jueves, 28 de febrero de 2013

DEMETRIO KORSI [9313]



Demetrio Korsi
Demetrio Korsi (Ciudad de Panamá, 13 de enero de 1899 – Murió el 30 de octubre de 1957) fue un poeta panameño, representante del paso de la literatura modernista a la literatura vanguardista en la primera mitad del siglo XX. Sus obras están enfocadas en la realidad nacional y en los hechos históricos, con un toque de humor. Abordó temas como el folklore, los aportes culturales afroindígenas y la cuestión del Canal de Panamá.
De padre griego y madre panameña, inició estudios de medicina y de abogacía que no llegó a terminar. En 1916 algunos de sus poemas fueron incluidos por Octavio Méndez Pereira en la antología Parnaso Panameño, con lo cual tomó impulso su vocación poética.
Residió varios años en París y en Nueva York. Se desempeñó como cónsul en San Francisco (California) y en Kingston (Jamaica) y en El Havre, Burdeos y Marsella.2
En 1926 se casó en El Havre con la francesa Angela Julian, con quien tuvo una hija. Divorciado, se casó en Panamá en 1948 con Eloisa Sandoval, con quien tuvo tres hijos. Falleció el 30 de octubre de 1957 en la ciudad de Panamá, mientras trabajaba en uno de sus poemas.

Obras

Los Poemas Extraños (l920)
Los pájaros de la montaña (1924)
Bajo el sol de California (1924)
El viento de la montaña (1926)
El Palacio del Sol (l927)
Block (1934)
Cumbia! (1935)
El grillo que cantó sobre el canal (1937)
Cumbia y otros poemas panameñistas (1941)
El grillo que cantó bajo las hélices (1942)
Yo cantaba a la falda del Ancón (1943)
Pequeña Antología (1947)
Canciones efímeras (1950)
Nocturno en gris (1952)
Los gringos llegan y la cumbia se va... (1953)
El tiempo se perdía y todo era lo mismo (1955)





Incidente, de Cumbia

Con queja de indio y grito de chombo,
dentro de la cantina de Pancha Manchá,
trazumando ambiente de timba y kilombo,
se oye que la cumbia resonando está...

Baile que legara la abuela africana
con cadena chata y pelo cuscú;
fuerte y bochinchosa danza interiorana
que bailó cual nadie Juana Calambú.

Pancha Manchá tiene la cumbia caliente,
la de Chepigana y la del Chocó,
y cuando borracha se alegra la gente,
llora el tamborero, llora Chimbombó...

Chimbombó es el negro que Meme embrujara,
Chimbombó es el negro de gran corazón;
le raya una vieja cicatriz la cara;
tiene mala juma y alma de león.

Y el tambor trepida! Y la cumbia alegra!
Meme baila... El negro, como un animal,
llora los desprecios que le hace la negra,
y es que quiere a un gringo la zamba fatal!

Como un clavo dicen que saca otro clavo,
aporrea el cuero que su mano hinchó;
mientras más borracho su golpe es más bravo;
¡juma toca cumbia, dice Chimbombó!...

Vengador, celoso, se alza de un respingo
cuando Meme acaba la cumbia, y se va
cogida del brazo de su amante gringo
rumbo al dormitorio de Pancha Manchá.

Del puñal armado los persigue, y ambos
mueren del acero del gran Chimbombó,
y la turbamulta de negros y zambos
siente que, a la Raza, Chimbombó vengó...

Húyese hacia el Cauca el negro bravío
y otra vez la cumbia trepidando está,
pero se dijera que no tiene el brío
de la vieja cumbia de Pancha Manchá...

Es que falta Meme, la ardiente mulata,
y es que falta el negro que al Cauca se huyó;
siempre habrá clientela y siempre habrá plata,
¡pero nunca otro hombre como Chimbombó! 






OTOÑO SOY

Este otoño que en ser galante insiste,
este otoño angustiado de promesas,
quiere alegrarse y sin embargo es triste
y me engaña otra vez cuando me besas.

