Abderrahmán El Fathi es un poeta y profesor universitario marroquí, conocido principalmente por ser premiado con el premio Rafael Alberti; y por escribir el poemario África en versos mojados, que luego sería musicado por el cantautor español Ramón Tarrío.
Abderrahmán El Fathi nació el 29 de septiembre de 1964 en Tetuán, donde reside actualmente. También en esta ciudad, se licenció en Filología Hispánica en Junio del 87. Se doctoró en la Universidad de Sevilla y actualmente es profesor titular de Literatura en la Universidad de Tetuán, y profesor de Lengua y Cultura española en la Escuela Superior de Traducción Rey Fahd de Tánger.
Toda su obra está ligada tanto a la cultura árabe como española, y a la conciencia con respecto a la emigración, la guerra de Irak, o el conflicto palestino-israelí (asuntos que afectan a ambas culturas). Su poesía sella un compromiso con la palabra, contra la barbarie; sin perder el lirismo ni la belleza en su expresión.
El Fathi se muestra íntimamente comprometido con causas sociales como la integración en una sociedad multicultural como se muestra cada vez más las vecinas Tetuán-Ceuta, y otras muchas otras poblaciones. Dedica especial atención al diálogo y la pedagogía (educación e infancia), ya que ha participado en numerosas conferencias encuentros en torno a esta temática. El respeto a los Derechos Humanos como premisa para el desarrollo.
Investigaciones
Entre la gran cantidad de investigaciones y proyectos diversos en los que ha participado, se puede destacar:
- El libro de la Escala de Mahoma. Relaciones, contextos españoles del Medievo y el Renacimiento (cuya primera versión presentó como tesis doctoral en la Universidad de Sevilla y obtuvo la mención Cum Laude).
- Estudios sobre literatura como La presencia de Jerusalén en la literatura medieval española.
- Investigaciones enfocadas en la juventud marroquí, como estudio psicológico de los perfiles (valorando personalidad e intelgencia) de menores marroquíes y subsaharianos llegados a España por medio de la inmigración irregular u otro estudio acerca de la intervención de la familia y la educación en el absentismo escolar de niñas y niños en Tánger.
- Educación y religión: Paz y no violencia en el Islam y el Cristianismo.
- Investigación educativa en una sociedad multicultural.
Producción literaria
Pese a encontrarse cercano al teatro, se le conoce especialmente como poeta. Su obra poética se encuentran en castellano y ha sido incluida en diversas antologías: Arribar a la Bahía (Encuentro de poetas en el 2000), Tres Orillas (2002 Algeciras, Diputación de Cádiz), Luces y Sombras (N° 19,2002, Tafalla, Gobierno de Navarra), Testimonios de Solidaridad. El Drama de la Emigración (Jerez de la Frontera, Desarrollo y Solidaridad, Coordinación Antonio Reyes).
Su primer libro de poemas es Triana, imágenes y palabras (en 1998), 31 cantos nostálgicos a la vieja Al Andalus.
Con Abordaje (en el año 2000) obtuvo el premio Rafael Alberti que concede la Embajada de España en Rabat. Este poemario viene incluido en el libro África en versos mojados (en 2002), que fue musicado por el cantautor ceutí Ramón Tarrío y su grupo (compuesto por el baterista David León, el bajista Fathi Gómez, y el guitarrista Juan Carlos López); que desde su composición, han ido siguiendo una gira alrededor de África y Europa hasta ahora.
Al año siguiente, el poeta escribe dos bellos libros, El cielo herido y Primavera en Ramallah y Bagdad; donde se observa con dolor la tragedia del Medio Oriente: la guerra de Irak y el problema palestino.
En el año 2004, Abderrahmán El Fathi publica Desde la otra Orilla; libro editado por Quórum en su colección Algarabía. Éste es un poemario que "nos plantea otra forma de acercanos a la realidad y a la vida", según expresa José Ramón Ripoll en el prólogo.
Una selección de su obra literaria se encuentra recogida en la Biblioteca Africana, portal integrado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
El cielo herido*
Primavera en Bagdad
Qué distante es mi dolor
en tus fronteras.
El rumbo de tu historia
late en tus cafés, en tus calles,
en cada sorbo de aire quebrado.
