Aída Monteón
Guadalajara, México.
Ha participado en el antitaller de Poesía “César Vallejo” dirigido por Raúl Bañuelos. También en el taller multidiciplinario dirigido por Karla Sandomingo.
Actualmente asiste al Taller de cuento que imparte Fernando de León y al Taller de Traducción literaria del DEL (Departamento de Estudios Literarios) UdG.
Ha publicado el libro de poesía “Tatuar la luz”. Antologada en el libro “Poesía viva de Jalisco”. Sus cuentos han sido publicados en la revista Tragaluz, y periódico Mural.
Es miembro de la OMT (Organización Mexicana de Traductores). Coordinó el Primer Foro Internacional de Traductores Literarios en el marco de la FIL 2004.
La obra 'Decantación' de la escritora se alzó con el galardón iternacional en Iberia, al sur de España, convocado por el ayuntamiento de Punta Umbría y la Cámara Municipal de Vila Real de Santo Antonio.
Denuncio mi imprudencia
de nacer Nezahualcóyotl
tlamatini forjador de cantos
tan distinto de aquella
libertad sintética
madre de Status:
presencia sensible en el mundo
desproporción
camino sufrido y mieles amargas
ni que llorar
es la historia del dolor
de comprarse lo que hemos logrado
con caras macilentas y viciosas
de hacerse cirugía
mirar en el espejo
de puntitas
el brillo, trofeo de la promesa
que tiembla en la mano
hermoso corcel enredado en telarañas
Antes que finalice la niñez
y tome rango de epidemia
moverse de Nezahualcóyotl a Vallejo
que llegaron a juicio
después de morir
hundidos en barro
mordiéndose la lengua
y la garganta
un estallido en el pecho
pretendiendo abrir
de norte a sur
de este a oeste
dondequiera
que se sacie la sed de un sueño.
Juchitán, Tuxpan, San Andrés
se me fue el habla
los vocablos ancestrales
se confundió el ruido con el verbo
y el hambre con el último colibrí
que aleteaba tartamudo queriendo hablar con Dios
pero el mundo no necesita soñar
ni de dios
que no está ya más
oculto e inalcanzable
sino la suave inmersión
y un roedor
que conecte con lo divino
mientras en las calles
por dentro
¿acaso alguien no lo sabe?
se nos pudre el mundo
en silencio
Es ese Cortázar que no me deja decirte, que me ha arrebatado
las palabras y no hallo como conjugar te amo, rebato a lo cortazariano
un decir, este querer decir que amar es como una astilla, delgada
y picuda que se va enterrando, y se incona y cuando por fin logras
sacarla, se te ha podrido la carne y los huesos y el alma.
…y vengas tú al exilio con nosotros,
a morar como antes en la gracia.
Gonzalo Rojas
Nadie se atrevió a decir
cómo saldría aquella noche. Nadie
abrió la boca o hizo un augurio y sólo
el dolor habló como antes.
Ella ya caminaba valiente y pura
purísima de niebla
con su andar sigiloso y entre sus piernas
también iba yo callada como serpiente y marchita.
Noviembre nueve: irreversible.
Es como si el jugo se sirviera solo
como si las sábanas se extendiera a sí mismas sobre la cama
y el aire se hiciera bendición
y desoyeras mis lamentos para contar cosas de madre
detrás de una taza de té
y oliera como a naranjas aturdidas de lágrimas
y mojaras el mar
y tu peso se aligerara y volaras libre en la cocina
como si…
no, todo sigue igual
aquí adentro en la calle en el mundo
es como si llovieras
y seca de tanto irte te hidrataras
y dijeras a mi oído: he vuelto
In memoriam
In memoriam
Gabriela Castellanos
Nada se ha perdido
ni la razón ni la ausencia que somete
al quebranto,
ni la parte del corazón luminoso que nos tocaste.
Adhiere a la sal la dulzura de tu tiempo,
irse ha de ser Luz, ser pájaro
y volar en el envés de un poema cantado
a la muerte ella
no sabe de vivir
en el gesto de tus huellas o cuando
irrumpes con esa placidez que trastoca el pensamiento.
Hoy pido que no llueva
que el día sea claro, que tu memoria arda
y todo ocurra en ese incendio
como quedarse en soledad
y usar los recuerdos
gastarlos con el cráneo retumbando de historias que Jorge cuenta
como cuando bailas con el suéter negro
frente al ojo del pez
que rueda humedades que no te disuelven.
Ya te curan las manos de los dioses la herida
recién abierta
en ese desliz
que alberga en tus ojos la Luz Segunda del regreso.
Octubre 4, 2006.
Hay días que entro
a un cuerpo y corazón ajenos
otro pensamiento
moviliza mis sentidos
la visión
de una mujer que apenas reconozco
es por instantes el recuerdo
de la herida
que nos dividió los sexos
desde entonces vago
en noches mestizas
el deseo punzante entre mis piernas
busco el otro ángel
del andrógino que fui
que copulaba consigo mismo
ah, ese amor
más allá de todo engaño
cuando la visión pasa
vuelve la memoria
y los pezones erectos
al dominio del falo.
OCEANO-ÚTERO
Ese gran pez empapado de lágrimas.
Rojo mar.
Mar de oleajes incurables. Saga
de amnésicas memórias.
Boca de tiempo.
Mi afición de criatura marina me vuelve pez. Hablo
del regreso, del retorno al paraíso líquido
y también de la sal
prendida a mi sustancia desde la primera vez
que salí del agua.
MAR DE NARVALES
El enorme sueño que abrió el Mar, la enorme caída que prolonga
este vuelo germinal. ¿Dónde el ángel en cuya ausencia me levanto
con un embrión de soles para el ocaso? A ti esta noche, noche marina, puerta de auroras: ya comenzó. Cuánta luz contiene el mundo,
cuánta trisca sopla el cierzo.
¿Acaso son los hijos invisibles que brotan de mi costado o es la
brisa de la Sal-o-ma que entonan los narvales para salvaRnos?
No te veo.
El mar decanta lo impuro, solo él.
Que vire hasta ahogarse en la propia anegación.
Que su cresta de fiebre arda,
arda la astilla por última vez.
Ardarrogante y se enrede en los tentáculos de otra carne; muerda, tiña
o infeste el aire y el polvo ese prurito caprichoso y luego se fracture
en mi sangre;
pare ese placer, se disuelva como un caminar lento
hacia la penumbra
Qué extraño ha de ser ese silencio, ese paso de pecho acariciado,
ardoroso, sentir el escurrimiento y clausurar la sola cosa,
el único hilo, el tramo, la puntada que me cose a una palpitación.
Bajo el deshielo ese fuego vivo me arranque la llaga,
el sueño muriente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario