RAQUEL PONCE
Nació en Siguatepeque, Honduras, estudiante de la Carrera de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Miembra del movimiento poético Las de Hoy. Su poesía ha sido publicada en varios blogs y en Las de Hoy, selección de Poesía (2014)
Presencia infernal
Rostro de arlequín
Envuelto en ignominia
Labios etéreos de blasfemia
Gritan al viento guíame
Oh que me guie algún dios.
Escuálido cuerpo
Das la espalda a la luna
Y con tus manos de parafina
Fundes sueños construyes pesadillas.
Pies de plata que caminan errantes
Extendiendo raíces putrefactas
En busca de oxígeno
Con menester de algún parasito.
Lapso de ti que evita digerir
Pensamiento, limitando la acción
Invitando a escabullirse entre oscuros silencios.
Espejo de mí reflejo del espanto
Que provoca la voz pausada de rabia,
Ausente de fuerza, cansada de conversar
Con tu sombría presencia.
Quiero ser…
Quiero ser la flauta de un fauno salvaje,
El canto del ave en una mañana de mayo.
Quiero ser la mirada orgásmica de un animal,
El deseo que penetre en el pubis de la conciencia de alguien.
Quiero ser el payador de mi destino,
El flamante verso de un poeta errante.
Quiero ser la tinta que plasme sobre lienzos la tosca poesía,
El papiro que contenga en secreto la palabra.
Quiero ser el final de una historia, de un tiempo, de un orgasmo,
El principio de un cuento de terror.
Rumbo a la muerte
No me maldigan,
Ni bendigan por las blasfemias
Que saldrán de mi boca.
Solo dejen que me diseque
A la orilla del inmenso mar
De unas agrias tristezas
Y que desaparezca al menos
Geográficamente.
Tal vez en la profundidad
de mis castigos encuentro
compañía, el calor
para un frígido esqueleto.
Pues la fuerza se acaba
Y el corazón divaga errante
Frívolo como un buzo
En oscura profundidad.
La sal cubre el rostro,
El tiempo me entierra
Escasamente me consumo
Entre la nada
De mi propio infierno.
Ave negra
Avance entre el sonido de la noche
Erre tras su llanto de sirena
Vociferando la mentira pusilánime del apego
Hacia unas alas que nunca se abrieron,
Que no crecieron en el alba de mis días.
Me eleve sobre hojas secando su tiempo
Derramando del sueño cadáveres hediondos,
Trozos de pájaros que no volaron
Que no anidaron en el vientre sus versos.
Emperche violento el pecho desnudo
Ante el viento que golpeaba, que torturaba
Mi frágil y diminuto cuerpo hecho de tetas y pubis
De lo que soy ante los ojos de un animal racional.
Sea pájaro o mujer, quise crecer entre manos de luz
Vislumbrarme pulcra, canora
Bajo la sombra que caía de tu sonrisa
Sobre el plumaje de mí ser.
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