BALLERINA VARGAS TINAJERO
(Sevilla, 1976) Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Es profesora de Secundaria Lengua Castellana y Literatura. Ha trabajado en diversos medios de comunicación y publicado poemas en blogs y revistas literarias digitales e impresas. Puedes encontrar su blog, “Ínfula Barataria” en www.lainfulabarataria.blogspot.com.
Ha publicado:
Antolejía, poemas para limpiar el váter, (Ediciones Liliputienses, Septiembre 2015)
Antolejía, poemas para limpiar el váter, (Ediciones Liliputienses, Septiembre 2015)
Fuera de lugar
Como si fuera un personaje
En un escenario equivocado
Heidi cuesta abajo rodando
En el basurero de Springfield
O Vampirella que acosa
Al mojigato de Michael Landon
En La casa de la pradera
Como si cada cual
Tuviese su canción
Su melodía
make your own kind of music
Y luego estuviese yo
Como un mechero apagado
En mi propio concierto
Tocando la guitarra con muñones
Sin lograr sacar nunca
coño pero si esto
es una zambomba
Ni un puto acorde
A veces de noche
Acaricio mi cabeza despacio
Como si esta mano no fuese mía
Y no sé quién es
Quién aparece pero
Su presencia me trae
El verano escondido en tu regazo
Un susurro de escamas de sal
El imposible descanso
Apocalipsis
Porque elegiste la senda del pathos
Imaginas cataclismos
Porque eres así de estúpida
Haces que una palabra suya
Baste para sanarte
O poner un violento fin
A tu solitario mundo
Y llega el momento
Y entonces la tragedia
Es que no pasa nada
El cielo no se cae sobre ti
La tierra
con muy buen criterio
No te traga
Y tienes que seguir ahí
Aguantar el tipo
Y admitir a tu pesar
y tu tendencia al dramatismo
Que las consecuencias
No son para tanto
Descubres lo que ya sabías
Que encajas bien los golpes
Que tienes el sentido del ridículo
A prueba de bombas o pelotas
Como la vagina de una stripper
Del Super Pussy de Bangkok
Y ya no importan el diámetro
Ni la dureza del palo
Pero el mundo huele un poco peor
Porque algo
vaya usted a saber
si aurícula o ventrículo
esta vez
Se te pudrió por dentro
O no te has duchado
Reflexión
Hay que ser muy cabrona
una indeseable de hecho
Para ir llenando de sombras otros ojos
Descargando porque sí los palos
Sin mirar sobre quién
El daño que te hicieron
Huyes de la caricia esperando el golpe
Desprecias las palabras melosas
Porque tarde o temprano
Sentirás su filo candente
La miel olerá a azufre
Como una perra desconfiada
Que prefiere morir de hambre
A bajar la guardia y aceptar
De mano de nadie
Más veneno recubierto de huesos
Por suerte pequeña
Tú no eres así
Te dice tu mirada ausente
Que ya no te reconoce
Desde el otro lado del espejo
Contra el que se estampan
Una pulga desnortada
Y tu malgastado tiempo
Tropiezo
Me despierto en plena noche
sudando tu recuerdo.
Febril, intentando hacerse conmigo
desde dentro.
Me levanto, bebo agua.
Me refresco.
A la vuelta,
este dolor agudo
en el dedo meñique del pie.
Y en el pecho,
tu recuerdo.
Esa pata de la cama
con la que siempre tropiezo.
Miedo
A aquel que me susurra
El que me canta en el parque al oído
Que todo es inútil
El que me recuerda cuando te veo
La tragedia de mi vida
circular y eterna
Mientras me acaricia el pelo
Ese es el único monstruo al que temo
Retraso
Lo que uno merece no tiene nada que ver con eso.
William Munny
Por más que adelanto el reloj
No hay forma
A cualquier resquicio
De lo que quise que fuera mi vida
Llego tarde
Como el mar en calma al pecio
La lucidez al borracho
O la disculpa al muerto
In itinere
Paseas por la ciudad y piensas
Que puedes medir tus años
En las calles nuevas que descubres
Como jardines secretos
O en aquellas otras
con la esquina paciente
donde aguardabas su paso
Cuyo afilado recuerdo
Vas esquivando
Avaricia
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis Borges
No pierda más quien tanto ha perdido.
