lunes, 28 de noviembre de 2011
5239.- GEO MILEV
Geo Milev
- Georghi Milev Kassabov -
(Bulgaria, 1895-1925)
Poeta búlgaro cuyo nombre era Georghi Milev Kassabov. Escribió una poesía en la que abordaba los temas sociales. Durante la Primera Guerra Mundial perdió el ojo derecho. Su poema épico Septiembre (1924), sobre la revolución agraria de septiembre de 1923, representa el punto culminante del expresionismo búlgaro. Las autoridades confiscaron el libro en el que se publicó el poema y Milev fue detenido y multado. Después del juicio, fue secuestrado y asesinado por la policía. Su cuerpo fue hallado en el año 1954, casi treinta años después, en una fosa común, identificado gracias a su ojo de vidrio.
Septiembre (fragmento)
En los valles oscuros
antes del amanecer
en todos los montes
y los valles desiertos
campos hambrientos
villas fangosas
villorrios
ciudades
patios
cabañas y tugurios
en las fábricas, en los almacenes, en las estaciones
en el granero
en las granjas
y en los molinos
en las oficinas
centrales eléctricas
establecimientos
en las calles y en las curvas
arriba
entre barrancos, precipicios, cumbres y colinas
márgenes de los campos
pendientes
en los lugares más sombríos y desiertos
en los bosques amarillos del otoño
en las piedras
en el agua
en los tórridos remolinos
en las praderas
jardines
campos
viñedos
en los refugios de los pastores
entre arbustos
rastrojos ardientes
pantanos
flores con espinas:
andrajosos
sucios de fango
hambrientos
de caras entumecidas
del trabajo emancipados
del bochorno y del frío endurecidos
deformes
lisiados
retintos
negros
descalzos
torturados
ordinarios
salvajes
rabiosos
furibundos
-sin rosas
sin cantos
sin marchas y tambores
sin clarinetes, tímpanos y organillos,
sin trombones, trompetas y cornetas:
sacos andrajosos al hombro,
mejor dicho espadas brillantes-
ropas ordinarias en mano
mendigos con bastones
con palos
picos
astillas
arados
hachas
halcones
girasoles
-viejos y jóvenes-
se apresuran todos, de todas partes
-como una manada de bestias ciegas
en enloquecedora carrera a lanzarse,
unas miradas
de toros furibundos-
con gritos
con aullidos
(detrás de ellos -el tiempo nocturno- petrificado)
volaron, avanzando
en desorden
irrefrenable
formidable
sublime:
¡EL PUEBLO!
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