viernes, 12 de abril de 2013

MARÍA VICTORIA DENTICE [9615]



María Victoria Dentice es poeta y estudia Filosofía en la Unsam. Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1986. Ha publicado  el libro Los años vendados, editado por ediciones Baobab y participa en la antología de la editorial Nuevo Ser, Letras del mundo 2006. Su poesía obra como un llamamiento: es la ausencia o la herida que deja en nosotros la muerte, es la muerte que conlleva decir el propio nacimiento.



Dedos sobre la mañana que te fuiste

alguien
cava
diciendo
adentro
mi nombre
alguien muere
sobre mi
levantando los ojos.






Sobre el vertical (y de deseo muerto)

Siento la muerte hendida como un clavo viejo sangrante
Darle vueltas a los olvidos, afilándose un clavo en el amor.
Pero, siento la muerte caminarme los pasos
Y el miedo a irme y el miedo a volver y el miedo al miedo
Y este callarse riendo mirarse muriendo
Ardida hundida de paseos por el espejo
Dándome un golpecito se murió ayer la que no soy debajo.

Siento la muerte elegante y fría rasgando mi sombra
A mí, victima de la desaparición
y a él, fantasma de los versos ajenos
La suya carencia entrelazada a los pliegues de mis manos envejecidas
Y dichosas arrepentidas las plumas se escribían poemas para llamarte,
El señor les tejió labios acariciados en sangre.
Haciendo estas cosas
el pensó existirme el corazón con bellas palabras.
Y amado era ser esto.







COMA ONÍRICO

Todavía oigo en tus dientes el golpe de los tambores
La muerte oscilando callada entre yo tu y los doctores.
Falló el lenguaje, abuela, fallé,
Falló el ventrí/loquista/ que supuro mi sonrisa
Contra caños palas y tubos intentando salvar tu raíz.
Intenté abrirte y abrir (cerrarle puertas a los fantasmas)
Pero la hernia gruesa te dobló el cerebro como campanita
Pero lloraba en mi pie la tumba que te devoró.
Te sacaron del horno mientras yo nacía
Recién ingesta recién infecta
y te volvieron viendo salir desde una ola con otra piel
Pero nunca más llamó nadie en mi papel
haciendo achis, hola buenos días, ya estás muerta.

Todos sentados y caníbales hoy queremos recordarte
Pero tu vida se volvió un sótano gris
¿Y abuelita, como te hacemos salir?
Si la luz se apaga como este cuarto
Si yo no se quien viene
Porque nunca más viene nadie
Si así yo entro en mis años con una soledad mental
Que hasta los muertos me miran con tristeza.
¡Cuánto miedo cuánto miedo cuánto!
Quedando sin decirte cuánto cuánto…
Hago achis, hola, buenos días, estoy muerta.





FIEBRE O SOMBRA CON MORETONES

Escribo porque me desmoronan
Como el último ángel de la noche.
Escribo porque dentro de mis cenizas
Ya no me guardo un Dios.





THE MACHINE WICH MAKE ORGASMS[1]
                                  
Mi eugenista y brutal padre
mi soñado primer abortista
Fue un retórico de palabras que me quebró
Desde los puños hasta las manos.
Estaban muertos  (los abortados)
mis graves contusiones
la cornea de sus cráneos azules.
Mi padre, mi raíz nazida[2] eugenésica
Quiso hacerme la bestia más perfecta del mundo
A mí,  loca sangre de todos los escultores atávicos
nudo de existencias portadoras de nada,
Como mi primer amor
(detrás de la luz yo incendiaba las puertas),
Contra una pared  yo le  pedía jadear
los agujeros de la poesía,
Ahora crecía al placer lento de la aguja y la herida.
Y yo ya no amo todos tus suicidios médicos y aprobados
¿Tengo cuantos años?
Olvidé cuando vivía en las células de mi vida
Era la que se infectaba y mojaba /lenta y horrorosa/
Buscando así la forma de desanudar mi corazón.
Tengo en mí una voz que parece canta
cuando en realidad
 no hace mas que ir de vez en cuando al psiquiatra
para curar el rasgo cardiovascular
de sus raquíticos labios.
Así es el silencio de las grandes
genialidades
los genitales desgarros en la mente.
[3]I’ m own the machine which makes orgasms
Como siempre volviendo hacia mi
Curada hasta el infierno,
Cruda hasta el infierno.
Desde los pies hasta la vulva seguirán faltando tumbas
Para succionar todos los niños que ya no busco.





NOSTALGIA

La muerte atraviesa con manos a la que fui.
La sangre me lleva sin manos la juventud perdida.
La muerta atraviesa en lenguajes a la que fui,
Ya no le alcanzan sus manos para suicidarme esta noche.
Yo hablo con palabras que conocen la muerte.
Yo hablo de mí y de la muerte llevándome en un carro de oro.






TALASEMIA O ANEMIA MEDITERRANEA

Ya no soy joven.

Ya no acuso a mi soledad
ni desprendo ecos de sus rasgos.
Se ha estancado mi sangre
en el ojo de un sauce
contra el cauce de un río
que de memorias fue herido al nacer.

Me han desterrado el cuerpo.
Me han destronado
de mi la esperanza,
Tan lejos he quedado.

Mi corazón no sabe.





LA MUERTE DE PINOCHO

Ayer, en tus manos, me renuncié.
Soplé las plumas de mis ojos, sus gajos abiertos,
la mirada fija como una quemadura,
Perdí mi nombre en las paredes de un barco que ayer se hundió
dejé mi jaula de Serafines y dioses en la abertura
                                                           de cada puerta]
Todo lo que me amparaba en mi soledad, dejé.







AGUA

La noche halló mis alas rotas.
Mis clarividentes alas sin luz
Clavadas al piso.
Me oscurecí de presentimientos.
Me herí de presencias.
Bebí mi sangre hasta volverla personas.
La luz se ha ido de mí,
pétalos y sangre para mi corona,
sólo me quedan las promesas
de un reino muerto,
tus ojos llenos de destinos.
La eternidad sin ojos.


[1] la máquina de hacer orgasmos
[2]Palabra compuesta, nazismo/ nacimiento, recién nazido.
[3] Tengo la máquina de hacer orgasmos







No hay comentarios:

Publicar un comentario