡Que se chinge!
si me quiere muerta,
que me maté con sus propias manos,
que venga y lo intente.

Anda papá dime que me odias,
que soy lo peor que te ha pasado.
Yo me asomaré a la ventana
y oiré la voz de los niños
que cantan en checo,
la voz del pez más amado,
el apareo de los renacuajos.

Dime que soy un error,
y yo sabré que soy  el error
más bello del mundo.




ALBA

Las alas vienen siempre escondidas en el pecho,
es hora de que las niñas, los niños, aprendan a usarlas 
compartamos el cálido vuelo de la madrugada.
para que las mujeres sean indias como se es blanca,
sin que su raza sea un peyorativo, sin odio sin venganza,
con la cabeza en alto, con las mismas alas abiertas,
para que mujeres blancas, negras, mulatas, morenas, puedan salir a la calle 
puedan volar, sin sentir una pedrada.
Vamos a prender una fogata que alumbre el vuelo de los niños, las niñas de Guatemala.

Que se rompan las calles de la miseria, para que en ellos germine la esperanza
que la guerra esté lejos, los cuetes sean luces y no balazos,
para que mis primas puedan ir a jugar al parque
sin temor a ser una bolsa tirada en el pavimento,
porque las alas en el pecho no queden apolilladas,
hay que soplarle fuerte a la violencia…para que se vaya.






KARVALA

Él no quería un pedacito de la vida de ella, 
ella quería cinco minutos.

Ella inventaba odiseas para embarcarlo en su navío
le hablaba de grandes banquetes
con platillos exuberantes
de amaneceres insólitos en sus paseos
de arroyos de vino en sus venas.

Lo que deseaba que extrañara …
eran sus brazos,
su sonrisa sus palabras.

Pero él no añoraba esos convites,
esas constelaciones no eran para su corazón
le faltaba, aprender a levitar…






VICTIMA NO SOS

a José María López Valdizon


Rehúsan mis palabras decir que sos víctima,
Que fuiste el hombre que calló, para romperse.
Vos por el contrario, bañado de palabras andabas por la vida,
Remolinos de letras que enturbian los libros.

Palabras guerrilla, fusil de manos que ensanchan la vista,
Abecedario de versos insurrectos, redimidos.
Sos el grito en la calle del obrero,
Las manos del indio, del campesino
De la mujer que ha de parir hijos, viento, esperanza, frijoles.

Desbordante grito de antorcha,
sos marcha de niños, niñas cantando  ABC
abuelos nonagenarios que beben a Marx con azúcar,
de mujeres desvestidas entre la muchedumbre, implorando justicia.

Víctima quien se niega el sueño, calma el deseo
Calla la rabia, no despega los labios.
Se detiene, antes de comenzar, apaga la luz y no ve.

Voz sos la voz en las entrañas, el viento que aúlla,
las manos constantes, los pies sostenibles,
la búsqueda encontrada del soñar irrompible; 
la certeza, de que aún desaparecido, nadie pudo callarte.







ADIOS AL BRASIER

A mi querida amiga Samanta
Samanta tiro el brasier, ese día decidió dejar el cinturón de castidad en casa,
salió a la calle con los pechos maquillados de mariposa,
mariposa de alas brillantes, púrpuras largas anchas, alas explayadas  
afuera se encontró con otras mujeres, mujeres plateadas de pechos plateados,
ojos grises y labios rojos, roja mirada.

En calma camino entre las masas, 
sacudió sus alas pechos, sus pechos alas, 
se dejo fotografiar por los miles de asombrados y asombradas,
andaba entre la gente como cualquier mujer, parecía vestida y que nada le faltaba.

Sus pechos rozaban con los transeúntes y ella no se inmutaba
yo le tome una foto con el ángel de la independencia a sus espaldas, 
Samanta estaba llena, llena de sí misma
rápida fugas, era una mariposa bailarina entre las masas.

Entramos al Vips desnudas, yo con mi traje de lentejuelas, 
me gustaría ser bailarina de cabaret,
y ella con sus pechos alas, con sus alas pechos
más coloridos que nunca, después de la marcha.

Que sencillo era ser nosotras en ese día soleado,
caminar erguidas y sin miedo, manantiales en calma,
para mí ella era luz, amazonas de mirada fuerte y clara,
inmensa cabeza de gigantes alas.

Sin han visto a Samanta como la han visto mis ojos,
sabrán que le dimos la vuelta a la manzana,
y pese a todo lo que digan, se mueve.







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