viernes, 23 de julio de 2010

269.- INMA LUNA


Inma Luna (Madrid, 1966) es periodista. Ha publicado, en POESÍA: El círculo de Newton (Baile del Sol, Tenerife, 2007), De ronda en ronda, antología itinerante de poetas españoles en México (Ediciones del Ermitaño –México- y Baile del Sol –Tenerife-, 2007), junto a Uberto Stabile y Antonio Orihuela, Nada para cenar (LFC Ediciones, obra ganadora del Premio Local de Poesía Villa de Leganés 2005).
Ha participado en las antologías: 23 pandoras, poesía alternativa española (Baile del Sol, Tenerife, 2009), La manera de recogerse el pelo, generación bloguer (Bartleby Editores, 2009 –en proceso-), Os dias do Amor. Um poema para cada dia do ano (Editora: Ministério dos Livros. Portugal, 2009), Voces del extremo (Fundación Juan Ramón Jiménez, 2005).
Sus poemas han aparecido también en las revistas literarias y suplementos: Alex Lootz, Minguante, La hamaca de lona, Piedra del molino, Sulscrito, Nayagua, Luke, Poesmash (Vinalia Trippers 2007), Versos. 12 Rounds (Ediciones del Satélite), The Chidren's Book of American Birds (Ed. Leteo), El Zoco, etc.
Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués por la editorial Sulscrito (Faro, Portugal, 2006). También ha participado en los encuentros de poesía: Voces del Extremo (Moguer, 2005); Palabra/Palabra, Encuentro de poesía hispano portuguesa (Punta Umbría, 2006 y Portugal, 2007), Edita, Encuentro Internacional de Editores Independientes (Punta Umbría, 2006, 2007, 2008), Salón del Libro de Huelva (2008), Recitales Acercando Orillas, de la Editorial Baile del Sol (Madrid, Palma de Mallorca, Tenerife, México, Croacia…)
En NARRATIVA: Las mujeres no tienen que machacar con ajos su corazón en el mortero (Baile del Sol, Tenerife, 2008).
Ha participado con relatos en los libros: El Cuentacuentos, antología de cuentistas españoles (Nonsoloparole Edizioni, Milán), Cuentos desterrados, (Patrañas Ediciones), Qué mala suerte tengo con los hombres (Editorial Catriel), Premios Clarín y Larra (Editorial Universidad Complutense de Madrid), Ciudad de Getafe (Editorial Ayuntamiento de Getafe).
Otros proyectos que ha llevado a cabo: Guionista y codirectora del cortometraje La vida en común, premio nacional de guiones “La noche del cazador” 2008; Autora de la exposición de fotografías y palabras Palestina y Nicaragua, crónicas afectivas, expuesta en varias salas de Madrid y en Tenerife dentro del Festival MUMES 2007; Autora de los poemas para la exposición Sueños, realizada en colaboración con el fotógrafo Rafa Martín, expuesta en Madrid en 2006.

Blog: http://inmalunatica.blogspot.com/


RE VUELTA

No te apures por mí,
que ni desértica me resquebrajo,
tengo raíces largas y sagaces
que van a dar al centro
de la bola del mundo
y me permiten recorrer
un amplísimo ángulo,
si quiero.
Me quedo,
sí, me quedo,
estoy llena de sueños
así que no me amputes.
No voy a dar más vueltas
a estas fotografías
de nosotros buscándonos
en los pasos de cebra,
de nosotros guardándonos
entre todas las llaves,
de nosotros no siendo.
Yo quiero amanecer
y en el fondo sospecho
que será insuficiente.



PALABRAS COMO ACTO INEVITABLE

En el gesto diario del beber de las plantas
está cada palabra que escribo para ti,
para ti y para todos.
La punta de la lengua que se quema
mientras hago el café,
cuando me pillo un dedo con la puerta
y la uña morada golpea el azulejo
con la rabia del que se sabe indefinidamente postergado.
Más tarde ya no pasará el tiempo;
cuando nos levantemos por la noche
con sensación de miedo detrás de las orejas,
mintiendo que dormimos,
pensando en nuestras cosas de mayores.
Pero ahora se me llenan las líneas de palabras
que precisan un mínimo trazado,
una iluminación remota
para ser lo que son:
razones saturadas
que se vierten por los cuatro rincones.
Apenas soy capaz de saludarles,
con este olor a grava que siempre nos recorre,
con las ganas ilógicas de quedarnos sentados
enfrente de las penas de los otros
sin saberles llegar,
sin saber qué decir a sus vacíos
que son exactos a los nuestros,
las mismas muertes y los mismos desastres
pero pintados con otra gama de colores.
Todo es como un choque,
la vergüenza de los que nos creemos
que somos dueños de nuestros albedríos.
Demoramos las restas
para que no se queden las manos tan inútiles
delante de los hijos
que sabrán -al final- que no sabemos
cómo ha pasado esto
con lo hermosa que estaba la parcela
cuando nos trasladamos a vivir.

Me duermo como si me muriese
con un vértigo tal que me desmayo.
Caigo en la sombra repartidos los miembros
y cuento ovejas llenas de vacío
para vencer al miedo,
para evitar lo que arremete.
Me duermo pronto delante del televisor
atormentada por las desilusiones más pequeñas,
por haberme pasado sentada
la mitad de este día
que me mira de modo imperdonable
como si le debiera algo.



ADVERTENCIA

Hay que mirarlo todo y luego, si acaso, descansar.
Con los ojos abiertos como puertas
observar los papeles retorcidos,
la madre que tropieza con el niño en los brazos,
mentiras gateando por las venas.
Hay que ver cómo llueve casi nada
(dos gotas ciegas,
con la tacañería de los últimos tiempos),
a través de la tapia que sentíamos propia.
Hay que soplar las nubes que nos vuelven ancianos
con la pizca de aliento que estanca los pulmones,
avanzar con el viento que huele a algo perdido,
dar la vuelta a la página,
partiéndola en rodajas,
hacer que este suceso nos competa.

(...éste es el argumento de lo que está pasando
en la vida de un hombre que aún no se ha alcanzado,
se queda en el paréntesis que empieza triste
y se acaba en sonrisa emoticona...,
y no sabemos cuándo y ya tenemos prisa:)

Si somos hoy los únicos que nos alborotamos,
que nos ponemos cara,
que saltamos de pura incomprensión
rompiéndonos la crisma con el techo.
Si somos lapiceros marrones,
afilados,
con olor a madera y a grafito
aún por estrenar.
Si somos los culpables de decir lo que sale
por la boca más triste de la casa.

Hay que mirarlo todo,
aunque estén las cortinas sin limpiar,
llenas de restos de voces atrasadas.
Cuando se huelen asperezas
no se puede ambientar con sol caliente,
hay que pisar las flores que haga falta,
cortar la carne sana si es preciso,
vernos temblar como gallinas,
comernos las argollas y
lanzar las granadas del invierno
a la cabeza misma de la crisis.

Una vez que el sistema se haga trizas
veremos qué pedazos aguantan el envite.



NI NADIE

Nadie me conoce.
Ni mi psiquiatra.
Ni la alcachofa de la ducha.
Ni mi taza de café.
Ni mis pestañas.
Nadie sabe nada de mí.
Nadie me ha descubierto todavía.
Ni mis sujetadores.
Ni mis bragas.
Ni mi pinza de depilar.
Nadie se asoma a mis zonas estrechas.
Nadie sabe encontrarlas
Nada me araña.
Ni mi cepillo de dientes.
Ni los chicles.
Ni los vasos de leche desnatada.
Nada entra en mi cuerpo.
Todo lo cruza.
Todo pasa de largo.
Como el viento en las casas con dos puertas.
Nada se lleva nada.
Nadie.

(De Nada para cenar, LFC Ediciones, Béjar. 2005)



CON UNA INQUIETUD QUE LEVANTA LA TAPA
DE LAS ALCANTARILLAS

No sé jugar a nada.
Ahora parece que la niebla
cumple su compromiso de forrarme las manos.
Es lo que tiene ir de avispada,
perderse en casas grandes,
imaginarse entera desde el principio.
Me hablan de mi vida
quienes la desconocen
y admiran lo lustrosas que dejé las ventanas.
Pero todo retumba todavía
como retumba el eco de mi mínima gracia
en un montón de trapos que nunca sacudí.
Me rebana el aliento
admitir episodios
en los que fui un burro caminando derecho
obviando precipicios y montones de mierda a cada lado.
Y sigo sin saber
si en tanta incertidumbre queda algo de mí,
si ahora me miro fijamente
y puedo abrirme en dos sin malolerme,
si es verdad que encontré todo el paisaje
que habitaba en mis venas
o hay que seguir cortando.
Tengo frío porque gotea el grifo de la ducha,
porque no es fácil estar sola,
porque no lloro nunca
y duermo a trompicones.
Tengo miedo porque me toca hablar conmigo
y la conversación es delicada y tensa.
Ahora no tengo la palabra tan fácil,
me cuesta sonsacarme.
Quiero saber antes que nada
dónde coño viví todo este tiempo.