Garcilaso de la Vega
De negro impaciente aguarda la Parca
Y ventea en el aire de la noche
en lugar de mi cuerpo frío
La cerveza barata y la sal rancia
Lo siento
Yo quería partir con un baúl
Lleno de cálidos recuerdos
como el de Karina
Que criara entre sus grietas
Al pudrirse en el fondo del Leteo
Nenúfares negros y elodeas
Las veladas pupilas reventadas
De soles plomizos de atardeceres
De cielos de veranos descubiertos
En el fondo de otros ojos
Sólo encontré el párpado cerrado
Lo oscuro
La caricia cortante
Del cristalino invierno
No queda nada
Medianamente presentable
No queda nada
Que pueda embarcarse
Si acaso
El eco apagado del rezo
Que no llegó a Sus oídos
Que quedó prendido en el aire
Enredado en cordeles de azoteas
Ensartado en el óxido de antenas
Si fui raíz ahora poso
Polvo que revela la huella
De un camino que recorren todos
Los otros
Que alguien le diga a la Parca
Que no quise desairarla
La vida me fue desviviendo
Tiró del hilo sin descanso
Me deshizo en la nada
Reflexión
Hay que ser muy cabrona
una indeseable de hecho
Para ir llenando de sombras otros ojos
Descargando porque sí los palos
Sin mirar sobre quién
El daño que te hicieron
Huyes de la caricia esperando el golpe
Desprecias las palabras melosas
Porque tarde o temprano
Sentirás su filo candente
La miel olerá a azufre
Como una perra desconfiada
Que prefiere morir de hambre
A bajar la guardia y aceptar
De mano de nadie
Más veneno recubierto de huesos
Por suerte pequeña
Tú no eres así
Te dice tu mirada ausente
Que ya no te reconoce
Desde el otro lado del espejo
Contra el que se estampan
Una pulga desnortada
Y tu malgastado tiempo
El arte de la guerra
Al despertar, causé lo que en los trailers de las películas llaman "una oleada de muerte y destrucción.
La Novia
Atacar como defensa por sistema
te lo digo yo
No es una buena estrategia
Sobre todo si te pasas el día en la trinchera
Cargando contra fantasmas
Si siempre fallas el golpe
Si lo único que quieres
realmente
Es rendirte y descansar
El cuerpo traspasado por una ráfaga
De polvos por la retaguardia
Rotas las filas y el enemigo esparcido
Blanco sobre el vientre tibio
Y el instante presente cicatriz
Todo el ayer
La inmensa herida blanca
Saber qué color tiene mi pupila
Vacía de sombras
Libre al fin de tu imagen
Empezar a olvidar
Entregar las armas
Y empezar de nuevo
Donde nací
Donde probablemente acabaré
Tirada en el suelo
De un servicio de motel
Como Uma Thurman
Después de conseguir su venganza
Antolejía, poemas para limpiar el váter
Ediciones Liliputienses
Septiembre 2015
Un libro de Ballerina Vargas Tinajero.
ANTOLEJÍA: SUBVERSIÓN PASADA POR LEJÍA CONCENTRADA
Por Hilario Barrero
I don't want to go to heaven. None of my friends are there. Oscar Wilde
Bajaba todos los días
de su casa a la estación
con un libro entre las manos
de Bécquer o Campoamor.
Rafael de León.
Poetry is a mirror which makes beautiful that which is distorted
Shelley
Immature poets imitate; mature poets steal.
T.S. Eliot.
Son 52 poemas, (que con el que abre el libro y cinco haikus hacen un total de 58). Están amarrados en bloques de trece bajo estos subtítulos: “Tremendismos nocturnos”, “Pipas, muelles, peta zetas”, “Las cosas del querer”, “La resaca” y acaba con un capítulo de gracias, en el que uno está mencionado (lo que se agradece). El libro hace el número 13 de Ediciones Liliputienses y se hizo en la Isla de San Borondón el 11 de septiembre. La autora es BallerinaVargas Tinajero que estudió periodismo y es profesora de Lengua y Literatura Castellana en un instituto de Sevilla, donde nació.
Antolejía es un laberinto donde es difícil encontrar la entrada y fácil dar con la salida. Se entra mal, el título y las innumerables citas no ayudan y se sale mejor, leyendo las instrucciones para el funeral de la poeta que es, sin duda, uno de los mejores poemas de libro, junto con “La resaca”, “La loca del café”, “Ispahán”, “Destello”, “Retrospectiva” y “V-0349-AK” en los que uno encuentra una poesía más serena, dentro de lo que cabe, más humanamente animal y más cercana. “Instrucciones para mi funeral” es un poema chorreando humor, sarcasmo, ironía, cotidianidad, cachondeo y, al final, alguien que espera. Si mi madre, que se quedó en Bécquer y Gabriel y Galán, hubiera leído este libro, habría reaccionado como los padres de la poeta al saber que la niña escribe poesía.
