Sonia Betancort Santos
(Santa Cruz de Tenerife, 1977) es Lic. en Humanidades, Master en Estudios Latinoamericanos, Experto Universitario en Lenguas y Culturas de India e Irán y Doctora en Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca, con la tesis “Oriente no es una pieza de museo". Jorge Luis Borges y las culturas de la India.
Entre su obra individual y de colaboración se cuenta Intima Exigencia (2000), Palabras de Paso (2000), Paisajes del infierno (2002), La poesía que viene (2002), (2008), La mujer rota (2008), Antología del beso (2009), El cuerpo a su imán (2009).
Como gestora cultural y educativa de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, entre el año 2002 y el 2009 se dejó seducir fácilmente por la aventura de vivir entre España y Buenos Aires. Además ha realizado estancias cortas en Chile, Uruguay, Brasil, Perú y Nueva York. Actualmente vive en España y está trabajando en tres proyectos literarios: Cuatro poemas para Manolo Blahnik, Diario de Juana la Loca y La sonrisa de Audrey Hepburn.
blog: LA ISLA DE LA POESÍA
COMO UNA PLUMA
“Pide bueyes que le arranquen el corazón
mientras revuelve los infiernos”.
“(..)Tristumbre”.
JUAN GELMAN
Infierno:
diálogo de la conciencia
tristumbre
calles de mentira
que
además
no van a ningún puerto
taxis-abeja
que nos dejan
como en una letanía
miedo que abraza el miedo
de otro miedo mayor
perros ladrando adentro
columpios rotos de un lado
sentirse perdido roto
de un lado
otra baja de amor
tú que no llegabas
y ahora
si te vas
romperé todas las puertas
la casa donde no quisimos estar
aquel inconfesable
que nos humilla
lo inevitable
cruel
como la jaula de un pájaro
lo que no me atrevo a decir
la decepción que callo
los ojos de un niño
apoyados en la muerte
la desconfianza
la inseguridad
a borbotones
papá destruido lloraba
de camino hacia la playa
todos los grifos de la mala suerte
abiertos a un ritmo imparable
todos los despertadores
chirriando al mismo tiempo
el vértigo a ambos lados de mi mano
la compañía que robustece mi soledad
la palabra gente
dormida
la gente confundiendo
televisión con astros
rota la unidad
una broma
pensar que tiene que ser una broma
porque tanta sombra es imposible
la palabra esclavizada
la distancia
la cama que compartimos
con nausea
el asco
aquel gesto brutal con el que mamá
nos dibujó
la primera mano sobre la cara
el ogro
el suicidio
el deseo de matar
boicotear
al ser querido
el sueño
en el que nos persiguen
y no podemos correr
la huída
la desvalentía
el coágulo de sangre
en mitad de la calle blanca
los ismos
la crítica
los hospitales
el hambre
los homenajes
la extinción
el fracaso
la bolsa de este cuerpo
el infierno
se enciende y se apaga
aquí
su ritmo parece imposible
se eleva y cae
como una pluma.
De Paisajes del infierno,
Junta de Castilla y León y Atril,
Salamanca, 2001.
CUENTO PARA LEER DESNUDO
Amo a la bruja de este cuento
a la esposa confusa que esparce veneno
en las alcobas de los sueños
amo a su gata subterránea
con su cola sucia
con sus bigotes finos como rayos
con sus dientes afilados
amo su norma de ser indiferente
gemir sobre la almohada fría
y salir de viaje con los ojos vidriosos
amo lo oscuro de su pata caliente
amo a la frenética mujer sardina
la de freír tiempo en los mercados
la de nadar en la bañera con el corazón roto
salpicado de nueces y lagartos
la del feto en el frasco de colonia
la de las botas hinchadas por la lluvia
la débil y serena mujer
que atraviesa las bisagras de la casa
y se confunde con el polvo
y nadie la ve pero tiene un perro que la mira
desde el fondo de su ojo acomplejado
y la comprende
amo a la mujer pirámide la niña al revés de todo
la equilibrista del ridículo
la del miedo a pasear y que la miren
la del miedo a pedir una barra de pan y que la miren
y correr hasta casa adelante del espejo y verse
desnuda sin superficie rota y dorada como un bebé
amo a la mujer viaje
a la que enfrenta convencerse de aquello que piensa
amo a la violadora de jugos y miserias y reglas y normas
a la creadora de jazz de calendario
a la que bebe y fuma y fuma y bebe
y cae en el prototipo de estar más sola que ninguna
amo a la mujer cerradura
la que deja que entre
la que es herradura del gordo
que masticaba una estrella ese día
la que es pantomima de la nube
la que es molinillo del viento
que agita el capricho
y cae
y vuelve a volver sobre la caída
y cae
y no disimula que cuando cae
en realidad se acuesta
sobre un gran lecho de palomas dibujadas
Del libro El cuerpo a su imán,
Buenos Aires, 2005.