Este otoño es cruel, verja florida,
por dentro es sombra, vencimiento, nada.
Su última rosa morirá afligida,
si no tiene el calor de tu mirada.

Y pues yo soy otoño, ven y toca
mi frente mustia, mi canción doliente;
tú, primavera y besos en mi boca;
yo, madrigal; yo, rosas en tu frente.

Otoño, ya llegaste, y me venciste
con tus anacreónticas promesas.
Otoño soy también, otoño triste,
pero menos otoño si me besas...







NUNCA MÍA

Soñé que en las instancias de mi ruego
tu amor me prometiste enamorada,
y al brillo de la luz de tu mirada
para siempre quedé tu esclavo ciego.

Al estrecharte entre mis brazos luego
hiciste alarde de la fe jurada,
y con tu boca ardiente y perfumada
me contagiaste tu pasión de fuego.

Mas todo era un engaño torturante,
vana ilusión que vio mi fantasía
en ese paraíso de un instante:

¡Porque lejos de mí, ceñuda y fría,
llenas de hiel mi corazón amante
siendo de todos, pero nunca mía....!







Post umbra

Yo no quiero los mármoles
ni una estatua como esa
que en aquel parque me enseñaste, en tanto
me hablabas de la joya de una tienda.

Yo quiero algo más hondo,
más tuyo, más eterno:
¡yo tan sólo quisiera
vivir en tu recuerdo!





En Cumbia (1935) Korsi presenta, por un lado poemas marcados por el ritmo de la música y los bailes de mayor acento africano de nuestro folkore, como lo son: "Cumbia", "Pirulí", ¨Cumbia Chamera". "El Triunfo de Juan Patiño". etc., y, por otro, poemas que encierran quejas de la presencia norteamericana en el Istmo. El aporte más significativo de este libro a la poesía panameña es la incorporación de términos del habla popular de los panameños y escenario urbano popular de Panamá.
Lo nacional y antiimperialista, pues, son los distintivos en este libro, cuyos pormas mantienen el clima de la nueva estética. es más, en 1953, Korsi reedita este libro bajo un nuevo título, Los gringos llegan y la cumbia se va, con algunos poemas nuevos.
Los libros que siguen a Cumbia, El grillo que cantó sobre el Canal, Panamá, 1937;Cumbia y otros poemas panameñistas, Panamá, 1941; El grillo que cantó sobre las hélices, Panamá, 1942; Yo cantaba a la falda de Ancón, Panamá 1943; Pequeña antología, Panamá, 1947; Canciones efímeras, Panamá, 1950; Nocturno en gris, Panamá 1952; El tiempo se perdía y todo era lo mismo, Panamá 1956; son en general reediciones de poemas ya publicados en los que incluye poemas de sus primeras épocas, no publicados, y uno que otro poema nuevo.
Se pueden distinguir cinco tipos de poemas en la obra poética de Korsi. Los poemas que están dentro de la modalidad modernista y mundonovista o posmodernista. Segundo, los poemas creados bajo la influencia de las escuelas de vanguardia. Tercero, los poemas creados a "la manera negra" que popularizan en América Guillén, Ballagas, y otros. Cuarto, los poemas que podríamos llamar de afirmación nacional y de protesta, que mantienen "un clima nuevo". Y un quinto grupo que lo constituyen poemas en los que reflexiona sobre los temas eternos, el amor, la muerte, el tiempo, el recuerdo, escritos en un lenguaje conversacional en donde a veces usa el viejo artificio de la rima.
Vale subrayar que Korsi para ciertos temas escogió formas tradicionales para expresarse, evidentemente, porque se sentía más profundo y comunicativo.



