Lilia Gutiérrez Riveros
Macaravita, Colombia, 1956. Poeta, ensayista y narradora. Química y bióloga. Ha ejercido la catedrática universitaria. Libros de poesía: Con las alas del tiempo, Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 1985; Carta para Nora Böring y otros poemas, Contracartel Editores, Bogotá, 1994; La cuarta hoja del trébol, Ediciones Equilibrio, Bogotá, 1997, Intervalos, Contracartel Editores, Bogotá, 2005; Pasos alquilados, Caza de Libros, Ibagué, 2011. Algunos poemas han sido traducidos al inglés, al francés, al portugués al alemán, al italiano y al Mandarín. Incluida en antologías y estudios críticos. Ganadora del I CONCURSO MUNDIAL DE ECOPOESÍA, 2010. Su novela para niños Valerio Valentín ha sido publicada por Babel Book Inc., New York, 2012. Embajadora de la Paz del Círculo Universal de Embajadores de la Paz con sede en París y Ginebra. Fundadora y Presidenta de Poesía sin fronteras.
Planeta de bolsillo
Recorro la elongación de un suspiro
y siento que tenemos derecho
a un mundo sin residuos
sin armas y sin humo.
Siento ganas de un planeta de bolsillo
para caminarlo a pie
sin prisa y sin horarios.
Un planeta con olor a vida simple
para sembrar abrazos y utopías.
Un planeta para respirarlo
con los árboles y los venados
orugas, mariposas y delfines.
Un planeta con mares de medusas y crustáceos
y la migración de vuelos del Ártico hasta el Índico.
Recorro la elongación de un suspiro
y protejo entre el bolsillo
mi planeta de bosques y manglares
sin ruidos en el aire y calma en las ciudades.
Un planeta con gente de conciencia verde
de manos dispuestas a madurar la vida
y el corazón crepitando al borde de la noche.
Poema ganador del I Concurso Mundial de Ecopoesía, Tumbes, Perú, 2010
Verano
A veces
el cielo es un gran tambor
retocado por las nubes.
De repente
una bandada de vuelos
anuncia la algarabía del viaje.
El sonido invade el Universo.
Un ejército de luces
abre su abanico
del bronce al amarillo.
Y la tarde
desciende lenta
sobre los tejados
y los pavimentos.
Del libro Intervalos
Somos Tierra
Porque el viento
esparce por la tierra
las generaciones idas
no existe partícula escondida
sin memoria, sin esencia.
No existe gota en el mar
que no haya sido sangre, pálpito o aurora.
Cada gota de savia
en los tallos del mundo
ha sido arrullo y beso
amor y temple humano.
La tierra que pisamos
es el camino de los ancestros.
Somos la expresión de su cosecha.
Aquí estamos, de pie.
Somos evolución y sustancia
partícula de raíz, estatura arbórea
virtud de agua, prisma de la roca
sonido de la selva
abrazo, recuerdo, conjugación de vida.
Dentro de uno o dos milenios
alguien inclinará su cabeza
y escuchará acordes antiguos
cuando levante de la tierra
y acerque a su corazón
el puñado de murmullos
de sus antiguas generaciones.
Del Libro Pasos alquilados
Fiesta vegetal
Desde la raíz la luz busca su brillo
asciende la escultura de los tallos,
se vuelve brote y rama y arrullo de las aves.
Teje corolas, se vuelve estambre
concentra el polen y lo almacena en sus anteras.
Se torna jugo y almendra en la redondez del fruto.
En el derroche de colores
los jazmines beben blancura
las buganvilias exhiben
lilas, violetas y amarantos.
La azalea reparte sus perfumes
y la rosa multiplica sus ropajes
entre dalias y magnolias.
Detrás de la azucena
un grillo se esmera ensayando
sus ritmos monocordes
mientras la yerba de los prados
perfecciona su danza con la brisa.
La noche construye puentes
entre el polen y el germen.
Antes del amanecer un pequeño brote
brindará al mundo el nuevo rostro de la vida.
Del libro Pasos alquilados
Los desaparecidos
Un látigo del viento
trae la noticia de los desaparecidos.
El zarpazo de la incertidumbre
deja sin respiración la vida
y la libertad en la mesa del embargo.
Los postulados
engendrados por ellos
levantan banderas de amor
en los rostros desorientados.
¿En qué campo deambularán sus pies?
¿Bajo qué estrechez de mando deslizarán la vida?
¿Habrá un espacio donde quepa el vacío
y el llanto de los afectos truncados?
Los desaparecidos son pulso de cartas sin retorno
son rituales tallados en relojes de espera
la fortaleza y el dolor en contravía.
Los desaparecidos
son el temple de la esperanza y de la fe.
La condecoración de los desaparecidos
no ha de ser
la indiferencia ni el sello forzoso del olvido.
Del libro Pasos alquilados
Registro funerario
Con llantos
ningún muerto perdona
y con toda su palidez
ningún muerto ha sido perdonado.
La muerte
deja la casa
y sus manteles
a mitad de hacer
y el afecto en esa
mirada sin palabras.
Nada peor
a los registros funerarios
donde se leen firmas puntuales
a la hora en que sólo hay olvido.
Del libro La cuarta hoja del trébol
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