Rafael Antonio (Tony) Cantero Suárez
Nació en la Santísima Trinidad de Cuba el 26 de junio de 1970, desde su más temprana niñez cursó estudios elementales de artes plásticas, música y en su adolescencia y juventud de actuación, locución y animación turística, entre otras especialidades del mundo de las artes. Aunque durante la segunda y mitad de la tercera década de su vida consagró todas sus energías a la práctica de la esgrima con resultados en el alto rendimiento, siempre guardó en lo más profundo el sentimiento y el sentido artístico, inspirado claro está en la ancestral cultura de su querida tierra natal que le fue inculcada por su padre, diseñador de carrera y por su madre maestra. El talento narrativo le viene de su querido abuelo, cuentista innato, quien murió como vino a la vida, se fue de manera natural alegre y ecléctico como siempre fue, a la edad de 102 años. Al lado del cual Tony vivió la primera etapa de su existencia y del cual le viene el sobrenombre de Pinocho por su facilidad para inventarse historias reconstruyendo lo escuchado, además de haber estado siempre cerca de toda una pléyade de artistas locales que visitaban diariamente la casa de su padres.
Al terminar varios estudios superiores emigró a Francia en 1999 donde luego de pasar diez años trabajando en las prestaciones intelectuales y en grupos industriales, un día, así por así y por decisión propia, como quien persigue un sueño perdido a lo largo de su vida, decidió reconvertir su carrera y regresar al mundo de las artes. Esta vez cambiando los familiares pinceles por la pluma, como para pintar con letras los sueños vistos y describir el delirio empírico que es la vida. Actualmente el conjunto de su obra asciende a más de mil poemas de géneros diversos, entre prosas poéticas, poesía surrealista y narrativa. Su apelativo más conocido es “Los Susurros de Cantero”, suerte de extractos de poemas en los que con versos cortos, a diferencia de sus prosas poéticas, cuenta pedazos de historias y de sueños surrealista, personales o ajenos. Todos basados en la imagen mística o desmitificada del ser humano y en ese amor metafórico, profundo y solidario que lo habita…
Además de los poemarios completos antes citados, en la actualidad se encuentra inmerso en la escritura de sus tres primeras novelas. Una especie de recuento literario de vivencias metafóricas contadas en tercera persona, que permiten analizar de manera desenfada pero austera la razón de ser del desterrado y las esperanzas que siempre guarda toda persona, de un día, poder volver a ser él viéndose de nuevo en lo suyo. Pero tomando en cuenta los cambios sufridos en ese gran viaje de ida por la nada desconocida del lenguaje y la integración en tierra extranjera… Una trilogía narrada a la luz de la oscuridad del pensar nostálgico e idealista pero pragmático y razonable.
WEB DEL AUTOR: http://tonycanterosuarez.wordpress.com/
Oleo al poniente.
Estoy pintando el poniente del día en que el sol resbala
sobre cascadas de besos, llenas de hiedras sonriendo y
embelesadas. Mirando lluvias de tórtolas y de ruiseñores
bohemios que sobre las piedras bailan; un pas de deux
que desarma, a ritmo de Jazz y Salsa…
Voy dibujando un sendero que lleva al centro del cielo
donde hay un jardín homérico, bordado todo de flores
con pétalos rojo nervios coronados azul gracia; como
en los cuentos de hadas mágicas, que me contaba mi
abuelo (…)
Le estoy dejando a las letra con mi nombre y apellido,
un torbellino de estilos y de rimas sé que escapan
hasta mis dedos con vicios; que escriben versos del
alma para pensares eclécticos, con preciosismo y
sentidos.
Los dejo en oro fundido vertidos sobre un lago
hirviente donde se pierden las almas embadurnadas
de almendros, y de nueces en torrentes; dándose
besos al alba, sin que frunzan las sienes (…)
Y de hojas verdes con ritmos con los que incienso les
hice, cuando se estaban bronceando en nidos de
codornices, que enamoran por el pico; entonando
cantos bardos detrás de unos pinos hércules que hay
en el campo del limbo (…) ¡Por ando encendido!
