domingo, 3 de julio de 2011
4069.- ALEJANDRO GONZÁLEZ
Alejandro González (Santo Domingo, 1983.) Estudió periodismo en la Escuela de Comunicación Social de la UCSD. Fue reportero del diario El Caribe, y coordinador de sus páginas dominicales de literatura, de 2005 a 2008. Obtuvo el Premio de Poesía Joven Lupo Hernández Rueda de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2004 con el poemario “La ventana donde me asomo”. En el 2008 ganó el Premio Internacional de Poesía Joven de la Feria del Libro de Santo Domingo con el libro “Esta ciudad ha sido tomada por las piedras”. Ese mismo año recibió una mención de honor en el Premio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo por el texto “La luz esquiva”. En el 2009 entendió que todo esto no sirve para nada. Lleva el blog: http://cartasaninguno.blogspot.com/
Hoy, como ayer, desempleado
la escena se repite
y no puedes hacer otra cosa que continuar con lo que haces
sales de la cama y en el baño decides que no te vas a bañar porque
el agua en la cubeta está plagada de larvas
de eso se trata el tercer mundo: de tener cubetas para todo
me despabilo, uso agua de la nevera para lavarme los dientes
y parto como ayer a buscar trabajo
voy tachando los anuncios en el periódico
en la calle todo está cercado por el drama
el auto desvencijado que gotea aceite por todo el carril derecho
el letrero raspado que anuncia que el límite de velocidad es de 40 kilómetros por hora
el autobús raudo que se pasa en rojo
el chofer del autobús raudo que se pasa en rojo
la mirada perdida del chofer del autobús
que parece decir qué carajo
incluyendo los transeúntes
y dos perros desorientados que parecen haber perdido
el camino a casa
la apoteosis crece aquí entre cada semáforo derrotado
y en la acera por donde camino
un inválido se arrastra hasta alcanzarme
se detiene
me dice dame algo con el rostro endurecido
le contesto que no tengo nada
aquí donde nunca llega el invierno
los rostros por lo general esconden una verdad terrible
en este lugar sin novedad
la novedad es siempre esta: que estamos esperando por algo que nunca llega
en mi caso
probablemente pasarán meses
antes de que me
den empleo
mientras tanto mamá me seguirá comprando los cigarros
porque cuando las cosas están así
qué puedes hacer si no continuar con lo que haces
De Esta ciudad ha sido tomada por las piedras
El ciclo de la luz acaba entorpecido en la alacena
las paredes respiran con terca conciencia la humedad de este antiguo silencio
donde todo sucumbe
la vigilia encuba el destiempo
afuera el final de la tarde anticipa el duelo
en el atrio el trasiego es ahora una trama entre dos sombras
y el oscuro anuncia que ha llegado la hora
en que los perros ladran espantados al vacío
mientras el vahído crece y
se consuma
frente a la casa
la ensenada se quiebra
y la noche derrama su cauce
coagulado
oscurece
un último retazo azul se agota a lo lejos
los ojos otean la penumbra
la palpan
sucede la noche
(la negra arquitectura del misterio)
bajo sus límites la ciudad
se va poblando
de
silencios
aquí
ahora
todo circunda el andamiaje embestido
sobre las charcas el día se convierte en una bóveda
en su quietud reposa el fuego
y sales
agredido por la duda
doblegado
y atraviesas la avenida solitaria donde
rompen las olas
entre una muchedumbre
confusa
que se desplaza aferrada a su sombra
derrotados los últimos faroles
el miedo ha conquistado rostros (ademanes)
y la cerrazón de esta urbe se ha querido alojar en tu mirada
su nombre es ahora apenas un rumor de nombre
que esta boca asediada calla sin remedio
la noche garganta ha poblado su voz de soledades
el olvido es su descripción más densa
a estas horas del oscuro
sus estatuas mutiladas agonizan en las plazas
allí descubro ante los pies de un antiguo héroe abatido por el tiempo
que acá todo acecha cómo desglosas en el polvo
en la humedad del aire
ante la ausencia de una luz que retornará dentro de tanto
a reclamar sus pertenencias
la ciudad esconde ahora una oscura presencia
en su herrumbre se apagan los últimos trazos
de una luz que ya ha sido vencida
y voy quedando entre sus ruinas
entre los restos de una verdad que tiene resquiebros
a dónde irá a parar el tiempo flagelado
cuando yo regrese a devorar secretos
quién (me) escucha
quiero saber qué es este mirar entre ventanas
este vivir aquí de lejos
pensando roto entre la gente
en sus escombros la ciudad contiene un límite
y preguntas (asustado)
si este lugar jamás
será
sobrevenido
esta noche nadie sabe tu nombre
la multitud habla el duro abecedario de las piedras
sus voces no te tocan
esta noche te abandonan las vías que transitas
cada paso es un desvío que te aleja
a lugares solos
a plazas olvidadas
a puertos donde nunca llegan los navíos
esta noche nadie conoce tu nombre
y tu rostro
solo tu rostro herido se refleja
en el estero
La tormenta
el ventarrón golpeó las persianas en horas de la noche. la brisa agitada silbaba sobre nuestras cabezas mientras la lluvia repicaba sin parar en los aleros. esa misma noche tuve un sueño de Katyn o de Kigali, no lo recuerdo. y soñé que había mujeres sufriendo frente a los espejos y hombres torturados por la mitología del calendario y amantes desprevenidos que no se dieron cuenta hasta que era muy tarde, hasta que la tormenta los había ahogado. y después soñé autos varados y una multitud de ojos dispuestos hacia un mismo panorama. a la mañana siguiente, cuando la tormenta ya había cesado y era lunes y retornaba entre nosotros el sosiego, encendí un cigarro, y sentí pavor mientras miraba entre un horizonte disparejo de palmeras y casas con toldos amarrillos y edificios anticuados, aquel nimbo rezagado que aún atrapa la luz y se la traga
Elegía
pides misericordia dentro de tu burbuja
porque te preocupa lo que pueda suceder
si no te lavas las manos
el mundo es un gigante que te acecha con sus puñales invisibles
como un enemigo que te ha rodeado y
que se aproxima desde todas partes
mientras tanto todo lo que puedes hacer es estrujártelas
hasta que te queden rojas
procurando lavar
bien
bajo
las uñas
Epifanía
cruzaba el puente
en lo que a ti te concierne pudo ser cualquier
puente del mundo
lo que importa es que mientras
sobrevolaba la ciudad sin rumbo
pensando en lo extraño que es la vida
un pájaro surgió del cielo
como una epifanía
y adivina
se cagó justo sobre mi cabeza
http://www.revistapingpong.org/2009/09/alejandro-gonzalez.html#more
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