José Ignacio Montoto
José Ignacio Montoto Mariscal, también conocido como Nacho Montoto (Córdoba, 28 de marzo de 1979 - Sevilla, 8 de enero de 2017) fue un escritor y poeta español.
En mitad del jardín yacen mutiladas
Cientos de naranjas.
Desparramadas por el campo,
heridas hasta el corazón,
desangradas,
gajo a gajo,
esparcidos sus miembros
dañando, sin querer, el paisaje.
Además de poeta, fue un activo promotor y gestor cultural. También fue articulista en el diario Córdoba. En 2016 dirigió el Festival Internacional de poesía Cosmopoética.
Falleció en Sevilla, víctima de un infarto, a los 37 años de edad.
Obra poética
La ciudad de los espejos, plaquette, colección Poesía Nueva JRJ de Fondo. (Diputación de Huelva, 2007)
Las últimas lluvias, plaquette (Versos del sol, 2008).
Mi memoria es un tobogán/Espacios Insostenibles (Cangrejo Pistolero Ediciones, 2008). ISBN 978-84-936108-6-9.
Superávit (Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010). ISBN 978-84-938086-2-4.
Tras la luz (La Garúa, 2013). ISBN 978-84-940575-6-4.
La cuerda rota (Premio Andalucía Joven, 2013. Renacimiento, 2014). ISBN 978-84-8472-854-2
Estamos todos, aquí no hay nadie (Colección Los cuatro vientos. Renacimiento, 2015). ISBN 978-841624631-1.
Obra narrativa
Relatos
Binarios (Sim/libros, 2009) Edición limitada. ISBN 978-84-613-1723-3.
Diario del fin del mundo (Colección Monosabio. Ayuntamiento de Málaga, 2012). ISBN 978-84-92633-52-4.
Inclusión en antologías
Canciones en Braille, de Mercedes Díaz Villarías participando en el proyecto interactivo, electrónico, narrativo y colectivo CEB (Lulú, 2007). ISBN 978-1-4092-13.
El monte de la novia, de Antonio Rodríguez Jiménez (Almuzara, 2008). ISBN 978-84-96968-75-2.
Antología de Poetas en Platea (Cangrejo pistolero ediciones, 2008). ISBN 978-84-936108-4-5.
Antología poética del II Recital Chilango Andaluz, de I. Vergara y J. Villaseñor (Cangrejo pistolero ediciones, 2008). ISBN 978-84-936108-5-2.
Antología del beso, poesía última española, de Julio César Jiménez (Mitad doble editorial, 2009). ISBN 978-84-613-0665-7.
Arden versos en el mar de Viana, de Antonio Rodríguez Jiménez (Los Cuadernos de Sandua, 2009). ISBN 978-84-7959-683-5.
Terreno fértil. Un ámbito poético (Córdoba,1994-2009), de Eduardo Chivite y Antonio Barquero, (Cangrejo pistolero ediciones, 2010). ISBN 978-84-937578-4-7.
y para qué + POETAS. Herederos y precursores. Poesía andaluza≤ n. 1970, de Raúl Díaz Rosales y Julio César Jiménez (Eppur ediciones, Málaga, 2010). ISBN 978-84-937100-5-7.
Cangrejos al sol, Antología (Cangrejo Pistolero Ediciones y Ayuntamiento de Sevilla, 2010). ISBN 978-84-9380861-7.
Puta poesía, de Ferrán Fernández (Luces de Gálibo, 2011). ISBN 978-84-937302-8-4.
Nocturnos, Antología de los poetas y sus noches (Editorial Origami, 2011). ISBN 978-84-938996-4-6.
Ida y vuelta, Antología poética sobre el viaje, de Begoña Callejón (Editorial Fin de Viaje, 2011). ISBN 978-84-938680-0-0.
Poetas del 15 de Mayo (Séneca Editorial, 2011). ISBN 978-84-15128-16-8.
Universos para Somalia (Quadrivium, 2011). ISBN 978-84-92604-60-9.
Heterogéneos, poemario colectivo, de David González y Eduardo Boix (Ediciones Escalera, 2011). ISBN 978-84-938363-3-7.
Relatos Mínimos, de Pablo Fernández Barba (Ediciones en Huida, 2012). ISBN 978-84-940643-0-2.
Antología Poética 'Una generación de fuego' (Fractal Poesía, 2012)
En legítima defensa (Bartleby Editores, 2014) ISBN 978-84-92799-71-8.
Cuentos mínimos, de Pablo Fernández Barba (Ediciones en Huida, 2014). ISBN 978-84-942074-5-7.
Colección de ventanas con lupa, edición comentada. (Luneados, 2015). ISBN 978-84-606-7775-8.
Homenaje a Diego Medina, edición de Francisco Ruiz Noguera y Diego Medina Poveda (Monosabio, 2016). ISBN 978-84-92633-88-3.
Ensayo
Entre el puente y el río (Almuzara, 2009). ISBN 978-84-92573-56-1.
