viernes, 6 de mayo de 2016

YACQUELINE RABANAL [18.629]


Yacqueline Rabanal Santiago 

(Lima, Perú 1987) Estudiante de Psicología en la Universidad Privada del Norte. Ha participado en algunos eventos organizados por la BNP y diferentes recitales organizados en Lima. En el 2016, fue incluida en una antología poética titulada Aventuras poéticas del amor, editado por Martha Crosby Crosby, y auspiciado por la Municipalidad de Jesús María. Actualmente trabaja en su primer libro de poemas.



LA NOCHE EN QUE NACÍ PARA ESCRIBIR, 
TOMÉ MI VIDA Y ME SENTÉ A SU LADO

Moriré en los andes, porque París está muy lejos
hasta que el último cabello de mi juventud sosegada y dichosa
se resigne a no brotar jamás
y mi cabecita se nuble de una frondosa  nube blanca.
Convivir con el cielo en la casa
y esas estrellas brillantes sobre mi cuello amustiado;
moriré con la nariz mirando al norte, por encima de los cerros enverdecidos 
con los pasos esclavizados en esta hermosa tierra tranquila; 
llevaré todos los inviernos en el alma
y florecerán todas las primaveras en este pecho anciano
donde se atraviesan los fantasmas del tiempo con sus mejores rosas,
galantes ellos con su buen traje,
traídos desde ese jardín que amamantaba a nuestros animales más bellos.
Y es que morir es tan insignificante, es solo un paso más para volver a vivir
y en ese entonces los paisajes adustos se tiraran a la carretera por q yo moriré en la Nueva Inglaterra, en mi castillito de los andes.
Dejaré el barrio, mi dulce barrio que está cubierto con un poquito de olvido de barro
donde están las casitas más infortunadas, cubierta de hambre y de miserables humanos,
de callejones de polvo y lisuras sorprendentes.
Con la noche se cansaran los huesos viejos
y las calles se enternecerán del humilde ocaso.
Divisaré el porvenir con los ojitos chinitos
sentada en mi banca de roble con una luz tenue, de la mano de mi amor,
con los pocos cabellos ondulantes
que se desparraman como un capullo que empieza a florecer
con un vaso de pisco y un habano.
Aunque todo fuese un ensayo,
tú figura en la esquina de mi vida viene con balcón y oliendo a vals peruano.



WHISKY -ASTOR

Como esas cosas que nunca se dejan en el pasado,
te evoca mi memoria
                      tú, frente a frente,
con ese alto de mesa barnizado
Ese olor que trae el antiguo amor en un vaso lleno de algún licor…
                       y  que en el albur se deja  vacío.

Se aprende de filosofía,
sé es poeta mientras se está cuerda,
se reniega de Dios
o te convences que esta suelto en el aire…

Qué se hace con esta melodía que le sirve de mantel a tu mesa…  

Me diste el aliento, la certidumbre,
tuve esa mezcla de sueño e innegable amor
Ese sueño de Odín 
                           en un bar escribiendo algún verso improvisada por el alcohol
                           en estas callesitas limeñas empedradas donde tomábamos helados de limón,
te dejo una flor en esa melena que te cuelga  y un sueño de invierno.
Eres lo único en el rosal que me enamora más que su tonalidad
Y esta noche esta tan febril 
que se siente  con  más frivolidad

Está claro que aquí 
                            hay  una muchacha bonita que aun te espera en el portal.



