Martin Txeis (1983 - 2012)
Barranquilla (Colombia). Elkin Díaz (su verdadero nombre)
Desertor de estudios de música, artes plásticas, psicologia y sociología. Es autor de dos libros inéditos, Miscelanéa (poesía) y Manual de amores bizarros (novela). Fue vocalista de la banda de rock barranquillera Malatesta y dirigió el colectivo cultural Lefú.
Su obra da testimonio de una gran formación literaria la cual pone de manifiesto la influencia de muchos y de ningún autor.
A bordo de su obra encontramos elementos como la espiritualidad, las drogas y un profundo deseo de ruptura con todos los cánones del arte y la bien o mal llamada sociedad postmodernista.
Sus textos han sido publicados en periódicos, revistas y suplementos literarios a nivel local y nacional y en algún tiempo participó en los espacio Labrapalabra, Claf, entre otros.
"Es tan sencilla la intensión
que el alma se ha hecho una maraña"
Deja Vu
Por lo general cuando le hablaban de una mujer de
arquitectura ágil. Imaginaba a una mujer
supremamente seductora, que solo lo seducía a él,
tanto así, que ni ella misma sabía que lo seducía y
a nadie más le parecía que ella pudiera seducir
a cosa alguna sobre la tierra.
Manaba un perfume negro que casi hacía alucinar
tragedia.
Era todo un soñador y de los más sensibles. Tras
haber cerrado su antología surrealista, durmió. Y
despertó sintiéndose octosensorial y hasta creyó
posible ver por el culo.
Alguna vez fue a un cerro frente al mar, a la
espera de que alguien lo fuese a buscar. Y no llegó nadie,
solo sigo mismo, tan conocedor y tan conocido. Sin Sócrates
al uso, pudo saber que su alter ego había asistido a todos los
episodios de su vida. Le miró con ira y gritó: "¡No más!"
Bajó a la ciudad a la mañana siguiente sintiendo los insuflos
de una purificación. Pero en realidad tenía aspecto de enfermo.
Sus amigos narran desde entonces historias suyas carentes de
sentido, de sentido común.
En realidad, su vida desde su visita al cerro no fue la misma.
Había inhalado en algún sito una maldición tropical, que hacia
los pasillos más largos, la vida más decodificada, la casa inmensa
y la cama insoportable.
La fascinación, el amor intimo con la luna y esa manía de pintor
de verlo todo asignando a cada cosa merecida prioridad, todo
aquello que lo confortaba desde dentro, se había extraviado
una noche de distracción en los hangares del insomnio.
Una palabra al sensible atormentaba: alienación
Caviló tanto al respecto y decidió nada. Caviló sin
cesar. Caviló hasta el fondo (si hay fondo en las
cavilaciones). Y cuando ya cansado se miró en el
espejo, no vio al alienado del que tanto había
quería huir. Era alguien diferente, no mejor, diferente.
Recordó entonces aquel domingo del mes pasado
cuando preguntó la hora a un tipo en un callejón, y
el tipo lo miró como si no estuviera. Recordó
muchos sucesos extraños en su vida; quiso tomar
el autobús, pero por más que manoteó, el conductor
no lo vio.
Ante sus ojos la calle devoraba el autobús. Y él
supo que se había hecho invisible, que había
muerto en el cerro una noche de tormenta.
Ruido
Hay mucho de mitológico en mi realidad abstracta.
Existencia ausente
música de motores
y musas de fermentadas vendimias
con ojos absortos
en imágenes vía satélite.
Relámpago a fin
luz cegadora...
soy un navío que naufraga
en la nada.
Relámpago a fin
luz cegadora...
soy faro que vuela
con alas etéreas.
Remembranzas
Cada tanto descendia el sol
sobre nuestro lecho
como un monje que vestido
/de designio
derrama una caricia que cercena
El mar es un ojo en constante
/parpadeo
Uno de esos dioses laboriosos
/que no duermen
un himen de agua al sol invicto
De las luces, el limón
y las tenazas que duermen
bajo el muelle
el poeta hoy no dijo nada.
Amada musa de mi inerme poesía...quiero
/desvanecer mi pena
mi karma en dolorosa confesión:
quise estar con ella en cuerpo y alma
pero con ella... sólo estuvo mi cuerpo
porque ni alma se quedó prisionera
en el baúl
que guarda nuestra historia.
LABORES
Ayer…
Apenas ayer
el roble era una sola flor.
Y hoy desnudo
en su vegetal nobleza
ha cubierto nuestra senda
con mil flores.
Y en la marcha de la tarde
miro al cielo
disfrazando de calma el desespero
al pensar que hoy no estás
y quizá mañana
labore el barrendero.
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