Editor de antologías poéticas
La femme en verso: Doce autoras en Sevilla (Ediciones Escribes, 2010). ISBN 978-84-613-7206-5.
Perfopoesía: Sobre la poesía escénica y sus redes (Cangrejo Pistolero Ediciones, 2012). ISBN 978-84-938889-3-0.
La punta del iceberg: poesía emergente cordobesa (Ediciones en Huida, 2015) ISBN 978-84-944701-3-4.
Publicaciones divulgativas
Patrimonio Natural. Ciudades Patrimonio de la Humanidad (VV.AA, Alvarellos, Santiago de Compostela, 2010) ISBN 978-84-89323-63-6.
Premios
I Certamen de Poesía 'Haikus Eléctricos' ex-aequo junto a Camilo de Ory.
Premio Andalucía Joven de Poesía 2013.
Magnífico poema INÉDITO de José Ignacio Montoto, el escritor y poeta cordobés fallecido recientemente en su ciudad natal a los 37 años.
Yo obtengo de la Nada el Paraíso, del dolor hago un sortilegio y encuentro a la calma enroscada junto a mis tobillos, el frío se desliza entre mis manos como la seda de los rayos del sol sobre el envés de las hojas.
Abrázame en la noche como a un niño que llora porque el silencio se incrusta en sus oídos y oye la voz de una madre que murió joven por culpa de no sé qué enfermedad que engendró el siglo veinte.
Amor es de soberbios pronunciarlo en tiempos de crisis y cielos nublos. Añade a mi dietario el fracaso de los días que no fueron, de los días que han resultado estériles en este tiempo de promesas incumplidas.
Llamamos Mundo a un milagro que se sostiene en el vacío y que aguarda en equilibrio a que los pasos de los hombres y mujeres que lo habitan aceleren el peso de la Nada. Te hablo, bien lo sabes a estas alturas, de la triste e inexorable caída del planeta.
Yo apenas conozco a mis iguales, apenas he vivido encerrado en la crisálida de amor que los amantes tejen, con sus caricias, a escondidas por temor a la luz de la mañana.
Antes de que parta hacia otro lugar, antes de que el sol queme mis ojos y encuentre en la noche mi destino, antes de que todo eso ocurra, sólo espero que tus labios me pronuncien como cuando éramos niños en aquel jardín de infancia.
Hasta entonces yo te espero aquí en silencio, como el folio en blanco que aguarda ser poema. Como el canto de las voces blancas que susurran, día y noche, a los ángeles perdidos, que tus ojos son los ojos del Mundo.
Mi memoria es un tobogán/Espacios Insostenibles (Cangrejo Pistolero Ediciones, 2008) LIBRO REVERSIBLE.
En mitad del jardín yacen mutiladas
cientos de naranjas.
Desparramadas por el campo,
heridas hasta el corazón,
desangradas,
gajo a gajo,
esparcidos sus miembros
dañando, sin querer, el paisaje.
*
De pequeño esperaba que llegase el día
en el que tuviese edad suficiente
para vestirme con pantalón largo.
Mi madre no vio los primeros cortes al afeitarme.
Al poco de comulgar
aprendí a ungir a los enfermos.
Hoy quisiera volver a los tiempos
de pantalón corto en los que unos labios
soplaban con cariño sobre la leche
para evitar la quemadura de mi boca.
Luz: ventana abierta/cortina recogida/
persiana en lo alto/gente en la calle.
Luz: foco de discoteca/colores en el techo/
halógenas en el W.C./ultraviolet.
Luz: semáforo en ámbar/faros de xenon/
chalecos reflectantes/leds.
Luz: flexo sobre la mesa/lámpara de mesilla/
un par de velas/gafas de ver.
Luz: monitor encendido/webcam/
play station/encefalograma.
*
El sol no quema mi cara. El calor no existe. Un melanoma amenaza la ciudad. Dijimos que el lugar sería x. Nunca mires tras tu espalda, nunca cuando regreses a casa de noche. Sólo cuando entres y cierres la puerta estarás resguardado de lo que sucede fuera. No pienso escribir epitafios. Los muertos no merecen nada: humus. Una flor se pudre en el jardín. Un cuerpo se desnuda tras la ventana, su sexo deshojado queda al aire. Todas las noches la misma pesadilla: una habitación desordenada. Colillas por el suelo: ansiedad. Siempre es un día gris. Una procesión de cucarachas en el hueco del ascensor. Sueños terroríficos, dicen los niños. No culparé más a la cena. Mis manos sudan como un preso bajo el sol. Ritmo, me falta ritmo. Mantengo la quijada en la mano.
*
Su cuerpo desmembrado: maldita metralla.
Los periódicos: muertos de papel.
Lágrima de carbono: cielo azul
Ciegos: los ojos del mundo
Las paredes: obras de arte.
Un tupper: restos de una guerra.
Binarios. Sevilla; Ed. SIM libros, 2009.
