KAREL LEYVA FERRER
(Santiago de Cuba, 1975). Residente desde niño en la Ciudad de La Habana. Licenciado en Enfermería y graduado de la primera promoción del Curso-Taller Historia y Práctica de la Creación Poética (2004). Especialista de Literatura en la Casa de la Poesía de la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana. Su actividad como promotor cultural se extiende por varios años, no solamente en Cuba: Ha visitado Perú e Italia, en programas de difusión de la cultura experimental cubana contemporánea. Por su obra en versos ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos el Premio Internacional de Poesía Nosside Caribe y el Premio Regino Pedroso. Textos suyos aparecen en diversas antologías y publicaciones periódicas, y tiene publicado el poemario Cambio de marea. Es vicepresidente del Grupo Ala Décima y el más joven integrante de esa agrupación.
El huésped
Aquí habita la novia
la ha visto el vecindario
y han puesto en su historial
fichas
discretos parlamentos
una memoria a prueba de optimismo.
quien pasa por su puerta
apenas se percibe como extraño
Ayer mientras mordía una manzana
en antagónica postura con las horas de sol
encontró un surco diminuto
un rastro vivo al centro de la poma
Ya nada es lo esperado
dijo tranquila
y prosiguió su rito
ahora con saña
Náuticas y otras acotaciones
del viajero
Karel A. Leyva Ferrer
I
Gracias a los hilos
este regreso
algo cansado de tantos minotauros
y acertijos poblando la cabeza
Una mujer me dijo
duerme poco
ponte los cotos nunca en la deriva
y decídete a amar todas las gotas
como el que nada tiene
La cruz del sur anuncia los cambios de marea
la podredumbre que drena otro esqueleto
otro inasible punto de partida
las velas negras
son las únicas que quedan
mientras la noche sea duradera
mi padre vivirá
II
Madero fui
sustancias hebras
en alguna selva mis raíces duermen todavía
A pesar de todo madero fui
y en la hojarasca mi voz vi multiplicada
sé de los verdores del dolor del invierno
de las sombras tranquilas
de antiguos pájaros el vuelo
Madero fui no más
Sustancias
hebras
ÁGAPE INCONEXO
Dobla el periódico
lo vuelve un catalejo
toda la luz de golpe
se disfraza
Ha comenzado el ciclo de la rosa
gema
cristal
recuerdos
blanco y negro
Parado frente al ojo está el deseo
el modo de invocar
la mano abierta
ya danza el voyerista
su osamenta repite una fricción sobre lo terso
ágape inconexo del que acecha
Dobla el papel
acorta la distancia
Llega la luz
el cuerpo se le escapa
III
Hay un juego del mar
donde te nombro
donde apago mi sed
sobre el abismo
donde rompes mi voz
donde soy istmo
que se vuelve a anunciar
sobre tu hombro
hay un juego del viento
y los escombros
donde luego del mar
está uno mismo
IV
No deslunes con rabia en mi corteza
si soy el vigilante
si he puesto mis cien manos suavemente
en la aspereza
de otro sueño moldeado a contraluz
bajo el candor
del pájaro agorero a tenor
de la cruz
y los zapatos viejos del otoño
Te he besado
y no estaba en lo negro de tus ojos
el albatros bisoño
de los puertos ni la copa del hado
ni el hoplita que salva mis despojos
V
Anclado estoy mi deidad
es tu vientre
la pitonisa turgente
la oquedad
donde me anuncio Simbad
de las mieles
fustigador de rabeles
hedonista
sin más vuelo alquimista
de las pieles
irredentas con que alfombras
mi espigón
Aguardo en otra estación
a las sombras
en esta solo tú nombras
tú dispones
mi albedrío hecho jirones
Salvadora
anclado estoy en tu flora
no abandones
esta nave
la cruz no existe si en pos
de ser dos
dispongo proa y se sabe
no le cabe
un Pilatos a la sien
no habrá quién
nos dictamine varados
en los dados
que inventaron el Edén.
VI
Todos los piratas
deben morir a manos del otoño
no es bueno andar buscando
las islas del escape
A veces son tan ciertas
que no hay vuelta al redil
y uno se pierde entonces la sorpresa
de nadie nos vio saldar las cuentas
Es todo por honor
Los piratas son buenos para el beso
para el susto virginal de las armadas
No hay tristeza mayor
que un buen pirata
envejecido y torpe
al que nadie le teme
ni lo aclaman en sus retos las muchachas
VII
Dos niñas en la arena
una siembra su bata diminuta
otra el gesto de adiós
y la palabra en duelo con el agua
Tomadas de la mano
exhiben
el castillo desecho
juran un nunca más
deshilan su noviazgo
con el delfín turquí
Las líneas del azar
dicen que el puerto
las ve volver a veces a hurtadillas
dos niñas sobre el borde de un recuerdo
VIII
Ninfas
calla frente a la espuma el caramillo
Nereo las esconde
desconoce que mis trampas
son el azar y el vino
con que palpo sus últimos desprecios
Pequeñas
el viejo Pan zozobra
almizcle o sahumerio les ofrece
HERENCIAS
En todos los caminos está Roma
la sobriedad la lepra la cicuta
la falacia mayor la frase enjuta
donde el sueño numérico se asoma
En todos los caminos está Roma
la culpa repetida de la fruta
el juego donde tímida debuta
la piel del gladiador que se desploma
Hay algo de juglar en cada piedra
de vórtice de ancora de estroma
de sórdido pasaje donde medra
el ojo inescrutable de la broma
que oculta para siempre tras la hiedra
su escuálido destino su genoma
IX
En el muelle
con las manos atadas por el grito
un suicida
Desde el puente de mando
con los ojos salvados por la sombra
el vigía contesta su llamado
es un dialogo afín entre proscritos
la barcaza está ahí
nunca ha partido
más allá de los sueños del suicida.
X
El mar es la distancia entre dos puertos
inquieta zubia orlada de veleros
que surcan nuevamente los senderos
en busca de su presa cual podencos
Atados a famélicos maderos
los náufragos oscilan hacen ciertos
los rostros marginados del ajenjo
la pálida caricia del estero
Parados frente al mar vemos al dedo
tornarse un ilusorio parlamento
al barco en la ciudad a los silencios
en el común hojearse ante el espejo
Somos los argonautas solo eso
pendientes de la gloria y el regreso
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