Erika Almenara (Lima-Perú, 1978) Estudió traducción e interpretación en la Unifé. Ha publicado un cuento en Primeras historias, libro del taller de escritura creativa del Centro Cultural de la Pontifica Universidad Católica. Ha sido Finalista en el concurso Mis Escritos 2003 (Argentina) y en el concurso de poesía de la Editorial Nuevo Ser 2005 (Argentina). Actualmente estudia Literatura en la PUCP y escribe semanalmente en su blog Little girl in blue.
Ceremonia
No conforme con tus ojos
busqué la explosión
hacia fuera
para evitar los rastros
inventé
menos despedidas
sembré
una renovación
y desdibujé del asfalto,
nuestros nombres
para siempre juntos.
Curtin Hall
Los sentidos tan jóvenes
frente a un mundo se abren
sin goces ni sonrisas,
que no amanece nadie.
Luis Cernuda
Nuestras manos se liquidan
cuando mi labio
y tu lágrima
fueron asfalto
el recuerdo
se refleja al pie del árbol
donde la ardilla agita sus patas
Florence y Mónica
ordenan restos de una Navidad prestada,
mientras yo
te escondo en el viento,
entre el silencio de la nieve
ellas ignoran que
allá en Lima
alguien se ha quedado
a solas con la muerte.
I.
Serpenteas entre mis lados,
los humedeces con tu lengua de sapo
te transformas en un bípedo interesante
aún con cola dando azotes,
te he elegido
y mientras me duele,
disfruto.
II.
La calma aguarda tras la mañana
el sol ilumina el rostro donde se estrellan aureolas de humo
que creo desde mi boca
las piernas cruzadas
el vientre húmedo
tú,
reflejo en mi cuerpo
figura en mi cuerpo
aureolas que se estrellan en la nada.
III.
La danza,
perpetua danza
mi cintura y tus caderas,
el fuego
la danza,
la incredulidad frente al espacio,
el equilibrio
la danza,
las ganas cuando no son sólo ganas.
IV.
Hay una escena que ronda mi cabeza
vértebras sobre vértebras
la manipulación de la piel desde tus manos
los interruptores que encienden
la palanca que distrae
la genuflexión de la carne
cuando
ya no es pecado
la prostituta es la iglesia.
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I
Larga la noche,
largos tus ojos
ondulantes y ligeros detenidos tras mi muerte.
Agazapada vienes
te disfrazas de colibrí
y con tu pico ahuecas mi corazón.
Larga la noche
y largo tu pecho
endureciendo ecos vacíos.
Tu fantasma me motiva,
inquilina de tu vientre soy.
Perdida
en tu noche,
me derramo
y digo tu nombre.
II.
Estuvimos a la orilla del mar,
cuando las olas nos adormecían con su canto amable,
cuando tomarme la mano
era habitual.
Ahora,
yo camino hacia un extremo
tú hacia el otro
¿Qué puedo hacer yo?
¿Acaso voltear el rostro para saber si aún me miras?
Seguiré el llanto de las gaviotas
me iré tras ellas,
emularé un grito
y seré pez.
III.
Un nuevo golpe arremete,
soy solo el cuerpo
ya no hay más voces que la mía;
sin embargo,
adentro hay una guerra,
una guerra que se gesta desde la palabra no dicha.
¿Cómo debo entender tus ojos?
¿Tu cabello cano es en realidad cano?
Dime hija de quién soy,
cuerpo de quién soy.
IV.
Intentas cazar olas que te vencen infinitas veces. Olas que te confunden con la arena y te suspenden en agua salada y piedras. Enfrente de un mar, como el de las Costas Normandas, contemplas su caminar de elegante zorra; mientras te muestra sus dientes de espuma blanca. Comienzas a zambullirte.
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Placentera lectura de una poesia jovial llena de encuentros...
ResponderEliminarme encanto ]!! :)
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