Shirley Ruiz Monge
Poeta y pintora. Costa Rica
Ha publicado:
-Brilla en la Noche. Poesía (2015). Primer poemario de Shirley Ruiz Monge, escritora costarricense, poemas que abordan temáticas desde el cuestionamiento existencial al erotismo cotidiano.
-Claroscuro. HEBEL Ediciones Colección Micro-Bio | Poesía Santiago de Chile, 2015
-Adagio de Pasiones. Un palpitar en las sobras de la vida (2016).
CLAROSCURO. UN PALPITAR EN EL SILENCIO DE LA NOCHE | POESÍA © Shirley Ruiz Monge, 2015.
CLAROSCURO
Surge la vida como un poema
Poemas que bailan sin extremidades y se amparan en el socorro de la vida.
¡Auxilio!
Proclama el cielo que llora alegre rompiendo su cráneo
donde mira a la tierra y se hace lejana
Las calles como siluetas de hermosas
curvas adornan los horizontes
donde la libertad termina en prisiones
¡Te necesito!
Exclama silenciado el firmamento lleno de lobreguez
donde se posan los arcoíris sin color e iluminan la noche
y hace que broten los lirios del campo
¡Y reír!
Como forastera que vaga con la luna y
Abraza los cielos que lloran el albor
Esperanzados de emprender un nuevo viaje
¡Y llorar!
Riendo en tus brazos llenos de matices
Pintados con falacias que desmienten tus labios
Allí, me ciego fingiendo debilidad
Mirando el rojo en el crepúsculo
Seducida por el blanco y el negro
que me estrujan, que me miran,
que me elogian, que me hacen una estrofa
¡Y me miento!
¡Me engaño!
¡Me apasiono!
Ambivalencia
No quiero buscar y aún así te encuentro en cada hoja
No quiero encontrarte y aún así no dejo de mirarte
No quiero reflejos y una sombra me persigue
No quiero salidas y mil caminos se dibujan frente a mí
No quiero palabras y el silencio me perturba
No quiero miradas y los ojos se desbordan como un grito manso
No quiero firmamentos y el alba se pinta coqueta
No quiero correr y mis pies no se detienen
No quiero respuestas y no dejo de preguntar
No quiero la muerte y la vida obstinada me acerca a ella
No quiero llorar y en cada sonrisa se dibuja una lágrima
No quiero la espera y aún así vivo en ella
No quiero tristezas y aún así el desconcierto me seduce
No quiero tus ojos y aún así pinto miles de ellos
No quiero tus besos y aún así mis labios quieren sangrar en el deseo
No quiero los recuerdos y los ayeres tocan a mi puerta
No quiero esta alma y aún así apasionante habita mis nostalgias
No quiero la fe y esta se maquilla de esperanza con alas de mariposas
No quiero el tiempo y este baila con mis incertidumbres
No quiero vivir de sueños y aún así cada palpitación desnuda mis anhelos
No quiero secretos y la vida me esconde el mañana
No quiero instantes y aún así en ellos soy una pintura libre
No quiero la oscuridad y esta afable se difumina en la niebla
No quiero la noche y el día adelanta las horas
Mis manos no quieren dibujar y aún así pintan sobre los lienzos que
ascienden a los horizontes llenos de miradas
abstractas donde abrazan las
huellas del peregrinaje esforzado que se deja sentir
vivo y despliegan sus alas blancas,
libres hacia los firmamentos oscuros
donde los deseos se maquilan de rojo.
¡No quiero nada y aún así quiero todo!
La noche es Ella
La noche es una mujer
Donde se pierde la cordura
Donde a ciegas se desafía a la luna
Y en la belleza de ambas se zarpa a
lugares desconocidos donde
los hábitos seden a la fascinación
de sus sombras
La noche es una mujer inocente
con sus vestidos de puntos y
lienzos vulnerables
donde sus ojos descansan en los
regazos de los recuerdos
La noche es ella
La que oscurece en la niebla
Con su aroma a niña juega a
perderse y encontrarse en otra noche
Nunca termina de eclipsarse porque el
alba se hace visible en el humo de sus manos
y en la brisa nocturna se adentra en
los pensamientos del silencio.
La noche es ella
Tan palpable que no se olvida
Los astros la admiran
La tocan
La piensan
Su alma imborrable e indestructible
Irradia nostalgias cubiertas de pasión.
La noche es ella y
la vida en ella se hace placentera
Una mirada
Un poema
Una pintura
Y su presencia es la fuerza que emana la vida.
