SELVA SAAVEDRA (CHILE Pitrufquén, 1902 - Temuco, 1990) Maestra egresada de una de las ahora desaparecidas Escuelas Normales de Chile, poeta, fervorosa guardiana de bosques y derechos humanos, jardinera de copihues rosados en la que fue su vieja casa temuquense, Selva Saavedra se formó en el camino literario junto a los subversivos de principio del siglo XX, que con sus gestos románticos, sus melenas y sus poemas, desafiaban un orden que parecía inamovible (Guillermo Ravest) Quizá debido a este espíritu rebelde es que fue, hasta sus últimos años, amiga insobornable de los jóvenes, consejera de enamorados y defensora de causas perdidas.
Inició su carrera docente en la única y derruida escuela de la aldea carbonífera de Curanilahue, y la terminó en el vértice del sistema educacional chileno: la Superintendencia de Educación, desempeñándose, al mismo tiempo, como Directora del más importante establecimiento de Enseñanza Técnica Femenina de Santiago de Chile.
Fue una mujer consecuente con sus principios e ideales; valiente, además: ella se atrevió a alzar su voz de protesta en los peores tiempos de la dictadura pinochetista en lugares y ocasiones en que muchos prefirieron callar.
Sus primeros poemas conocidos datan de sus tiempos de humilde maestra en Curanilahue. Toda su poesía está cruzada por el amor, el vuelo de los ideales, la dramática realidad cotidiana. Todo ello y toda ella está en su poesía. Como un roble viejo y aún tierno. Selva es parte de nuestra memoria colectiva. Con sus contradicciones, sus descreimientos con fe, su voz ronca de ex fumadora y sus ojos verdes (...), con (...) su irrenunciable amor al ser humano y a La Frontera (Guillermo Ravest, Crónica para una maestra poeta)
OBRAS PUBLICADAS:
- Versos de Amor y de Dolor. (1984)
- Esta Vida... (1991)
EN MI RINCÓN
Sobre la estufa amiga
la tetera vaharea
transpira
bajo su disfraz de ollín.
El zumo rojo de los leños
quemados
entibia el rastro perenne
de mis sueños
y este rincón de los recuerdos.
El agua hierve su canción
de vida, para tazas de distancia,
de añoranzas idas,
de cafés compartidos.
Bebo el pasado
tras estos ventanales
por el que se filtran
las rosas, picaflores
y tantos olvidos.
Bebo el pasado en mi rincón
donde la torva soledad
arremete.
Sorbo, sola,
una necesidad de compañía.
MIS ARENAS
Si vas al mar no llores.
Tu sal y la mía
no podrán macerar
tanta distancia.
Qué estatura infinita
este dolor me ha dado.
Si yo alcanzo
a los labios de Dios,
en la amarga marea
dejaré mis arenas,
mis soledades,
la fibra que tocaste.
ANOCHECER EN TEMUCO
Regreso apresurada.
Por entre las últimas lluvias
de Septiembre
miro al cielo y pienso:
para enrabiar
al que firmó el decreto,
por suerte, a las estrellas
temuquenses no les importa
el toque de queda.
TESTAMENTO
Cuando yo muera
no me cierren los ojos.
Quiero, desde sus musgos,
seguir mirando la vida,
asomarme cada madrugada
a los balcones del sol;
ser parte de la lluvia, pues seguiré soñando
cada noche callada
en un país de savias, hojas y raíces
rumoroso como la vida.
Compartiré con todos,
sin que me vean...
MI LÍNEA CREADORA
¿Cuál ha sido?
¿La que marca el dolor en tantas almas?
¿La que el amor dibuja? ¿Voz perdida
o hallada en horas de tormenta y calma?
Siempre un dardo sutil que hirió imprevisto
el corazón, fue el que rompió la fuente,
y en ella asisto
con espinas y nardos en la frente
al claro oficio eterno de la vida
y al negro oficio eterno de la muerte.
Pero algo nace de mi abierta herida
y nada excusa la marcada suerte.
Pues debemos vivir para quedarnos
eternamente en lo que ya perdimos
y debemos amar, porque al amarnos,
amarrados al mundo, algo seremos.
DE: El claro oficio eterno de la vida.
TOMA MI CORAZÓN
Toma mi corazón entre tus manos
Y aviéntalo a lo incierto del destino
Que nada importa mi mortal desgano
Si son iguales todos los caminos.
Todo es inútil ya, ceja en tu empeño
Y envuélveme en la gracia de tu olvido,
No hagas objeto de tu inútil sueño
A algo que, sin hallar, ya está perdido.
DE: El claro oficio eterno de la vida.
ÁRBOL
Árbol, amigo mío.
Has sido tú en mi vida
más que un humano corazón.
Jamás pediste nada
Y todo me lo has dado,
Paz y frescura
para mi sien ardiente,
sabrosos frutos
para mis labios llenos de ansiedad.
Sobre tus brazos vigorosos
Me alzaste muchas veces hacia el cielo,
Y bajo ellos trenzados amorosos
En el doliente signo de una cruz,
Se dormirá mi corazón un día…
Árbol, amigo mío.
Has sido tú en mi vida
más que un humano corazón.
CHI RENKE
Selva Saavedra Tañi küme wenhüy Renke
Tañi mogen mew eymi
Zoyel fimi, ta che ñi piuke.
Chem norume guillatulaymi nogenchi
kom eulen
kümefelen ka füzkü
tañi füzküam ñi arre ülla-ülla üllumgechi
kümeke fünke
tañi nügaytu amkum küle chi wünh
Tami newen lipag mew
Wenuntutuen wenumapu tuntenchi nagültuen
Kizu new umatuway ñi piuke ta antü
Renke, küme wenhüy,
Tañi mogen mew eymi
Zoyeli, ta che ñi piuke.
Traducción: Juan Ñanculef
Víctor Jara
Sé que te acribillaron a balazos
pero están tus canciones libertarias
celestes alboradas sin ocasos;
amapolas de fuego, pasionarias
que abren acusadoras sus corolas
para que el Universo lea en ellas
una lección de fe. No estás a solas
engastado tu ritmo en las estrellas,
pulsas una guitarra de infinitos
que corea la voz de tus hermanos;
tierno clamor hoy transformado en grito
de protesta viril. No han sido vanos
los altos ideales que sembraste
en nuestra Patria. Y fue tu sangre ardiente
el postrer holocausto que entregaste
mientras lo eterno te ciñó la frente.
Rosa de otoño
Palidez de aroma y se deshojan
en esta hora de ausencias y del olvido.
Mujeres de amor o muere de fragancia,
Rosa gentil? En tu agonía escancia
Mi alma, el recuerdo de un amor perdido
En esta hora de ausencias y de olvido.
Mientras cae la tarde,
Entre tus sombras,
Voces de seda en mi jardín te nombran.
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