Antonio del Camino
Antonio del Camino Gil (Talavera de la Reina, 18 de enero de 1955) es un poeta y escritor español.
Antonio del Camino nace en Talavera de la Reina en 1955. Comienza a escribir poesía a los 13 años; sin embargo no es hasta el año 1976 cuando aparece publicado su primer poema en la revista Indicios, editada en Talavera. En 1977 publica, en edición no venal, Vosotros sois poetas.
En 1979, con Segunda soledad, recibe el Premio Rafael Morales, que convoca el Ayuntamiento de su ciudad. Libro publicado un año más tarde en la Colección Melibea.
En 1980, obtiene el Premio Ciudad Santo Domingo, de Madrid, en su primera convocatoria, con Donde el amor se llama soledad, publicado en 1981 en la colección “Proa Cultural C.S.D.”, de Madrid.
En 1982, en la Colección La Troje, que edita el “Colectivo La Troje”, del que forma parte junto a los poetas y amigos, Sagrario Pinto, Alfredo J. Ramos Campos y Antonio Rubio, y el periodista Agustín Yanel, aparece Constancia de las lunas.
Dos años más tarde, por Del verbo y la penumbra, se le concede un accésit del Premio Adonais; libro que aparece en 1985, dentro de la colección de Ediciones Rialp.
A partir de este momento, y fundamentalmente por motivos laborales —durante treinta años ha trabajado en una entidad bancaria— su labor creadora pasa por largas temporadas de silencio, si bien algunos de los poemarios que escribe los da a conocer en pequeñas ediciones artesanales que él mismo confecciona y que reparte entre familiares y amigos. Entre estas, cabría resaltar Jardín de luz (1996), Dédalo (1998) o Veinticinco poemas en Carmen (Nocturnos y variaciones) (1999). Así como otros textos, escritos con afán de divertimento, entre los que se encuentran Cocinetos (2002) y Nuevos cocinetos (2013), sonetos que recogen variadas recetas de cocina; o Historias de Gila versificadas por Miguel Ardiles (2005), variaciones en tercetos encadenados sobre algunos de los monólogos más famosos de Miguel Gila.
En 2015 lf ediciones, de Béjar (Salamanca), publica su último libro de poemas hasta el momento, Para saber de mí.
Poemas suyos han aparecido en revistas como Zurgai, de Bilbao; La Trainera, de Marbella; Hermes, de Toledo o El Cobaya, de Ávila, y ha sido incluido en diversas antologías de poetas toledanos y manchegos; entre otras Poetas toledanos vivos, de Amador Palacios (Toledo, 1981 - Publicaciones del I.P.I.E.T.); Cien poetas en Castilla-La Mancha (1939-1985), de Alfredo Villaverde Gil (Ayuntamiento de Guadalajara, 1986. Colec. Avena Loca); Poetas de Toledo, de Joaquín Benito de Lucas (Manxa, Ciudad Real, Sptbre. 1991); o Zocodoversos (Ediciones Trébedes, Toledo, 2010).
Aparece, así mismo, en La tierra iluminada: un diccionario literario de Castilla La Mancha, de Francisco Gómez-Porro (Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Albacete, 2003) y en el Diccionario bibliográfico de la poesía española del siglo XX, de Ángel Pariente (Editorial Renacimiento. Sevilla. 2003)
En 2011, Ediciones Trébedes, de Toledo, publica su libro Fragmentos de inventario, primer libro en prosa que da a la imprenta, y en el que reúne, a modo de sucesivas estampas, algunos recuerdos de infancia y juventud.
Desde 2009 mantiene el blog Verbo y penumbra, en el que muestra tanto sus últimas creaciones como otros textos, anteriormente publicados.
(Gratitud)
letra A
A veces vine desde la piedra a ti.
Recorrí las regiones oscuras
donde acechaba atento el desconsuelo
y en ti lloré, deshabitado y solo,
mi agonía.
Tú me fuiste asumiendo la tristeza,
todo lo soportaste pacientemente, todo
cuanto ofrecí en aquel cáliz
que fue el oscuro sol de mi derrota.
Por eso es de justicia que ahora venga
dispuesto a compartir
contigo la esperanza,
que en ti
contemple todo con la mirada nueva
de quien tiene certeza de la luz.
(Así hoy vengo y siento
que cabe entre mis manos todo el mar)
Sobremesa
Letra E
En la radio, un Concierto Barroco se deshila.
en armónicas voces y cálidos arpegios.
Es domingo. La hora del desayuno. Estamos
sentados a la mesa (y en pleno) la familia.
El olor a café y a tostadas anuncia
que hoy no hay prisa. Podemos desayunar con calma,
iniciar un coloquio en el que somos cuatro,
alargar este rito feliz de cada fiesta...
La música se expande, nos toma de la mano
y conjura de pronto el gris de la semana.
El tiempo, mientras tanto, mueve su rueda y pasa
sin que pueda llevarse con él tanta armonía.
Letra R
Recorro la ciudad cuando amanece,
acercándome al Tajo y su ribera.
Las luces de neón dan paso al día
al tiempo que la luz se despereza.
Recortan sus perfiles contra el cielo
cerros y campanarios; las estrellas
comienzan a ocultarse con el alba
y abandona la noche la cigüeña.
Graznidos de motores, lentamente,
ocupan la ciudad. Una sirena
estrangula el silencio y pide paso
entre presentimientos de tragedia.
Inevitablemente, llega el día
con su carga de sueños y tinieblas.
