David Pérez Pol
David Pérez Pol nació en una época en la que la guerra fría desgobernaba el mundo. Es de Barcelona desde siempre y casi desde siempre escribe. Cuentos, poemas, canciones… también pinta óleos y construye poemas visuales… nada excesivamente trascendente, únicamente expresiones de una forma de ser y de vivir. Una necesidad.
Ha ganado premios literarios y ha expuesto su obra pictórica en galerías de arte hasta que un día se decide y publica libros.
Bibliografía de David Pérez Pol
-EL LIBRO DE LAS TENTATIVAS -Poesía. Editorial Morales i Torres, año 2005. Castellano. 84-96106-55-1
-EL FUEGO Y EL OLVIDO -Poesía. Bohodón Ediciones, S.L., año 2013. Castellano. 978-84-92775-79-8
-PROGRAMA DE MANO -Poesía. Palibrio, año 2013. Castellano. 978-1-4633-2656-2
-AMAPOLAS EN LAS RODERAS Y CIGÜEÑAS EN LOS CAMPANARIOS. -Poesía. Editorial Poesía eres tú año 2013. Castellano. 978-84-15006-65-7
-MAGIA GRIS -Aforismos, epigramas. Punto Rojo Libros, S.L., año 2014. Castellano. 978-84-16068-56-2
Algur Hurtle Meadows
Algur nació en Vidalia, Georgia.
En 1936 cofundó en Texas la General American Oil Company.
En dos años, ya siendo presidente de la compañía,
le compró a Elmyr de Hory quince Duffys, siete Modiglianis,
cinco Vlamincks, ocho Durains, tres Matisses, dos Bonnards,
un Chagall, un Degas, un Laurencin, un Gauguin y un Picasso,
obteniendo en tan corto espacio de tiempo
el noble rango del hombre que poseía
la mayor colección de falsificaciones del mundo.
del libro de poemas “Programa de mano”
El Catalán
Cuando abrieron en la montaña un casino un hotel y un parque de atracciones
y los viejos tranvías que trajeron para jubilar tartanas y omnibuses
tampoco podían con los siete kilómetros de escalada
fabricaron un nuevo modelo, era 1924, que salía de la esquina
de la Av. República Argentina con la calle Craywinckel.
Luego Primo prohibió el azar, la guerra lo complicó todo
y los autobuses recién inventados tomaron posiciones.
Tan solo uno de esos tranvías sobrevivió y a finales de los años 70
aun circulaba arrastrando trenes de mercancías por la zona de Candas,
entre Gijón y Avilés. Allí era el tractor eléctrico número dos
popularmente conocido como "El Catalán".
Iniciado como ascensor de lujo para llevar millonarios
al Casino de la Rabassada, acabó sus días como tractora de mercancías
en una mina de hierro de Asturias.
del libro de poemas “Programa de mano”
a la escritura
Hay unas figuritas de arcilla guardadas
en una caja también de arcilla
¿cada figura una deuda, una herencia,
acuerdos comerciales, matrimonios pactados?
Estamos en Mesopotamia y en el exterior
de la caja hay grabado lo que contienen.
Un funcionario sumerio dijo:
¿para qué necesitamos el recordatorio
de las figuras si disponemos del símbolo grabado?
del libro de poemas “El libro de las tentativas”
El dolor es una mezquita:
tienes que entrar descalza
La tierra es un salmo:
debes entonarlo en el momento adecuado
El cuerpo es un monstruo de fuego:
acarícialo con manos de agua
La soledad es un bálsamo peligroso:
acércate despacio, refúgiate en él con muchísimo cuidado
del libro de poemas “El libro de las tentativas”
Pasan cosas extrañas.
Las ranas están desapareciendo del planeta.
Quizá no son inmunes al desenfreno de la decadencia
o la capa de ozono es más trágica para ellas.
Ese animal obligado a procrear por la boca
y a cambiar el sexo de acuerdo con sus necesidades
se ha dicho a sí mismo que ya es suficiente.
del libro de poemas “El libro de las tentativas”
Hay dentro de mis ojos
ese poso de café que describe al mundo
el futuro inacabado de lo que aconteció hace millones de años.
Desde el cielo un águila se fija en nosotros
su silencio y nuestro esfuerzo son inmensos y despiadados.
Hay escarcha en los helechos, el perro ha reconocido
la estrategia del hurón y olfatea inquieto.
Más abajo, junto al río, se desangra la resina de los viejos olmos:
no resulta fácil la vida sin atuendos,
fatiga este continuo abrirse camino.
Ha llovido toda la noche (nunca conseguiré descifrar
el indicio del agua que muere). Me dejaré llevar
para ser lo que el recuerdo dicte:
una hoja de haya en otoño, un vampiro enamorado de la luz,
una gota de semen, el brillo del instante
en el que el amor pudo más que el miedo.
La yegua está a punto de parir, su relincho
detiene al lobo que merodea. El tiempo oscila
como una peonza, luego se detendrá
y volveremos a ser fuerza, mar, sueño y olvido.
del libro de poemas “El libro de las tentativas”
Ayer llovió y el día anterior ocurrió lo mismo.