INMATERIAL

Mis ojos han perdido el color de mi alma
 ya no hay avisos, 
las campanas ya no replican:
Es solo el color de tu cuerpecito pasándose por el inodoro.
Entretejo mis dedos fuertemente como queriendo atrofiar cualquier ademan compulsivo que  intente tocar        
                                                                                                                           la ternura de esos pequeños piececitos,
y tú tan pequeño respirando el aire de mi ser; escondo la cara y apago la luz para disparar una plegaria de
                                                          caridad, que te salve al menos a ti pero solo replica los gritos del mercado.
Te quiero liberar pequeño del color de la dulce sangre, de la maldad del mundo, del sobrevivir.
Tú conoces el camino para vivir como lo has venido haciendo. 
Te quiero liberar de cualquier perversidad, del chorrón de vida que pasa y te olvida, te limpio los pies y te
                                                                                                                                                   arrullo con una milonga.
Me siento desmayar a tu encanto y adoro tu latir, pero también amo que estés lejos.
Las más hermosas emociones resultan de tu voluntad por vivir  y la del resto por quitártela. 
Quiero encaminarte al bienestar de la eternidad y no de este mundo amarillo,
                                                                                           con los inviernos a medias
al sueño fabuloso de cualquier cuento banal y ridículo.
Sonreiré día a día mirándome al espejo, 
mis palabras se tornaran amables y huiré  del tráfico de las personas dignas de la decencia, 
                                                                                           de las mojigatas vacilantes fieles al azote y a los pecados,
una y otra vez como si fuera  su ejercicio de rutina que perdone su alma del infierno y las lleve al cielo.

Estoy donde me dejaste por última vez, 
en el lugar de los hechos, 
en tu cuarto de un metro cuadrado, 
en el  valle de la felicidad con mi vestía a lado y mi hermosa perra de color madera tornasolada, 
en el controvertido dilema entre la sanidad o la santidad
en ese misterio húmedo que todo ser humano ha pasado,
tomando una taza de valeriana con toronjil para calmar la ansiedad.

Qué es mi cuerpo, si está vacío.
Es un simple globo que se va al cielo, se pierde y luego se deshincha.
Tengo mi voluntad y la libero,
para no volar al cielo y estar más sobre la tierra,
                                         arriba de la cumbre cuyo vientre duerme solo un tumulto de sueños.
Todo está lleno de luces y de caminos por andar,
convertiré mi interior y lo llevare hacia mi exterior.
No seré santa, pero estaré sana.
Sana del alma y del cuerpo.
Seré merecedora del perdón y me ganare hasta el amor de dios que no existe

Por ahora, pequeño, duermes en mis oraciones; 
en el árbol más viejo de la Patagonia o el arbusto febril de mis propios recuerdos;
en el suelo que me trae a la lucha o en el cielo que lleva del sueño al hecho.
Soy solo yo tratando de liberar la tensión,
estoy en todas las casitas que me reciben,
abrazo a todos los que me extienden los brazos. 
Llevo un vestido gris porque aprecio el color blanco y el negro.
Tú vistes con la blancura que tiene alguien que no nació.



19 DE ABRIL O 14 DE FEBRERO

Indócil, dama de furor profundo y de fina coquetería.
Corres con el viento en un pedazo de barrio
con un invierno al que lo amordazaron y derrotaron
Te sumerges con esas pequeñas gotas robadas de otra estación
Que se niega a esperar hasta el año entrante.
Radiante flor de espinas muy afiladas
reposas deliciosamente como una feroz fiera.
La piel que te cubre se compromete contigo y te jura amor hasta morir, la doblas, la estiras y la              
sacudes en un acto de amor por darle atención a su vanidad
Eres de cuerpo pequeño y de piernas diáfanas.
Sobrevives irrigando sueños y bebiendo cervezas.
Madame digna de un buen amante,
te levantas una vez al día y dejas tu pasión en la cama.
Esperas la oscuridad de la noche para un encuentro romántico, entre tu cubrecama a cuadros y el despojo en el que te convertirás al final del día.
Solo cierras los ojos te reinventas y vuelves a soñar.
Suena el reloj por quinta vez, es de noche y esta vacío el cabaret.
Los amables parroquianos han envejecido,
y el amor se ha jubilado de tu tierra infértil
La autopista tiene la luz tenue, tiras tus pechos desfallecidos,
alimento de tus pequeñas crías
Aquí las sábanas no tienen brillo, no existe la calidez de tus nobles senos.
Eres su Reina y él es tu Rey.
Hogaño solo tengo amor y encuentros con el sobrecama.

http://www.signosenrotacion.com/la-noche-en-que-naci-para-escribir-tome-mi-vida-y-me-sente-a-su-lado-4-poemas-de-yacqueline-rabanal/


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