Horacio Olivos y Carrasco
Chile, 1872-1917
DE ALBA
Flota un blanco perfume. Junto al lecho
mi novia calza su escarpín de seda,
y, como Venus de la espuma leda,
surge sonriente del nidal deshecho.
Sus bronces y sus lacas en acecho
la atisban desde el piano. Ella se enreda
los cabellos dispersos, y se queda
contemplando las formas de su pecho.
Una sonrisa espléndida ilumina
su virgíneo semblante de alabastro
con arreboles de carmín de China.
Y atraviesa el boudoir, dejando un rastro
de claridad exótica y divina
cual si pasase entre la sombra un astro.
HORA DE JUERGA
Los marqueses del Ensueño rememoran sus quince años:
señoritas Ilusiones, os espera el parque abierto.. ..
suenan rítmicos violines, ritman cánticos extraños
que van pronto diluyéndose en el ámbito desierto.
Flotan sombras en el parque. Bajo el arco de las luces
cruzan, pasan fugazmente, como sombras, las parejas;
y hay aromas enervantes de nelumbos v altramuces
en el aire voluptuoso que modula cosas viejas.
¡Oh, los nobles del Ensueño! En el parque, los marqueses
tienen cisnes, grullas, gansos, que chapuzan en las ninfas;
con los mármoles helenos, lucen pórfidos franceses;
faunos, sátiros, eunucos y "dicóbolos y ninfas.
Los helechos de las islas, en las largas avenidas,
agigantan sobre el suelo sus ramajes de altos picos
y las palmas tropicales (del país de los druídas)
ensombrecen los senderos con sus verdes abanicos.
Señoritas Ilusiones, os espera el parque en fiesta;
serán vuestras las estatuas de las Venus y los Eros,
y los cisnes del estanque y el frú-frú de la floresta,
y el misterio religioso de los cómplices senderos.
Pan insufla en su carrizo leve y rústico motivo,
Pan celebra los quince años con sus flébiles canciones;
se os permite la vagancia por un lapso fugitivo;
vuestras son todas las sendas ¡oh, mis dulces. Ilusiones!
A compás de las gavotas vuelan francas alegrías;
los marqueses del Ensueño rememoran sus quince años;
sean vuestros tantos goces, vuestras dichas sean mías,
que después, mis Ilusiones, ya vendrán los Desengaños...-
EN LA SOMBRA
La noche reina. En el huerto
céfiro duerme. Las liadas
cruzan el cielo desierto
enamoradas
Flota en la atmósfera cálida
blando perfume de amores;
brilla la luna mAs pálida
entre las flores.
Duerme en las ramas la lira
que antes pulsara mi Musa;
y Hécuba, triste, suspira
toda confusa.
Cuelga el Amor las escalas
para que ascienda Romeo,
mientras despliega sus alas
el dios Dereo.
Ya la Morgana doncella
se hunde en la diáfana linfa;
sigue, curiosa, su huella
cándida ninfa.
Sordo tropel de Centauros
que, huyendo veloz, se aleja;
y cabecean los lauros
allá en tu reja.
Las ondulantes Walkirias
bailan su alegre gavota,
cual las mujeres asirias
dc terra cotta.
Sale a rondar la indiscreta
ronda de silfos alados,
ora en la altiva meseta,
ora en los prados.
Venus sonríe, y, opreso
quizá, su espíritu amante
da al dulce Adonis un beso
en ese instante!
Pan se ha quedado sin pauta.
Pan está triste. Algún gnomo
desafinóle la flauta
sin saber cómo!
Todo, en silencio, reposa;
reina una calma profunda;
Dafne se pierde amorosa.
meditabunda.
Y en tu balcón entreabierto
do están tus flores inermes,
vela mi espíritu yerto
mientras tú duermes.. . .!
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