Nadie escribió este amanecer
tampoco la cruel mañana en tus páginas.
Recitaban, airosas
tus finas arenas en versos
en todos los escaparates,
en Dow Jones subía tu precio,
en Washington subastaban tu honor
y mi rabia hundida
en café amargo de Bagdad.
Resiste a tu cruel destino
no veo sangre, sólo imágenes
de ira y destrucción,
y la fiesta de la guerra
ha empezado y ellos ausentes.
Sobrevolaban mi techo
picoteaban el cielo
y de repente amanecía
en Bagdad, luego la noche
ciega de sirenas azules y rojas
de estrellas y barras
despertaban
el silencio de su letargo
en Occidente en África y en mi techo.
¡Qué confusión más bella
la de sentirse en tierra!
Nunca estar en tierra fue tan bello,
aquel del primer abordaje,
sentir tus húmedas arenas
tu sal penetrante, las onduladas rocas
suaves al tacto, deslizante olor a algas,
tras mis mojadas espaldas
de un ayer, hecho tierra
en las playas de Tarifa.
Dime si me oyes,
que estamos ahí, en nuestra profundidad
en lo alto de tu minarete
cuando veías a Wallada «despechando su amor».
Te seguía en mis travesías
en silencio estrecho de nuestra calma,
en dunas de oasis mojada.
Dime si respiran nuestro aire
el que compartiera tu Wallada
susúrrame con tus versos
un instante, no dejes de imaginarme
en tus versos, en las llamadas del almuecín
en nuestras aguas sin cuerpo,
en los bailes de invierno,
recuérdame en tus aguas
sin profundidad,
con calles, plazuelas, y siempre a tu lado.
Dime de nuevo que no es otro sueño en la Mar.
Tu frialdad no me ahoga
ni tampoco tu espejismo
ni tus profundos ojos tristes
ni la delatadora luna en tu superficie.
No, no temo ni renuncio a tus aguas.
Callas, y escapan tus olas
en mi garganta.
Me negaste el aire, tu color y sentimiento
y tampoco renuncio al impasible azul
de tu cara.
Me amaste, sí,
pero jamás me entregué a ti,
y me estoy muriendo por estrecharte.
Mi muerte por tu estrecho
es una realidad y no te amaba,
dime que no me deseas
mar de profundos desiertos negros.
Una sombra coja deambulaba por el Boulevard
es la historia africana que naufraga en el asfalto.
Se ve manos blancas
bajo las farolas
y miradas distantes
al atardecer.
Indiferentes ante la llamada del almuecín
resplandece la luna roja
en sus jaulas
de algodón.
Esas huellas siguen surcando
Zoco Grande y siempre,
con la misma cojera,
recuerdos del primer abordaje
al infierno húmedo de Andalucía.
África en versos mojados
Nunca fue tan oscura.
Jamás vio un resquicio de luz.
África se destiñe en su travesía
su ropa llega sola al blanco amanecer
todos bailan a su son
desfilan en su honor
ofrendas como espaldas
espadas como amores
lluvia de algas suspendidas en su
frente.
La tormenta africana azota
se derrite de soles dorados
hambrientos de todo norte
ajenos a las cruentas
llamadas. Ajenos
a las verdes colinas
asomaban sus esperanzas
a la ribera del sueño.
Duermen olas
en el regazo de tu vientre.
Se asomó la Luna
en el manantial del estrecho
el silencio quebranta
y la puesta del sol
cada día
más noche
cada amanecer más estrecho,
y ella,
sola
entre el silencio.
Una madre, en las palmeras del desierto.
Así es el estrecho,
desierto, Luna, manantial, siempre
Silencio.
Si me ofreces tu libertad
te daré mi estrecho.
Si me ofreces tus sirenas
te sacaré de tus profundidades.
Si me ofreces tus olas
Te brindaré mi tierra.
La razón surcó
todo mi pasado
desde mi más tierna y
azulada sombra.
Fue decisiva la penetrante
llovizna. Aprendimos a amar los charcos,
me mojé aquella tarde.
El sueño se concilió con la empapada noche
salí de mi cama
para llegar a mi tierna
sombra del ayer.
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