Cada cual a lo suyo y a su vida.
Y el tiempo quieto mientras más se aleja.
A solas con mi voz voy a mis cosas,
ajeno a la ciudad que se despierta.
De pronto, junto a un puente, me sorprendo
tratando de dar forma a este poema.
Llegar a ti como quien llega
hasta la orilla misma de la playa,
al encuentro desnudo con las olas
que en plenitud estallan.
Llegar y sumergirme
en el sabor oceánico que mana
desde tu transparencia,
cristalina abundancia.
Y desde ti, de nuevo,
regresar hasta mí por tu mirada,
hasta reconocerte nuevamente
en esa luz que llama;
que, líquida, se funde y se reinventa
en voz, en miel, en lava.
como la aurora
letra C
Como la aurora, irrumpes lentamente
en el desierto abierto de mi vida:
me traes la luz que sé que no poseo;
claridad hecha amor, llama que nombra.
Y con la sencillez con que la aurora
extiende sobre el día sus dominios
también tú te desbordas por mi pecho,
y alzas un vuelo que hacia ti me eleva.
Tan alegre es tu amor, tan de mañana,
que no importa que rueden calendarios,
que vengan los inviernos con su cierzo,
que la nieve nos cubra de preguntas.
Tan alegre es tu amor que, aunque yo calle
y no te diga nada, lo percibo;
baila en mi corazón con pies tan leves,
que escribe en él palabras celebradas.
Lo demás, poco importa. La luz tiene
la identidad de tu respiración.
Letra M
Mi infancia son recuerdos de patio y de tebeo,
de jugar en la calle y baños en el río,
de una novia secreta y un secreto deseo
que en las noches mudaba en leve escalofrío.
Mi infancia es ese espacio que guardo entre mis cosas
más íntimas, más claras, más bellas y queridas.
Tiene la transparencia y el color de las rosas,
y siempre fue conmigo aunque tuve otras vidas.
Mi infancia es como un fuego que jamás se consume
y da calor al hombre que dejó atrás su infancia.
En el eco del tiempo conserva su perfume,
imán que por el aire deshace la distancia.
Mi infancia me acompaña cuando ya estoy tan lejos
de aquel niño que fui y se llevó el olvido.
A veces, me rescata de mí, si en los espejos
naufraga la mirada del hombre en que me mido.
desmontando el circo
letra H
Hacen de la mentira profesión,
igual que del insulto,
aunque luego nos vendan abnegación y esfuerzo,
vocación de servicio y dignidad.
Se dicen defensores
del orden, de la paz y del progreso
y pronuncian en vano nación o democracia.
Se llevan a matar cuando se trata
de demostrar al mundo que el contrario
insiste en el error. Lo manifiestan
siempre que la ocasión se lo permite.
Pero no les importa,
desmontado ya el circo,
compartir los mejores manjares, o los caldos
más añejos, al tiempo
que preparan sus próximos asaltos.
Nosotros, ejerciendo
nuestro derecho al voto, los dotamos
de legitimidad y de una nómina.
(Es cierto que entre ellos,
como en todo en la vida,
existen excepciones.)
(Poema: génesis)
Letra D
Desde qué sima surges hasta mí?
Acepto tu llamada en medio de la noche,
y cruzo las regiones detenidas
en el atlas polar de la memoria.
Soy un sonámbulo por los laberintos
que confunden mi paso hasta tu rostro,
soy el dudoso peregrino que tiene,
ante sí mismo, miedo del espejo.
Soy él, sí, pero sigo adelante:
buscando una señal que te defina,
que me indique la forma de encontrarte,
de desvelarte al fin de tu misterio,
y acercarte a mis ojos con luz propia.
(Ya parece por fin que te he encontrado,
parece que te muestras azul a mi deseo,
y, sin embargo, vuelves al origen:
a tu mágico origen de penumbra y estrella.)
Será ése mi destino: andar errante
detrás de tu desvelo, y siempre hallar
estelas de tu paso, dulces llamadas, fugas
que son de ti, pero que nunca
alcanzo a detener, y hacer palabra.
Praga, 1997
Letra E
En el Puente de Carlos, en la lejana Praga,
a la luz de la luna serena de septiembre,
tomados de la mano, me enamoré de ti
por enésima vez. Lo supe de repente,
entre aquel hormigueo de turistas que iban
y venían, que hablaban mil idiomas, que eran
completamente ajenos a nosotros. Al tiempo,
el rumor del Moldava atravesando el puente,
acercó a mi memoria el Poema Sinfónico
de Bedrich Smetana, y junto a aquella estatua,
casi herida de muerte por contaminación,
te susurré: “Te quiero”. Otro jueves de marzo
(ya del noventa y nueve) reafirmo estas palabras,
y acerco a mi memoria aquel paseo nocturno,
rumbo hacia Malá Strana, contigo de la mano,
enamorado y pleno, de regreso al hotel.
La poesía vuela
letra L
La poesía:
esa bagatela
que no cotiza en Bolsa ni se guía
por Leyes de Mercado…
Se diría
que es peso muerto. Y, sin embargo, vuela.
Letra M
Madura la palabra en el silencio
midiendo la tensión más adecuada,
lo mismo que la flecha en el reposo
de la cuerda del arco,
mientras alguien, mentalmente, calcula
elipses y distancias.
Como la flecha,
la palabra que sale del silencio,
a veces da en el blanco, a veces yerra.
Como el arquero,
así también el pulso del poeta.
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