Si alguien quiere leer algo
Que sea algún poema
Ninguno mío por favor
Que no estará la cosa para tacones
Sombras perplejidades ni más penas
Además mis padres no saben
Que me entretengo con esto
Que a ratos juego a ser poeta
Y como se enteren
mira Pepe lo que escribe la niña
Acaban los dos en urgencias
Antolejía da la vuelta a lo que no tiene vuelta, se adentra en la boca de lobo más oscura y apestosa, es un libro irreverente, a veces navaja, a veces disparo, siempre sal en la herida, vinagre en la rosa, espina oxidada en el jardín de la belleza. Uno entra en el laberinto entre alientos de dragones acechando la anticuada sensibilidad de uno. Ya los ojos hechos a la oscuridad este lector distingue las voces de los ecos, se da cuenta de que lo cotidiano es como una hogaza de pan recién cocido con olor a supermercado de barrio, cama deshecha, bragas amarillentas y el rímel derritiéndose como las lágrimas de una virgen sevillana. Poesía del yo y del tú, con aire y léxico barriobajero que choca entre una cultureta de andar por casa y una cultura de altos vuelos, se desliza como una serpiente en la mirada y uno entra angustiado en el coto de caza menor de la poeta. Ella no se esconde en él, no deja una distancia entre el lector y la escena o el asunto. La voz poética da la cara, te mira a los ojos, hasta te insulta y sabes que estás en terreno enemigo. La tónica de algunos de los poemas, que son los que más le llaman a uno la atención y menos la devoción, son como fragmentos de una película porno dirigida por una monja de clausura en estado místico.
Antolejía es un libro que debería llevar, como los paquetes de cigarrillos, un aviso que ponga al lector en guardia y que diga en minúscula: “esta poesía engorda”. Libro generoso es, como dice la contraportada, “un primer libro” aunque parezca el último y en él hay abrazos y pellizcos y robos de poetas malditos que la poeta venera. (Padre Bukowski que estás en el infierno). Valoramos y destacamos sus aciertos que son muchos, nos alegramos de encontrar una voz a veces agria, discordante, agresiva, pero una voz personal. Leer a Vargas es encontrarse con Vargas.
Antolejía da vida a la vida, al sexo lo que es del sexo, ningunea al amor y añade a lo cotidiano el automatismo, las mayúsculas burguesas, la ausencia del punto y de la coma, los espacios subversivos, el bilingüismo yanqui, la desazón del verbo, la feria del adjetivo, el uso del seudónimo, y un ritmo ruidoso a veces, entrecortado, que te ahoga y que deja sin respiración. En Antolejía se diría que la poeta se ríe de la poesía aunque llore por ella y con ella, se diría que descuartiza la poesía aunque sea parte de su razón de vida, la martiriza a citas, la bautiza con lejía en el nombre del sexo, del amor, de la muerte y de la tristeza. Poesía humanamente detergente que limpia, brilla y da esplendor a nuestras vidas oscuras.
SÚCUBO
Búscame, princesa
de la desolación
Luis Alberto de Cuenca
-Algún día encontrará la felicidad.
-Sí. Y algún hombre perderá la suya.
La ventana indiscreta
Ser por una sola vez
Diosa o hembra hambrienta
Hija de la Noche y de un poema
Simonetta o Mata Hari
Bettie Page o Helena
Bañada en luna en las aguas
Turbias que tiritan y susurran al oído de los muertos
Años ahogados en el fondo del vaso
Una mujer fatal de esas a las que cantan
Gimferrer o Álvarez
Montalbán o Luis Alberto
Náyade terrible o cobra espejeante
Meravigliosa creatura de Nannini
Zarza ardiente en mi deslumbrante gloria
Misterio o verbo oscuro
Hecho carne fatal inalcanzable
Dueña de una mirada
Capaz de quebrar los principios más firmes
De dejar a un hombre abrazando su propio infierno
desesperado
agradecido
Bendiciendo su fortuna solo
Por arder conmigo
Si lo fuera
Te dejaría creer que eres tú quien me elige
Me invitarías a una copa
Y deslizaría mi pie por tu pierna hasta aprisionar
Tu bragueta bajo la mesa erecta
Y en la cama desnuda
Sima abierta o cielo negro al que arrojarte
Recoger tus restos acunarlos en mi pecho
Y arrasarte de nuevo
Smirna calcinada
Hasta que no quedasen memorias
ni calles
ni piedras
Hasta que exudes mi nombre
Nada
Hasta que olvides el tuyo
Nadie
Extraviado Marco Polo en la ruta de la seda
de mi espalda
Despertarías
solo
Entre sábanas húmedas saladas
Con nuestro olor formando parte
De una pleamar de despojos
Medias rotas y bragas vueltas
Semen marchito a la deriva
Y un pañuelo negro
Ondeando en la cabecera
Abandonarte
Con el cuerpo y el alma aliviados
En plena resaca
Colilla vestida de carmín
Junto a un vaso
roto
Apurado como tú
hasta el tuétano
Y regalarte
El eco de mis pasos
Que se alejan sobre las aguas
La sombra
De mi cuerpo que ya no es
que nunca será más deseable
más hermoso que entonces
Cuando vuelve a la noche triunfante y se esfuma
Venus trocada en Aurora
En el aire frío ceniciento
En el humo que asciende tibio
De las alcantarillas de la madrugada
.
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