0001
La realidad es un bucle, lo que acontece ya ha sucedido y se repite, siempre se repite, hacia un lado u otro. Hoy Sergio visita al psicólogo, padece la enfermedad de Internet en sus dedos; está, lo que vulgarmente se dice, enganchado a la red. Sale de su trabajo, abre un libro que lo acompaña en el trayecto en bus de su casa a la consulta, no sabe cómo acabar su tetralogía poética, harto de corregir, por su cabeza sólo pasa la posibilidad de tener un linfoma. Esos ganglios en la garganta no son un collar, se repite una y otra vez… El Siglo XXI es una mentira, todo sigue exactamente igual que hace dos siglos, las manecillas del tiempo presas en un reloj. Las cucarachas no han evolucionado.
0100
En una bocacalle de la Gran Vía frente al hostal Tudescos Jennifer vende su cuerpo a cualquiera que pase por allí, sus chulos se mantienen a la expectativa. Carmen espera que los viejos del asilo visiten su entrepierna. Dos manzanas más abajo Ricardo trafica drogas con Jonás. Todo ello ocurre en un período de tres horas comprendidas entre las 20.00 h. y 23.00 h. Los transeúntes avanzan bajo la complicidad de las miradas. Una regla no escrita permite que sean invisibles unos y otros. Cada uno a lo suyo, un mundo virtual: first life. A partir de las 23.01 h se actualiza el programa antivirus. Los anti-spy locales aparecen tras las esquinas y todo vuelve a la normalidad. Madrid es una ciudad tan cosmopolita como sucia.
1010
Se pregunta por qué nació en Diwaniya, se llama Avi Afek, tan sólo tiene quince años y recuerda que el sol iluminaba su cara hace poco menos de dos. Él no eligió ni nacer allí, ni tener un Dios como Alá. Un día inmolaron su sueño de ser estudiante para alistarlo en un ejército de almas robadas, la única arma química que conocía era el amor que sentía por una niña de su misma edad que las bombas de una guerra se llevaron a otro lugar, más allá de Oriente Medio. ¿Queréis un reality show? Pasad un tiempo en Diwaniya. Allí te vigilan día y noche. Seguro que a más de un productor se le habrá pasado por la cabeza.
10000
Existen dos formas de entender la vida: dejarse llevar por ella o ser partícipe de la misma. Aún espera que Hopper asome por una de sus ventanas abiertas. Acompañando la luz, en sus estanterías: Millás, Auster, Houellebecq y Murakami. Sergio sabía que la soledad era el más temible animal de compañía. 320 gigas libres en su disco duro. Espacio suficiente para almacenar la tristeza. Existen ingenieros que no conocen la teoría del tornillo.
10010
Mientras tanto, Avi Afek está siendo aleccionado para inmolarse en alguna guerra santa, en honor a Alá. Sus sueños de estudiante se perdieron hace tiempo. La música de los bombardeos golpea día y noche su cabeza. Él no eligió nacer en Diwaniya, él quiso estudiar, él no eligió su religión. La única arma química que conocía era la sonrisa de aquella muchacha.
10011
El escepticismo frente al monitor. ¿Será real lo que ven mis ojos?
Sergio busca mitigar el deseo en la red. Internet es un portal de lujo para pederastas, proxenetas y demás aves rapaces que pernoctan frente al TFT. Meetic es el garito de moda.
Joven y preciosa mulata, grandes pechos, completo: 50€. Móvil: 669996669. Preguntar por Jennifer.
10100
Los atardeceres con dos soles son más comunes en el Universo de lo que se cree. Al menos medio centenar de planetas vecinos de nuestra Vía Láctea giran alrededor de un sistema binario de estrellas. George Lucas ya lo profetizó.
10111
Cuando Sergio entra al hostal Tudescos un fuerte olor a madera rancia lo absorbe por completo. El crujido de las baldas de los escalones bajo los pies y los gases que emiten la cocción de la última comida del día se mezclan con el tufo del entarimado. Tras la puerta del hostal, en el segundo piso, se encuentra una señora octogenaria y un joven, presumiblemente su nieto, con aires gallegos en su boca. La habitación reservada tiene un balcón que da a la C/Desengaño. Jennifer tras la esquina. 22 euros la noche. Baño y ducha incluidos.
100010
Roxi estaba tumbada en la cama cuando sintió subir algo por su pierna con extraña ligereza. Un invitado de lujo en su lecho: Gregorio Samsa acechando a su víctima. Mil veces más veloz que la adsl.
101011
Terror y pánico. Nadie sabe realmente que Avi no entendía de fundamentalismos. No creía en Alá. No quiso causar terror. Busacaba una salida. Él era una de las armas químicas de destrucción masiva que guardaba el pueblo iraquí. ¿Acaso el ser humano no ha clamado venganza desde el principio de su existencia?
101101
Extrañado. Así se levanta un hombre que no sabe qué hacer. Desorientado, cauteloso, sintiendo en el estómago un vacío vital que va más allá del hambre. Excusado por su historia. Cómplice de su trauma. Encasillado en una baldosa de la que no puede mover los pies. Una mañana de otoño vendrá a su puerta. Tocará su mano y le dirá que las ramas de los árboles vienen a por él. A coger su mano, arrancar sus brazos de la corteza y a sumarlo al tronco vetusto de su cuerpo. Se embriagará con el olor a castañas asadas. Llorará por tocar al tierra mojada. Sentirá que lo que otrora fue su cara; sus ojos, su boca, hoy no es más que ceniza esparcida por un parque. Leña de un árbol caído. Extrañado. Así se levanta un hombre que no sabe qué hacer.