CAUTIVERIO
Esta es la primera vez que mi cuerpo accede a su sombra
entonces sé que está aquí es la primera vez que lo advierto
mi cuerpo está aquí con su traje dulcísimo
me prende a una puerta que se abre
soy su cuerpo al revés soy el envés de mi cuerpo
soy el cuerpo que mi cuerpo observa
ya un tiempo atrás palideció su traje
mi sexo se expandía en un hospital
con una púrpura en la frente
abarqué el tercer ojo de las intuiciones
y vino la luz de la mano de una mujer
que retrocedía hacia la cueva
hoy el roce de mis manos inmortaliza
progresa por minutos en la fecha
cada gesto desmesurado
se cuela en los visos de esta corporeidad
por ejemplo se acumula el aire en las muelas
y eclipsa mi boca como una ventana
o recuerdo que caí en el rumor del desasosiego
y en el estómago heredé una semilla barnizada
mi cuerpo está aquí me hace pronosticar lo inservible
duele librarse de ese sucedáneo
esa virtud de lo opaco para alejar la pureza
ahora el cuerpo se estremece en su gajo
es la primera vez que lo veo y lleva una borrasca
me atrapa para consolarme
burla la catástrofe
me acerca a los anillos del árbol
está aquí es la primera vez que lo sé
mi cuerpo es otro cuerpo que se observa
mi cuerpo es un destello que se escurre
mi cuerpo está detrás tiene que estar detrás
serán
el imán o la sombra
la respuesta de su cautiverio
Del libro El cuerpo a su imán,
Buenos Aires, 2005.
LEY DE ATRACCIÓN
El cuerpo
va hacia el tiempo
viene del eco
de la luz
y va
hacia el hijo
de otro brillo
el cuerpo
va hacia la tierra
su pie descalzo
pronostica un árbol
el cuerpo
va hacia al aire
va hacia una pregunta
que nunca
es preguntada
el cuerpo
va hacia el ojo
contrae al horizonte
en la retina
el cuerpo
va hacia el fuego
finge
esa llama
en el corazón
en ese instante
el cuerpo
va hacia el agua
arrugado va y viene
de su casa
el cuerpo
no traiciona
el saber que esconde
el cuerpo
señala y dice
siempre lo mismo
el cuerpo
va hacia el otro
el cuerpo
va hacia
el cuerpo
que ahora
como nunca
viene
hacia mí
(El cuerpo a su imán, Madrid, Amargord, 2009)
DESAYUNO CON DIAMANTES
Desde una edad muy temprana,
fui consciente de la existencia del sufrimiento y del miedo.
Por primera vez sentí la absoluta alegría de vivir.
AUDREY HEPBURN
Metales burdos, desequilibrados,
se precipitan contra el suelo.
La calle se contrae y brilla, parda,
como una mueca sucia.
Expulsadas partículas de sombra
estallan contra el frío de una bolsa de plástico.
La bolsa cumple un recorrido desesperado
por puentes y avenidas y llega al río,
y se posa sobre el agua, paralizando la noche.
Metales insignificantes, ácidos,
crepitan en la hoguera débil
con la que tres condenados descubren
el perfil exacto de sus manos en la lumbre.
Pequeños restos de plomo caen, revientan,
sobre el cuerpo de una estudiante en minifalda.
Con el alcohol de su garganta,
la muchacha engendrará a un hijo
que abandonará junto a la hoguera.
Metales burdos, cuchillos, asesino cristal de botella,
hierro mal fundido, un arma de zinc, blanca, un disparo,
se posan misteriosamente al borde de un corazón,
la piel se abre y propaga su agujero rojo.
Pero el dolor no me engaña,
esta sombra que insiste no es más que un revés
para que el mundo me encuentre.
Mi cuerpo y mis manos invocan una enorme cicatriz.
Estoy destinada al ejercicio de la alquimia.
Como tú, reconvierto los metales del abismo
y mi boca es un conjuro que dulcifica las estancias.
La vida sale de la muerte y se posa en una película,
que es igual a la vida, ilusoria y frágil,
como un sueño de cristal.
He aprendido a sonreír a la soledad y al desamparo,
he aprendido a amamantar al condenado y a salvar a la muchacha,
he aprendido que de una bolsa fría se deja arrastrar el amanecer.
Por eso ya no tengo miedo.
La calle brilla como un labio húmedo y el amor extiende sus señales.
Camino despacio y tarareo una canción.
La negrura de la noche ha tejido para mí
un vestido repleto de escaleras.
