ROSARIO TRONCOSO GONZÁLEZ. Cádiz, 1978.
Poeta vocacional, escribe desde que tiene uso de razón. Ecléctica e hiperactiva. Profesora de Enseñanza Secundaria de Lengua y Literatura. En la Facultad de Filosofía y Letras funda la revista Astarté. Su actividad literaria se expande participando varios años en la Escuela de las Letras (UCA) aprendiendo de maestros como Fernando Quiñones. En Fronterasur comparte experiencias con autores amigos como Pepa Parra o Miguel Ángel García Argüez. Máster en Periodismo por la Universidad de Sevilla, trabajó en El Correo de Andalucía. Cuenta con publicaciones de diversa índole, en diferentes libros de historia, artículos en revistas literarias y publicaciones online. Participa en el Taller de Narrativa impartido por Félix Romeo en EUTOPÍA 06 en Córdoba.
Ha publicado los poemarios “Huir de los Domingos” (Editorial Padilla, 2006), que dio conocer en la Asociación de la Prensa de Cádiz. “Delirios y Mareas”, prologado por Josefa Parra y Juguetes de Dios (El poemario editado por La Compañía de Versos Anónimos).
Fue antologada en “Autores docentes de la provincia de Cádiz en torno a la Generación del 27” (Consejería de Educación, Junta de Andalucía, 2007). Y está a punto de salir el poemario
Moderó la mesa de debate “La Voz de los Poetas” en el X Congreso de la Fundación Caballero Bonald “Las Sílabas del Futuro”, con jóvenes poetas actuales.
Pertenece al Grupo Literario Docentes de Cádiz “Indocentes”, participando con ellos en numerosas lecturas poéticas y recitales. Es miembro del jurado del jurado del premio de poesía "Flor Natural" que convoca el Ayuntamiento de Rota.
WEB: http://elaticodelosgatos.blogspot.com/
Rutina
Ha habido hombres de arena habitando sus brazos.
Algunos le dejaron en los labios
Incienso, mirra y oro. Otros, pausadamente,
Se fueron convirtiendo
en un clamor lejano de hojarasca.
Raquel Lanseros
De las entrañas del amor
ya no sé nada.
Hace tiempo que olvidé
el modo en que abrasa la existencia.
El primero de sus besos
cristalizó las glándulas de la tristeza,
anestesiando mi tendencia al sufrimiento.
Una suerte de estabilidad
desequilibró mi caos interno,
y el vértigo esquemático del orden
acabó por aplastarme entera:
pechos, caderas y labios…
La temida e impoluta losa felizca
yó sobre mi asombro y secó
el humedal donde siempre germinaron
ideas y poemas…
Temo ahora que desde fuera
nadie oiga mis gritos.
(Delirios y Mareas)
¿Puta?
Me llaman puta
por buscar en los cuerpos los despojos
de mi alma mutilada.
Por beber la esencia que se derrama
entre mis muslos despiertos,
que gritan la amargura confusa
de amaneceres en piel extraña.
Puta, por querer retener en mí
las noches que no cuento
(las que cuento se perdieron en la ausencia).
Que sabrán ellos, que sabrán
del gozo agrio del silencio,
de ir amputando a los labios
sentimientos que aún no he cobrado.
Puta, por desgarrarme el vientre
con el insulto que profieren esos seres malogrados.
Tus hijos y los míos,
diluidos en alcohol y sangre.
Puta, siempre puta.
Y no recuerdan
ni mis brazos, ni mis pechos,
ni el caminar sinuoso de mis días,
ni los ojos perversos de sus noches,
en las que no uno tras otro
expiran los sueños.
Puta, siempre puta.
Eso soy.
En el convite del ardor que se desprende
del lupanario sinsentido de mis manos
que me hieren, me secan, me vacían.
Y mientras, esta puta sólo quiere
quedarse a vivir en lo nocturno,
Y cubrir en casa todos los espejos
para no ver el reflejo miserable
ni las sábanas manchadas de recuerdos.
(Huir de los Domingos)
POESÍA, PARA NOSOTROS
Lo fascinante es que te vemos
-¡Poesía!-
aunque desdibujes tu silueta
en la opacidad de la desidia.
Te sabemos cerca.
Tus pasos se perciben.
Es tu voz,
de grito, de susurro.
Es tu presencia,
de agua, de vapor.
Fluyes.
De vez en cuando
accedemos al capricho
de tu juego...
y te rozamos, casi,
con la punta de los dedos.
Creemos alcanzarte.
Cedes.
Regalas versos
en carne viva.
Nos acaricias la vida
y sonríes.
Metástasis
Ceguera. No me ves,
no aprendiste a mirar.
Sordera. No me oyes,
Nunca supiste escuchar.
Bulimia. Te deshaces de mí.
Nada más devorar mis ansias…
Compulsivamente.
Hipotermia. Es este frío
que le inyectas a mi existencia.
Parálisis. De brazos y piernas,
Inútiles, si no se enredan a tu espalda.
Esquizofrenia. Terror, inquietud constante,
Oigo tu voz, oigo tu voz….
en el aire, en el aire…
Metástasis. Células traidoras
aniquilan tu rastro, porque no me fluyes
químicamente dentro, tan dentro…
Rigor Mortis. La insolvencia de la vida, sin ti.
