Osvaldo Lamborghini (Buenos Aires, 12 de abril de 1940 - Barcelona (España), 18 de noviembre de 1985) fue un escritor y poeta argentino.
En su infancia vivió en Necochea. Hijo de un ingeniero que trabajó para el gobierno del general Juan Domingo Perón, creció consciente de los sucesos políticos de su país. Por eso, en su juventud, se adscribe al Partido Peronista, donde adquiere protagonismo.
Incursionó en 1972 en la historieta, publicando la serie paródica ¡Marc! con el dibujante Gustavo Trigo, la cual fue muy estimada por la crítica, en la revista "TOP Maxi Historietas.
En 1973, luego de la publicación de su primer texto El Fiord, su participación activa en ese movimiento político decrece y el escritor emprende un camino totalmente diferente, que lo acerca, intuitivamente, al sector ortodoxo del peronismo y que finalizará con su exilio a España tres años más tarde tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Desde esta fecha hasta 1985 vive en Barcelona, lugar en el que muere de un infarto.
Sus textos
Desde la publicación de su primer texto en la editorial Chinatown, la recepción en el ambiente de las letras fue polémico. Los elementos básicos para la aproximación a un texto literario eran insuficientes para este nuevo escritor que rompió con los canones de la literatura argentina arrastrados desde principios de siglo. De ese modo, si Jorge Luis Borges es la voz de la ley, Osvaldo Lamborghini se opone a ella, presentando una literatura cargada de imágenes de violencia física y corporal, las cuales buscan demostrar las imperfecciones del hombre. Por otra parte, la manera en que expresa su imaginario, lo acerca a Roberto Arlt, lo que se evidencia en la utilización de la jerga política y el lunfardo en sus textos.
Durante su estadía en Argentina, participó en la Literal junto a Luis Gusmán y Germán García entre otros. En ella Lamborghini presentó su nueva opinión con respecto a la situación política de su país, mostrándose más como un inadaptado. Esta nueva conceptualización tuvo que ver con la idea de marginalidad, que no sólo se determinó por su cambio de pensamiento político, sino, y sobre todo, por el tipo de literatura que desarrolla que se caracteriza por el uso reiterado de la parodia y de las imágenes pornográficas: "La madre, cogida como los dioses durante toda la noche después de la paliza, ni si quiera notó la desesperación del niño (de "El niño y su relación con la madre") y perdió los estribos como una yegua. Recordó la enorme verga de su marido, que explicaba su conformidad con un destino de casi maestra y el risgo de la apretada cerca...". Lo común de sus textos es la decadencia de los seres humanos, la cual se puede llevar a cabo por tres tipos de violencia: física, sexual y psicológica. Así, en sus textos todos han sufrido algún tipo de abuso o son generadores de uno.
Su estética
El deseo por clasificar sus textos llevó a Néstor Perlongher a interpretar su imaginario a través de la estética del Neobarroco. Las características de este movimiento Latinoamericano son: "Aquel movimiento común de la lengua española que tiene sus matíces en el caribe (muscialidad, gracia, alambique, artificio, picaresca que convierten al barroco en una propuesta - todo por convencer - dice Severo Sarduy), y que tiene sus diferentes matíces en el Río de la Plata (racionalismo, ironía, ingenio, nostalgia, escepticismo, psicologismo)...". El origen del movimiento ocurre en la Isla de Cuba, donde la influencia de la generación española del 27 en los poetas del lugar, se traduce en la conciencia de formas barrocas para la expresión poética. De esa manera, José Lezama Lima se convierte en el máximo exponente de la novel estética, lo que convierte sus textos en el sustento del movimiento. La propagación de éstos por el resto de América, permite que en otras regiones se conozca este tipo de escritura, que adquiere distintas características, dependiendo del lugar geográfico.
La llegada del Neobarroco a Argentina, se caracteriza por una desconfianza al nuevo movimiento, acusándosele de vacío y caprichoso. Sin embargo, la poca aceptación no es un límite para que algunos escritores hagan uso de las nuevas técnicas, por ejemplo, el uso del lenguaje desde una perspectiva plástica, en el que la metonimia, metáfora y neologismos se transforman en el recurso textual para la expresión. De los escritores que pueden ser considerados parte del movimiento, se encuentran el poeta Leonidas Lamborghini, Osvaldo Lamborghini y Néstor Perlongher. Ahora bien, la manera en que Osvaldo Lamborghini ingresa en el movimiento es polémica; su escritura diverge de la generada por Lezama Lima y sus seguidores- todo el hedonismo, el detalle preciso y el deseo de inscribir en la página el signo -, es reemplazada por el "tajo"; el signo no se inscribe en la página, sino que el dibujo o tatuaje es reemplazado por la acción de rajar las superficies. De ese modo, la violencia que caracteriza al escritor no sólo se encuentra a nivel de contenido, sino formalmente; la estructuración de los textos se sustenta en la superación de los géneros formales, lo cual transforma a la prosa en poesía.
