miércoles, 27 de julio de 2011
4324.- THOMAS KINSELLA
Thomas Kinsella
Traducción de Gerardo Gambolini
Nació en Dublín y estudió en el University College de esa ciudad. Enseñó en los Estados Unidos (Southern Illinois University y Temple University de Filadelfia). Junto con Liam Miller fundó las editoriales Domen Press y, más adelante, Peppercanister Press, en las que publicó la mayoría de sus obras. Vive en Laragh (County Wicklow).
Sus principales libros —que incluyen poemas, antologías temáticas de poesía irlandesa, traducciones de antiguos textos en gaélico y ensayos— son Poems (1956), Another September (1958), Moralities (1960), Downstream (1962), Wormwood (1966), Nightwalker (1967), Nightwalker and Other Poems (1968), The Táin (traducción de 1969, republicada en 1970 y 1985), Davis, Mangan, Ferguson? Tradition and the Irish Writer (1970), Notes from The Land of the Dead (1972), Notes from The Land of the Dead and Other Poems (1973), New Poems (1973), Selected Poems 1956-1968 (1973 y 1974), One and Other Poems (1974), Peppercanister Poems, 1972-1978 (1979), Poems 1956-1973 (1979 y 1980), An Duanaire, 1600-1900 Poetry of the Dispossessed (con Seán O Tuama, 1981), Songs of the Psyche (1985), One Fond Embrace: Peppercanister 13 (1988),The New Oxford Book of Irish Verse (1986), Out of Ireland: A Metaphysical Love Sequence (1987), Blood and Family (1988), Fifteen Poems from Centre City (1990), Personal Places (1990), From Centre City (1994), The Dual Tradition: An Essay on Poetry and Politics in Ireland (1995) y Collected Poems 1956-1994 (1996).
AJENJO *
He vuelto a soñarlo: inmóvil de pronto
en la espesura, entre árboles húmedos, aturdido,
temblando por momentos, escuchando alejarse un eco apagado.
Un piso musgoso, casi incoloro, desaparece
bajo la recia lluvia entre las siluetas de los árboles.
Me esfuerzo, apreciando el eco un instante más.
Si pudiera conservarlo… familiar si pudiera conservarlo…
un árbol negro de doble tronco —dos árboles
que forman uno— eleva sus ramas confusas.
En su infinitesimal danza de crecimiento, los dos troncos
se han entrelazado por completo, su unión
una cicatriz lentamente retorcida, que reconozco…
Un rápido arco destella cruzando el aire,
una pesada espada en vuelo. Un golpe sordo:
el hierro se hunde en el corazón jadeante.
Volveré a soñarlo.
Nota:
*Nombre de la estrella referida en el Apocalipsis (8. 10-11), la que al caer a la tierra transformó un tercio de las aguas en ajenjo, por lo cual los hombres se volvieron agrios y murieron.
WORMWOOD
I have dreamt it again: standing suddenly still/ In a thicket, among wet trees, stunned minutely/ Shuddering, hearing a wooden echo escape.// A mossy floor, almost coulourless, disappears/ In depths of rain among the tree shapes./ I am straining, tasting that echo a second longer.// If I can hold it… familiar if I can hold it…/ A black tree with a double trunk — two trees/ Grown into one — throws up its blurred branches.// The two trunks in their infinitesimal dance of growth/ Have turned completely about one another, their join/ A slowly twisted scar, that I recognise…// A quick arc flashes sidewise in the air,/ A heavy blade in flight. A wooden stroke:/ Iron sinks in the gasping core.// I will dream it again.
ANCESTRO
Estaba subiendo para decirle algo
y me detuve. Su perfil contra las cortinas
era viejo, y sombrío como el de un ave de presa.
Fue su forma de posarse en el taburete,
mirando ensimismada, aferrando con una mano
la valla que rodeaba el escritorio
—o la cabeza inmovilizada por algo en su interior.
Y sin importarle nada ni nadie a su alrededor
allí, junto a los estantes.
Percibí un aroma tenue, almizclado y extraño.
Debí haber hecho algún ruido —dejó de mecerse
y cerró el puño en el regazo—; entonces se levantó,
bajó la tapa del escritorio, y giró la llave.