ASOMÁNDOME AL HUECO DEL ASCENSOR

Así.
Como cuando paseas por la cocina
y no sabes si comerte una pera o beberte una cocacola.
Abres el armario, abres la nevera, abres el microondas,
buscas no sabes qué.
Así.
Como cuando te sientas y te levantas
colocas el sofá y mulles el cojín
y abres el libro,
y miras letras, analfabeto y lerdo.

Así.
Como cuando cierras los ojos,
y decides dormirte
pero los abres
y miras las rendijas de la persiana
por donde se cuela un hilo frío, luz de farola,
que describe lo cercano del techo.

Así.
Como cuando sales de casa
y sabes que algo se te olvida
y esa sensación te persigue
como un bicho en el hombro
hasta que se te olvida
que algo se te ha olvidado
pero queda un zumbido
cerca de las pestañas.

Así.
Como cuando estás en un bar,
rodeado de amigos,
y de pronto te alejas,
te subes por encima de las sillas
y observas sus figuras
y todo alrededor es ruido y desconsuelo
Y no sabes si vas a vomitar
o a llenarte de lágrimas
porque todo es muy triste y te da asco.

Así.
Como cuando tienes un hijo,
lo acabas de parir,
lo ves sobre tu tripa,
indefenso y helado,
y no es como creías,
y notas tu barriga,
que se va desinflando
como si no sirviera para nada.

Así.
Como cuando llueve
y acabas de limpiarte los cristales.



VIRTUAL SEX

Solicitas que juguemos al borde,
lo dices con tu voz de teclas alejadas.
Me pides sexo limpio
detrás de la pantalla
sin nada que sabernos,
blancos y negros como piezas.
Me dices que me siente en tus rodillas
y yo doy un respingo en mi lado del mundo,
no me pienso tocar ninguna grieta con tus manos cuadradas
llenas de flechas, puntos y acentos circunflejos,
sin una sola eÑe que puedas enseÑarme.



Juegos en la escalera
A qué jugaremos hoy,
a lanzarnos a ciegas
sin extender las alas
apropiándonos de lo que va dejando
el aire al paso del desplome?

Jugaremos a sabérnoslo todo
apostando a que somos
capaces de perder el equilibrio
sin rompernos el alma?

Cuál será nuestra apuesta,
la de permanecer a un peldaño del miedo
sin que nos tiemble nada
ni nos seque la boca
lo que no nos decimos?

Seremos los acróbatas
de los cielos azules
abrazando la vida
como si la existencia
dependiera de eso?


OCHO PÁJAROS NEGROS

Ocho pájaros negros
mal distribuidos sobre el cable de la luz
no saben a qué están esperando
porque las intenciones son conceptos vacíos
porque todos los vuelos de verano son redundantes
porque todos los pasos no son imprescindibles
y ahora
los ocho pájaros
no tienen ni una sola razón para moverse.


Cosas inútiles


Es sabido:
a cualquiera le puede pasar cualquier cosa.
A cualquiera se le puede caer el verano encima
precipitadamente
y abrirle la cabeza en dos.
Las cosas pueden ser como uno se las imagina
o pueden ser distintas,
como el sabor de un licor extranjero.
Siempre se desconocen los matices
y quizá también un poco lo que somos,
lo que más nos asusta.
Yo sólo tengo este legado de cosas inútiles para ofrecerte:
estas bragas de niña
y este hablar siempre mucho más de lo debido;
estas invitaciones llenas de pormenores
y de tiempo sin tiempo para nada.
Estamos los dos un poco más vacíos
que antes de este lunes.
La vida es un encuentro
y lo que pasa en él ya no nos pertenece,
está justo en el medio de nosotros.



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