110000
Casanova anda perdido por calles eslovacas. hace calor. Algo poco habitual por esta zona. Mientras come un bocadillo en un bar, asiste al enésimo atentado de una célula (embrionaria) de Al Qaeda. Guerra Santa. Piensa. Mientras tanto, los mismos de siempre con los bolsillos llenos.
110001
Jesús rompió con su pareja hace meses. Desde entonces anda divagando por Madrid. A veces llama a Marta y quedan para echar un polvo en un lugar intermedio. Dice que no pueden seguir así. Saciar la necesidad de la carne, a veces, deja daños irreversibles en las vísceras.
111000
Carmen ha fallecido. SIDA. El último cliente la recogió en mitad de la calle. Tenía sendos cortes en los brazos. Madrid es una ciudad tan sucia como cosmoplita.
111110
Forma parte de la noche de nuestra ciudad. Una imagen cada vez más frecuente y que dentro de poco ocupará un lugar preferente en los diseños de las postal-free.
A medida que el otoño avanza para adentrarse en el gélido invierno, podemos observar cómo los “sin nombre”, la “gente de la calle” busca cobijo en las cabinas de los cajeros automáticos para abrigarse del frío.
Cartón en el suelo a modo de aislante y un tetrabrick de vino cual jarabe para protegerse de resfriados y enfermedades propias de la estación.
Nunca pensó Luis que ése sería su final.
111111
Un par de barrenderos desinfectaban los besos de plástico que derramaron los hombres junto a las aceras del hostal Tudescos. Los sueños de papel que iban tirándose en cualquier papelera. Los envoltorios de los deseos de niños y niñas. Las hojas que la naturaleza depositó en los parques aquella madrugada. Las vergüenzas que restan de una noche de pasión y lujuria. Los trozos de saliva que espurrearon las gentes por las calles. Alguna que otra lágrima perdida entre las losetas. La miseria de las esquinas. Las mentiras de las multinacionales. Con su mono naranja renovaban la alegría del lugar y enjuagaban la sonrisa de la mañana.
1000101
Sergio escribió a Roxi un último poema antes de partir con Jennifer: Despierta de tus noches de comuna. Marioneta en manos de actores de bohemias promesas, esculpidos con jerséis de rayas. Criaturas de ambiente underground. Tan sólo eres un sorbo de ron en la esquina de un bar, una campanilla errante en el país de siempre y jamás, narcotizando las madrugadas con besos de mentira y salivas escanciadas en bocas sedientas de ti, hambrientas de faldas y de pernoctar en tu cadera tambaleante. Funambulista de noches. Siempre gateando un pecho licántropo. Perdida en tu celo primaveral. Ojos de mar muerto que un día fueron océano.
1000100
Un pequeño cambio a veces resulta inapreciable en el resultado final. Tenemos un huevo más grande que otro y un pecho más desarrollado que otro. Unos lo achacan al tamaño del corazón, otros a que el ser humano siempre será imperfecto. Menos mal.
1000011
En Diwaniya hay parques con toboganes y flores. Los niños juegan con otros niños. En Diwaniya la gente sueña, duerme y disfruta. Ven realities shows y compran ropa norteamericana. En Diwaniya cualquier persona tiene un arma en casa. En ese sentido son vanguardistas. Como EEUU.
111111
La mierda abarrotaba las calles de la ciudad. Los contenedores ardían tras las esquinas. Las aceras olían a tierra, agua, orina, saliva y condones usados. Los bordillos son el límite de la mañana, se vierten las vergüenzas de la noche. Borrachos de orina. Bajo este ecosistema, dos astronautas con monos naranjas deciden pisar tierra. Extraterrestres en la Humanidad. no busquen ovnis en el cielo.
111101
En Diwaniya hay un destacamento de soldados europeos que participan en labores humanitarias. Racionan pan y agua y protegen a la población civil. Avi se ha hecho amigo de un soldado español. El alférez Francisco Pérez Muñoz fue alcanzado por la metralla de un coche bomba.
111100
La virginidad, la castidad, la inocencia. Todos esos entes abstractos, que para algunos son un don o una virtud, a día de hoy sólo forman parte de una degeneración. El no sentir el cuerpo sudando con otro cuerpo. Jennifer perdió la inocencia a los 12 años. Aún lo recuerda. Todas las noches se levanta y llora ante el espejo.
111010
El primer beso de Sergio y Roxi se produjo en una noche oscura de lluvia. Ambos estaban muy bebidos. Él metió la mano bajo su falda y ella le pidió mayor sutileza a la hora de quitarle las bragas. El primer beso de Sergio y Roxi fue más húmedo de lo habitual.