Deslizó una pequeña botella debajo del delantal
y vino hacia mí, oscureciendo el pasillo.
Ancestro… entre cajas de dulces y frutas.
Su negro corazón…
Fue aquello un suspiro
—rozándome al pasar en la penumbra,
el delantal recogido, atravesando las cortinas rojas
del lavadero, hacia el cuarto de atrás.
ANCESTOR
I was going up to say something,/ and stopped. Her profile against the curtains/ was old, and dark like a hunting bird's.// It was the way she perched on the high stool,/ staring into herself, with one fist/ gripping the side of the barrier around her desk/ — or her head held by something, from inside./ And not caring for anything around her/ or anyone there by the shelves./ I caught a faint sell, musky and queer.// I may have made some sound — she stopped rocking/ and pressed her fist in her lap; then she stood up/ and shut down the lid of the desk, and turned the key./ She shoved a small bottle under her aprons/ and came toward me, darkening the passageway.// Ancestor… among sweet-and fruit-boxes./ Her black heart…/ Was that a sigh?/ — brushing by me in the shadows,/ with her heaped aprons, through the red hangings/ to the scullery, and down to the back room.
LAGRIMA
Me hicieron entrar a verla.
Un fleco de cuentas de azabache
tintineó en mis oídos
al traspasar la cortina.
Me envolvió una penumbra morada.
Mi corazón se contrajo
ante el olor de órganos en desuso
y un riñón putrefacto.
El negro delantal donde solía
hundir mi cara
estaba doblado al pie de la cama
en la última pálida luz que llegaba de la ventana.
(Ve y dile adiós)
y fui empujado
hacia abismos insondables.
Giré la vista hacia ella.
Miraba el techo fijamente
y se empolvaba una mejilla, distraída,
reclinada contra el espaldar,
descansando hasta el próximo ataque.
Las mantas se plegaban tocando casi
su boca,
que las líneas de mal genio
subrayaban todavía. Su cabello gris
completamente suelto como el
de una joven, por toda
la almohada, mezclado con las sombras
que le cruzaban la frente
y junto a la boca y los ojos,
como una red sujetando su cabeza contra la cama
y cayendo enmarañados hacia la sombra
que carcomía el piso a mis pies.
No podía moverme al principio ni lo deseaba,
por miedo a que pudiera darse vuelta y me indicara
(la madre de mi propio padre)
con voz apremiante
— con algún feroz susurro lisonjero —
que me escondiera una última vez
contra ella, y me enterrara
en su fango reseco.
¿Debía besarla? Cuando besara
la humedad que avanzaba por
las paredes floreadas
de aquella fosa.
Pero debía besarla.
Me arrodillé junto al cuerpo en el lecho de muerte
y hundí mi cara en el frío y el olor
de su delantal negro.
Rapé y almizcle, los pliegues contra mis párpados
me transportaron a un sitio abandonado
que olía a ceniza: paredes y techos irreconocibles
crujían pareciendo respirar.
Me vi revolviendo cenizas apagadas
buscando algún vestigio
de calor, cuando a lo lejos
en las bóvedas, oí caer
una gota. Y encontré
lo que estaba buscando
— ni fuego, ni calor,
ni alivio alguno,
sino su voz, suave, hablándole a alguien
sobre mi padre: "Dios lo ayude, derramó
grandes lágrimas allí junto a la máquina
por la pobrecita." Gotas
brillantes sobre la tapa de madera
por mi hermanita. Mi lamento de
cachorro cesó pronto,
con toda temprana conjetura
de triste melancolía y tedioso pesar
y permanece amargo en riguroso cautiverio.
Cómo lo sentía ahora —
su corazón latiendo en mi boca!
Resolló entrecortadamente,
empujó las mantas
y se estremeció con un gesto de cansancio.
Me incorporé
y dejé la habitación
prometiéndome que
la besaría realmente
cuando estuviera realmente muerta.
Mi abuelo alzó apenas la vista del hogar
cuando asomé por la puerta, encogió los hombros
y volvió a clavar en el fuego
la mirada ausente.
Me quedé un momento a su lado,
incómodo, y salí hacia el taller.
