NORBERTO JAMES RAWLINGS
Norberto Pedro James Rawlings nació en San Pedro de Macorís (República Dominicana) el 6 de febrero de 1945. Hijo de un inmigrante jamaiquino y de una dominicana. Desde muy temprano se apasionó por todas las artes e inició estudios tanto de pintura y escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes, como de solfeo en el Conservatorio Nacional de Música así como de apreciación musical en la Universidad de La Habana. También en esta última ciudad hizo un curso con René Depestre sobre los problemas culturales y literarios en las Antillas de expresión francesa, graduándose de Filología. Dentro de la joven poesía dominicana se distinguió con un solo poema, «Los inmigrantes», especie de autobiografía donde exalta las peculiaridades familiares y a los compueblanos más unidos a sus afectos. Desde entonces, y mientras cursa estudios en los Estados Unidos, se esperan de él los nuevos frutos de su talento que ya parecen demorarse demasiado.
OBRAS PUBLICADAS:
Sobre la marcha (1969), La provincia sublevada (1972), Vivir (1981), Hago constar (1983).
LOS INMIGRANTES
Aún no se ha escrito
la historia de su congoja.
Su viejo dolor unido al nuestro.
I
No tuvieron tiempo
-de niños-
para asir entre sus dedos
los múltiples colores de las mariposas.
Atar en la mirada los paisajes del archipiélago.
Conocer el canto húmedo de los ríos.
No tuvieron tiempo de decir:
-Esta tierra es nuestra.
Juntaremos colores.
Haremos bandera.
La defenderemos.
II
Hubo un tiempo
-no lo conocí-
en que la caña
los millones
y la provincia de nombre indígena
de salobre y húmedo apellido
tenían música propia
y desde los más remotos lugares
llegaban los danzantes.
Por la caña.
Por la mar.
Por el raíl ondulante y frío
muchos quedaron atrapados.
Tras la alegre fuga de otros
quedó el simple sonido del apellido adulterado
difícil de pronunciar.
La vetusta ciudad.
El polvoriento barrio
cayéndose sin ruido.
La pereza lastimosa del caballo de coche.
El apaleado joven
requiriendo
la tibieza de su patria verdadera.
III
Los que quedan. Éstos.
Los de borrosa sonrisa.
Lengua perezosa
para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son
la segunda raíz de mi estirpe.
Vieja roca
donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona.
A la mar.
A esta horrible oscuridad
plagada de monstruos.
IV
Óyeme viejo Willy cochero
fiel enamorado de la masonería.
Óyeme tú George Jones
ciclista infatigable.
John Thomas predicador.
Winston Brodie maestro.
Prudy Ferdinand trompetista.
Cyril Chalanger ferrocarrilero.
Aubrey James químico.
Violeta Stephen soprano.
Chico Conton pelotero.
Vengo con todos los viejos tambores
arcos flechas
espadas y hachas de madera
pintadas a todo color ataviado
de la multicolor vestimenta de "Primo"
el Guloya-Enfermero.
Vengo a escribir vuestros nombres
junto al de los sencillos.
Ofrendaros
esta Patria mía y vuestra
porque os la ganáis
junto a nosotros
en la brega diaria
por el pan y la paz.
Por la luz y el amor.
Porque cada día que pasa
cada día que cae
sobre vuestra fatigada sal de obreros
construimos
la luz que nos deseáis.
Aseguramos
la posibilidad del canto
para todos.
s.p.m. 1969
Aún no se ha escrito
la historia de su congoja.
Su viejo dolor unido al nuestro.
I
No tuvieron tiempo
-de niños-
para asir entre sus dedos
los múltiples colores de las mariposas.
Atar en la mirada los paisajes del archipiélago.
Conocer el canto húmedo de los ríos.
No tuvieron tiempo de decir:
-Esta tierra es nuestra.
Juntaremos colores.
Haremos bandera.
La defenderemos.
II
Hubo un tiempo
-no lo conocí-
en que la caña
los millones
y la provincia de nombre indígena
de salobre y húmedo apellido
tenían música propia
y desde los más remotos lugares
llegaban los danzantes.
Por la caña.
Por la mar.
Por el raíl ondulante y frío
muchos quedaron atrapados.
Tras la alegre fuga de otros
quedó el simple sonido del apellido adulterado
difícil de pronunciar.
La vetusta ciudad.
El polvoriento barrio
cayéndose sin ruido.
La pereza lastimosa del caballo de coche.
El apaleado joven
requiriendo
la tibieza de su patria verdadera.
III
Los que quedan. Éstos.
Los de borrosa sonrisa.
Lengua perezosa
para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son
la segunda raíz de mi estirpe.
Vieja roca
donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona.
A la mar.
A esta horrible oscuridad
plagada de monstruos.
IV
Óyeme viejo Willy cochero
fiel enamorado de la masonería.
Óyeme tú George Jones
ciclista infatigable.
John Thomas predicador.
Winston Brodie maestro.
Prudy Ferdinand trompetista.
Cyril Chalanger ferrocarrilero.
Aubrey James químico.
Violeta Stephen soprano.
Chico Conton pelotero.
Vengo con todos los viejos tambores
arcos flechas
espadas y hachas de madera
pintadas a todo color ataviado
de la multicolor vestimenta de "Primo"
el Guloya-Enfermero.
Vengo a escribir vuestros nombres
junto al de los sencillos.
Ofrendaros
esta Patria mía y vuestra
porque os la ganáis
junto a nosotros
en la brega diaria
por el pan y la paz.
Por la luz y el amor.
Porque cada día que pasa
cada día que cae
sobre vuestra fatigada sal de obreros
construimos
la luz que nos deseáis.
Aseguramos
la posibilidad del canto
para todos.
s.p.m. 1969
NO OLVIDO NADA
No olvido el rastro de tus manos las huellas de tu boca, el níveo paisaje de tus senos obstinados, desafiantes. ¿Cómo olvidar la fibra de tus dedos, si a cada paso me las sugiere esta yedra indomable que permuta su verdor por la sangre reseca de los ladrillos? Tu recuerdo sigue adherido a la memoria, como la sombra al cuerpo, como el vaivén a la ola.
No olvido el rastro de tus manos las huellas de tu boca, el níveo paisaje de tus senos obstinados, desafiantes. ¿Cómo olvidar la fibra de tus dedos, si a cada paso me las sugiere esta yedra indomable que permuta su verdor por la sangre reseca de los ladrillos? Tu recuerdo sigue adherido a la memoria, como la sombra al cuerpo, como el vaivén a la ola.
TORRE DEL DESEO
Líquido vertido sobre la cofia del día
rocío reciente.
Me conjugo en las vastas parcelas de la memoria
y busco los embriagados mangles del tiempo,
el escurridizo pez de tu cuerpo.
Procuro ahogar esta robusta sed
en tus más copiosas aguas.
Sed de tu voz,
algodón neutro,
felpa,
seda,
terciopelo,
discreto ángel,
flor encubierta,
torre del deseo,
bóveda de mis noches.
Líquido vertido sobre la cofia del día
rocío reciente.
Me conjugo en las vastas parcelas de la memoria
y busco los embriagados mangles del tiempo,
el escurridizo pez de tu cuerpo.
Procuro ahogar esta robusta sed
en tus más copiosas aguas.
Sed de tu voz,
algodón neutro,
felpa,
seda,
terciopelo,
discreto ángel,
flor encubierta,
torre del deseo,
bóveda de mis noches.
SEÑAL DE IDENTIDAD
Me niego a habitar mi nombre en el nombre de mi padre
y de mi propio espíritu que en él se guarece.
Me niego a negar este rostro que como bandera enarbolo,
esta voz que proyecto en el vacío de mis muertos,
estos gestos que encarno inmerso en estas raíces por las que me nutro y soy
Me niego a negarme desasociándome de este mortal que exhibe sus flaquezas.
Me niego a volver la mirada destruir mis tambores,
impugnar mis dioses, ignorar mis colores.
Si a mi memoria erigieran monumento alguno,
que sea dolmen al amor que profesé,
no obelisco a la desidia o al desamor.
Me niego a habitar mi nombre en el nombre de mi padre
y de mi propio espíritu que en él se guarece.
