Vladimir Jantus Castelli
Nació en La Plata el 26 de septiembre de 1975. Es poeta, escritor y periodista. Tiene cuatro libros de poemas publicados: Poesía para beber (1997), El grito (1999), En el borde (2005) y Venérea (2015). Este último incluye el poema homónimo con el que obtuvo en 2014 el primer premio del Concurso Internacional de Poesía organizado por la revista Guka, que edita la Biblioteca Nacional. A propósito de Venérea, señala Alejandra Varela en la contratapa del libro: “Una voz extraña, como de otro tiempo precipita al lector de Venérea a un estado abismal, como si el fin del mundo tuviera lugar ante nuestros ojos. La muerte parece hablarnos directamente, convertida en palabra poética, encarnando a un dios fantástico. La letra es la herida de esa muerte, la que adquiere formas criminales porque la dimensión poética que tiene lugar está sostenida en acciones que trazan locuras en el texto, como un albatros que planea tragándose a los vivos. La poesía se construye en un lugar que se aleja del realismo, de la enumeración de lo inmediato para pensarse como imágenes que cruzan temporalidades mientras un agente descomunal de un orden lejano nos dicta un mensaje secreto”.
Venérea
Venérea huele a rojo de invierno
resplandeciente
a sutiles surcos de hierbas
hundidos en el bosque
se esconde entre las sombras
dejando pequeños indicios púrpura
que marcan su presencia
en el espacio
tiene una voz muy dulce
tan dulce que cuando habla
parece que cantara dentro de ti
una canción de cuna
son canciones de soledades
y ecos del tiempo
afiebrada
se recuesta y observa
desde la ventana
la encrucijada del viento
su refugio
II
Venérea cobija sustancias que provienen del fuego
las oculta en su pecho
las mantiene secretas
a sangre
saben sus labios
el trance se palpa en su piel
sus besos son el veneno de las víboras
rojas y chispeantes
en sus ojos se reflejan
las hogueras de la noche
las toxinas que incendian las ciudades y sus muros
que envilecen a los vagabundos
que la veneran
ellos veneran a Venérea
III
Venérea posee los hechizos
el secreto de las brujas
la magia negra que ocultan los profetas
ella
los seduce y embriaga
con drogas oscuras
los domina
ellos permanecen callados
observándola
sumisos
a veces
su palidez ha calcinado espejos
ese concierto de imágenes
que componen su cínica sonrisa
pero
siempre ha buscado lo inalcanzable
las bestias hambrientas han seguido su rastro
en mapas de huesos brillantes
siempre han intentado seguirla
aunque sus huellas se pierdan
en la inmensidad del tiempo
ellos veneran a Venérea
IV
Venérea habla en lenguas
que parecen llegar del mas allá
conjuros de sortilegios antiguos
leídos por un druida ante la multitud
trafica sacrificios
niños que le entregan como ofrenda
tiene dientes de oro colgando de su cuello
regalos que le han dado los espíritus viejos
los brujos de las tribus perdidas del norte
a la muerte ha sentado en sus rodillas
ha hamacado a la desgracia.
desnudado a la locura.
dormido al Miedo
ellos veneran a Venérea
V
Venérea ha intentado morir varias veces
ha intentado suicidarse
pero no ha podido ser su víctima
no ha sabido
sobornar a sus verdugos
igual
continúa sus huidas
con pupilas ardientes
se mueve como un Pueblo Gitano
en el desierto
busca con apetito feroz
el tiempo de las mareas
las playas ocultas
el instante final de todas las cosas
ellos veneran a Venérea
VI
siendo niña asesino a las Ninfas.
y nadó desnuda sobre el Lago de Flujo
donde dormían las Vírgenes.
se masturbó con flores ígneas
hasta estallar en lavas
tocándose despacio
con dedos cortantes
fue excitando sus caderas
poco a poco
fue llamando al orgasmo del clítoris danzante
de hermandades orgiásticas
allí hizo su templo
entre músicos enloquecidos
con sangrantes melodías
que apagaron la sed de todas las criaturas
allí descansó
luego de una interminable
peregrinación de ausencias
ellas veneran a Venérea
VII
a sus amantes
ha perdonado cien vidas
los ha cobijado de su acero
los ha protegido de sí misma
ha guardado los secretos
más oscuros
por los amantes
ella ha sangrado siglos
aun así la traicionaron
ella igual los ha salvado
ellos veneran a Venérea
VIII
inundó todo con su furia
bebió el vino de los muertos
para apagar sus espantos
se vistió de Noche
y salió a cazar vampiros
regresó
a los senderos que la habían visto nacer
hace ya muchos
muchos siglos.
Fuente: Venérea, Vladimir Jantus Castelli, Malisia Editorial, La Plata, 2015.
Partida
Se disfrazo de viento y forzó las luces
en esa escala de grises estaba su sonrisa
mucho mas distante que la lluvia
La tarde había sido oscura
el verano ya no latía
¿ quien podría darle la pregunta?
la certeza de que había respuestas
la razón suficiente para estallar en un abrazo
se dejo llevar en su disfraz
se dejo reducir por las sombras
Colgó algunos tapices en la avenida desierta
se desnudo y corrió por las plazas
huyo por lo techos
se detuvo un largo rato
en un paisaje de otoño
cuando el Tren estaba saliendo
llego a despedirse
de si mismo
como siempre lo había hecho
de frente
viéndose ir en el tren
a un lugar donde no se encontraría
seria otro el que vería las casas
los poblados
la inmensidad que se avecinaba
levanto la mano
y se despidió
de espaldas adonde iba
Los senderos del silencio
Hace un siglo cuando desperté
intente recorrer la espesura de los bosques musicales
ocultos en el corazón de la tierra
en las inmediaciones de la calma
aguarde que el sol devorara a la noche
y me adentre en las playas de la tristeza
en la arena roja me recosté
a meditar sobre mis crímenes
cree un lenguaje .
que tradujo a todos los lenguajes
En sus silabas de carne
coloque a cada letra un sonido
compuse una sinfonía lingüística
una canción perfecta
e intente deletrear las noches
como un mago borracho
transforme en hombres
a las pocas bestias que quedaban
para el trabajo
en el jardín antiguo
establecí una regla
que sintetizo en ella
todas las químicas y las alquimias
investigue todas las magias
( de ellas me adueñe)
A la locura,
le robe su secreto más preciado (el más endeble)
su alma
me deshice de todo indicio de moral o ética
arroje muy lejos de mí
todo vestigio de humanidad occidental
queme mis ropas y mis disfraces
queme al pasado.
Al recuerdo asfixie
reordene mis fugas y mis muertes
diseque las últimas gotas de mi nostalgia
Tiempo mas tarde por la espalda
asesine a la esperanza
en lo alto de las azoteas me vi
cogiendo al fuego y a sus hijos.
pariendo aullidos amarillos
en la respiración verdosa de la mañana
Anduve por calles pestilentes
hasta perderme.
Y con los enanos hambrientos
me arrastre embrutecido a los pies de la desgracia
había estatuas rotas y desoladas
en la estación en me halle
solo
aguardando mi llegada
antes de irme incendie la ciudad
y estremecí las calles
me fui
en mi voraz vuelo de pájaro borracho
por los senderos del silencio
.
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