Ronald Cano
Nació el 10 de enero de 1983 en Medellín, Colombia. Su adolescencia gravitó en los 90s. Por entonces algunos autores llegaron a sus manos: Bataille, Molière, Pessoa, Baudelaire, Rimbaud, Dylan Thomas, Tom Waits, Kerouac, Silva… Es sociólogo, y trabaja hace una década en bibliotecas, actualmente se dedica a promover la lectura. En 2001 colabora en algunas revistas de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional, por entonces, asiste a algunos talleres literarios. En 2007 recibe el Premio de Cultura Ciudad de Itagüí con poemas inéditos del poemario Un Barco. Publica algunos de sus poemas en el periódico estudiantil de la Universidad Autónoma Latinoamericana. En 2012 participa en la realización del Festival de Cine de Castilla, época por la cual fueron escritos los primeros borradores de El animalista, uno de los dos libros ganadores del II Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín, convocado por el Festival Internacional de Poesía de esta ciudad en 2013.
Limosnas
Nada importa. Hace mucho que lo sé.
Así que no merece la pena hacer nada.
Eso acabo de descubrirlo.
Jane Teller
Si la señora Teller no existiera, si la señora Teller estuviera rellena de algodón.
Si el señor Teller no hubiera comprado una casa y no le hubiera dado tres hijos.
Si ella en cambio le hubiera servido en la mesa de los Teller un plato con veneno.
Si John, Maicol, y Kevin Teller no hubieran asesinado con su cauchera
Al pájaro que cantaba sobre el buzón de los Teller, una mañana de verano.
Si no hubieran encontrado aquel sobre para el señor y la señora Teller.
Si todos se hubieran enterado que sus vidas serían desalojadas.
Si la familia Teller fuera aquella junto al semáforo.
Nota final de El Animalista
El poema se cansó de ser comezón en la mano.
Sus medidas obscenas ocuparon el baldío,
Pronosticaron cualquier crítica, o dietética literaria.
Su porvenir era una suerte echada a menos.
Acampó noches enteras bajo el ayuntamiento.
Me dejó de hablar.
Las autopistas se convirtieron en canales,
No tuve más remedio que cruzar la frontera del espejismo,
Disolverme en el instinto de las barracudas,
Inflarme como un sapo manoseado por un niño.
Huir de él.
Confiado en el diagnóstico de los cocodrilos,
Emprendí la travesía sobre el pantano
Como un grito ciego en la mirada de un sordo.
Mr. Monky Gold
Al general
Aparece donde nadie lo ha invocado.
Usa piel de cordero a prueba de balas.
Prefiere el pavimento, las murallas y las reservas fronterizas.
Usa zapatillas, calcetines y algunos medicamentos para los juanetes,
Hace milenios no trepa un árbol, ahora práctica el béisbol,
Establece posiciones, coordenadas y prejuicios,
Lanza una bomba nuclear sin consultar el clima.
Usa un paraguas, un parasol, o una sombrilla.
De tanto saltar sobre la luna
Aprendió a caminar erguido.
Lovecats
Las puertas partidas, igual las ventanas,
Los casquillos de plomo pululando sobre la carroña,
Las máquinas desvencijadas volviendo a la tierra,
La torre derruida con el peso de la última campanada,
El cementerio brillando a lo lejos como un altar erigido a la discordia,
Un fantasma recogiendo el silencio,
Las moscas aplaudiendo la derrota.
La plaza entera para las ratas.
- En baldíos como estos, sólo hacen el amor los gatos-.
PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
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