Por allá anda perdido el espíritu de mi niño, lleno de
amor y delirios. Lleno de sueños cumplidos y de otros
que no duermen, u estoy pensando a pulirlos dejando
cuentos que enseñen; y hagan soñar con leerme, a
quien no duerma conmigo (…)
Le estoy dejando a las letra con mi nombre y apellido
un torbellino de estilos y de rimas sé que escapan hasta
mis dedos con vicios; y escribo versos del alma con
preciosismo y sentido, cultivados en canteros fértiles,
pintados de mil delirios.
Si se me ocurre te cuento luego…
Si se me ocurre me voy, regreso, te encuentro y te vuelvo
fuego y me quemo en tu embeleso...
Si se me ocurre te saco, te entro y me meto dentro; y te
inspiro con mis juego, y vas y vienes conmigo en un delirio
de ensueños.
Si se me ocurre me voy contigo y llegamos los dos a tiempo,
y si hay retraso regreso; me monto y me bajo entero, y toda
mojada te seco…
Si se me ocurre me adueño de tu esqueleto tan bello, te abro
los poros y vellos y los planto de Milsueños; y te canto en
tempo ruegos, un yo te amo de genio…
Si se me ocurre y me empeño yo te acaricio los huesos con
mis dedos de hombre ecléctico y te mazo el cuerpo en cuero
con un aceite bien gélido. Te doy mareos en un puertos y te
rocío monte adentro con un susurro en el cuello; que te
erizará los pechos dando a tus caderas vuelos.
Te dejaré tendida en el suelo con contracciones de tierno y
ondulando tus cabellos; y de vientre excitaciones que vendrán
todas de adentro. Sobre la hierba de un cantero todo florecido
de espejos que reflejarán lo que has hecho, lo que he hecho y
lo que haremos; frente al huerto de tu Venus que te guardará
el secreto…
Si se me ocurre me asomo y te hago sentir un viento que te
hará olvidar demonios. Te escondo en un mar de oro y luego
nos muestro en binomio. Si se me ocurre te pierdo te
encuentro y te como a besos, y te lleno de te quieros
vaciándote de odio y de tedio.
Si se me ocurre te dejo, te cojo, y me vuelvo loco, si se me
ocurre te adoro, te adopto y te dedico piropos que te hagan
temblar el suelo.
Si se me ocurre te miento y te hago olvidar otros cuerpos, si
me ocurre te veo dándote mis besos bohemios. Si se me
ocurre te pinto erizándote y mordiéndote; si se me ocurre te
espero embadurnado de incienso y bailando a la luz de un
trueno
Tu vendrás blanca y de velo sin nada que te cubra el cuerpo…
Para quemarme en tus fuegos gritando en ruegos que llego al
fondo de tus adentros; al final de tus senderos, a descansarme
contento en tu epicentro de sismos. Si se me ocurre esto en
sueños contigo lo haré primero; y al final dirás que buenos los
Susurros de Cantero.
A que me atrevo contigo…
A que me atrevo a decirte lo que nadie te había dicho. A
que me atrevo a escribirte sin contar los adjetivos, a que
me atrevo atrevido como poeta maldito, a hacerte el
amor en ritos que te roben la memoria; para que no te
acuerdes de glorias que en otros brazos viviste …
A que me atrevo a robarte más que unos besos el nombre,
a ponerte mi apellido y a llamarte entre pregones. A amarte
como aman los hombres que no se inventan artificios, y
convencen con razones.
A que me atrevo te digo, a lanzarme a un precipicio que
tenga el fondo vacío. A pintar bien hondo un rio y bien
alto un cielo límpido, a desvestirte dormida y a despertarte
en silencio, con el desayuno servido.
A que me atrevo contigo a vivir en un idilio y a no devolverte
ni un kilo de los perdidos corriendo. A cantar por los caminos
incurvados de tu abismo inspirándote con mis dedos; a que
te saco del limbo y te llevo hasta un Olimpo exquisito donde
existan dioses vivos.