Gringos, gringos, gringos
Negros, negros, negros
Tiendas y almacenes, cien razas al sol.
Cholitas cuadradas y zafias mulatas.
llenan los zaguanes de prostitución.
Un coche decrépito pasa con turistas.
Soldados, marinos, que vienen y van,
y, empantalonadas, las cabaretistas
que aquí han descubierto la tierra de Adán.
Panamá la fácil, Panamá la abierta,
Panamá la de esa Avenida Central
que es encrucijada, puente, puerto y puerta
por donde debiera entrarse al Canal.
Movimiento. Tráfico. Todas las cantinas,
todos los borrachos, todos los fox-trots,
y todas las rumbas y todos los grajos
y todos los gringos que nos manda  Dios.
Diez mil extranjeros y mil billeteras…
Aguardiente, música…La guerra es fatal!
Danzan los millones su danza macabra.
Gringos, negros, negros, gringos…
¡Panamá!

("Yo cantaba a la falda del Ancón")







Los gris se vuelve lluvia por la noche,
y esos muertos quisieran un gabán
para arropar sus sueños bajo tierra.
Al otro lado de la calle, un muro
con su verja de hierro, hecha ex profeso
no para que contemplen el mutismo
de tanta cruz anónima sin flores, 
sino el parque de mármoles que encierra.
Las dos de la mañana. Insomnio errante,
me empuja a un téte-a-téte con esta esquina
donde como una pústula del vicio
sórdidamente se abre una cantina.
Nueva generación de bebedores,
está de pie…Los otros. ¿dónde están?
Todo igual. Sólo yo no soy el mismo.
Una vez me embriagué en esta cantina.
Cantaba una mujer, bella en su tiempo,
que aún era como un bello anacronismo.
Descuartizaba un tipo en la guitarra
un valse como un clásico jigote.
Los dos ansiaban un pequeño lote,
ambos creyendo que la vida es buena.
Trabajaban los dos, sólo por eso.
Se embriagaban después de la faena;
y ella escupía si él le daba un beso.
Tanta lucha por un pequeño lote
y tanta tierra que hay para los muertos.
Tanto afán de cantar con la guitarra
y nadie al fin se llevará ni un ruido.
Ya nadie canta ¿Para qué, si hay discos?
Son baratos: se tocan por un real.
Toquen, toquen, que pronto habrá silencio.
Lo gris se vuelve lluvia por la noche.
El silencio es de un gris casi mental.
Una vez me embriagué en esta cantina,
hace ya un poco más de de treinta años.
Todo, igual. Sólo yo no soy el mismo.
Cantaba la mujer y se reía.
Triste, fatal, como una rosa trunca.
La noche no se iba, enamorada
también de la mujer. Entre las copas,
aquella noche no acababa nunca,
distante y cerca, como una lejanía…
Triste, fatal mujer, ni tan siquiera
quedan ningún hombre que la nombre.
A veces, la recuerdo, cual si fuera
de juventud. Ni yo me atrevería
a tocarla otra vez, pues me hace falta
el real de juventud de aquella noche.
Entre el silencio de lo gris, está ella.
En lo más gris de su silencio, es barro;
ese barro común, con que a los muertos
cubren con reiterado despilfarro.
No tan alto, sombrío, se alza el muro
con su verja de hierro, hecha exprofeso
no para que contemplen el mutismo
de tanta cruz anónima sin flores,
sino el parque de mármoles que encierra.
Todo igual. Sólo yo no soy el mismo.
Nueva generación de bebedores,
está de pie…Los otros…¿Dónde están?
Lo gris se vuelve lluvia por la noche,
y esos muertos quisieran un gabán
para arropar sus sueños bajo tierra.

(Nocturno en Gris)





El negrito Chimbimbembe
y la negra Cumbimbamba
bailan la cumbia al son
de sus caderas mulatas…
Sudor fuerte y carnaval,
con aguardiente y con ron
en el patio de los congos
y el barrio del Marañón.
¡Cumbia!, con tambor y vela,
que es alma del arrabal,
canción de sangre, que moja
las esclusas del Canal.
¡¿A dónde voló el cuchillo
con que mataron al gringo
¡Y nadie supo quién fue…!
(La noche borracha es cómplice
y no sabe hablar inglés!)
¡Cumbia!, música que alegra
con aguardiente y con plata;
tu alma es dura, triste y negra,
y tu noche siempre mata.
¡La cumbia se baila al son
de unas caderas mulatas!

(El grillo que cantó bajo las hélices)



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