domingo, 24 de julio de 2011

4270.- ADALBER SALAS



Adalber Salas



(Caracas, 1987). Estudiante del 4º año de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Caracas. Incluido en La imagen, el verbo, antología del Taller de Poesía de la UCAB (2006). Ha publicado en El Ucabista (periódico de la UCAB). Desde hace un año es miembro del Taller de Poesía de Armando Rojas Guardia y hace poco comenzó en el taller de Miguel Marcotrigiano en la UCAB. Obtuvo el II Premio Nacional Universitario de Literatura. Mención Poesía 2007. Salvo el poema "Magma", los aquí presentados forman parte del trabajo ganador.



II Premio Nacional Universitario de Literatura. Mención Poesía 2007


La arena, el vidrio: ascenso en tres movimientos

(selección)



(De la parte I, Recuento de versos ajenos)


Antropogonía


Ignoro mis primeros pasos
sin embargo sé
que el mundo abrió su mirada
en la frontera difícil de mi voz.
Pero, ¿entonces de dónde este sabor antiguo
en los sonidos que manchan mi cuerpo?
¿Por qué esta sospecha de que la luz
murmura mis letras iniciales?







3:18 a.m.

Llueve
porque la ciudad ya no soporta sus recuerdos
y el agua tiene la forma del olvido.
Mañana, por esta misma calle
pasarán al trote las corbatas
borrachas de desamparo
y escucharemos la misa negra
que cantan los relojes;
incluso, si tenemos suerte
se detendrá aquí un puñado de jóvenes
con la mirada oscurecida
por un no sé qué de llanto mal escrito.
Se ha declarado la extinción
no de las aves
sino de sus vuelos
se nos acaban los nombres
que hacen de la memoria
una mesa grave a la cual sentarnos.
Mañana, cuando se hayan bebido la tarde
desaparecerán.
A todos lo habrá devorado
el gusano sin ojos de la noche.









El hombre de aquella esquina enciende un cigarrillo

“¿Con cuáles letras crepitantes escribir fuego
en la franja roja y negra que avanza
calcinando el bosque?”
Arturo Uslar Pietri.



Digo fuego
con el temblor premonitorio del primer hombre
que vio en las alas de la mariposa
un recado de las llamas.
¿En qué grito harapiento
se esconde la infancia de esta voz?
¿Qué peregrinar de lenguas
la trajo para que me llenara la boca
con la sangre crepuscular de los toros?
Digo fuego
y lo dice alguno de los Heráclitos
extraviados en la arena
y predica Gautama
que las piedras de los sentidos
arden sin consumirse
y lo escribe el tigre de Blake
con sus huellas crepitantes.
Digo fuego
y callo
porque en mí la palabra
se ha incendiado
fiel a su origen.











(De la parte II, Disolución de los yo apócrifos)
Díptico desesperado


“Tengo la noche en el alma: ¿Dónde está tu Luz?”
Omar Jayyam.


I


Morir no es suficiente.
Tampoco basta el ardor insomne de los vivos
ni esos sonidos delgados, azules
aaaaque llaman días
ni esta cópula sangrienta de palabras.
He renunciado a mi rostro
aaaya ni el espejo me recuerda
he repartido mis granizos crueles
he nublado los pasajes de mi cuerpo
aaaay desandado mis venas
pero todavía no encuentro
la geometría incandescente
de la redención.


II


Sácame del vientre torturado de esta frase
aaaque no se agota
impide que la siga pronunciando
aaacon la lengua seca
aaaaaade tanto castigo borroso y tanto nunca
señálame mi culpa, la piedra rabiosa
aaadámela a conocer
aaaaaaay úsala para abrirme un rayo y un grito en las vísceras
arráncame del frío sin recuerdo
expónme a la luz coagulada de esta página:
que el fuego surja
de la fricción entre mis sombras
que florezca un loto certero
en la boca del cadáver.








Magma
(poema para ser leído a gritos)


“El cuerpo es el otro lado del alma.”
Walt Whitman.



Carne
aquí hora
grito llenando de sangre la boca
con su urgencia
de piedra afilada por la noche
Carne
músculo rabioso
lujo feroz del pensamiento
hirviendo bajo las palabras
que saben del olvido y la memoria
pero no de la presencia
Carne
libre al fin de la geometría calcinante
del rito y su ceniza
corriendo
como animal enloquecido
por un ángel despiadado
Carne del vértigo
fiesta del exceso más puro
la existencia

Carne de nunca
magma que abre sus miles de ojos
sus imágenes carnívoras
aquí en el papel
en la piel del espíritu
sin buscar pecado
o redención









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