A que me atrevo perdido a darte unos besos ricos y un anillo
este domingo. Y en unos campos de Olivos a aparecérmele
al Cristo pidiéndole tu mano a gritos, vestido de ángel delirio
con mi corona y mis ritos.
A que me atrevo a convencerlo, y a que le pido ser testigo
del matrimonio más lindo que esta tierra no había visto. A
que me visto de hilo fino como un tejedor de espíritus, y a
que te lleno de bello el botellón del espejo; con mil ramo de
Milsueños, que como flores te invento…
A que te horno completo de blanca seda tu cuerpo, con
cintas largas y brillos. Con caprichos consentidos, y con
muchos tiempos buenos para en arenas dormirnos; en
nuestros veranos secretos, juntos al borde del Nilo.
A que me atrevo a implorarte, a agotarte, a darte hijos. A
que me atrevo preciso, y te recuento el principio y el final
siempre lo olvido, pero nunca lo del medio; porque lo
viviré en tu nido, dándote amor sin misterios.
A que me atrevo repito a darte unos besos ricos y un anillo
este domingo. A que confirmo lo dicho y te me aparezco en
Cristo embadurnado de olivos con la corona en el pecho; y
un corazón todo niño, lleno de amor infinito.
A que te advierto yo mismo que soy el más atrevido de los
poetas del siglo… Y a que te cambio el destino para vivirlo
junticos; hasta el final del camino…
A ti mi musa.
A ti que en superlativo me has llenado de delirios,
a ti que llevas vestido desnudado sin complejos (…)
A ti que en diosa te sueño endiablándome el silencio,
y enroscado en tus cabellos yo por tu espalda ando
suelto. Descendiendo aventurero por tu barranco de
ensueños donde unas rosas te dejo. Y en precipicio de
juegos me lluevo como aguaceros; y tú te mojas
oliendo el espíritu de tu perfume nuevo (…)
A ti que en cuentos te leo y me parece hasta verlos; la
silueta de tus bellos senos grandes dunas de desierto,
y dos botones abiertos que te desviven el pecho cuando
tu luna anda en celos; y erizada como vello, tú te
ondulas con mis dedos (…)
A ti que me has hechizado los versos y me has quitado
hasta el sueño. A ti que te veo lejos por horizontes con
vientos. A ti que en adicción presiento como un idilio
en enredos, por las curvas de tu cuerpo dándome un
baño andariego; y andar sin ropa es de genios, cuando
hay que arder en tus fuegos (…)
A ti que rimas con bello como pasajes secretos con
rumbo séptimo cielo. A ti que montas corriendo por
tus adentros del medio donde hace un calor magnético
que a mí me tiene perplejo; buscando a ver si me
encuentro entre paisajes eclécticos, que te dibujen
sonriendo parada frente a mi espejo (…)
Con estos dedos frenéticos que me tienen loco y cuerdo,
que te tienen alocada como cuerda de guitarra y hasta
la lengua me sacas. Que nos tocan la fanfarria en dulce
tempo bolero, con nuestras notas rasgadas fundidas en
embeleso; abiertos como ventanas, a un universo de
ensueños.
Y andar sin ropa es de genios si es que hay que seguirte
en juegos; y entre truenos yo te dejo toda mojada
leyendo. A ti y a tu bello cuerpo, a ti y a mi sin misterios;
a ti y a tus labios ebrios reflejados al espejo, que en
sueños lleno de besos que están pidiendo comértelos.
A ti que mereces esto y si digo más no exagero: A ti mi
musa yo quiero dejarte escritos estos versos; con la
magia de mis dedos qué te denudan sonriendo, en el
delirio perfecto perdida en séptimos cielos.
¡Aquí estoy yo!
Aquí estoy yo, atolondrado y alegre como siempre había
querido. Aquí estoy yo, detrás en un San Juan perdido
dando un concierto en el limbo; a algún rostro amigo mío
que me escucha sin decirlo, mientras sonríe agradecido.
Aquí estoy yo como un niño que se pierde en el Olimpo
de sus ídolos más bonitos, y regresa adormecido por la
bondad y el cariño de los que siempre le han querido.
