domingo, 1 de agosto de 2010
309.- JOSÉ LUIS GÓMEZ TORÉ
José Luis Gómez Toré (Madrid, 1973) Ha cultivado la poesía, el ensayo y el teatro. Como poeta, ha publicado Contra los espejos (1999, Premio Blas de Otero), Se oyen pájaros (2003), así como He heredado la noche (2003), poemario galardonado con un accésit del premio Adonais.Fragmentos para un cantar de gesta (Pre-textos, 2007)
Es autor del ensayo La mirada elegíaca. El espacio y la memoria en la poesía de Francisco Brines (2002), Premio Internacional Gerardo Diego de Investigación Literaria.
FE DE MÚSICA
Ser fiel a tu desnudo
es beber la memoria
mojada de la tierra,
dejarse corromper por la semilla
que conspira silencios,
devorar el azúcar que la muerte
guarda dentro del fruto,
aprender
el amargor de la almendra nocturna,
el peligroso brillo
de la granada abierta,
ser tiempo contra el tiempo.
Ser fiel a tu desnudo
es expulsar al mercader
del templo de la arcilla,
saberse de la carne torturada,
de los cuepos sin sueño
que mañana serán
implacable blancura.
Ser fiel al país de tu desnudo
es heredar la noche,
corromper el olvido
porque somos los muertos.
PAUL CELAN DUERME EN UN RÍO DE OLVIDO
1970
París es buen lugar
para hacerse de lluvia.
Decir es ser un eco.
Aun después del silencio,
la madre muerta sigue pronunciando
en alemán su indescifrable ausencia.
Acude tercamente,
sin elección posible,
traición para ser fiel cada palabra,
una amapola ardiendo de memoria
que suena a muchas voces,
que debe repetirse y que se pierde
porque ya no hay orillas,
porque ya no hay orillas sino fondo.
París es buen lugar
para ignorarse lluvia.
Ahora es preciso reposar sin albas,
no soñar con ser piedra,
ser eco solamente sin origen
como si nada fuese,
como si la luz fuera
el reverso culpable de la sombra,
como si fuese madre hasta el rocío.
París llueve tu insomnio.
Que la nieve pregunte por los muertos,
pero sólo la nieve,
sólo la nieve nombre su blancura.
Duérmete, Paul Celan,
con los ojos abiertos
y perdónale al agua su pureza.
(De He heredado la noche)
FRAGMENTOS
Son fragmentos
y la piedad del aire
hace gesta la luz. Nadie pregunte
quién teje este temblor
de muerte y pájaros.
Son heridas, son sílabas, son nombres,
es olor de cantueso y transparencia,
es tan sólo ese sol
que gotea del fruto,
es esta piedad justa
que lava la mirada
de quien no la merece,
de quien no la merece todavía,
miel de infancia en los párpados.
Es la no luz del cuerpo.
Es también esta arcilla
caliente del lenguaje
y este rumor que pronuncian las manos
e ignoran pero saben las palabras.
Podría no decirlos.
Son fragmentos.
La urdimbre de la nieve.
LA MUJER EN LA LUZ
Vermeer
Esta mujer debe verter el agua. No lo hace todavía. Habita espera. El agua espera. La mujer espera. Sólo la luz no espera. La mujer la ha invitado y no lo sabe. Ha abierto la ventana porque tenía sed. Su sed de espacio lava los ojos de quien no beberá la transparencia.
La luz debe verterse sobre el agua.
FLORES AMARILLAS
La vejez
es escarcha amarilla
y flores amarillas
y este quedarte aquí
porque te marchas lejos.
No sé si te sostengo o me sostienes
cuando cojo tus manos
más transparentes cada vez,
cada vez más del color del mundo.
Hasta ahora no supe que eras de agua
´Fragmentos para un cantar de gesta´
(Pre-textos, 2007)
EXTRANJERO EN DELHI
Tardan los milanos
en reclamar su presa,
esta ciudad
febril y perezosa
como los dioses de sus vertederos,
como esta belleza que persigue
su último reflejo en un río de aceite.
He llegado
a la ciudad del cuervo, a la ciudad
donde danza el milano
y sólo tengo nombre de extranjero.
No me pregunte nadie.
Ni la lluvia que acude inesperada
a perdonarnos la piedad más vieja
ni la niña mendiga
que baila con su sombra.
Yo he traído dioses.
Que se demore todavía el milano,
que dibuje su danza todavía
el palacio del aire,
la impiedad de la luz.
´Fragmentos para un cantar de gesta´
(Pre-textos, 2007)
JARDÍN SIN NADIE
Jardín sin nadie
duerme bajo la lluvia.
No abras la verja.
ALA
Durero
Hemos olvidado por demasiado tiempo la magia del copista. No sabemos si la mano que minuciosamente se demora en el quieto temblor de un ala muerta dice una ausencia o una resurrección. Con qué melancolía su amor repite una pequeña forma irrepetible. También la herida última.
Tan parecida al júbilo esta conversación serena con la muerte.
SACRIFICIO
Tarkovsky
En qué lengua,
en qué infancia que no es nuestra niñez
se dice la renuncia.
Nadie sabe qué guerra ha comenzado
y está vacía la casa de la infancia.
Queda el don.
Permanece la ofrenda
de unas manos vacías,
el rito que se ignora
en el dolor del hueco.
En tus manos
está abierta la casa
vacía de la infancia.
Deja que nos cobije su intemperie.
(poemas de Fragmentos de un cantar de gesta)
CASI UNA POÉTICA
Sostener un instante
el canto inmerecido de los pájaros.
CALIGRAFÍA
Dos garabatos ágiles.
Mirlos que cantan en la nieve.
Ignoran el milagro
y por eso lo son.
Me acerco a la ventana.
Un aleteo oscuro.
Una página en blanco.
EL CICLAMEN
La luz que filtra la ventana
vuelve traslúcido el ciclamen.
La luz no recuerda su origen,
llega desde qué altura
o brota dentro
de esta lámpara frágil,
de esta copa sedienta
para la luz tan frágil del otoño.
Sobre el plato un pétalo caído,
opaco, tan delgado
que podría romperse entre tus dedos.
Un fragmento morado de la tarde
que tomas y que elevas,
hasta hacerlo traslúcido, hacia el sol.
(poemas inéditos en libro)
ORILLAS DEL ARAGUAIA
Aquel que lee las aguas
descifra un transcurrir de sombra,
un sol que se disuelve
en la evidencia húmeda del tiempo.
La lancha escribe
una absorta impaciencia
en el sueño del río.
La corriente lo sabe.
El hombre sólo sabe
que este rumor no puede ser espejo.
Mira las aguas, lee
aquello que no es cuando es el río,
el rostro ya borroso
de multitud de nadie.
Aquel que lee las aguas atesora
callada quietud.
Duerme en sus manos
la blancura perfecta del silencio,
el silencio como vuelo de garzas,
el rumor de algún sol.
Quién le dice su nombre
cuando ya no es el río
y todavía es esta corriente oscura,
verdadera.
Fragmentos de un cantar de gesta
(Pre-Textos, 2007)
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