Finalmente, luego de la publicación del Fiord, la edición de sus textos se hizo muy escasa, cuestión que se acrecentó con su exilio. Su estadía en Barcelona, significó en términos de producción, el período más prolífico del escritor, que continuó con su línea crítica a la sociedad y en especial a los hombres, por medio de la parodia y la violencia. La recepción de sus textos sigue siendo marginal en Argentina; la poca referencia a su vida y su largo exilio en España, ha llevado a transformar a Osvaldo Lamborghini en una leyenda, como representante argentino de los "escritores malditos". No obstante, lo anterior no puede ser una limitante, porque dentro del terreno de la crítica se reconoce como un escritor bisagra entre la antigua narrativa Argentina (representada por Borges) y la nueva narrativa.
César Aira realiza una recopilación de sus textos escritos en Barcelona. La novela "Tadeys", escrita en 1983, es una compleja fábula que narra una historia ficcional plagada de personajes siniestros que viven en un lugar llamado La Comarca. Aquí, el Mal -las formas más crueles del mal- logra prevalecer en todos los actos de los hombres.
Bibliografía
Lamborghini, Osvaldo. "El fiord". Buenos Aires. Chinatown.
Lamborghini, Osvaldo. "Pibe Barulo" en Novelas y cuentos II. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. ISBN 950-07-2364-6
Perlongher, Néstor. Papeles Insumisos. Buenos Aires. Editorial Santiago Arcos. ISBN 9872149333x
Lamborghini, Osvaldo. "Tadeys". Barcelona. Ediciones del Serbal.Barcelona, 1ª ed. Colección "Novelas y cuentos. Compilado por César Aira. ISBN 8476281080.
Lamborghini, Osvaldo. "Novelas y cuentos". Barcelona. Ediciones del Serbal.
Lamborghini, Osvaldo. "Teatro Proletario de Cámara". AR Publicacións. Compostela. 2008. ISBN 978-84-612-1792-2
EL JUKY
Le tengo terror a los demonios
quiero decir a los domingos
¡Querida!
La delicia se transformó en pura delicadeza
y la voluptuosidad: pudor.
A la gacela le crecieron alas.
Moteada de almíbar para las noches
¡Dulzura!
en las horas matinales o medios días
se sala: igual al hornero, a Lugones,
limpia su casita.
¡Muñeca!
Es bueno irse a un país donde hay muchos troncos
y donde la “o” es un círculo, letra alguna,
pero
¡Piba!
si esos témpanos hablaran
esta pampa te diría
¡Otro hombre!
Y seguramente voy a matarlo con tus propias manos.
Y sin embargo soy Edipo
Un Edipo que besa los pies de su madre ahorcada
Que se cuelga de sus piernas para detener el bamboleo de ese cuerpo
Que cuelga de una cuerda
Y arrodillado
Lengüetea Lame
Con su única lengua
Lenguaje posible
La vagina todavía tibia de su madre ahorcada
en el momento crucial.
Ligeras ganas de introducir pasmado
el remanido pene en la pátina vagina
y adorar luego la bóveda celeste.
Venían los griegos, esos niños inocentes de la peste.
Encendían el fuego y escupían las espinas,
no en un cuarto de hotel, no en éste,
que a manzana huele y a pornoshow deshabitado
por la más linda, por ella,
por la más bella,
por la más trina,
por la joya:
Helena, Helena de Troya,
Madre de Dios y bailarina.
El éxtasis y la dosis y la rima
y una clase de zorrino ensimismado
que igual tendré que dar mañana a pesar del pico.
Me gustaría ser judío
y mañero y transexual como el Espíritu,
y no este zorzal, este aeda marcado,
que huele a horror aunque se disfrace de Cupido.
Envuelto en una paz apocalíptica
Envuelto en una paz apocalíptica
el tipo miraba la cocina,
las hornallas, el fuego encendido:
la cocina, empapelada ciertamente
con hojas o páginas
de diarios y revistas.
El no había merecido la estrella de la mañana,
eso es claro, y no era (ni siquiera)
el primogénito de la muerte.
La vida pasaba como un lago.
Las orillas tensas, el centro mudo.
Agua ciega, pobre y cerrada.
Aquel que ayer no más decía
tomaba mate ahora eternamente
y leía novelas de vampiros.
Televisión y fármacos: la perfección
quedó en anhelo.
Renacerá el amor con la próxima guerra.
Y en un entonces sin entonces,
como un Dios pifio que siempre tarda,
entonces se apoyará en sus muletas
y abrirá el pico como una gaviota
y derribará las puertas del paraíso,
antesala del infierno.
Mi tema es la matanza
Mi tema es la matanza
es claro: la matanza,
y no importa
nada y para nada
a qué muerte me refiero
ni de qué
muertos hablo, menos aún
si la guerra como efecto de la matanza
o a la inversa (estas minucias,
no tengo tiempo).
Pienso en mi mirada.
En qué campo de batalla nacieron mis ojos
y allí se estrenaron
para ver así,
y mirar de otro modo.
Como si hubiera modos.
Mentira es la palabra.
La palabra mentira,
¿por qué no enredarnos?
De Poemas 1969-1985
El archivo que no cesa,.
Porque este escribir ya no tiene nada que ver
con la estética
(llamemos estética a cualquier amor), entonces:
el archivo. Caso es decir cerrado, que no cesa.
La conciencia y la pulsión, en fin,
se estrellan
contra la celda microscópica del fue
del yo sé que ahora
buenísimo.
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