Aquí estoy yo y me lo admito, como un torrente infinito
que escribe un poema al cielo; y aquí está mi prosa en
versos, para quienes quieran leerlos (…)
Aquí estoy yo entre los otros, confundido como un todo
y fundido en un mar de plomos con olas de guiso en polvo;
y me levanto yo solo si es que me acuesta un demonio
empobrecido y atómico.
Aquí estoy yo, labrándome un sendero ciego que me lleve
hasta mis hornos; y es que sin ojos ya veo las mentiras de
los otros. Y me despego del morbo que me hace perder el
tiempo y me pervierte el cerebro.
Aquí estoy yo en mis recuerdos y en el recuerdo de todos;
dándome un trago de vuelvo que me haga recobrar mi
rostro (…)
Y volveré con mis modos, con mis modales y cuentos, y
volveré con mis versos que entre susurros les dejo.
Y dejaré como un genio la alternativa del éxito a quienes
quieran tenerlo; yo me conformo con verlo y me alegra
saberlos contentos. Yo los contemplo en silencio y me
digo que son buenos.
Aquí estoy yo y no me invento porque mi lujo es
tremendo, y mis versos truenan fuego cuando entre
instintos me enredo, y la mente me hace un guiño; aquí
estoy yo como un niño atolondrado y alegre como
siempre había querido.
¡Aquí estoy yo y me lo admiro!
Como un torrente infinito que escribe un poema al cielo, y
aquí está mi prosa en versos para quienes quieran leerlos.
Así es la vida…
Así es la vida, una alameda perdida transitada por un ciego,
un universo de ejemplos que nos hablan cada día, un largo
camino abierto todo plantado de cedros, solo idas no venidas;
y un mar nadando en el lecho, cuando la muerte lo dicta.
Así es la vida de rígida, toda cubierta de heridas y de alegrías
maldecidas, toda pobre toda rica, toda dicha de rutinas que
entre las penumbras duermen; dispersadas como hormigas
reveladas contra un régimen que les aturde la risa y les
sofoca la estima.
Toda suculenta y tímida por debajo y por arriba, como espinas
que hacen tinta y escriben cartas al sol. Como la sangre que
inspira a los leones las trizas y a los poetas los duendes rebeldes;
y las musas pervertidas, que por los lagos los pierden…
Dando gritos como ninfas que creen verse entre redes, como
sirenas silbando embadurnadas arena; haciéndole el amor a
peces…
Así es la vida, una rosa en la desdicha con los pétalos helados,
amor y amargos recados de dolor sin clorofila; cruentos como
las mentiras que la melanina ha dado, y el racismo cruento y
bárbaro que el hombre mismo ha inventado.
Hay guerras por todos lados que ornamentan a gorilas; que nos
desiertan los prados y que nos cansan la dicha. Una agradable
perfidia que canta un bolero trágico, con la voz de sus pecados
dando besos y rezando; al borde de los campos santos…
La vida es una rima eterna que nos tiene alborotados, dando
saltos y gozando, esperando el día acordado para perdernos al
diablo; a habitar en el otro lado, como unos ángeles pálidos.
A confesarnos errados al final de un camino largo todo de
cedros plantado, y de pies helados y descalzos que descansan
lo tanto andado, en un cementerio placido.
¡Así es la vida en mis cálculos, imperfecta y sin milagros; pero
es cierto hay que lucharlos, para no quedarse esperándolos!
Bajo el agua (…)
En un Paris bajo el agua, bajo los árboles danzan dos
almas enamoradas. En una noche mojada se dan besos
que se empapan encantados con su magia, y la sinfonía
no acaba para pianos y guitarras (…)
Y ni Schubert le hace nada si es que un susurro se escapa,
bajo un agua que no escampa, bajo una noche estrellada.
Bajo aguas, amándose en la madrugada como tortolos
que vagan por sus entrañas calmadas. Bajo aguas y
entre sabanas; bajo el hechizo y la magia de una ciudad
que desmaya (…) y solo las sombrillas se alzan entre
manos ya cansadas.