110110
Al atardecer en Diwaniya un grupo de niños uniformados con camisetas de Zidane se disponen a jugar un partido de fútbol. Tras la verja dos soldados de la ONU aseguran que no va a pasar nada. Aquel campo de fútbol en breve se convertirá en una fosa común. Mientras Zidane, Kaká o Raúl cobran miles de millones por dar patadas a un balón, en Diwaniya se dan patadas a la vida. Ósmosis.
0111
WASHINGTON: Bonito nombre de perro para un sueño americano.
Superávit. Sevilla; Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010.
ILUSTRACIONES COHERENTES (V)
la noche, multiplicada por el mar,
no da como resultado una multitud de ceros
Joseph Brodsky
No cesa la lluvia en este invierno. Síntoma de agua en tus mejillas. Brillan piedras que besan los caminos. Nada es cierto si no miras a los ojos. Un clamor de vecinos tras la puerta. Rompe el sol tu oscura pesadilla. (*). Y los niños tan dormidos en sus cunas. Dices que aún no estás preparada. Danzan dos cuerpos desnudos, triste baile. Soporífera canción de los perdidos. Es la vida una bomba inofensiva. Quizá la broma fallida de un payaso. Muestra absurda de que somos predecibles. Y los viejos tan felices en sus casas. Qué jodido trabajar en este mundo. Es tu cuerpo un asterisco en este folio. Yo un paréntesis en tu viaje a la deriva. Sí, es la lluvia la que mezcla nuestros signos.
INTIMIDAD
Mientras recojo la colada
me recreo con tu ropa interior.
Observo los colores estampados,
sus dibujos: las manzanas, las fresas.
Me excita tanto
que desde que te mudaste a mi casa
esto se ha convertido en un ritual.
RACIOCINIO
Ser es lo único que importa.
ESTA noche se ha apagado una estrella. Nadie se ha dado cuenta, dos planetas han dejado de recibir calor. De nuevo, otra catástrofe natural. Como es costumbre, los telediarios no se han hecho eco de esta triste noticia. Curiosamente, mientras tanto, tú dormías, soñabas.
"Tras la luz", La Garúa, 2013:
la conciencia regresa a medio plazo
trae todas las respuestas
articula el lenguaje de la memoria
nos duerme en espiral
nos aprieta la sien
en sólo unos segundos
pone en fuga a los sueños
y nos abre los ojos
*
permaneces callada
minimizas la comunicación
a un leve parpadeo
deshaces el paisaje
el caudal de tu cuerpo baja turbio
tu mirada es de arcilla
hojas ramas y cáscaras
en torno a nuestros cuerpos
*
llora la luz
qué hermosas las esferas que describe
enciende leves sombras a su paso
busca su sitio
tropieza
violenta nuestra conversación
y se refugia en nuestros ojos
dime qué significa
*
no sé si es circunstancial el lazo que nos une
en cualquier caso es sangre seca
el sol sobre la roca
su óxido
el tiempo que deriva
simula una arruga que retuerce la piedra
un nervio fósil
no
no lo sé
tú tampoco lo sabes
y pesa
el rincón oscuro al que nos castiga la muerte
es una boca de granito que se cierra
ante nosotros
nos engulle y apenas deja un pequeño labio
tras la sombra
tragaluz
La cuerda rota
Renacimiento, Sevilla 2014
Por Agustín Calvo Galán
El cordobés José Ignacio Montoto, premio de poesía Andalucía Joven 2013, realiza en cada uno de sus libros un ejercicio estimulante y diferente de funambulismo poético. Si en Tras la luz (La Garúa, 2013) nos presentaba un juego de perspectivas y formas sobre las que el autor dibujaba los espacios y también las dificultades de la comunicación, en La cuerda rota realiza magistralmente un nuevo salto sobre la siempre escabrosa sima de la identidad personal y sobre la poesía como vehículo de exploración de otras realidades.
Tratar la identidad no desde un punto de vista sociocultural, tal y como la actualidad nos tiene acostumbrados, sino como la condición individual de la existencia resulta siempre una acción de riesgo, sin duda, pues crear interés explicando o explicándose resulta más difícil cuando a lo personal se refiere. Sin embargo, y por añadidura, La cuerda rota nos sitúa, en el ámbito de la exploración de otra identidad, de una identidad ajena a la del propio autor; he ahí el gran salto, riesgo que el autor asume y sobre el que trabaja para convertir su libro en poesía verosímil. Ciertamente, ficción o mentira frente a verdad o certeza suelen ser temas abonados para la discusión en poesía. Pero, como explicaba W. H. Auden en su ensayo Escribir (El arte de leer, Lumen, 2013, pág. 48. Traducción de Juan Antonio Montiel): “Lo que dificulta que el poeta no mienta es que, en la poesía, los hechos y las convicciones dejan de ser verdaderos o falsos y se convierten en interesantes posibilidades.”
