Claudio Martínez Paiva, a quien también se menciona como Claudio Martínez Payva fue un poeta, escritor, dramaturgo y periodista que nació el 9 de octubre de 1887 en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, Argentina y falleció el 24 de marzo de 1970 en Argentina.
Fue una figura destacada de la poesía gauchesca del Río de la Plata y uno de los primeros comediógrafos de la Argentina, que estrenó su primera obra teatral El idiota a los 24 años. Su libro Lluvia en los cardos tuvo una gran aceptación al igual que su obra Como cencerros y escribió más de 50 obras de teatro, algunas de las cuales fueron interpretadas por actores prestigiosos como Enrique Muiño, Elías Alippi, Lola Membrives y Pepita Serrador. Su obra teatral Ya tiene comisario el pueblo (obra teatral)|Ya tiene comisario el pueblo obtuvo el 2º premio de la Comisión Nacional de Cultura (1937) y fue llevaba al cine en dos oportunidades, al igual que Joven, viuda y estanciera. Otra de sus obras llevada a la pantalla fue ¡Gaucho! en 1942.
Fue articulista de La Nación y otros importantes diarios de la Argentina y también de medios extranjeros, director artístico de los Estudios Río de la Plata, director del Teatro Nacional Cervantes y director de la Sociedad Argentina de Autores. En 1986 por ordenanza Nº 7.534/86 se puso su nombre a una de las calles de Gualeguaychú en su homenaje.
Claudio Martínez Paiva falleció el 24 de marzo de 1970. Su esposa, Celina Rodríguez de Martínez Paiva, fue de las primeras diputadas nacionales, elegida por el período 1952-1958 por la provincia de Buenos Aires.
Teatro
Autor
El idiota
Gaucho!
Las margaritas (1919)
La pulperia de la Mazorca
Los nidos rotos (1920)
Toda una vida
De otro rodeo
A la rastra
El gaucho negro
El rancho del hermano
El cacique blanco (1920) (en colaboración con Francisco Defilippis Novoa)
La lanza rota (en colaboración con Yamandú Rodríguez)
Como cencerros
Joven, viuda y estanciera (1934)
Lluvia en los cardos
Judío (1916)
La isla de Don Quijote
Ya tiene comisario el pueblo
Filmografía
Guionista
Joven, viuda y estanciera (1970)
Ya tiene comisario el pueblo (1967)
Cruza (1942)
¡Gaucho! (1942)
Joven, viuda y estanciera (1941))
El hijo del barrio (1940)
De la sierra al valle (1938)
Ya tiene comisario el pueblo (1936)
Compositor
¡Gaucho! (1942)
De la sierra al valle (1938)
TESTAMENTO GAUCHO
Bueno m’hijo, según la ley ya seomos casi, casi iguales..,
Ya le ha entrega’o el juez el documento que lo acredita como hombre,
De hoy en más lo que haga, lo que piense y lo que sienta
Tendrá que sostentarlo con su nombre, su brazo, su plata y su conciencia
Tu’ita esa es la fortuna con que a las luchas de la vida d’entra
y usted sabe bien, el empeño que hemos puesto
pa’ que al llegar a mozo las tuviera
mientras nos vamos acercando a casa
a’onde estará su mama como clueca
loca de ganas de abrazar al hombre
con que el cielo al final la recompensa.
Le vi’a decir m’hijo, las últimas palabras
que le guardó pa’ esta hora mi experiencia
si le estorban las oye y la olvida,
en cambio m’hijo si le sirven
las oye y las recuerda pa’ que en esta forma
le ayuden a encontrar el rumbo en este viaje largo,
bien largo que le espera.
Ser hombre no es creerse más varón que cualquiera
Ni de andar de reja en reja
en uno dejando fama de borracho
y en otras de manchar honras ajenas.
Las de las cantinas son pa’ por si acaso
Las que hay en la ventana pa’ querencias
Son las que pone dios pa’que resguarden
su propio nombre en la custodia d’ellas.
Ser guapo no es andar golpeando gente
Ni tampoco deshaciendo fiestas
Guapo m’hijo es el domador que ve la muerte sobre el animal que m’uenta
Más valiente es toavía quien junto al arao’ abre una melga.
O se quema en los fríos del invierno, o se abraza en el sol de media siesta.
Cuando le toque ofertar algún servicio que llegue su mano
Antes que su oferta
La palabra y la firma no se niegan
Así le toque soportar la vida en lo más desgracia’o de la pobreza
Ser honra’o m’hijo es el mérito más grande
Como no serlo la mayor vergüenza
Cuando le toque votar atienda bien
Cuando le toque votar tenga presente
que en ese papelito que usted deja
deja lo más sagra’o que tiene un hombre
por que hay deja usted, honor, su libertad y su conciencia.