Bajo el agua por una calle muy lagar que lleva hasta
Santas Ganas. Bajo aguas dos enamorados se escapan
para vivir a sus anchas sus delirios en palabras; un yo
te quiero mi hada decía el duende bajo lámparas, y un
tus besos me hacen agua la fuente de mis locas ganas,
le respondía dulcemente el hada, encantada bajo el agua.
Hay palabras que no faltan ni siquiera bajo el agua, son
tan profundas como un mar que baja para sentarse a
escucharlas (…)
Y entre aguas se resbala una noche enamorada. Y entre
Jalisco y Tequilas sus lenguas hablan de Francia; y entre
mesas mejicanas el buen momento se alarga, y entre
velas y a distancia frente a frente veo sus caras.
Bajo un Molino de Viento las dos siluetas se embriagan,
Don Quijote y Dulcinea huyéndole a Sancho Panza, u
entre nombres que los llaman Romeo y Julieta se
abrazan bajo un alero que canta. Bajo aguas y ventanas
ni una serenata falta (…)
Bajo el agua se descansa un París que funde en ganas,
y se alumbra la mañana como cuerda de guitara, como
una luna que escapa a un sol que viene del alba. Como
bardo en notas altas que a una diosa entona nanas,
como magia rebuscada por unos dedos que abrazan.
Espontáneos como lluvia que caía en la madrugada, dos
ardientes corazones bobos se deslizaban en gozos;
palpitando su alboroto bajo aguas y ventanas (…)
Bajo el agua se despiertan, bardos, poetas, campanas,
y entonan versos que exaltan a las almas enamoradas,
y entre palabras y sueños la vida parte a sus anchas. Y
entre testigos de nada la ciudad levanta camas; y entre
sabanas mojadas, un buenos días dice el alba.
Bajo aguas, esta estampa vive intacta con recuerdos
que no acaban. Bajo el hechizo y la magia de un Paris
que tiene alas para volar al mañana, y para amar como
hace falta (…)
E iluminadas dos caras veo escampando bajo el agua,
como describe esta estampa que ilusiona con palabras
espontaneas. Dos almas enamoradas que se besaban
con ganas. Bajo el hechizo y la magia de un Paris que
los miraba enmudecidas sus casas; besándose hasta
que llegó el alba (...) ¡Bajo el agua y a sus anchas!
Buscando la felicidad.
A donde han ido a parar los besos que me trajiste, las
caricias, los delirios, y los sueños que tuviste con un
mundo nuevo y bello. Donde el destino era un puerto de
donde se podía zarpar, y la vida codornices que echaban
un mundo a volar; en alegrías sin limites (…)
A donde han ido a parar los días buenos que me
prometiste. Y aquel amor todo entero que tenía venas
y cerebro, y un cuerpo estilo perfecto que tanto me ha
hecho soñar; con un cariño sincero.
¡A donde han ido parar porque hoy solo tengo días
tristes, y tus quejidos eternos ya no los puedo aguantar!
A donde habrá ido a parar aquel amor de aprendices
que todo querían contar. Y que pensaban que los tristes
estaban mancos por amar; a otros brazos sin raíces, que
siempre abrazaban mal.
A donde habrá ido a parar la felicidad que me distes;
y que hoy no me llegas a dar cuando las tardes son
grises! Si pregunto y no me dices, yo reitero al preguntar:
a donde habrán ido a parar las mañanas de días felices.
Y las noches enamoradas que hacían sanar cicatrices,
de las penas dilatadas al pensar que no viniste. Y las
candelas de aquellas velas que se derretían mojadas
por el candor de nuestras manos en carisias inspiradas.
¿A donde habrá ido a parar aquella felicidad sin límites?
O donde me la escondiste que ya no la llego encontrar
cuando la razón me la pide; y yo te la quiero dar. ¿A
donde habrás ido a parar?
Como una rosa hecha miel.
Las apariencias se ensañan con todo aquel que no ve
una mirada que engaña perdida al atardecer. Odiando
amores ya harta, cansada y en su desdén, abrazada
como llama, quemando cielo y papel.
Pero dura como rabia y como alma mujer, hecha y
derecha a sus anchas que ya no quieren perder; ni otra
batalla ni nada.
