Susana Jiménez Palmera
Nació en Barranquilla, Colombia, ciudad donde cursó sus estudios de primaria y bachillerato. Estudio inglés como segundo idioma, en la Universidad de Carleton University, en Ottawa, Canadá y Terapia del lenguaje en la Corporación Universitaria Iberoamericana de la ciudad de Bogotá. Más tarde se especializo en Problemas de Aprendizaje en la ciudad de San José, Costa Rica.
Ejerció su profesión por más de 15 años en diferentes entidades Públicas de Barranquilla como el Hospital Pediátrico y las desaparecidas empresas: Beneficencia del Atlántico y Empresa Municipal de Teléfonos. Al mismo tiempo atendía consultas privadas para tratar niños con trastornos en el Lenguaje oral y/o escrito, en sus distintas etapas evolutivas.
Actualmente se dedica a la escritura y a la representación de una Multinacional belga, dedicada a la distribución, fabricación y comercialización de polímeros y cauchos.
Publicó su primer poemario “Sendero de latidos” (2014) con Apidama ediciones, y sus poemas hacen parte de las antologías “Poesía Colombiana del siglo XX escrita por mujeres”, (Tomo II, 2014) y Antología Poética Internacional “Grito de Mujer” (Editorial Rosado Fucsia, Republica Dominicana 2014).
Ha participado en encuentros y festivales de poesía nacional e internacional y sus poemas han sido publicados en revistas digitales como “La poesía alcanza para todos”, medio argentino que promueve la poesía.
Hace parte de Hispanic American Visual Project, un proyecto internacional con artistas plásticos llamados Almas Viajeras.
Miembro de la Asociación Cultural Univers Ágatha Autism, Barcelona, España.
Tallerista. “Elegir la escritura” a través de la Fundación Circulo Abierto. Programa a nivel nacional.
Finalista en el 14° Certamen Internacional de Poesía y Cuento Mis Escritos, en Argentina.
Olor a lejanía
Hueles a distancia… a lejanía,
a cama ociosa, a llanto de luna hueca.
Hueles a silencio,
a humo sin rumbo
¡A melancolía!
Hueles a todo y a nada
e imagino otro olor,
aroma del ocaso,
perfume de mujer que no ha existido.
¿A qué hueles
si ya no tienes mi sudor en tu piel
y tu esencia me la he bebido?
Amadora
…en presente siempre amándote,
eternamente tuyo,
todo tuyo siempre todavía.
Darío Jaramillo Agudelo
No aspiro a ser tu amor,
solo quisiera ser cadencia
en tu siempre,
la figura que mece tu silencio,
tu pretexto para leer la pasión.
No quiero ser tu lluvia ni las flores
de las que hablan los poetas,
solo ser asombro
que germine en tus ojos
y crepite en tu mente,
la constancia en tus manos
para que no tropiecen.
Persigo ser la boca
que baila desnuda,
la canción abstracta de tu alma,
y ser la costumbre apremiante
del verbo pensar,
pensándote en gerundio,
en plena acción.
Sueño ser el amparo de la utopía,
la lucidez que vive presta
para amputar el dolor.
Ser tu amadora
si logro mirarte y convencerme
de la ausencia de lógica
y en silencio profundo,
recordar que no pretendo nada
ni siquiera que me ames
Como cometas
Se mueve el pensamiento
por el mapa de un poema imaginario
hasta descubrir lunas ajenas
que podrían arder
de fiebre en los ojos.
La mirada se fija en el techo
como si quisiera encontrarlas
en el silencio de las sombras,
en la locura de los verbos
o en el duelo de la noche.
Eso no es suficiente
para escribir un verso.
Las palabras pueden ser
cometas inalcanzables
aunque ellas también
estén desveladas.
La sombra de nadie
En el silencio de la noche se evaporan
los latidos de las palabras dadas.
Se oye lejos el terco canto de una cigarra
que cruza un manto negro con brazos
pero sin figura definida.
Son la noche y su grito ahogado,
que despiertan residuos
de lágrimas que han caído,
o son aquellos despojos de caricias
que se extrañan en las sombras dormidas.
Se sienten trazas perturbadas por el humo,
que usurpan la armonía del aire
mientras la luna aturdida se oculta del frío
y envía la sombra de nadie;
algo más se escucha,
el murmullo adormilado
que dice un nombre...
¡Nombre con sabor a olvido!
¡Cuánto olvido en los ojos del tiempo!
Esta manía de limpiar los recuerdos
y ventilar un poco
las estanterías de la mente,
esta rara costumbre,
me hace creer que puedo airear
las fibras de mi alma.
Encuentro añoranzas
que afloran con amargas sonrisas
y otras que llevan amor todavía.
A todas las acojo por un tiempo
y les doy vida.
Encierran grandes silencios.
Trato de vestirlas de agua,
de sol, de días lentos,
hasta que la memoria desanuda
recuerdos negros.
¡Cuánta ausencia abierta,
cuánto olvido
en los ojos insomnes del tiempo!
Me gustas más...
Me gustas más cuando eres verbo
que se conjuga en presente,
cuando me ayudas a despertar
en el ahora.
Cuando te conviertes en noche
y rodeas mis latidos con tu silencio.
Me gustas cuando eres metáfora
que confunde al tiempo
quitándole la piel al dolor.
Me gustas más, cuando puedes leerme
sin que diga una palabra;
cuando tus manos escriben versos
en mi piel cálida,
para luego leerte en ella.
Me gustas cuando eres sueño
que no termina.
Entonces, me vistes
de vida y realidad para habitar en él.
Cuando sabes permanecer,
tomándome de la mano,
me muestras un mundo
en donde el miedo siempre tarda.
Me gustas cuando me dejas
en mis abismos sin rescatarme,
pero te mantienes cerca
extendiéndome tu calma.
Cuando te vuelves lluvia,
sin convertirte en tormenta y
vas calando mi alma.
Me gustas más, cuando eres tú
y no pretendes de mí nada.
.
Me encanta tu poesía, Susana. Te felicito por participar en esta antología. Mi abrazo.
ResponderEliminarHermosos poemas Susana
ResponderEliminarUn abrazo para Julie y María desde Colombia. Gracias por leer mis poemas compartidos aquí.
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