Así, en esa interesante posibilidad, el libro de Montoto propone varias lecturas, pues no solo se imprime en los poemas la voz de una protagonista femenina, también nos encontramos con la historia de una relación y de una ruptura y que el personaje que nos habla en primera persona se está mirando en el espejo de su realidad y, por tanto, preguntándose por su ser el mundo:
Rasgar el azogue del espejo para convertirlo en simple cristal
Transparente. El miedo a reconocerse.
(pág. 27)
La identidad personal, en la que confluye la historia familiar, el nombre, la pareja y los recuerdos, sirven al poeta para hilvanar un retrato femenino lleno de sugerencias, un retrato que resultará reconocible pero alejado de los lugares comunes. Es así como la asunción de lo femenino desde un punto de vista introspectivo le permite explorar otra identidad u otras identidades diferentes a la suya propia: materia creativa de primer orden y que nos sitúa La cuerda rota en la órbita del “yo es otro” de Rimbaud. Pero también, y he ahí a mi entender la mejor propuesta de este libro, el autor busca no solo la creación de un personaje sino también otra manera de escribir, lo que le lleva a explorar nuevos recursos lingüísticos y literarios, diferentes a los usados en sus anteriores libros, y que se desarrollan desde un estilo discursivo hasta el monóstico, en un ejercicio bien rematado de transformismo poético, y arriesgando en lo estético y en lo lírico:
Entonces comprendí que el amor era una sombrilla que alguna mujer cosió con sus manos para prevenir a su pecho de la luz.
(pág. 34)
Por otro lado, los poemas se llenan de referencias literarias, pero también artísticas, como la mención de los dibujos entre ingenuos y enigmáticos, siempre perturbadores, de niñas de Mark Ryden o el cuadro de Gustave Courbet “El origen del mundo”, ahondando en la búsqueda de universos genuinamente femeninos creados por artistas masculinos.
Por último, el libro también desarrolla un juego de articulación narrativa: comienza con un prólogo, se desarrolla con la parte interior, llamada a su vez “La cuerda rota” y se cierra con un epílogo. Tanto en éste como en el prólogo se nos narran ciertas situaciones enmarcadas en carreteras; ahí los accidentes, la despedida, los quitamiedos, etc. resultan metáforas perfectas para retratar las vicisitudes propias de las relaciones de pareja, donde el amor forma esa cuerda que une, pero que también se puede llegar a romper. El último verso del poema que hace de prólogo dice: El amor tiene extrañas manifestaciones, mientras que el último verso del epílogo y, por tanto, el último verso del libro, dice: El amor tiene extrañas mutilaciones. Manifestaciones y mutilaciones, dos caras posibles de una misma historia de amor, ambas las recorre José Ignacio Montoto con convicción y honda creatividad en este libro.
Estamos todos, aquí no hay nadie, Renacimiento, Sevilla, 2015
La nariz como guía espiritual, olisquear como modus vivendi. Olisqueas las manos limpias de tu madre, el sexo cálido de tu pareja, la deliciosa carne de la que estamos hechos, la piel nueva y tibia de un bebé. El amor nace en la nariz, el amor que sube y baja como los niños por el tobogán. La muerte también nos olisquea con su pituitaria gris y eterna. Recuerda el olor de la ropa guardada en los armarios, de la ropa tendida, de las sábanas limpias de nuestros sueños. Es lo que queda. Luego la cascara, el légamo y la ceniza. Alguien, no sabemos quién, derramó la esencia de los días en nuestros cuerpos. Vuelta al cuerpo, al cartílago y a la negra osamenta del futuro. Qué futuro. Huele a tierra mojada, no hay tiempo para más.
p. 72
José Ignacio Montoto, In memoriam
Por Ariadna G. García.
El 28 de abril del 2011 tuve el honor de presentar el nuevo poemario de Nacho Montoto, Superávit, en la librería La independiente. Aquella fue la primera vez que nos vimos. Nuestra amistad, desde entonces, fue creciendo al ritmo de nuestra complicidad y de nuestros proyectos comunes.
El 28 de abril del 2011 tuve el honor de presentar el nuevo poemario de Nacho Montoto, Superávit, en la librería La independiente. Aquella fue la primera vez que nos vimos. Nuestra amistad, desde entonces, fue creciendo al ritmo de nuestra complicidad y de nuestros proyectos comunes.
Este es el texto que escribí para la ocasión:
En el año 2005, de la mano de los ilustradores y poetas Antonio García Villarán y Nuria Mezquita, nació una editorial independiente que poco a poco, a golpe de catálogo, se está abriendo un camino por la selva de la industria del libro: Cangrejo pistolero. En su nómina de autores los hay ya conocidos por sus incursiones en varios géneros literarios (Sofía Rhei, Gracia Iglesias, Luna Miguel). E incluso alguno ha publicado con ellos más de un libro. Este es el caso de Nacho Montoto, autor del poemario reversible Espacios insostenibles/ Mi memoria es un tobogán (2008), de la novela Binarios (Sim Libros, 2009) y de Superávit.