Todavía había luz allí
y sentí que volvía a respirar.
La vejez puede digerir
cualquier cosa: la conmoción
ante las puertas del Cielo — la lucha que afrontamos
durante toda la vida.
Qué largo y duro es
hasta llegar al Cielo, a menos que uno,
como la pequeña Agnes,
se desvanezca en lágrimas tempranas.
TEAR
I was sent in to see her./ A fringe of jet drops/ chattered at my ear/ as I went in through the hangings.// I was swallowed in chambery dusk./ My hear shrank/ at the smell of disused/ organs and sour kidney.// The black aprons I used to/ bury my face in/ were folded at the foot of the bed/ in the last watery light from the window// (Go in and say goodbye to her)/ and I was carried off/ to unfathomable depths./ I turned to look at her.// She stared at the ceiling/ and puffed her cheek, distracted,/ propped high in the bed/ resting for the next attack.// The covers were gathered close/ up to her mouth,/ that the lines of ill-temper still/ marked. Her grey hair// was loosened out like/ a young woman's all over/ the pillow, mixed with the shadows/ criss-crossing her forehead// and at her mouth and eyes,/ like a web of strands tying down her head/ and tangling down toward the shadow/ eating away the floor at my feet.// I couldn't stir at first, nor wished to,/ for fear she might turn and tempt me/ (my own father's mother)/ with open mouth// — with some fierce wheedling whisper —/ to hide myself one last time/ against her, and bury my/ self in her drying mud.// Was I to kiss her? As soon/ kiss the damp that crept/ in the flowered walls/ of this pit.// Yet I had to kiss./ I knelt by the bulk of the death bed/ and sank my face in the chill/ and smell of her black aprons./ Snuff and musk, the folds against my eyelid,/ carried me into a derelict place/ smelling of ash: unseen walls and roofs/ rustled like breathing.// I found myself disturbing/ dead ashes for any trace/ of warmth, when far off/ in the vaults a single drop// splashed. And I found/ What I was looking for/ — not heat nor fire,/ not any comfort,// but her voice, soft, talking to someone/ about my father: 'God help him, he cried/ big tears over there by the machine/ for the poor little thing' Bright// drops on the wooden bed for/ my infant sister. My own/ wail of child-animal grief/ was soon done, with any early guess// at sad dullness and tedious pain/ and lives bitter with hard bondage./ How I tasted it now —/ her heart beating in my mouth!// She drew an uncertain breath/ and pushed at the clothes/ and shuddered tiredly./ I broke free// and left the room/ promising myself/ when she was really dead/ I would really kiss.// My grandfather half looked up/ from the fireplace as I came out,/ and shrugged and turned back/ with a deaf stare to the heat.// I fidgetted beside him for a minute/ and went out to the shop./ It was still bright there/ and I felt better able to breathe.// Old age can digest/ anything: the commotion/ at Heaven's gate — the struggle/ in store for your all your life.// How long and hard it is/ before you get to Heaven,/ unless like little Agnes/ you vanish with early tears.
ROCAS DE ST. PAUL: 16 DE FEBRERO DE 1832 *
Un grupo de rocas alejadas de las rutas de comercio
a mil millas de cualquier otra costa
aparecen abruptamente en el océano,
poco elevadas, tan ocultas entre brumas violentas
que rara vez se las ve, y sólo brevemente,
brillantes y blancas contra el eterno gris.
No obstante la ausencia de toda vegetación
han logrado establecer una simbiosis
con el agua que las rodea.
Colonias de pájaros comen los abundantes peces;
las polillas se alimentan de plumas; piojos y escarabajos
viven en el estiércol; innumerables arañas
devoran esos insectos; entre las grietas
una variedad de cangrejos vive de los huevos y la nidada.
En mugre y muerte y cosas parásitas
la vida escoge su primer refugio.
Más tarde el noble accidente: la semilla, caída
en algún excremento librado, o meciéndose
como un cráneo gastado hacia una bahía.
Nota:
*Encabezado que hizo Charles Darwin a una anotación en su diario del viaje a bordo del Beagle.
