martes, 2 de noviembre de 2010

1704.- JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS


Nacido en Ávila en 1957 donde reside en la actualidad. Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, Catedrático de Lengua y Literatura de Enseñanza Secundaria y Tutor de Literatura y Crítica Literaria del Centro Asociado de la UNED de Ávila. Además de su labor docente, coordina el Instituto de la Música y de la Cultura del Ayuntamiento de Ávila y dirige la revista cultural El Cobaya. Es Académico de Número de la Academia Poesía de Castilla y León. Su dilatada labor como poeta cuenta ya con más de quince títulos que van desde En una edad de voces, primer libro suyo, publicado en 1982, hasta El cuaderno de invierno (2000). Colabora en diversas revistas literarias y en los suplementos culturales de distintos periódicos españoles. Ha sido seleccionado para diversas antologías -Cauces (1995), Cuarta Antología Adonais (1992), Antología Milenio. Última poesía española (2000), Todos o casi todos, antología de la poesía visual (2004), etc.- y ha realizado ediciones críticas de poetas, como J. J. Aleixandre y Jesús Hilario Tundidor, y del autor teatral José M. Rodríguez Méndez. Ha publicado también una edición para niños de la obra de San Juan de la Cruz con María Victoria Reizábal y participado con artistas plásticos en publicaciones como Lirios con Florencio Galindo, El arrabal de Ávila con Carmelo San Segundo, Orígenes con el pintor Díaz-Castilla y Momentos con el fotógrafo José Luis Díaz.

-POESÍA:
En una edad de voces (1982).
Ternura extraña (1983).
Razón de Luna (1984).
La Estancia (1986).
Carpe Diem (1987).
Naufragios y otras islas (1988).
Ritual de los Espejos (1991).
Rosa Rosae (1995).
Memorial (1995).
El sueño del Guerrero (1995).
Quince años no es nada. Antología (1997).
Dibujo de la Luz (1998).
El fuego inhabitable (1999).
Material Reservado (2000).
El cuaderno de invierno (2000).
El don de la palabra (2002).
Celada de piedra (2005).
La única semilla, (Antologïa, 2009)

-OTROS:
Ávilas (1994). Prosa poética
Ávila desde la noche (1999). Libro de viaje.
En Ávila mis ojos (2000). Artículos periodísticos.
El don de la palabra (2002). Artículos periodísticos.
El universo de la rosa (2002). Prosa poética.




CARTA (1997)


"padre, perdóname, no haré más versos".
Ovidio

Padre, perdóname, no haré más versos,
aunque me hunda en el vano vacío
de no existir, y muera, como pájaro
enjaulado en su cárcel a la que tanto ama
y de la que nunca pensó que escaparía.
Padre, perdóname, no haré más versos,
ni soñaré que algo no tangible me salude
cuando despierto, cuando sólo es de día
para los que tienen oficio más decente.
Perdóname. Los versos sólo pueblan
escaparates de nostalgia, luz oscura
y veneno tan agrio como un beso
premiado por ser dócil, por ser siempre
sólo uno más en el cubil del mundo.
Padre, perdóname. No haré más versos.

(De Quince años no es nada 1997).







LA PALABRA (2001)

Venturoso
quien pueda sentir en el camino
el paso sosegado
de quienes precedieron
su andadura en el tiempo,
de quienes
en el vaso del amor antes fueron
pasión y yugo, noche,
llama ardorosa y fruto.
Venturoso quien sepa
dónde se esconde el día
tras la noche y sus goces,
tras el silencio del cristal
que augura
transparencias más hondas.
y siempre venturoso sea
quien reconozca en el vivir
el florecer del labio
al pronunciar palabras
nunca dichas.

(De Las palabras del tiempo, 2001).








No todas las preguntas son lo mismo:
unas veces el duro enigma brota
como un agua sin fondo. A veces mana
como el silencio de una tarde breve
que se escapa en las alas de una triste
cigüeña cuando vuela. Otras veces
es la sombra de un árbol en verano,
o la fuente que se alza en chorro abierto
hacia la inmensa brisa donde abraza
la soledad del viento. Son preguntas
como labios sedientos, como noches
heridas que ya nadie reconoce.
No todas las preguntas son preguntas.
A veces viene el agua y nos responde.

El rostro de la niebla, Premio Alfons
el Magnànim “Valencia” de Poesía en Castellano,
Madrid, Hiperión, 2009.






Tuve el amor

Tuve el amor.
Me cercioré y me vino
profundamente hasta llenar
no sé qué hondos misterios.
Lo acaricié en mis labios
diciéndome su nombre muchas veces.
Las cosas del amor son insondables
(pensaba y pienso aún más
mientras me dura
su perfume en mi ser).
Lo acaricié en mis ojos
mirando tantas veces su presencia.
Los sueños del amor son invisibles.
Tuve el amor.
Ya nada me devuelve
la inquietante pasión de sus palabras
en mi lenguaje. Ayer
fue su invasión; hoy nada queda.
Las cosas del amor son siempre
efímeras.









NOSTALGIA

Nos viene la nostalgia
y nos llena de frío, de ese temblor que emana
un delicado zumo, un deseo sin nombre,
la desidia del tiempo seduciendo las horas,
el malestar del agua en la memoria.
Y fluye, y enajenado fluye, como desierto o
lontananza, como mar en penumbra,
y se disipa hasta albergarse en un nido de viento,
en la densa materia de la fruta.
A veces viene la nostalgia
con alas de tierna lluvia desflecada,
de delicado musgo que va creciendo sin forma,
sin saber cómo viene o cómo nace
en la maleza de los días. Y surge,
y surge todo lleno de prontitud y frío,
vistiendo el muro de las cosas que te son familiares,
que te son tan queridas
que ya no tienen nombre y tú conoces
en su verdad en ti, muy hondamente,
y amas a pesar de que siempre es la nostalgia
portadora de sueños imposibles.


DE: LA ÚNICA SEMILLA







SER LIBRE

Quien pretende no ser sólo una sombra
que atraviesa la vida, bien conoce
el precio de ser libre. Es una distinción
que va colgada
como avisando su condena. Allí se queda
destituyendo cada muro, viendo caer
su incómoda careta. Al dejar cada brillo
asoma la desnuda presunción de sus manos,
y todo lo acaricia. Alguien está esperando
cercenar el camino, poner la zancadilla,
ser testigo de una fuerza que aprieta
hasta dejar ahogado cada instante.
Sin respirar apenas, lentamente,
se va perdiendo el paso, va cediendo
el envés de esa intensa demolición,
y queda, al igual que después de la batalla,
lo que en pié no ha podido
ser victima del fuego.

de: LA ÚNICA SEMILLA


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