Los poetas son conscientes del destierro de la Arcadia, de la pérdida de la Edad de Oro. Tratan de señalar con sus obras el conjunto de lacras del mundo en que se encuentran. Carecen de un locus amoenus. No creen en la existencia de lugares apacibles. Viven traspasados por la soledad, la incomunicación y el desarraigo. Y precisamente para eso escriben, para denunciar y modificar el estado de las cosas.
Con todas estas piezas Montoto ha armado una obra sobre el amor, la indiferencia y el derrumbe de puentes entre dos amantes.
El sujeto lírico del libro entabla un diálogo virtual con una interlocutora pasiva. La receptora de los poemas es un ente callado del discurso. No asume la palabra. Ni siquiera está claro que los pronombres designen la existencia de su realidad fuera del texto. Es un fantasma que habita en el recuerdo, una imagen que deambula por los pasadizos de los poemas, que arrastra su memoria por los túneles de los fragmentos en prosa. El formato del libro, su diálogo diferido con al destinataria del mensaje, es un intento de comunicación igual de contraproducente que el ensayo a través del móvil o del portátil. Así, leemos en Ilustraciones coherentes (VII): “Escribir tu nombre sobre una pantalla táctil. Deslizar mis dedos sobre una superficie plana que contiene tu nombre. No, no es tu nombre, son sólo letras agrupadas en el interior de una minúscula pantalla de 3,2 que intenta imitar el brillo de tus ojos”, o en Ilustraciones coherentes (VIII): “Besarte tras la ventana […] Pasar las horas muertas esperando que aparezcas tras esta falsa cristalera”. El uso de la tecnología no garantiza la comunicación. Internet conecta a las personas con el mundo, pero no necesariamente con el entorno inmediato. En los textos de Montoto, el sujeto que enuncia, pese al uso de los nuevos soportes para el envío de textos, vive en un aislamiento emocional, porque no hay intercambio de información. Su soledad es la nuestra, es una soledad contemporánea, la del hombre y la mujer del siglo XXI, una soledad demasiado hiriente porque nunca el vacío ha estado lleno de tantas posibilidades.
Los símbolos del libro (la “intemperie”, la “deriva”, las “enanas marrones”) remiten a la frustración de las expectativas afectivas de la voz que habla en los poemas. De algún modo, Superávit es el reverso del cuadro El grito, de Munch. El personaje pictórico lanza un alarido triste y repleto de angustia que los espectadores no escuchamos. La pincelada es gruesa y su trazo es enérgico. El personaje literario, en cambio, dice estar rodeado de silencio, pero el silencio contiene palabras que oímos. El modo oracional de muchos textos es interrogativo, dubitativo… Es decir, Nacho Montoto expresa el vacío con la sensibilidad de su época. Su criatura de ficción acepta el cambio, la inseguridad de los conceptos, como partes ineludibles del hecho de estar vivo (“Es la vida –define– una bomba inofensiva. Quizá la broma fallida de un payaso”, del texto Ilustraciones coherentes (V). Y ahí estriba su actualidad: igual que nosotros, hace equilibrios encima de una ola, porque las cosas nunca permanecen.
En mayo de 2013 publicaba en El rompehielos la reseña de su último libro de poemas, Tras la luz, publicado por La Garúa. Este nuevo libro viene firmado por el nombre completo del poeta, que se despega así de su obra anterior. El salto cualitativo es tan grande que hizo muy bien en simbolizar esa zanja divisoria. Como en el caso anterior, Nacho confió en mí para presentarlo, esta vez, en La Marabunta (16 de mayo de 2013)
Dejo aquí mi reseña del libro:
La primera etapa creativa de José Ignacio Montoto puede catalogarse de figurativa, a ella pertenece, entre otros, Superávit (El cangrejo pistolero, 2010). En esta obra predomina el discurso intimista, el texto en prosa, la interlocución con una destinataria pasiva, la alusión a las nuevas tecnologías para mantener relaciones sociales y el tema amoroso. Su estilo es narrativo, directo, a veces incluso demasiado coloquial. Con su nuevo poemario, Tras la luz (La Garúa, 2013), inaugura una segunda etapa de mayor altura poética, de la que habrá que estar pendientes. Sus textos han ganado en plasticidad y en poder de seducción. Montoto se despoja del yo, del desahogo sentimental y cede la palabra a un narrador en tercera persona que fija su mirada en el mundo. Nada escapa a su espíritu curioso. Con pequeñas pinceladas va dibujando escenas muy evocadoras. Los protagonistas de estos poemas enigmáticos son niños, amantes o girones de entornos urbanos o naturales. Montoto multiplica sus registros. Tan pronto nos revela una voz delicada como hiriente. También aumentan los efectos psicológicos que producen sus textos: nos transmiten angustia, vacío, soledad, inocencia, protección o inquietud.
El libro se articula en cuatro partes: Refracción remite a un cambio de rumbo, a la negación de expectativas (existenciales, afectivas). Propagación se centra en el progresivo deterioro de una relación. Del sexo pasamos a la pérdida de interés. Asistimos a un avance en línea recta hacia la frustración y la ruptura amorosa. Interferencia nos habla de perturbaciones producidas por recuerdos e imágenes. Reflexión coloca al sujeto lírico delante de un espejo que lo devuelve a los días de infancia y lo empuja al abismo de su desaparición.
