Javier Chavelaz Reyes
(Puebla, México 1992) estudió Comunicación y el diplomado en Creación literaria SOGEM-Puebla en la Escuela de escritores del IMACP. Poemas suyos aparecen en la antología El lugar donde ocurrió la huida, y en el suplemento cultural Catedral; dos cuentos en la antología La trampa de la medusa y uno en Círculo de poesía. Becario del Encuentro Regional de Literatura Los signos en rotación 2014, del Festival Interfaz, espera terminar su primer libro de poesía llamado “Allí habitó una vez el alma”.
EL SOL REVIENTA en la espalda de las nubes
mar vertical que el cuerpo les traspasa
hasta abrirles el buche con el filo de su luz
y así el calor inunde nuestros cuerpos
—dirán los ambientalistas que siempre hay que usar sombrilla
para no ser parte de este matadero—
La noche supone tener una luz un tanto más limpia
largos fulgores viajando hasta rebotar en la fría panza de la luna
—que como ya se sabe no sabe producir su propio resplandor—
que llega hasta nosotros para alumbrarnos el camino
y así escribir los más deshonestamente imprescindibles poemas
Mas de qué ha de servirnos la limpieza de la noche
si al partirse en dos el dulce amarillo es amargo
No estamos a salvo de nada
y todavía creemos que la vida puede ser perfecta
UNA PALABRA tuya bastará
pero qué palabra es necesaria
qué elementos en la boca tuya
para desarticular tu lengua
y soltar la palabra que tiene que bastar
para inundarlo todo de puertas abiertas
¿Qué palabra tuya bastará para perdonar el camino equivocado?
¿Qué palabra bastará
qué palabra?
CUÁNTAS y cuán dolorosas las paletas de mango
de limón de grosella de guayaba
llegaron deliciosas con sus pequeños cuerpos fríos
a desviarme los nervios de la boca y de las sienes
Y la succión / Oh la succión
secando sus colores
volviendo pálida su vida
incompetentes ya para la exigencia de mi lengua
Ay las paletas con su forma de ataúd
trayendo en los sabores el desbordamiento de la muerte
ay el tránsito lento y doloroso de agua que se agolpa
en el tiempo que ha quedado corto
Cómo mis manos empuñando desesperadamente temblorosas
una paleta de frijoles
que ya en mis dientes se deshace
HA VENIDO creciendo una llaga gigantesca
Pesada como yunque
Haciéndole perder el equilibrio a mi mandíbula
Un animal sigiloso
Que entre mis dientes se recuesta
Haciéndome imposible armar una palabra
Una hecatombe de sonidos
Ávidos por formularse
Y abrir el yelmo de mis labios
Todo pesa al filo de mi boca
Que con nada logra hincarse
Y pedir perdón
I
NO ES MI sombra
sino mi alma
sorprendiéndome
huyendo
II
Imagen de mi alma
-tanto tiempo petrificada-
mi sombra
III
¿No seré yo
la sombra
de mi sombra?
ERA INVISIBLE, y por intocable,
inmortal
Ligera, indómita,
¡y servía para ser feliz!
Pero pronto adquirió el peso de las cosas terrenales,
de todo aquello que al pensarlo ya se muestra
y que por vivir inmediatamente se termina,
como las flores que se desgajan con mirarlas,
como los retratos que se caen de la pared
de lo eterno
Adquirió su rotundidad
y la efímera fortaleza de permanecer
y así se elevó hasta perderme de vista
como el blanco globo que un día de repente
se suelta
del cuerpo de los niños
*
Para Haza
De hoy en adelante Dios tendrá que incluir,
con el infinito poder que le hemos conferido,
en todas las biblias
una hoja que lleve por nombre fe de erratas,
y que esto dirá:
Hazareel, Azarel, y variantes,
nombre impuesto a varón o a hembra,
y que significa “bendición de Dios”, ha cambiado
precisamente de significado. Y por el poder
que me he conferido personalmente, y con ayuda
de todos los hombres de la tierra,
y de acuerdo a los estándares del alto lenguaje
de la modernidad, de la lógica y de la hermenéutica,
incluso desde el ámbito horoscópico,
Hazareel, Azarel, y variantes, habrá de significar
“Faro que devuelve a tierra los barcos perdidos”.
He aquí mi palabra, y que se cumpla.
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