Y no valla a pensar que yo lo he cria’o a uste’ pa flojo
no m’hijo, y escuche bien
esta sentencia que fue la condición de sus abuelos
aquel, aquel que no sabe ofender
no admite ni acepta ofensa
nadie muere un día antes según la ley de dios
ni tampoco hay sangre de gallinas en vuestras venas.
Pa’ defender la vida es el cuchillo
pa’ castigar agravios la sotera
y si un día un extraño de su tierra
le perdiese el respeto a su bandera
hay sí, d’entra lo varón nunca más hombre
nunca más firme el brazo y la conciencia
Americano, Americano por raza y por orgullo
Americano, a las malas o a las buenas caiga el que caiga
así llamen a su padre pa levantar el mismo su osamenta
¡Que el que mata!, ¡El que mata! O padece por su patria
¡A cumplido las leyes de su tierra!.
QUE ME PERDONE LA CIENCIA
Estoy sólito en mi rancho
Me he quedado solo en mi casa,
Ladran los perros afuera
Como si vieran fantasmas
Y alumbran mi pensamiento
Candiles de luces malas
Álijones de pájaros negros
Le ponen luto a mi alma.
Y es tan grande el sentimiento
Que llevo dentro de mi alma
Que no lo dicen las cosas,
Ni lo explican las palabras.
Ocho años tenía… ocho años
El pobre hijito de mi alma
Que despertó una mañana
Con los ojos encendidos
Y el cuerpecito echando llamas.
Me muero nana, decía
Me muero tata, gritaba
Siento una sed de martirio
Siento un fuego que me abraza.
Bese el cachorro en la frente
Y lo deje sobre la cama
Y volé, volé en mi caballo, siete leguas,
Siete leguas de distancia
Siete puñales de punta
Metidos en mi garganta
Y el grito de mi hijo adentro,
Agua nana, agua tata.
Le expliqué al doctor el caso
Y se acomodó en su butaca
Me miro de arriba abajo
Y me dijo:
¡Señor lo siento mucho!
Pero la senda que va a ese rancho
Es muy mala y me va a estropear el auto.
El médico no venía… el médico no venía
No porque fuera mala la senda que va a mi rancho
Si no porque no tenía con que pagarle a la ciencia.
Siete leguas, siete leguas de distancia
Ahí comprendí yo, entonces
Que la ciencia, no es tan ciencia
Cuando no tiene conciencia.
¡Porque en esos mismos caminos
Por donde muchos médicos no andan,
Cruza a galopes la muerte
Y va y viene la desgracia!
Me ordenó que le comprara
Al pasar por la botica
Un frasco de limonada
Y trajera a mi enfermo
Cuando la fiebre pasara.
Yo regrese a mi rancho
Igual que regresaría todo padre
En iguales circunstancias
El corazón en los labios
Y la tristeza en el alma
La fiebre, duro poquito
La fiebre duró poquito
Y se me fue una mañana
Entre el canto de zarzales
Y el suave aclarar del alba.
Yo abrazaba a mi hijo, lo besaba
Así se me fue mi hijo
Así murió mi hijito
Con la frente, muy helada
Y yo sin voz ni dinero
Parado junto a mi casa.
Así… así la tierra lo aguarda
Con las manos sobre el pecho
Acuñando mi desgracia
Sin vida su cuerpecito
Ya de la fiebre descansa.
Estoy, sólito en mi rancho
me he quedado solo en mi casa,
ladran los perros afuera
Como si vieran fantasmas
Y alumbran mi pensamiento
Candiles de luces malas,
Y al filo de media noche
Mi cuchillo cabo de plata
La única plata del pobre
Que no le sirve pa´ nada
Y medito mi venganza
Y por eso grito al mundo
Que me perdone la ciencia,
No me culpen si mañana,
Me gritan que soy bandido.
O un mal hombre sin entrañas,
Nací buey y me hacen puma
Soy cordero y me ponen garras.
¡Dios! ¡Dios! Todo poderoso
has que despunte el alba
y arranca de mi pecho
este grito, este grito que me mata:
agua nana, agua.. agua tata.
Perdçón, pero el poema Amaneciendo es de Yamandú Rodríguez, poeta uruguayo contemporáneo de Martínez Paiva.
ResponderEliminargracias, ahora mismo rectifico, abrazos
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