Me niego a negar este rostro que como bandera enarbolo,
esta voz que proyecto en el vacío de mis muertos,
estos gestos que encarno inmerso en estas raíces por las que me nutro y soy
Me niego a negarme desasociándome de este mortal que exhibe sus flaquezas.
Me niego a volver la mirada destruir mis tambores,
impugnar mis dioses, ignorar mis colores.
Si a mi memoria erigieran monumento alguno,
que sea dolmen al amor que profesé,
no obelisco a la desidia o al desamor.
APUNTES PARA EL POEMA
Hice apuntes
para escribir un poema a la primavera,
y de tanto (re)escribirlo,
sólo quedó de las flores,
el recuerdo de su aroma,
y mi asombro ante tanto verdor.
Hice apuntes
para escribir un poema a la primavera,
y de tanto (re)escribirlo,
sólo quedó de las flores,
el recuerdo de su aroma,
y mi asombro ante tanto verdor.
PENSAR LA ROSA
En la mesa de trabajo
con todo el instrumental necesario,
planeo la rosa,
capto al vuelo sus formas,
a vuelo de pluma,
a vuelo de mano,
a mano libre,
a vistazo leve.
En la mesa de trabajo
con todo el instrumental necesario,
planeo la rosa,
capto al vuelo sus formas,
a vuelo de pluma,
a vuelo de mano,
a mano libre,
a vistazo leve.
RETRATO
Sin perro ni residencia fija,
en el débil rumor de los días,
sobrevivo al peso de mí mismo,
anclado en ese otro que me empuja a ramonear
el árbol del tiempo.
Sin perro ni residencia fija,
en el débil rumor de los días,
sobrevivo al peso de mí mismo,
anclado en ese otro que me empuja a ramonear
el árbol del tiempo.
ESBOZOS DE TU TRISTEZA
Trepidación, monotonía,
sombra de luz que no alumbra.
Tu orilla está repleta de invisibles puentes.
Como diminuto y opaco sol,
la soledad brilla en el horizonte,
la tristeza es eclipsada por la alegría de la multitud,
el ruido, la música.
Ocurre que estás sola.
Ocurre que tu alrededor es de soledad,
tumulto, follaje, paz y fiera guerra.
Torres y estiradas sombras,
que a la vez se disputan el poco espacio
y reconstruyen el paisaje,
edades,
ecos que se anulan,
triunfos que relegan la importancia
de ciertas alturas, sin importar
la presencia de flores o pájaros y, pese a todo
siguen importando los callejones,
el maíz tierno, un buen trago,
un paseo por Juan Dolio.
Trepidación, monotonía,
sombra de luz que no alumbra.
Tu orilla está repleta de invisibles puentes.
Como diminuto y opaco sol,
la soledad brilla en el horizonte,
la tristeza es eclipsada por la alegría de la multitud,
el ruido, la música.
Ocurre que estás sola.
Ocurre que tu alrededor es de soledad,
tumulto, follaje, paz y fiera guerra.
Torres y estiradas sombras,
que a la vez se disputan el poco espacio
y reconstruyen el paisaje,
edades,
ecos que se anulan,
triunfos que relegan la importancia
de ciertas alturas, sin importar
la presencia de flores o pájaros y, pese a todo
siguen importando los callejones,
el maíz tierno, un buen trago,
un paseo por Juan Dolio.
SIMPLE RECUERDO
Más temprano que tarde,
en tu memoria,
yo he de asumir la forma pura
de un soberano temblor.
Todos los fragmentos de mi ser,
que durante tiempo innombrado te buscan,
se recomponen en un pasado en que habitas,
las agotadas provincias de la memoria.
Más temprano que tarde,
lo palpable que soy
se tornará memoria,
mentida espuma en vaivén,
simple recuerdo.
http://www.obsidianapress.com/norberto_james_rawlings.htm
Más temprano que tarde,
en tu memoria,
yo he de asumir la forma pura
de un soberano temblor.
Todos los fragmentos de mi ser,
que durante tiempo innombrado te buscan,
se recomponen en un pasado en que habitas,
las agotadas provincias de la memoria.
Más temprano que tarde,
lo palpable que soy
se tornará memoria,
mentida espuma en vaivén,
simple recuerdo.
http://www.obsidianapress.com/norberto_james_rawlings.htm
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