martes, 26 de julio de 2016

SERGIO PIZARRO ROBERTS [18.974]


Sergio Pizarro Roberts

Chileno, Abogado, Magíster en Literatura Chilena e Hispanoamericana en la Facultad de Filosofía y Educación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Es autor de los siguientes libros de poesía:

Poemas Diesel (1993), Luces que no deben prenderse (1999), Moví un día (2001) y Apocatástasis asténica (2003), Piedras a la oscuridad (Ediciones Altazor, 2016).

Sus poemas han sido publicados en la revista Libertad 250 (Viña del Mar), figurando en la recopilación Dieciséis poetas de Viña del Mar (1995) y La poesía se encuentra en Valparaíso (2000).

Su trabajo crítico ha sido publicado en Bagubra, revista de literatura y pensamiento desde Valparaíso, (2015) vinculada a los programas de postgrado en Literatura en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Fue abogado de la Cámara de Diputados (1990-2011) y actualmente vive en Cochoa, Viña del Mar.

Contacto:sergioto.pizarro@gmail.com




POEMAS DIESEL (FRAGMENTO)

Eramos ciento tres amigos
juntos, implacables
comíamos churrascos de pàjaros.
En si nos mereciamos algo fundamental
un mar de labios verdes de mujer
un bosque de àrboles enterrados hasta la mitad
un planeta de hogares
un zócalo de animales enamorados
la verde raza de Raddle Bay
descartada en nulidad
hace cinco milenios y pico. 





Piedras a la oscuridad, Sergio Pizarro Roberts



“Guardamos todos un libro, tal vez un gran libro,
pero que en el tumulto de nuestra vida interior rara vez emerge
o lo hace tan rápidamente que no tenemos tiempo de arponearlo”.
La tentación del fracaso

Julio Ramón Ribeyro 






libro de la impaciencia

pregúntenme dónde estaba y habré sido el objeto más distante
/ del Universo
devuélvanme el vértigo para arrojarme a los peligros
ofrézcanme un cuchillo para que se corte el cordel de mi nombre
quiero ser el torrero que abandona la torre




los libros de los libros

estoy encerrado en el agua, lejos de la paz chilena que está por
encima de los volcanes. Cardumen, tribu o manada, ya todo
se escucha en tono menor. Cuando trabajaba en el Consejo
Nacional, formulando librillos sin argumento, era mucre al final
del idioma. Ahora protejo mi inexistencia, esperando a que se me
agüe completamente con el bautismo de la complacencia. Se me
abren los litros de otro mundo, a borbotones, y es como la lluvia
tibia lo que se me cae encima cuando empiezo a nacer en una
playa nueva:

me preocupo cuando mis pasos dejan de caminar y sigo viendo
huellas al frente; seguramente me arrendaron un futuro sin
nombre. Trabajos de arena o más allá de la orilla con la greda de
Mistral o de Neruda (qué importa). Cualquier poema arcilloso
sirve, total, el tiempo que se perdió ya es un pequeño puñado
de tierra y el que me sobra quiero que dure hasta el final, como
cuando dicen por los libros de los libros, amén




el narrador

desde un remolino sale tranquilamente el narrador
trae papeles bajo el brazo
y se pone a escribir apenas pisa idea firme




la escritura en el suelo

es verano

un mar profundo se agita frente a las costas de Chile
una niña le escribe a otra algo en la arena y todo se calma

una ola borra este poema





el libro de la realidad y el libro de los sueños

dicen que en el libro de la realidad los ojos se cierran y en el del
sueño se abren. Por ello, si ese niño con casco blanco, al fondo del
parque, saltando en el aire no es un sueño, sí lo es cuando sus pies
vuelven a posarse en la tierra




juego de niñas

amaneces en su cama
que es también la última de su infancia

eres la fruta solitaria
en el canasto de las fascinaciones

entras en el laberinto
a que se te claven los besos

y alba no es tu inocencia
aunque se llame pureza




el otro libro

salgo de mi pieza para buscar otro libro en la indiferencia
un fuego ajeno que aclare nuestro rincón de sombras
(desabrochar la cintura en su belleza)
las cortinas que permiten ver a trasluz
seducen las formas de lo que está prohibido
la resistencia se disfraza detrás del disimulo
en la fuga recorro los salones y
escucho el altercado entre la calle y sus sonidos
son las bibliotecas jóvenes que liberan su silencio





el libro de la posmodernidad

la música de la fiesta me gusta
– di algo de la posmodernidad, me gritan
me dicen algo más pero no entiendo
saco un libro del estante
y leo fuerte para que escuchen el gran relato
suben la música
y ya somos un montón de gestos inútiles en el cuerpo
varios reclaman con sus ideas sueltas pa cualquier lado
hay un compadre que insiste en la explicación
le grito que voy al baño
apagan la luz y prenden tres pantallas
– más imagen de la realidad
pedimos a gritos
está buena la música
bailo en mi autobiografía
es tan real
como los whiskys salvajes
que van entrando a la pieza
donde estamos todos subtitulados

se me olvidó para qué vine a esta fiesta y eso no me arde
una pelea en la calle
salimos a ver quién tiene la razón
un auto pasa a toda raja con la ventana abierta gritando
– devuélvanme la metafísica posmodernos de mierdaaaa
alguien lo graba en el celular pa subirlo
adentro me recitan:
ven al reinado de los simulacros
(traducido como susurro)
es una fiesta de películas independientes
– más whiskys salvajes!
la famosa puna de Cochoa es la que llega
prendemos la hierba y se nos sube la música
aunque pienso en heliostatos durante el apogeo ¿?
en una de las películas aparecen las yemas
con el reverso pintado de uña
le quitan el esmalte desde el algodón con amoniaco
se trata de un baño privado y de lo que ocurre en él con ellas

ahh! me acordé! la lógica cultural del capitalismo tardío
– ya poh! ven a bailar!
golpean la puerta del baño
se me cae el libro con el empujón
Matías Aguayo le dice a Diego que se levante y lo increpa
dejaron sus bicicletas atrás
para que la cocina reciba las cervezas heladas
– los pacos están afuera
Foucault también me gusta
lo encontraste?