Y ahora las rosas se empapan en su jardín hecho miel
bajo una lluvia de cartas regadas por su diván, todas
rasgadas de escarcha y de recuerdos que hacen mal,
enamoradas y odiándola, calcadas tintas con cal que
reclaman más mañanas. Que dejan sal en su espada
en vez de dejarle pan; que ya no quiere leer, porque
no le aportan nada.
Y ella se apega a estas rimas mandadas desde el Edén,
escritas con plumas blancas, e inspiradas en su ser…
Y sus ojos esmeraldas ponen mi rumbo a sus pies, para
que siga mirándola y admirándola como es. ¡Sino me
quejo, voy bien! Me quedaré en su embeleso dándole
besos y quieros, que la saquen de su infierno y le quiten
sus mareos; para que vuelva a ser como es…
Bella como prenda de Rey que con su pecho resalta, y
Reina de las bellezas altas de la cabeza a los pies, toda
colmada de plata como cabellos de Aren, esbelta grande
y afinada como rayo de cabaret; que por sus caderas
bailan, endiablándola en su ser.
Mariposa de mañana con alas que vuelan bien, que en
sus colores me captan y pinto labios en piel. Le dejo
cejas de hada y manos grande de Pez; con las que su
sirena nada hasta mi lago otra vez. Bordada de rosas
santas, de su jardín hecho en miel...
Me tiene loco esa bárbara y ahora yo entiendo por
qué; mis metáforas la ensalzan y ella me lo deja
ver, con sus miradas que matan.
Confesiones…
En verdad que no sé bien si ya lo he dicho,
hubiera preferido no contarlo,
pero hoy me siento bien y enamorado
y no puedo más callarlo como he hecho.
Me duele la razón de lo olvidado,
se extraña el corazón si escribo versos,
me siento como el dios del universo,
ya que este loco amor me ha vuelto ingrávido.
Y ahora vuelo por los aires dando saltos
y ahora llevo un yo te amo en mi tatuado
y mi pecho la reclama enamorado,
como niño ensimismado en su embeleso.
Y mis besos por sus labios dejo atados
y entre nubes y entre rayos me paseo,
entre reclamos y ruegos miro lejos
y entre la tierra y el cielo leo escrito:
un « YO TE AMO » bien alto
en mayúsculas y a dedos,
dedicado a quien les digo…
Y vuelo con mi pluma por los cielos
y a este mundo cuento alto nuestro idilio,
vago ingrávido entre brisas y entre cirros
y a las hadas con sus celos voy dejando;
y me encelo si algún duende atolondrado,
me atraviesa con su lanza por el flanco.
Ya no importa si lo he dicho es porque quiero,
no interesa si ganando solo pierdo,
ya lo saben qué me siento enamorado
y en verdad solo quería decir eso.
Voy nadando sobre espumas por los mares,
me saludan las sirenas con silbidos,
me sumerjo en el candor de este amor loco
y entre estrellas y entre peces me desbordo.
Y en sus fondos sobre arena escribo versos,
de allá traigo coral negro y lo regalo,
llego a nado hasta el lago de mis cuentos
y Milsueños por allí dejo plantados.
Sobre tierras de canteros me derramo,
con susurros al oído la despierto,
una playa en un verano sin tormentos
me está abriendo el camino que he buscado…
Un días nuevo un alba al sol tomando bríos,
un beso tímido sobre hierbas y a momentos,
un lucero un firmamento un desafío,
una estrella que a la luna canta un himno;
un sol bueno anda nadando sobre espumas
y al Edén lo veo extasiado en un te quiero.
Que entre suspiros divinos,
les describe lo que pienso con cariño…
Y entre tierra y cielo se ve escrito
un « YO TE AMO » entre trinos
que nunca han sentido el frio;
en mayúsculas y en versos
dedicados a quien sigo…
Me duele la razón de lo olvidado,
se extraña el corazón si escribo versos,
me siento como el dios del universo,
porque este loco amor me ha vuelto ingrávido;
ya no importa si lo he dicho es porque quiero,
no me digan si he ganado u he perdido…
Ya lo saben qué me siento enamorado
y ya ven que lo confieso ahora al decirlo.