Destacan en la obra un conjunto de textos muy potentes (“busca un rincón y encuentra”, “cero absoluto”, “niños que dibujan un sol”, “no sé si es circunstancial el lazo que nos une” y “un mar de cráneos aplastados”), situados –acertadamente– en los principios o finales de las secciones, lo que genera ritmo e intensidad.
Poemario coherente, hondo, conciso y ambicioso, Tras la luz merece la atención de los lectores. Se trata de una obra escrita con mimo, en la que Montoto ha asumido el riesgo de transformar su voz, de reiventarse. Su valentía ha vencido a la inseguridad. Ha luchado por ser el autor que deseaba. Su inconformismo nos ha dejado un libro que no elude el dolor. Seguro que se trata del prólogo de muchas obras más llenas de vida y de belleza.
El mejor poemario de Nacho es, sin lugar a dudas, La cuerda rota (Renacimiento, 2014). Tuve la suerte de leerlo de primera mano, antes de que ganase el Premio Andalucía Joven. Esta obra constituye una vuelta de tuerca en su obra lírica. Es su poemario más bello y original. Ahonda en la plasticidad y en la sugerencia de su libro anterior (Tras la luz), pero se atreve, incluso, a nadar hacia otros horizontes. Las continuas alusiones poéticas, pictóricas y bíblicas aumentan la capacidad connotativa de los textos, los revisten de nuevos significados. La elección del versículo también fomenta el diálogo con la tradición lírica francesa (los poetas malditos) y con las Sagradas Escrituras. El ritmo y las imágenes dotan al libro de un aura legendaria, mítica, que seduce a los lectores. José Ignacio Montoto ha explorado con acierto, sutileza y sensibilidad el corazón de la mujer. Este es un acierto de la obra. Supone un gran ejercicio, por su parte, de identificación y de empatía. Con él, su voz se agranda y demuestra que no conoce límites. Algunos de los poemas son auténticas joyas. Vanilla sky, Hilos y huesos o Espejos y mariposas merecen entrar en las mejores antologías de la última hornada de poetas. Soberbios. La dulzura y la elegancia con que están escritos no tienen parangón. Todos ellos exportan un modelo de belleza. El libro, de estructura circular, relata una historia (sueño o pesadilla). Los poemas se adentran, progresivamente, en asuntos como el desamor, la nostalgia, el tiempo, la memoria, la muerte, la ruptura, el arraigo (cultural), la melancolía y el destino aciago. De la ternura de los primeros textos se pasa a la perturbación y al misterio de los últimos, pero el tránsito es lírico y sutil. A través de los poemas, el autor reconstruye el espacio interior de una mujer sensible y fuerte. Equilibrada. Moderna. El poemario es una delicia. Por su brevedad y exquisitez podríamos considerarlo toda un delicatessen. Al trasluz de los textos vemos a Virginia Woolf, a nuestros clásicos, a Alejandra Pizarnik… José Ignacio Montoto ha cosido su voz a lo más granado de la literatura universal, y esos ecos lo han dulficicado, lo han robustecido. En La cuerda rota el poeta ha dado rienda suelta a su imaginación, que se ha desbocado.
VANILLA SKY
El cielo a medio hacer. El cielo: una flor abierta con el sexo a
la vista.
Una flor en carne viva.
Desde mi ventana intento podar las malas hierbas. Tienen
forma de nubes, se escapan entre mis dedos, llueven sobre
mí.
Mientras tanto, observo la bóveda en almíbar.
Una oruga sisea nuestros nombres en la tarde.
Bailan los pájaros en torno a la ropa tendida. Se posan sobre
mis bragas, las impregnan de vainilla y tierra seca.
Olemos a fruta podrida en este verano tardío. Madura el
desamor dentro de casa, precipita nuestros labios hacia el
abismo.
Sé que el corazón es una manzana mordida.
Pero el amor, ¿el amor?
A diferencia de las rémoras, el amor es un parásito que
poliniza nuestra existencia.
Ansiamos el otoño.
La lluvia traerá consigo nuevas semillas de luz dispersa.
Germinarán vacíos en mi vientre y durante ese tiempo nada
sabré de ti.
La ausencia huele a incienso y barro fresco.
Rota nuestra bóveda, mi cuerpo languidece. Apenas
habitan en mí un par de cicatrices abiertas de las que
brotan pequeñas luciérnagas con cara de niño.
Es un sueño, nuestra vida.
Lo que queda.
Manchas de tierra seca en mis viejas ropas, floribundas tardes
de vainilla.
La trayectoria lírica de José Ignacio Montoto era ascendente e imparable. La cuerda rota es un libro extraordinario que dio al poeta la proyección que tanto merecía y por la que tanto luchaba, verso a verso, libro a libro. Su repentina muerte esta mañana, con tan sólo 37 años, ha detenido una voz que volaba en trayectoria única, cada vez más alto.
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