en la cocina podemos leerlo mejor, hay más luz
– por qué este libro se llama así?
su pregunta tiene los ojos más lindos
y aunque el pasillo está oscuro
es tan estrecho el margen que no quieres
no quieres separarte de los labios
– dónde estabai?
viendo un video de cómo asesinar a felipes

GUAJAAAARDO!!
(el jardín negro reúne a sus seguidores
embodegados en teorías confusas)
la modernidá esn proyecto ilconcluso…
– qué?
la aurora no me entiende
un libro homónimo de lo que estoy viviendo
se empieza a leer en silencio
me doy vuelta en la página 51
y reconozco a Mogwai a lo lejos
allá en ese lugar
donde apoyo mi cabeza
y respiro profundamente





égloga

el cielo que pasa por encima
bosteza a los pastores que miran ese movimiento
mientras hablan entre sí el idioma inaudible del silencio

los ingenieros retoman la pausa
ya la oveja, ya la tranquila distancia
del campo virtual que programan




libro en braille

me dicen que cuente una historia
me dicen que debe durar unos cuantos versos
me dicen que no es suficiente
me dicen lo conmovedor que ha de ser
me sugieren describir el oscuro paisaje de los ciegos




libro en el desierto

¿qué cuero inflarás, chango
para cambiarte al último oleaje de mi memoria?

me habrías llevado a tus playas
como una herencia sagrada
pero este futuro te diluyó en la emboscada

de Paposo a Tocopilla, por ejemplo
ese mar que miraste
tan parecido al mío
que se hace nuestro entre las rocas
se quedó sin tu nombre ni recuerdo

entre Paposo y Tocopilla
te pierdes aunque estés ahí
en el mapa de arena que cubre y descubre la ola

y a ti
los metros sobre el nivel del mar
te subirán, aymara, hacia la invisibilidad
y aunque tu cielo religioso ya no esté en los mapas de papel
la última palabra no será angustia entre nosotros
porque te hiciste libro en el desierto




libros libres

es el temblor de la libertad…
romanticismo inglés o volar persiguiendo a una pluma en la caída
futurismo italiano en su guerra de los sismos
las novelas americanas abiertas hacia el norte y hacia el mar
los japoneses y su posición de lectura imposible
tierra derramada que mancha los tomos españoles
los franceses se van cayendo diseminando tendencias nominales
en el piso se rompen libros con su propio dolor cirílico
la alfombra queda leyendo una página de realismo mágico
réplicas sacuden al arte inútilmente
y la literatura chilena sigue golpeándose en el suelo
¿cuánto nos abrirá el próximo terremoto?




libre de su propio sonido

un ladrido a lo lejos
un martilleo distante en alguna construcción perdida
una rama que rompe la ventana del viento en otra ciudad
una colisión incomprensible de sonidos remotos
una explosión que no destruye nada y se aleja





libro de amor

(conversación no galante)

él: recaudo palabras que primero pasan por la felicidad
 y después sueltan su herencia

ella: una sola mentira basta para morir en la ternura del olvido

él: podría leerte algo así

ella: me gustaría tener más vueltas que darle
 pero estoy mal estacionada en el tiempo

él: a mí me gustaría girar en las vueltas de tu aire

ella: oye, el licor que rezuma tu libro es el mejor ebriaje

él: y te podría leer al oído lo que entra de mí





autorretrato

el gran aniquilador ama a todos por igual
retira sus cuerpos mutilados y con respeto
secciona por estricto orden de llegada
no se sobrepasa con el dolor de los muertos
cree en el binomio vida/muerte como un cruce
en el que ninguna de ellas tiene preferencia

esas dos mujeres podrían llegar a amarse, piensa

vuelve al sótano y junta las partes separadas
como un adicto que quiere volver a sentir
sus dedos pegajosos escriben en el espejo
algo rojo parecido a este poema





albedrío

líbranos del cautiverio en libertad
de la inevitable sensación de término
de la descomposición vulgar de las intenciones
del pedaleo en lo estático
o lo que es peor
del detenido proceso de mi agua hacia el vapor
de madurar la locura en esta temporada
de las jaulas abiertas
de las cosas terminales que es preferible no dilatar
destapar las camas y ventilar la música de una enfermedad
entender lo que no es el Universo




epicedio

no eres pero estás
cuánto dure el estar es una pregunta inconsciente
la muerte no se pregunta nada
no es una deuda a la comprensión
estás incluso donde no estás y eso es morir




me hace ruido

me hace ruido tener este ruido
diría “cállate” como si fuese un diálogo
pero mi sujeto lírico no escucha
soy su ruido





back space

yo te entiendo
quieres a toda costa hacerme feliz
señalarme en el momento preciso
recorrerme en mis lugares preferidos

– borra eso





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