Desciendo y me elevo sobre la ciudad como un pájaro inaudito,
porque en toda oscuridad parpadea, invulnerable,
la sorpresa de la luz,
porque a pesar de todo,
entre los últimos escombros de la luna,
soy la que desayuna con diamantes.
PARAÍSO BUENOS AIRES
Engordada
por la silicona
en sus mejillas
envejece
mientras pasea
por el globo
inabarcable
abrochada
a la calle
un tránsito
ensordecedor
le lame
la cintura
mientras ella
vuelca su cuerpo
de mujer
en un tacón
azul
vuelca
su pobreza
en un broche
barato
Unta sus pestañas
con rimel
una y otra vez
se va quedando
flaquita
en esa oscuridad
con la que se ríe
de ella misma
su sexo de taxi
amarillo y negro
su media
de rejilla
la imponen
a la memoria
la convierten
en una tachadura
la infelicidad
que arde
la letra
de una milonga
El tiempo
le mintió
y ahora
da vueltas
sobre sus noches
de gacela
pero no importa
ella sabe
que la luz
no baja
jamás
de sus ojos tristes
Se va muriendo
el día
desde su cuello
hasta los tobillos
y ese brillante
infinito y suyo
sigue
intacto allí
donde la ven
los que se atreven
a mirar alto
se va
deshuesando
se pinta
de colores
la pollera
recuerda
su pasado
de inmigrantes
y llora
y su llanto
atenta
contra
falsos videntes
contra
economistas
de la intuición
contra
poetas
de superficie
ella hace
cielos
de parques
derruidos
nace
la creación
de sus piernas
sin depilar
de su reserva
de escombros
para cuando
haya menos
de qué quejarse
y se contonea
se contonea
y me enseña la lengua
a mí!
que vine
para amarla
se me acerca
y despacito al oído
me dice
que a pesar
de todo
la vida
está
de su parte.
JAZZ
Place Congo
La rata en la alcantarilla o en un tejado del Bronx.
Ese trapo mojado a la seis de la mañana,
cielo que en Harlem amanece.
Suburbio inagotable de piernas oscuras
y un alga paralizada en la mano
que afina un piano de papel.
Estrella de mar indomable,
pez de pestañas con rimmel,
mujer y astro, la iguana de Lorca.
Ragtime. Oh Thelonious. Thelonious.
Partitura del hallazgo en el óxido,
melodía de la calle dilatada como un viernes.
Venus. Eros. Cebra de carnaval.
Yegua de la Quinta Avenida. Tambor.
¿Quinta Avenida? No.
Cuarteto del Baobab.
Esclavo sin retorno.
Muslos abiertos
chorreando
el grifo de esa película
y un beso aniquilado
en un portal
de New Orleans.
Plaza y Mississipi.
Mali. Zimbawe. Yoruba.
Sudor de oro y marfil.
Ángeles de la voz
polifónica
polirítmica
diatónica
¿música negra?
dioses
de
Africa.
EL MIEDO Y LA PARED
El miedo es una pared?
pálido seductor de la realidad al límite
el miedo aparece en la pared
cobijando la mueca de una alondra
La pared es ridícula como el miedo
por eso ambos se confunden
en la fortaleza de sus debilidades
La espontaneidad del miedo:
su singladura que deja ver islas al otro lado
La pared presume de un tiempo que no le importa
está ocupada en la oblicuidad y el término
El miedo se enfrenta a la pared
se posa se abre jadea en una estela de humedad
La pared fría como un dios consumado no responde
aniquila en su impasibilidad la creación de cualquier paisaje
Fulana de las transparencias del sueño
amante de los ojos encorvados del loco
la pared manipula un recién nacido
la atalaya de un cuento fantástico
la hipocresía del dueño
El miedo se columpia en la pared
es el inoportuno paseador de la visita de la cal
es ladrillo trenzado
esa línea insegura de puntos suspensivos
El miedo piensa que hay paredes blancas
que anuncian un fracaso ciego
un latido indefenso e infinito hasta el cansancio
y huye
El miedo piensa que hay paredes azules
paredes infiltradas por las tuberías del atardecer
ruidosos cuadros de la sexualidad del cuarto
y vuelve
El miedo quiere poseer a la pared
la hiere le arranca la respiración
simula el descanso de su fortaleza
piensa en cantar más fuerte alrededor de ella
gritarle
el miedo se desvive por cortejar a la pared
La pared soporta
está ciega y muda
o dice lo que alumbra en la verticalidad
La pared escucha al miedo y permanece inmóvil
La pared se ríe de su velocidad
no se inmuta
proclama una mirada insoportable
que me descubre
a mí?
desnuda
afuera de ella
hija de ella?
yo entre la pared y el miedo
narrando
el espectáculo macabro
de
lo
que
no
sé.
no
sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario