Jorge Carrigan
Nació en La Habana, CUBA en 1953. Estudió dramaturgia y dirección teatral en la Escuela Nacional de Arte en Cuba, y participó en una decena de Talleres Literarios y de Dramaturgia, entre los que se destacan el Taller Rolando Ferrer, conducido por Gerardo Fulleda, el Taller Bertolt Brecht, bajo la dirección de Fredy Artiles y el Taller de Creación Escénica.
Durante treinta años ha mantenido una labor continua como escritor. Es autor de una docena de piezas de teatro, trabajo al que ha dedicado la mayor parte de su tiempo, además de escribir poesía y narrativa. Desde 1994 reside en Canadá donde fundó una compañía de teatro con la cual trabajó durante dos años y ha continuado su faena literaria.
En 1999 apareció su libro de narraciones y poemas Cascabeles en la Punta y en 2002 apareció la antología Teatro de Segunda Mano, que recoge las piezas teatrales escritas en colaboración con otros escritores. En 2003 impartió un taller de escritura dramática a través de Internet en el que participaron estudiantes de España y Canadá. En 2009 publicó algunas de sus piezas de teatro más recientes en una Colección Mínima de Ediciones Versio.
Su novela Bailar con la más fea ha salido a la luz en junio de 2010 y en julio de este mismo año la Editorial Sociedarte, de República Dominicana ha publicado Teatro Desnudo, recopilación de sus tres piezas de teatro más recientes.
Trabajos suyos han aparecido en numerosas antologías y revistas. Trabaja, además como traductor.
De rinocerontes
Soy un percance
la creación mis ojos
detrás de lo indiviso
lo siniestro
obsesión vertical que contraría
maquinación concéntrica
contubernio de luz
frondosidades.
La estrella que me toca
la injuria
espécimen de ajena condición
cruza el fatuo bregar de las distancias
franqueo la soledad
anulo sutilezas
perífrasis
materia templada
a la que falta un semejante
vidrio que enciende sin ser astro de luz
espacio
sumidero.
Libro
el inconveniente que arruina mi dibujo
pesadilla de asombro
frontal
siempre frontal
¿por qué frontal?.
No hay de qué preocuparse
algún rinoceronte
va a infinitar los templos
Fuero interno
La luz de esa mujer que se desviste
reprocha el sortilegio
la juerga de los iluminados
hierática avenencia de retratoantiguo
que se empeña en mostrar la misma escena.
En lo recóndito permanece la gracia de sus manos
la virtud de su boca al no reír
aunque sonría
el misterio de alguna canción
y la razón de estrella que adereza su lengua
en el discreto idioma del encanto.
Las palabras de un cántico
que nunca entonaremos
crujen a confesión
a siesta y a cañada
Percepción
Me acerco sin notarlo
no es que no te frecuente
me he colado en tus grutas
tus grietas y aberturas me conocen
he asistido a tu profundidad
advierto tus escollos y tus ondulaciones
podría encontrar en ti ecos y resonancias
un mar tranquilo
un pozo iluminado
estaría dispuesto a declarar
en el dialecto mínimo del coito
que eres el lapso de las lápidas
atajo que conduce a todas las orillas
vuelo franco de las simulaciones
pero el minuto próximo descifra
que
de existir
serías
garbo y distancia
furor inmóvil
Subterfugio
Oficio Perpetuo
Gozaba la rutina de encajar favores
sobre el mostrador cándido
justo entre la emoción y el aguacero
ropajes desplegados
pulcros
de intensidad flameante
ilusión de sus hijos
herederos de asuetos
y de celebraciones.
La mansa reflexión de los ramajes
el repetido toque
no es igual.
Ahora perturba el tiempo
tamborileantes son los dedos
desolado el taburete que se abruma
estar de píe sobre sus cuatro patas
no es oficio perpetuo
Un latir subterráneo
expiración sentida
que colma el exorcismo de las aves
ronda en torno al complicado código
prohibido a los labios.
Quien percibió
en tiempos de la vida
el desfile ante un vetusto signo
cabeza cuello y tronco del teorema
quien lo miró como se mira el cielo
habrá visto al artero flotante
que escupía desprecios
desde la ingravidez de su tribuna
hábito de atravesar limosnas
tablero inmaculado que ojea las efemérides
fechas de hierro cuando no de plomo
el lema oscuro.
Recuerda al animal variable en su remanso
disperso hipocondríaco
quemándose en un sol insuficiente
mil débitos mugrientos le pesan en la espalda.
No hay salida del ruedo
y varias bestias saltan a la vez
del lunetario
el que gane se llevará la tarde.
Hoy te vas
Llegas
te escurres
por el despeñadero de mi apremio
la luna ya no queda
en el mismo lugar
a la vera del ruido
los jugos multiplican en tu vientre
tus pies descalzos que cruzan sobre mi
vertiginosos
escapan de una demora extraña.
Te asesto el primer beso
sobre la comisura del encanto
y palpo más al sur
un sonido
un arroyo que se desborda en ti
no es necesario andar con disimulo
en este azar
el alma
no late
ni escarmienta.
Colocas algún gesto sobre el lecho del cielo
te tragas todo el aire
tus piernas se entrelazan
a mis piernas
la intrepidez reptil y el instinto
te elevan
desde el fango vicioso
del que emerge
la oración que tú y yo
sabemos de memoria.
Gemidos inaudibles
claman junto a mi empeño
Hoy te vas pero mañana no
hoy vacilas
pero luego habrá canto
y vagido
cutícula
presencia
motín de las paredes
certidumbre impasible.
V
Agraciado invernal vuela aquel pájaro
disimula su piel de asombro
hay miradas diurnas
sobre el ardiente bloque
de amenazantes alas
tela púrpura
crimen al detalle
paciencia que hace correr los ríos,
nuca que viste el mismo cuello
mientras de noche vuelan otros pájaros.
La utopía se muda en aflicción.
hoy no es quien era
si hay razón de reír será mañana
dicen
hoy triunfará el irascible
cultivador de lapsos y epopeyas
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