¡La noche es ella,
Y ella devora la noche!
Adagio de Pasiones. Un palpitar en las sombras de la vida | Poesía | Shirley Ruiz Monge (2016)
Cada historia tiene una vida
y cada vida tiene mil historias
De niña no conocí el otoño, no tenía idea de lo
que se podía sentir en esta estación,
pero la vida con sus vientos me trajo
como una hoja,
a una nueva tierra y me permitió
enamorarme del Otoño.
¡Otoño que llevo en mi corazón!
¿Qué veo en las hojas?
Veo libertad, Pasión, Caída, Vuelo,
Miedo, Desenfreno,
Aventura, Desarraigo, Amor, Vida, Muerte!
Veo historias…
Me apasiono juntando hojas a donde vaya,
olerlas, tocarlas,
darles una vida nueva en mis cuadros,
otras, solo las guardo
en mi cuaderno lleno de letras sueltas
para luego hacerles un poema.
Amo sus colores, sus formas distintas,
su liviandad por dejarse
llevar sin oponerse al tiempo,
a las circunstancias, al destino,
a lo impuesto, amo su rebeldía
y su anormalidad, amo su esencia.
¡Amo las hojas!
Este poemario es un honor a ellas, a mí, a usted,
que en algún momento hemos sido hojas que
vuelan con el viento.
Mi agradecimiento a los que me permitieron ser
parte de su mirada
y me regalaron sus letras
para compartirlas en este
poemario junto a las mías,
gracias por embellecer
la vida con sus inspiraciones
y por dejarse llevar conmigo en esta aventura.
"La razón obra con lentitud, y con tantas
miras, sobre tantos principios,
que a cada momento se adormece o extravía.
La pasión obra en un instante."
Blaise Pascal
¿A dónde se van las horas?
¿Qué son las horas?
Pregunta el reloj
Donde las agujas nunca duermen
y la luna palpita fuerte
degollando las sombras
en el tic tac del tiempo
Donde el alma florece
y los pájaros sin plumas
alzan su vuelo con la
neblina del sol y recogen los
sueños donde las hojas nunca pasan
y cubiertas de historias
reviven los momentos
que quedaron en la muerte del recuerdo
Un segundo que no pasa
Un beso que nunca se va
Una sinfonía de noches eternas
Un camino congelado en el infinito
Un amanecer que sangra derretido
y se lleva el dolor que no respira
Una ciudad extraña
Tan inmensa que va de prisa
Y en su lentitud revela los rostros
desconocidos
¿Y si mejor no vemos las horas?
Pregunta el reloj
Donde solo seamos felices y
atesoremos los momentos
y el tiempo no nos robe los instantes
que sin poder estar presentes
podamos estar juntos
¿A dónde se van las horas?
Pregunta el reloj
Y los instantes pausados
en la noción del tiempo
se llena de emociones
buscando su propia libertad
donde termina su día esclavo
de los minutos que apasionados
añoran el otro día y volar...
¿Y dónde están las horas?
Enigma
Amo el viento
que me habla sin verlo
Que de pronto besa mi alma
y me acompaña
Que refresca mis días de calor
y arrulla mis días de frío
Que recorre mis tinieblas y
persiste en la oculta claridad
Amo la brisa que cala hondo y
esclarece las oscuridades
Amo la libertad que me
embriaga de ella y hace de mis
letras las vivencias
apasionantes del caminar
Me voy
No sé a dónde
No sé si vuelvo
Soy un misterio
Un enigma por descubrir
Una hoja en la lluvia de la vida
Adagio del alma
Vivía entre amor y odio
A veces en silencio y
Otras veces a gritos
No pedía nada
Y aún así la vida le dio de todo
Algunas cosas las buscó
y supo encontrarlas
Otras, nunca las halló
Llovía por dentro y para secar
sus lágrimas escribió un poema
y sus hojas fueron el cuerpo
escrito en silencio
Canto de un poeta
Un poeta cantó al oído, dijo:
¿Hay crepúsculos de infinitos?
¿Existe el Dios de silencios eternos?
¿Acaso el día no vendrá?
Allí, sentado en sus sombras,
el poeta en su canto melodioso creó al artista,
cubierto de paisajes inolvidables que
brotaban la paz simulada al caer las hojas
y tocar el suelo,
paz en las razones de recuerdos,
quimeras que bailaban al escuchar
el canto del poeta.
Su canto, esperanza de un paisaje.
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