(Huir de los Domingos)
Anti-vocación
Cuarenta y cinco minutos.
La duración del infierno.
Alimañas acechantes
sin presente ni futuro
me consumen la energía
para arrojarme, viva aún,
a la fosa común donde
yacen los buenos propósitos.
Si quiero huir, una nube tóxica
de tristeza y tiza asfixia
la esperanza que me queda.
Rutinas de papel sucio
me atan las manos y el deseo
de recuperar el sueño
dócil de niños perdidos
de alma y carne, tiernas, aún
aquí, en el bosque macabro
de los pupitres violentos.
¿Muerte estándar? Pobreza de nuestra sociedad
Desaparición anónima
Desayunaremos rutina, el día último.
Seguiremos sin saludar a los desconocidos.
No se lo merecen...
No tenemos TIEMPO.
Gris diario, mudo tránsito.
Fundido en negro, abismo sin retorno.
El silencio nos aplastará en el acto.
¿Por qué ya no le celebramos
rituales a la muerte?
No hay TIEMPO.
Mejor el exterminio sin boato...
la desaparición anónima.
(de "Juguetes de Dios")
Soliloquio
Hoy escapé a tiempo del cementerio de marionetas rotas.
Tras un largo sueño de crisálida,
me arranqué los hilos.
A pesar del viento loco y solitario,
que a gritos pretende robarme
a toda costa el equilibrio,
traigo intactas las raíces.
Hoy soy transparente,
frente al tiempo y los espejos.
No se pueblan ya de dudas mis pasos
mis brazos,
son enfermos de síndrome
anhelante de guiñol.
Me alejo del miedo para buscarme
y a veces me sorprendo
reinventando días y noches,
libres,
meciéndome en las manos de mi madre,
de todas las madres,
para vencer la oscuridad
ladina, que espera tras la puerta,
para desmembrar la esperanza.
Pero no esparcirá
a mis pies, de nuevo,
sus pedazos.
"Juguetes de Dios"
CVA Ediciones, 2009
En otro orden de cosas, TÚ.
Admito que mi cura es tu cuerpo.
Es empíricamente demostrable.
TÚ en altas dosis, intravenoso
amor líquido. TÚ bajo mi lengua.
Y tus manos, aún vistas desde lejos
provocan mil seísmos despiadados
de telúrica convulsión ansiosa
que reabren sangrantes y viejas fisuras.
Afirmo que el remedio es acecharte,
esperarte, con el miedo desnudo,
y ser yo quien de ti brote al lamer
el musgo bajo el hueco de tu sombra.
Y es la anatomía de tu existencia
el antídoto al desvalimiento crónico
que mantiene cosida mi cintura
al más cruel y mortal aburrimiento.
"Juguetes de Dios"
CVA Ediciones, 2009
Verano
1985. Añil intenso.
Saltábamos las olas.
Reíamos a gritos.
Era Dios quien nos cuidaba.
Ahora lo sé.
En la orilla
vigilaba nuestros juegos.
Bastaba
buscarlo con los ojos.
Sonreía.
Vigía incansable
del presente infinito.
Brújula necesaria
para futuros lejanos,
ya vividos.
Pero era inevitable.
Construimos castillos
con la misma arena
de los relojes.
Y ellos llamaron al viento.
En él se deshicieron
todos los veranos,
incluso aquel
donde estábamos todos aún
y eso era lo importante.
"Delirios y Mareas" (2008)
A mi madre
“Delirios y Mareas” (2008)
Me hiciste los huesos
con besos de mandarinas
y palabras de aceite,
azúcar y pan.
Diste todas
tus jóvenes mañanas
tuyas, propias,
a las mías,
recién amanecidas,
para que tu cariño inagotable
se me grabara en el alma,
nada más abrir los ojos.
Aliviaste mi dolor,
abrazándome fuerte
para que la inercia del mundo
no me llevara tan pronto...
Pero ahora
el tiempo tira de mis manos,
y nos aleja, irremediablemente.
Y tengo miedo...
Cóseme, mamá,
de nuevo, todas las costuras,
con hilo de canciones
con música de viernes,
para que no se abran,
para no romperme.
Y que no me quede sin ti.
Ven a buscarme y arrópame.
Tan sólo tu voz es suficiente.
Demasiado humana para ser libre
Suelo entregarme a la ira,
y a todas las pasiones,
con los poros anegados de humanidad.
Torpe, confusa, limitada
tan enferma de finitud.
Hoy son ciertas mis sospechas
acerca de la leve suavidad de los barrotes:
la piel, propia y ajena,
los días vulnerables sin sus noches,
y el peso que soportan nuestros pasos...
No me enseñaron a ser libre,
ni a protegerme del frío.
Gracias compañero.
ResponderEliminarBesos infinitos desde el sur del sur.
Es un honor Rosario, poder compartir tu poesía
ResponderEliminarUn fuerte abrazo de un andaluz "exiliado"
Fernando
Ah! Rosario, olvidé decirte que mi abuela
ResponderEliminarse llamó Ana Troncoso y procedía de Llerena
(Badajoz)
Nando