Es cómodo, como los tenedores a la izquierda
o como conocer secretos insignificantes.
Supo que ella pronunciaba su nombre
¿había oído alguna vez aquellas palabras?
Pensó en marcharse sin despedirse de nadie
y luego pensó que siempre tendría tiempo
de hacer una cosa así.
Ayer llovió y el día anterior ocurrió lo mismo.
del libro de poemas “El libro de las tentativas”
Canjear mis faros y sus liturgias mis cometas perdidos
mis viejas bolas de cristal melladas por la infancia
el recuerdo de la huellas que las olas borraron de la arena
el amor adolescente de aquel septiembre despiadado
el alambre sobre el que aprendí el arte del funambulismo
por tener a mi alcance el cáliz de tu orina
la entreabierta boca de tu éxtasis ingobernable
el color de tus pupilas cuando se pierden
en las raíces salvajes del placer que no perdona
mas que para ser aun más despiadado
por convertirme de nuevo en las manos
del alfarero violento
que hace y deshace su furia en la explosión
de tu cuerpo abarrotado y suplicante,
frenéticamente mortal,
dejado al imperio de la sudor que te arrasa como una peonza de fuego
por ver como tus labios tiemblan inclinados
ante el dios urgente de la humedad
donde los besos son abrazos sedientos
y también cerrojos carnívoros
por hacer nudos corredizos con tus brazos y mis piernas
mientras la virgen agónica de los gemidos
estalla incontenida
como lo hacen las frutas amazónicas
en el occidente de lo maduro
porque tus palabras gruesas como soldadesca ardiente
promulguen sobre mi piel su cabalgada incandescente
por ver como tu lengua golpea terrible
el rayo que no cesa
buscando el golpe de pedernal que encienda la mecha
por ver la fuerza de tus piernas ensañarse
con la hogaza de mi vientre
hasta convertir el estertor en materia
y la materia
en placer y muerte
sí, te canjeo mis artimañas preferidas
mis más peregrinas ideas
mis valles dorados ocultos en la niebla como madrigueras
mi paciencia de pescador que cuando espera observa
y cuando cede gana
el brillo angosto de estos sueños que nada valen
sin el desvarío de mi locura
la forma insaciable del vacío que conforma
la red que nunca tuve
por la caricia de una promesa de tu aliento cálido y transparente…
del libro de poemas “Amapolas en las roderas y cigüeñas en los campanarios”
Agotados
yacen en la playa
los guerreros. Agotados.
Y así, entonces, como es costumbre,
se aman de nuevo
ceñidos a la ansiedad
de poseerse que los domina
y con la que se perturban y se niegan.
Y al tiempo se aman
abocados al descenso
generoso y sin espacio
de los besos.
Llegará un día, está próximo,
que los acoja la casa suya
y el destino los entienda.
del libro de poemas “Amapolas en las roderas y cigüeñas en los campanarios”
Cada noche sin ti
es un lastre, una pérdida, el ocaso de un porvenir
un abrazarse sin sustancia
un deseo incontestable caminando
descalzo por la gravilla
un millón de luciérnagas veladas
el envés opaco y letal de la foto
mariposa sin alas, tarde estival de grillos castrados.
Cada noche sin ti
es tiempo desatendido
un lugar para el aborrecimiento
autodestrucción y permiso para destruir
páramo y desierto de sábanas lejanas
donde ventiscas de sombras
añaden dudas, puños de celos,
pensamientos borrosos, líneas divisorias
de mundos paralelos.
Cada noche sin ti…
para que te las pueda perdonar
una detrás de otra
atrévete y ven
y arrópame de amnesia
y abrázame con tu olor oriente
de pura hembra en matinal celo.
del libro de poemas “Amapolas en las roderas y cigüeñas en los campanarios”
No siempre tenemos futuro. A veces no sopla el viento
y caen los estandartes rendidos a los pies del pasado
y nos mortifica la calma chicha. Entonces miro al Cielo
e imagino que estás aquí conmigo
y aunque todo sigue igual de monótono
tus ojos en mis ojos cerrados calman ligeramente mi hastío.
del libro de poemas “Amapolas en las roderas y cigüeñas en los campanarios”
¡Calumnias! dije con el esfuerzo cubriéndome las nalgas de la piedad
¡Calumnias! dije mareado por el hedor de tantos
cobardes escondidos en los hospitales del tedio
¡Calumnias! repetí deformando con la mirada el hueco
de la cama que sostenía tu cuerpo nativo y quieto…
desde entonces las banderas de los balcones
ondean a media asta ocultando riñones fucsias
latas de sardinas en el presbiterio de los amores calcinados
dame la mano y espera que la noche se incline
ante la sutileza de un sueño anarquista
dame la mano y solicita la explosión
de un cometa en el grito de las aves de rapiña
y tú a esas horas ya estás muerta
…
Fragmento del libro / poema “El fuego y el olvido”
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