Teresa Gras
(Madrid, 1994), estudia cuarto curso de Literatura General y Comparada en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado en la revista argentina Por qué tiemblan y lleva el Tumblr The theoretical praxis. Escribe tanto prosa como poesía y actualmente no tiene ningún proyecto entre manos pero proyecta tenerlo en un futuro. Le encantan las castañas asadas y la literatura alemana.
doy vueltas en la cama porque es lo políticamente correcto cuando no se puede dormir aunque en realidad no quiera coger el sueño
hoy me gustaría tener dos fotografías de mi cuerpo en la misma postura y comparar la versión feliz y la delgada y ver cuál es más patética
un cuerpo solo puede aguantarse a sí mismo y a veces también sus huesos le pesan
a mi cuerpo le peso yo y el presente y la poesía
sueño que tengo el cuerpo lleno de llagas autoculpables como la minoría de edad alemana y que ya nadie me quiere porque tengo abdominales
sueño que el hospital se derrumba y en la puerta está llorando el chico que me gustaba en tercero de la eso aunque yo siempre pensé que él estaba enamorado de mí y por eso le ignoraba
sueño que le abrazo porque en el sueño él está triste y yo tengo la capacidad de ser reconfortante
sueño que lloramos juntos y eso me hace muy feliz porque nunca nadie ha llorado conmigo
pero el cuerpo sigue pesando recordándome que el hospital está en llamas y que en medio del caos yo no estoy muerta
y sigo despierta
aunque todo arda.
*
Sobre la piel que me queda voy a dibujar tres círculos ovalados,
voy a dejarlos sangrar sobre el lavadero como escurres siempre los ramos de flores antes de que estén amarillentas,
sobre la piel que me has dejado intentaré construir un templo de leche y miel,
porque de estos brazos ajados aún puede manar leche y miel,
partiremos el pan endurecido y lo untaremos en leche y miel
y luego volveremos a esta piel que nos hemos dejado,
húmeda, flexible, tirante,
hundiré los dedos entre los pliegues sobrantes de esta piel que aún nos queda
dejaré una marca roja
como cuando aprietas algo tan fuerte que la presa se convierte en parte inherente del que apresa.
*
No me arropa el agua tibia de esta bañera
lloro en silencio pero son lágrimas robadas
el agua no me sostiene y yo lloro porque estoy triste,
lloro porque tengo los huesos rotos y desnudos,
porque el agua me quema y esta bañera es un refugio del que no quiero salir
(y fuera todos braman y me esperan).
El agua no me sostiene y ni siquiera puedo vagar a la deriva en esta bañera de agua tibia,
este agua me quema más que las lágrimas inútiles,
este agua me empuja fuera de la jaula de la inocencia y yo me resisto,
yo clamo Alejandra, Alejandra,
¿y cómo es posible no saber tanto?
¿y cómo sumergirse
para siempre,
Alejandra?
Nadar en el agua tibia y olvidar como las almas que,
felices,
olvidan el camino de regreso,
nadar y mojarse el cabello y alcanzar la orilla y tumbarse en la ribera como las almas que,
felices,
se bañan en el río del Leteo,
como las almas felices, felices, felices,
como las otras almas, felices.
.
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