Don Quijote entre sus manchas (…)
Yo soy un caballero andante que nunca ha cedido a
ruegos venidos desde el infierno (…)
Yo soy un barco velero que navega como un ciego
perdido en un mar de ejemplos. Yo soy los cuernos
toreros de una oreja en espavientos; que nunca oyó
que dijeron que un día lo vieron corriendo…
Yo soy el rostro sin ojos que nunca vendó los vuestros,
que nunca vendió señuelos que anunciaran tiempos
bellos. Que a lo viejo le dio un premio y a lo nuevo un
catalejo para que visualice lo hecho; si es que la razón
no va lejos, y es dilema el entenderlo.
Que nunca creyó en conceptos que le extraviaran lo
cierto por sus mañanas de polvos pintadas de un
verde necio; humeado al horno esquelético, fundido
en besos con morbo, disfrutando de un te quiero…
¡Que se extravió como un loco con amores y demonios!
Que mintió por gusto y gozos para evitarles el odio a
quienes juzgan por todo, y que por lo hecho echan lodo
entre fanfarrias sin frenos acostumbradas al ocio de los
que hablan sin fondo, y se desviven en juegos.
Hundidos en sus ombligos mozos. Vengando en olas de
plomo con sus venenosas lenguas y ataúdes de destrozo.
Yo soy el molino atómico que se enciende en días sin
fuego, lleno de manchas el rostro y tan feo como en
fotos; pero no soy un hombre lobo ni un aguafiestas
colérico que anda buscándose un trono. Yo soy amigo
de todos y conocido de otros; yo soy la pluma hecha
tronco del árbol de los sentimientos bobos…
Y en el alma de mí sueños yo tengo un lugar cimero
para el respeto que les porto, y me respeto por eso;
porque de antojos voy lleno, sin excederme del todo.
Porque si oro soy bueno, y si no me vierto el costo.
Yo soy un Don Quijote abierto que se ha manchado de
negro en aguaceros de incienso, dándole a la luna
besos cuando el sol le cambia el rostro a sus labios rojo
trueno; yo soy místico y lo pruebo, mi espada ha firmado
al zorro…
Yo soy el caballero ecléctico sandunguero y palaciego
del barrio obrero del gesto, y entre defectos me enredo
para limpiarle a mi genio la lámpara que le trajeron; las
musas que a él inventan versos, y que yo le dejo luego
para que puedan leerlos.
El llanto de la guitarra…
Escucho un grito lejano
que entra sin pedir permiso
por mis oídos dormidos,
me viene de un sendero ciego
que anda perdido en su tiempo
como unos dedos sin manos.
Una guitarra llorosa
entona los sufrimientos
de las manos que la tocan;
y un pentagrama de lagrimas
y de melodías de Aurora,
me han despertado a esta hora
y a esta misma escribo versos…
Para esa guitarra que llora porque
no toca en conciertos.
Las canciones bien compuestas
entre gavetas se calcan
ellas mismas mal borrada,
mal copiadas otras tantas
y muchas otras botadas;
y perdida la esperanza
la musa no llega al alba
y las melodías amargas
bajo la cama desmayan
por dolores de miradas…
Ha olvidado componerlas
y las mejores si las canta,
solo entre amigos se escapan;
y en el patio de la casa
la guitarra se desgarra
porque no toca más nada.
Ahora yace allí olvidada,
ahora baila y ya no canta,
ahora se olvida llevarla
cuando se va de parrandas;
ahora baila y ya no canta,
y ahora no quiere rasgarla.
Tirada en un camino abierto
siento llorar la guitarra,
las manos que la tocaban
la han olvidado y desmayan,
y sus cuerdas flojas andan
deshojando madrugadas;
y un pentagrama de falsas
esperan para ser tocadas,
como las notas de un alma
toda amargada y en rabia.
Ahora yace allí olvidada,
ahora baila y ya no canta,
ahora se olvida llevarla
cuando se va de parrandas;
ahora baila y ya no canta,
y ya no quiere rasgarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario