miércoles, 20 de marzo de 2013

VICENTE PASCUAL RODRIGO [9493]



Vicente Pascual Rodrigo
Pintor español nacido en Zaragoza en 1955 y fallecido en Utebo (Zaragoza) en 2008, formó en 1972 La Hermandad Pictórica con Ángel Pascual Rodrigo, bajo esta denominación fue presentado su trabajo hasta 1989.
En 1975, tras una larga estancia en oriente, entró en contacto con los escritos de Frithjof Schuon, Seyyed Hossein Nasr y Ananda Coomaraswamy cuya perspectiva filosófica influyó de manera definitiva en su concepto de la práctica creativa. Su trabajo quedó así fuera de las corrientes más aceptadas al asumir planteamientos platónicos muy olvidados, o simplemente relegados, dentro de las pautas dominantes del pensamiento moderno.
En 1992, tras más de una década trabajando en Campanet, Mallorca, Vicente Pascual trasladó su estudio a los EE.UU -en Bloomington, Indiana, al comienzo y Washington D.C. después- donde su obra sufrió una severa transformación, abandonando la forma de paisaje reconocible que revestía sus pinturas para concentrarse en los ritmos geométricos constantes en la naturaleza, dando paso, a partir de 2000, a un trabajo en el que las formas quedaron reducidas a los mínimos fundamentales y el color a su expresión más austera. Ahora bien, este proceso fue sólo un cambio extrínseco, pues hacía mucho tiempo, décadas de hecho, que sus pinturas no trataban de ser reflejo de una percepción objetiva o subjetiva de las formas sensibles sino de las ideas que proporcionan coherencia a aquellas mismas formas. A mediados de 2003 retornó a España.
La obra de Pascual ha sido objeto de numerosas exposiciones individuales y está presente en museos y colecciones internacionales, tales como el Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma, Indiana University Art Museumen Bloomington, Indiana; Inter-American Development Bank Art Collection en Washington, DC., CDAN Centro de Arte y Naturaleza, la Real Calcografía Nacionalen Madrid o The Hispanic Society of America Museum en New York. La singularidad de su trayectoria ha dado lugar a una extensísima bibliografía.

Obra literaria

En 2006 el Gobierno de Aragón, en colaboración con Olifante Ediciones de Poesía, publicó "Las 100 Vistas del Monte Interior / En Recuerdo de los Antiguos Locos" un trabajo que reune cien pinturas y otros tantos poemas escritos por Vicente Pascual en homenaje a Katsushika Hokusai y a sus "Cien vistas del Monte Fuji".
En 2007, escribe "Los Doce Primeros Meses del Año", libro inédito que reune doce poemas y doce pinturas originales.
En 2008, Olifante Ediciones de Poesía publica " A la Vida, a la Muerte y a mi Bienamada / Cancioncillas y cancionejas" un libro que reune una treintena de poemas de Vicente Pascual.

WEB:http://www.vicentepascual.org/

(Todas las pinturas son de Vicente Pascual Rodrigo)





DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

¡Mirad, viene la lluvia, mirad!
Trae la vida, trae la vida.
¡Qué vergüenza, de mis llantos!
En la noche siempre clara.

Y que juntos andan siempre 
la memoria y el olvido.





DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

A John Keats, en cuyo epitáfio mandó escribir: 
"Here lies One Whose Name was writ in Water"

Quizás, no sé, yo que no sé, 
aquel cuyo nombre 
en el agua escribió, 
salvó su mejor vida 
por aquel tan solo acto.

Qué mis huesos se evaporen, 
en el aire muy inmenso. 
Qué mis carnes alimenten 
muy menudas criaturas.

Y qué mi espíritu 
muriendo encuentre 
el sendero de retorno, 
de retorno a ese lugar 
del que, al nacer, ya fuí exiliado.





DE LA BIENAMADA

¿Ves, amada? 
¿Ves las nubes cómo bajan? 
Cómo visten aquel monte.

¿Ves su cima, que se eleva, 
que se eleva sobre ellas? 
¿Ves mi pecho dilatado?

¿Ves, amada, lo que ves? 
Es el cielo en nuestra tierra
y la tierra en nuestro cielo.








DE LA VIDA

Dejadme callar, no sé que decir.
Que no hay nada
que no ignore
si es que oigo el buen silencio.







DE LA VIDA

Cierro aquí y ahora estos ojos
en la cueva murmurando.
Siento la brisa de oriente
bajo el frondoso ciruelo.

Cierro aquí y ahora los ojos,
bajo el árbol murmurando.
Y hay aromas que me envuelven,
sobre esta noble montaña.

Cierro esos ojos, ahora,
en el monte, murmurando.
Brisa y aromas ya no siento.
Es sólo él quien me susurra.





DE LA MUERTE

Cuando yo fui alumbrado 
ya conmigo tú naciste.

¡Oh, mi muerte!

Esperando ese instante 
en queriendo hurtar mi vida, 
esperando ser en ella.

Cuánto querría yo ser 
una muy leve humedad.

Que creciera en grandes nubes, 
que muriera siendo lluvia.

Y entre vidas un descanso 
dando vida, dando vida.

Y es que a mí se me parece 
que con muerte viene vida.

¡Oh, mi muerte!







DE LA MUERTE

Apuremos la penumbra
para ver la oscuridad,
que ya pronto habrá otro día,
y la noche se me irá.





DE LA VIDA Y DE LA MUERTE

No sé que decirte, noche,
cuando partes temerosa
expulsada por el día:
¿Buenas noches? ¿Buenos días?

Cómo darle buenos días
si ni un día ella ha vivido.
Sólo noches y más noches.
¿Cómo darle buenas noches?

Ay, te vas, amada noche.
Aún no hay sol y ya es el día.

Y esa brisa de aire leve,
que penetra por mis poros.
¿Es en ella que tú huyes?

¡Buenas noches tengas, noche!






DE LA BIENAMADA

Miraba el vacío, oía el silencio,
sentía la nada.
Y si aquí sólo era ausencia
allí es fresca presencia.







LXXXIII

Hay allí un lugar
ni de oriente ni de occidente,
entre ayer y mañana.
un centro en todo,
un ahora siempre.







DE LA MUERTE

Hay un ver que es sólo ver
y un mirar dentro del ver,
de ese ver que sólo ve.

Pero luego hay otro ver
que es atar y contemplar.
Que comprende lo mirado,
la mirada y al que mira.

Uno es este y aquel ver,
son lo mismo, son lo mismo.

 






DE LA VIDA

Y cuando venga la muerte
me dirá: ya está.
Le diré: ¿ya está?
Y me dirá: ya está.








DE LA MUERTE

En la vida nada encuentro
y en la muerte todo añoro.

Mas no hay vida si esta ignora
que es en muerte donde vive,
que es en ella que culmina.

Es por ello que deseo 
el vivir mi propia muerte
con los ojos bien abiertos.

Y es que la vida y la muerte,
y también mi bienamada,
Son lo mismo, yo eso creo.






DE LA BIENAMADA

Como esa corza entre riscos.
Así es
el arrullo de mi amada.

Como ese loto muy blanco,
en aguas turbias flotando.

Y qué ricas que me saben
esas olivas tan buenas.
Bien les va la hierbabuena.





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