Juan Felipe López
Nació en Manizales, Colombia, en 1985. Presidente de la Corporación Cultural Sísifo de Envigado, dedicada a la promoción cultural, a través de tertulias, recitales poéticos y concursos de poesía. Integrante del Centro Literario El Túnel y del Consejo de Cultura de Envigado. Poemas suyos fueron incluidos en las antologías poéticas: Vigas contra el viento (Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob 2011) Poca tinta(Universidad de Caldas, 2012). 4M3R1C4 2.0: Novísima poesía latinoamericana (Monterrey, UANL, 2013). Compiló la antología poética de poesía joven El Vacío como llenura (Manigraf, 2010). Ha sido ganador del Premio Sueños de Luciano Pulgar, Poesía 2010. Mención de honor en el II concurso de poesía en Tiempos de Penuria 2012 con su Poemario: Yo soy Showman el Zambombo. Fue uno de los dos ganadores del Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín, convocado por el Festival Internacional de Poesía en 2013.
Soy el viaje en un grito de la concha del caracol
(Fragmento)
I
Tuve miedo cuando deshabitaron el vientre de mi madre, y era yo, que había conocido el mar antes de nacer. Un poeta menor expulsado a los atolones, a las musas coralinas que no existieron, a las brisas remotas con sus espíritus y saliva azul; desamparado de palabras, palabras que quisieron ser olas en el Cabo San Juan, engullir los colores, salvar el pigmento repetido de mi piel. Rasgadura, filtraciones de sangre en la memoria, las huellas en la arena de mis ancestros, el recuerdo que he dejado de mi vida.
Yo conocí el mar antes de nacer en la genética de las barcazas que se hundieron en las costas, en el pie de los Mongoles que atravesaron Alaska, soy la herencia de la crueldad
y la percusión de ultra sonidos en el devenir de América.
Y estoy aquí para bañarme de sal, para que mi piel muerta sea un cardumen innecesario y se lleve las historias de los olvidados. En las profundidades.
II
Quiero corroer a los busques que desataron mis palabras: hundir el cielo, porque soy faro de galaxias, la luz de lo indefinido. Cartas marítimas no olvidan que fui agua, corriente de gritos, relámpago de todas las latitudes, tramontanas que golpean mis costillas, zona abisal, círculo: rosa de los vientos, dirección de vientos mutilados…
Con una tremenda náusea anticipada se alejan los buques, se abren las escotillas, las bocinas de los barcos despiertan a los fantasmas, y piratas se anclan en el norte, en el norte Estrella Polar que iluminó argonautas, filibusteros, y todos inermes, babas de los dioses, se hunden de primitivos relatos, se hunden en la gran ola de Kanagawa, Todo es un gran estallido de la rabia, zozobra, abandono a los seres sin lágrimas.
Insensibles.
Embestidas marítimas en los acantilados, un devenir de dos dimensiones azules que tratan de juntarse. Quizá en el horizonte se unifiquen, y el sol se dé un chapuzón de atardecer, la lluvia acaricie el cielo líquido, y todo lo evaporado vuelva al inicio.
Todo es movimiento, arriba, abajo, burbujas estallan, nubes contra nubes, y un relámpago aparece, como si fuera una gran cuerda entre las dos dimensiones.
(Ah, el arpegio de las olas, sonidos, y nubes negras recuerdan al marinero portugués cuando navegaba hacia el Porto de Santos y su barco se hundía en una tormenta voraz.
Resignado gritaba lo indescriptible: Saudade, saudade. Fue la única vez en toda su vida, que una palabra lo salvó.)
Tortuga de los Galápagos llevan en sus caparazones los átomos de la génesis incierta.
Encallar la lengua, oscilar entre los silencios, abdicar el mar donde se ahoga el cuerpo.
Me abandona el mar, y me quedan las arcaicas branquias y todo volverá al inicio.
Seré de nuevo un pez marino. Eterno.
Marooned, Marooned.
IV
Mi tierra es un poema de piel roja, chubasco originario. El cactus que nace y da sombra a los ilegales. El sol lleno de cámaras, centinelas, muros y más muros, el águila y su graznido de jugar a las escondidas ante esos hombres con estrellas en sus pechos: Sheriffs, que cabalgan sus enormes caballos Mustangs por el desierto de Arizona, y chicanos desesperados van cerca de la playa de Tijuana para traficar voces de ausencias, murallas de esqueletos para contrabandear la libertad. ¿Dónde flotará el universo en la fosa común del río Bravo?
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