ST. PAUL'S ROCKS: 16 FEBRUARY 1832
A cluster of rocks far from the trade routes/ a thousand miles from any other land/ they appear abruptly in the ocean,/ low lying, so hidden in driving mists/ they are seldom sighted, and then briefly,/ white and glittering against the eternal grey.// Despite the lack of any vegetation/ they have succeeded in establishing/ symbiosis with the surrounding water./ Colonies of birds eat the abundant fish;/ moth feed on the feathers; lice and beetles/ live in the dung; countless spiders/ prey on these scavengers; in the crevices/ a race of crabs lives on the eggs and young.// In squalor and killing and parasitic things/ life takes it first hold./ Late the noble accident: the seed, dropped/ in some exhausted excrement, or bobbing/ like a matted skull into an inlet.
LOS DESPOSEIDOS *
Ahora el lago está desierto,
pero el agua es siempre limpia y transparente;
los cabos cubiertos de laurel,
los pequeños estuarios llenos de conchillas,
con deliciosos prados donde las olas
se escurren sobre masas de flores y de césped.
Era como un milagro, una larga bucólica, hace tiempo.
La intoxicación de una vida deslizándose
ante el cielo: la primavera, una llanura de flores;
racimos de uvas y castañas
formadas en lo más profundo del otoño; nuestras cálidas noches
transcurriendo a la luz de las estrellas.
Habíamos establecido la paz,
tras haber aprendido a practicar la virtud
sin aguardar recompensa — que debemos ser virtuosos
sin esperanza. (La Ley es justa; obsérvala,
mantenla, y traerá contento.)
Entonces, por la orilla, entre las tortugas
de ojos mansos y brillantes, con alondras
revoloteando a Su lado —tan livianas
que no doblarían una brizna de pasto
al posarse en ella— vino hacia nosotros
y levantó Su mano sin llaga:
Estas bellezas,
estas flores terrenales que crecen y se abren, ¿qué son?
¡El espectáculo de vuestra humillación!
Si un hombre decide entrar al reino de la paz
no dejará de luchar hasta que falle,
y habiendo fallado estará aturdido,
y tras estar aturdido gobernará,
y tras haber gobernado descansará.
Nuestro sueño se agrió.
Despertamos, y empezamos a anhelar
la restitución de nuestra casa.
Una mañana, en un lento paroxismo de ira,
hallamos Su cadáver tendido en el umbral.**
Notas:
*Kinsella coeditó An Duanaire: Poems of the Dispossessed 1600-1900 . El título alude a los irlandeses que perdieron sus tierras y derechos tras la ocupación inglesa. Muchos "poemas de los desposeídos" exploran el antiguo paralelo entre los irlandeses desheredados y los hijos errantes de Israel.
** Según Declan Kibberd, la referencia, basada en la Vie de Jésus (1863), de Renan, es al asesinato de Juan el Bautista.
THE DISPOSSESSED
The lake is deserted now/ but the water is still clean and transparent,/ the headlands covered with laurels,/ the little estuaries full of shells,/ with enchanting parterres where the waves/ ebb and flow over masses of turf and flowers.// It was like a miracle, a long pastoral, long ago./ The intoxication of a life gliding away/ in the face of heaven: Spring, a plain of flowers;/ Autumn, with grape-clusters and chestnuts/ formed in its depths; our warm nights/ passing under starlight./ We had established peace,/ having learnt to practice virtue without/ expectation of recompense — that we must be virtuous/ without hope. (The Law is just; observe it,/ Maintain it, and it will bring contentment.)// Then, by the waterside, among the tortoises/ with their mild and lively eyes, with crested larks/ fluttering around Him, so light/ they rested on a blade of grass/ without bending it, He came among us/ and lifted His unmangled hand:/ These beauties,/ these earth-flowers growing and blowing, what are they?/ The spectacle of your humiliation!/ If a man choose to enter the kingdom of peace/ he shall not cease from struggle until he fail,/ and having failed he will be astonished,/ and having been astonished will rule,/ and having ruled will rest.// Our dream curdled./ We awoke, and began to thirst/ for the restoration of our house./ One morning, in a slow paroxysm of rage,/ we found His corpse stretched on the threshold.
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