Fernand Ouellette
Fernand Ouellette. Montreal, Canadá, 1930.
Este autor central de la poesía quebequense ha bañado sus versos de un voltaje místico y filosófico que lo colocan en la tradición de una poesía que lo mismo es roca que nieve. Un recopilador del pensamiento de su tiempo y de su sociedad, sediento de volumen. Imprevisible, ingobernable, esta escritura enérgica dejará ver múltiples territorios y facetas desde obras como Ces anges de sang (1955) hasta L’absent (2010). Aquí recogemos apenas algunos de los lúmenes que su obscuridad desprende, ya que a nadie se le escapa que las páginas de Fernand Ouellette son ante todo velas de luz sudando sombra.
| Le Soleil sous la mort (1965) | Dans le sombre (1967) | Ici, ailleurs, la lumière (1977)
Traducción de Víctor Bermúdez
http://victorbermudez.me/category/fernand-ouellette/
LA FELICIDAD
Pero nada calcina
el follaje
ni cierra el mar.
El día parece engastado al árbol.
Pasan las horas,
los pensamientos de luz.
¿Quién no sabría amar
de espaldas a la muerte?
Dejemos al cuerpo
verter sus oros sobre el alma.
en En la nuit, la mer (1980-1981)
LE BONHEUR
Or rien ne brûle
le feuillage
ni ne ferme la mer.
Le jour paraît serti dans l’arbre.
Passent les heures,
les pensées de lumière.
Le dos contre la mort,
qui ne saurait aimer ?
Laissons le corps
couler ses ors dans l’âme.
LA MAÑANA
La mañana sin atavío
alisa tu fatiga.
Se calma tu rostro
como un agua murmurante
se hace espejo
Otra vez te encuentras en el margen,
palabra olvidada que invade lo real.
Expulsando su vertiente,
lentamente la noche cae de tu cuerpo,
y limpia tus sombras
arranca tus pesadillas.
Apenas nocturna te acercas
a la ventana, sin abrir la palabra,
al llegar a la orilla del mundo
justo donde los árboles se ensamblan.
Aceptando la luz
recibes al pinzón,
y la onda pujante
desde el tordo en el suelo.
Avanzas hacia mí,
me ofreces el mar
en un destello de tus miradas.
en En la nuit, la mer (1980-1981)
LE MATIN
Le matin sans apprêt
lisse te fatigue.
Se calme ton visage
telle une eau murmurante
devient miroir
Une autre fois tu te retrouves en marge,
mot oublié que le réel envahit.
Quittant son versant,
lentement la nuit tombe de ton corps,
et lave tes ombres,
arrache tes cauchemars.
À peine nocturne tu abordes
la fenêtre, sans ouvrir la parole,
comme on rejoint la lisière du monde
en pleine espace où les arbres s’assemblent.
Acceptant la lumière
tu reçois le pinson,
et l’onde puissante
par la grive au sol.
Vers moi tu t’avances,
me donnes la mer
dans un éclat de tes regards.
LOS PENSAMIENTOS
Los pensamientos se dispersan,
similares a sombras del deseo alto.
El pájaro quebrará su larga errancia…
Los amantes que se abrazan
presienten el horror.
Los álamos se agitan a los lejos
en el delirio del aire.
¿Pero debe toda palabra
obscurecerse?
¿Sin visión el corazón
tan sólo puede desistir?
¿No hace falta morir
desde la noche de la mirada?
Entonces la mañana pasa
sin que el árbol se enderece,
pasa a veces muy alto
como un acorde del mar.
Se sumerge la golondrina entre nosotros,
en pleno sueño,
lámina azul y fina.
Se apaga el alma.
El cuerpo nos cierra el horizonte.
en Ici, ailleurs, la lumière (1977)
LES PENSÉES
Les pensées se dispersent,
pareilles à des ombres du haut désir.
L’oiseau brisera sa longue errance…
Les amants qui s’étreignent
en pressentent l’épouvante.
S’agitent au loin les trembles
dans le délire de l’aire.
Mais toute parole doit-elle
s’enténébrer ?
Sans vision le cœur
ne peut-il que choir ?
Ne lui faut-il mourir
depuis la nuit du regard ?
Alors le matin passe
sans que l’arbre se redresse,
passe parfois très haut
comme un accord de la mer.
Parmi nous plonge l’hirondelle,
en plein rêve,
lame fine et bleue.
L’âme s’éteint.
Le corps nous ferme l’horizon.
EL RÍO EN EL ÁRBOL
Cuando el azul en él lo purifica
de los viejos ahogos, del hielo muerto:
el sol se jacta y se despliega
cargándolo de glifos
en una onda benévola,
una lengua de címbalo
amortiguada por el edredón
de mil tórtolas.
Demasiado naciente, demasiado pura,
la luz en él ofrece en holocausto
la mirada que no sabe acoger
el estrépito del centelleo.
Así el río camina
alborozado de primavera
fecundo de transparencia
como un árbol que se ensambla al aire.
en Ici, ailleurs, la lumière (1977)
LE FLEUVE EN L’ARBRE
Quand le bleu en lui l’épure
des vieux noyés, de la morte glace :
le soleil jubile et s’y déploie
en le chargeant de glyphes
dans une onde bienveillante,
une langue de cymbale
feutrée par le duvet
de mille tourterelles.
Trop naissante, trop pure,
la lumière lui offre en holocauste
le regard qui ne sait accueillir
le fracas de l’étincellement.
Ainsi le fleuve chemine
éperdu de printemps,
fécond de transparence,
de même qu’un arbre s’accorde à l’air.
EL RÍO VERTICAL
Tantos signos
tantas esperanzas chocando contra el cielo…
Mucho tiempo
la vertical germinó en la arcilla.
Luego el río se puso de pie
como un macho alargado se rehúsa
al silencio de las efigies.
El río se convierte en árbol,
el vergel que asciende
aligerado
por el alborozo las de las flores.
Con el alga
la pesadez de los sueños de granito
y las miles de agujas de los peces muertos
como pájaros carpinteros
sobre la carne de la memoria,
vino la caía de las sombras
el tiempo de la sangre a lo largo de los ríos.
Sueño de cal,
pulverizando el rostro de un país puro
y huyendo los ojos
como pájaros
bajo los plomos.
Oh, ¡la obsesión de una vida boreal
antes de que la historia sea el relato de las estatuas!
¡El espacio!
el río lo avivará para un mundo.
Los fetos ya no reventarán de sed.
Vendrá la muerte bajo la mordedura del sol.
de Le soleil sous la mort (1965)
LE FLEUVE VERTICAL
Tant de signes
tant d’espoirs percutant contre le ciel…
Longtemps
la verticale a germé dans l’argile.
Puis le fleuve se tint debout
comme un long mâle se refuse
au silence des gisants.
Le fleuve devint l’arbre,
le verger qui monte
allégé
par la liesse des fleurs.
Avec le varech
la pesanteur des rêves de granit
et les milles aiguilles des poissons morts
comme des piverts
sur la chair de la mémoire,
vint la chute des ombres
le temps du sang le long des rives.
Songe de calcaire,
s’effritait le visage d’un pays pur
et fuyaient les yeux
comme des oiseaux
sous les plombs.
Ô la hantise d’une vie boréale
avant que l’histoire soit le dit des statues !
L’espace !
le fleuve l’animera pour un monde.
Les fœtus n’éclateront plus de soif.
Viendra la mort sous la morsure du soleil
LA MONTAÑA
Aunque la montaña…
¿No traza la vertiente su llamado
ahí donde ni los árboles ni las sombras proclaman?
Y se apaga la sonrisa misma,
finamente fija en el oriente,
que un sol abandona.
Alto llevo del vigilante el blanqueo
y este ojo lavado en ardor
contra el anticipo tan sonoro
del suspiro.
en La terre d’où (1968-1971)
LA MONTAGNE
Certes la montagne…
Le versant ne trace-t-il son appel
où les arbres ni les ombres ne clament ?
Et s’éteint le sourire même,
finement figé à l’Orient,
qu’un soleil abandonne.
Haut je porte du veilleur le blanchir
et cet oeil levé en brûlance
contre l’avancée très sonore
du souffle.
EL VERANO
Que lento es el ser que viene
a iluminar el aire.
En la orilla de un muslo nos disolvemos
para tender el corazón hacia las sendas
de los olores umbríos
y el resplandor de las palabras de azafrán
Pese al cielo de hojas que palpitan,
por el sol la montaña se hace grave
sobre la nuca.
En soledad el alma se fatiga.
Las ciénagas levantan las rejillas
como cáscaras alrededor del soplo.
¡Qué exceso en lo infinito
de luz que estalla sobre el ojo cerrado!
Incluso las manos se diluyen contra la curva
de la presencia aún, pese a todo, tan viva.
Y el pensamiento se mutila
en los arbustos de las cigarras.
Que sorda es la fuente bajo el bochorno
y secreto el pasaje del invitado.
en La terre d’où (1968-1971)
L’ÉTÉ
Que lent est l’être qui vient
illuminer l’air.
Sur la rive d’une cuisse on se dissout
à tendre le coeur vers les traînées
des odeurs ombreuses
et la luisance des paroles de safran
Malgré le ciel de feuilles qui scintillent,
du soleil la montagne s’appesantit
sur la nuque.
L’â̂me est lasse dans l’esseulement.
Les marais montent les grilles
comme des é́cales autour du souffle.
Quelle outrance dans l’infini
de lumière qui retombe sur l’oeil clos !
Les mains même se diluent contre la courbe
de la présence encore pourtant si vive.
Et la pensée se mutile
dans les buissons des cigales.
Que sourde est la fontaine sous la touffeur
et secret le passage du convive.
OXÍGENO
Alcanza el sitio donde se extiende la cometa en hilo
de luz.
Alcanza el sonido que condensa nuestras albas, el cuerpo
que crece del ojo hacia el abismo.
¡Eh! ¡habitarán las piedras el instante del vuelo,
y el espacio en vano perseguirá tu rostro!
¡Que nadie ose inventarte el milagro del hueso
que canta!
Inmóvil, da el salto de una pluma que el sol aspira.
Ces anges de sang (1955)
OXYGÈNE
Parviens au lieu où la comète s’allonge en fil
de lumière.
Parviens au son qui condense nos aubes, au corps
qui croît de l’œil à l’abîme.
Ah ! les pierres habiteront l’instant du vol,
et l’espace en vain cherchera ton visage !
Quel nul n’ose te feindre le prodige de l’os
qui chante !
Immobile, fais le bond d’une plume que le soleil aspire.
Y LLORA LA LUZ
En el hombre conozco un viento antiguo,
un viento ardiendo por completo con músicas humeantes.
Y llora
entonces
la luz,
y llora el silencio
en el hueco de la mañana
dormitando en el niño
en Ces anges de sang (1955).
ET PLEURE LA LUMIÈRE
Dans l’homme je sais un vent mûr
un vent tout brûlant de fumantes musiques.
Et pleure
depuis
la lumière,
et pleure le silence
au creux du matin
endormi dans l’enfant.
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